viernes, 23 de agosto de 2019

MISA DEL DOMINGO 25/08/19

Verde XXI Domingo Ordinario [Se omiten las memorias de los santos Luis, rey de Francia y José de Calasanz, presbítero] MR. p. 435 (431) / Lecc. II, p. 259


LA PUERTA ESTRECHA

Is 66,15-21; Heb, 12, 5-7, 11-13; Lc 13, 22-30

La preocupación sobre la limitada cantidad de personas que alcanzan la salvación estaba presente entre los oyentes del Señor Jesús. El hambre y la sed de salvación se propagaban entre los israelitas, por el simple hecho que estaban ciertos que efectivamente su vida como sociedad era un hecho salvífico. A partir de esa inquietud el Maestro exhorta a realizar el mayor esfuerzo para conseguir atravesar la puerta estrecha. No basta participar de la comunión de fe, llamando a Jesús con el título de Señor, ni bastará con oír su mensaje. Es indispensable alcanzar una comunión de vida, apartándose de la injusticia. Mucho menos alcanzará con aducir privilegios de sangré. Ya no bastará con apelar a la descendencia abrahámica. Efectivamente el libro del profeta Isaías se cierra con el anunció de la futura incorporación al pueblo de Dios, de personas bien dispuestas, provenientes de lugares tan remotos como Grecia o Etiopía.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3

Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Traerán de todos los países a los hermanos de ustedes.

Del libro del profeta Isaías: 66, 18-21


Esto dice el Señor: "Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua. Vendrán y verán mi gloria. Pondré en medio de ellos un signo, y enviaré como mensajeros a algunos de los supervivientes hasta los países más lejanos y las islas más remotas, que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria, y ellos darán a conocer mi nombre a las naciones.


Así como los hijos de Israel traen ofrendas al templo del Señor en vasijas limpias, así también mis mensajeros traerán, de todos los países, como ofrenda al Señor, a los hermanos de ustedes a caballo, en carro, en literas, en mulos y camellos, hasta mi monte santo de Jerusalén. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas".Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL


Del salmo 116, 1. 2.

R/. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.



Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R/.


Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R/.


SEGUNDA LECTURA

El Señor corrige a los que ama.

De la carta a los hebreos: 12, 5-7.11-13


Hermanos: Ya se han olvidado ustedes de la exhortación que Dios les dirigió, como a hijos, diciendo: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. Porque el Señor corrige a los que ama, y da azotes a sus hijos predilectos. Soporten, pues, la corrección, porque Dios los trata como a hijos; ¿y qué padre hay que no corrija a sus hijos?


Es cierto que de momento ninguna corrección nos causa alegría, sino más bien tristeza. Pero después produce, en los que la recibieron, frutos de paz y de santidad. Por eso, robustezcan sus manos cansadas y sus rodillas vacilantes; caminen por un camino plano, para que el cojo ya no se tropiece, sino más bien se alivie.Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 6


R/. Aleluya, aleluya.


Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Vendrán del oriente y del poniente y participarán en el banquete del Reino de Dios.

Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 22-30


En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?".


Jesús le respondió: "Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ¡Señor, ábrenos!' Pero él les responderá: `No sé quiénes son ustedes'.

Entonces le dirán con insistencia: 'Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas'. Pero él replicará: 'Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal'. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera.

Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

PLEGARIA UNIVERSAL


Pidamos, hermanos, al Señor que venga en nuestro auxilio y, por el honor de su nombre, escuche nuestra oración. Digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)


Para que el Señor, en su infinita bondad, se acuerde del Santo Padre, el Papa Francisco, de nuestro obispo N., y de todos los demás obispos, que anuncian la palabra de Dios; para que bendiga a los sacerdotes y diáconos y, en su gran misericordia, se acuerde de todos los fieles que aman a Jesucristo, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda a los que trabajan la tierra lluvias oportuna y buenas cosechas, dé sabiduría a los investigadores, acierto a los que enseñan, docilidad y constancia a los que estudian y otorgue a todos aquellos que necesitan en cada momento, roguemos al Señor.

Para que el Señor infunda en el corazón de los pecadores un vivo y sincero arrepentimiento de sus culpas, les conceda el perdón de sus pecados y les dé fuerza para no recaer en el mal, a fin de que donde creció el pecado, más desbordante sea la misericordia divina, roguemos al Señor.

Para que el Señor conceda sus dones a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a todos aquellos que queremos recordar; para que, a cambio de las riquezas que nos han dado, obtengan las riquezas inmortales y, en lugar de los bienes temporales, alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que invitas a los hombres a entrar por la puerta estrecha de la cruz hacia el gozoso banquete de tu reino, escucha nuestras oraciones y danos la fuerza de tu Espíritu, para que, siguiendo las huellas de tu Hijo, tengamos parte en la mesa festiva de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que con un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede, propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos. del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15

La tierra está llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.

O bien: Jn 6, 54

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo resucitaré en el último día.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique plenamente en nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia, de tal manera tendamos a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La sensibilidad global no solamente se concreta en asuntos medio ambientales o económicos, sino también en cuestiones relativas al derecho a una vida digna para todos. Asuntos tan urgentes como la migración van moldeando una nueva conciencia planetaria. En el ámbito religioso podemos afirmar lo mismo. No se puede confesar a Dios como Padre común si no se está dispuesto a incluir a toda persona dentro de las coordenadas de una vida digna. La salvación ha sido comparada con frecuencia con una mesa común donde se sientan personas de los cuatro puntos cardinales. La salvación no se reduce a la participación en el banquete final, sino que también incluye la participación en oportunidades en una vida digna en el presente. Si esas oportunidades no se presentan en el lugar de origen, la persona tiene derecho a buscarlas de manera pacífica en otro lugar. Los cristianos tenemos que solidarizarnos con sus necesidades.

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