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sábado, 23 de diciembre de 2023

La Luz de Belén



Otra vez, Navidad. Ciegos o sordos habríamos de estar, para no darnos cuenta de que la fiesta del Nacimiento de Cristo está a las puertas. Ciegos, porque las luces que adornan calles y escaparates brillan por doquier; y sordos porque ruidos y bullicio no se quedan atrás. A esto se suma la impresión de que las prisas por adelantar el acontecimiento -promoviendo compras con tantas proclamas externas- creciesen de año en año. Todo sea bienvenido si las ramas no impiden ver el bosque, es decir, si la jarana y luces titilantes ayudan y no hacen olvidar “el misterio” que subyace al decorado exterior.

El “Misterio” subyacente sí, y esta vez con mayúscula, porque los cristianos celebramos el Nacimiento, en Belén, del Salvador del mundo. La fiesta del Hijo eterno de Dios hecho hombre es lo que late en la entraña del profuso bosque de luces y músicas que nos envuelven. Y para quienes no sean cristianos, no por ello la conmemoración del 25 de diciembre, dejará de ser el motivo de tanto reflejo externo.

Considero que todos, cristianos o no, tendríamos que cuestionarnos qué eco interior produce en nosotros este acontecimiento histórico que, al cabo de 21 siglos, sigue llamando a nuestras puertas. Ya es motivo serio de personal interpelación el que sean tantos los siglos transcurridos, sin que haya perdido fuerza.  Por eso, me parece fundamental que nos esforcemos por aminorar nuestro ajetreo incesante y hacer silencio en el interior del corazón.

Solo así los cristianos celebraremos la Navidad como Dios se merece; y quienes no lo sean, sabe Dios si recibirán también rayos de luz del que, en su oscuridad de Belén, nació para todos. Como ilustración de lo escrito hasta aquí, y para favorecer disposiciones personales que nos ayuden a acoger el Misterio y responder a su amor, me serviré de dos representaciones artísticas.

“Censo en Belén” es el título de un cuadro al óleo, del flamenco Pieter Brueghel el Viejo, de mediados del siglo XVI. Recoge la escena evangélica del empadronamiento en Belén, que registra san Lucas en su evangelio. El artista presenta un paisaje nevado en el que numerosas personas, aisladas o en pequeños grupos, transmiten la sensación de una incesante actividad, afanadas en sus trabajos. 

A las puertas de una gran casa, se ve un nutrido grupo de personas, agolpadas, pidiendo asilo; y en el centro del cuadro, dirigiéndose a ese alojamiento, aparecen dos figuras inconfundibles: María, montada sobre un jumento; y José que camina a pie, por delante, llevando el ronzal del borrico. Da la impresión de que estuviesen como perdidos y silenciosos, en medio de la marabunta y del movimiento que difunden a su alrededor todos los demás personajes.

La descripción que acabo de hacer, bien podría ser una imagen de nuestros días. Además de los actuales conflictos bélicos que tanto sufrimiento nos producen, vemos mucha agitación de distinto tipo y a diversos niveles: en el trabajo, en las relaciones sociales, en los grupos familiares, etc.. Estos contrastes en la convivencia social, en las relaciones laborales o familiares, de suyo no deberían ser motivo de inquietudes y desequilibrios; sin embargo, muchas veces dificultan e impiden que nos detengamos por fuera y nos apacigüemos por dentro.

Ahora, la conmemoración del nacimiento de Jesús es una llamada apremiante para serenar nuestras vidas y contribuir a que lo hagan también muchos otros. Si pacificamos el propio mundo interior, será más fácil que la mirada descubra a María y José perdidos entre la marabunta de “El censo en Belén”, y al Niño que, en breve, y sin ruido de palabras nos hablará desde la gruta de Belén. Correspondámosle con oración porque de eso se trata y a eso invita la “parada” que hagamos. Así dispuestos, oiremos su llamada y percibiremos su luz, sin dejar que pase de largo, ahora y en el curso de nuestra vida.

“La luz del mundo” es el título de la segunda obra pictórica con la que deseo ilustrar cuanto vengo diciendo: que el bullicio y los  reclamos exteriores no impidan que el amor de Dios reavivado en su Navidad, pase sin dejar huella en nosotros. William Holman es el autor inglés del cuadro, a mediados del siglo XIX.

Si en el óleo del “Censo en Belén” el movimiento y número de las figuras eran incontables, en “La luz del mundo” aparece una sola: Cristo, que vestido con una túnica blanca y portando un farol en su mano izquierda, llama con la derecha a la puerta de una casa. En realidad, son dos los protagonistas del cuadro: además de Jesús, cada uno de nosotros. aunque no estemos representados pictóricamente, pero nos sabemos presentes al otro lado de la puerta. La metáfora está más que clara y servida.

Cristo ha dicho de sí mismo: “Yo soy la luz del mundo”, y desea comunicarnos, uno a uno, la luz de su verdad y del sentido de nuestras vidas, representados por el farol que porta en su mano. Sin embargo, todo depende de que acojamos su llamada y le abramos nuestra intimidad.

Se cuenta que William Holman al dar a conocer su obra en Londres, fue interpelado por uno de los presentes, por no haber pintado cerradura alguna en la puerta. El autor le habría contestado que era una omisión intencionada, porque esa puerta solo podía abrirse desde dentro. Poco importa que esta anécdota sea o no verídica, porque el propio Holman, en el mismo cuadro, ha dejado bien clara su intencionalidad: no hacer oídos sordos a la llamada personal que Cristo hace a cada uno de nosotros.

En efecto, en la parte superior del cuadro, junto con su firma a la derecha, puso, en latín, estas palabras: “Me non praetermisso, Domine”, que podemos traducir así: “No me pases de largo, Señor”. Lo interpreto como una aspiración del pintor, a modo de sincera jaculatoria. Puede servirnos como llamada de atención para no dejar escapar la gracia y la luz de Cristo que nunca nos faltan, y menos en esta nueva fiesta de Navidad. Precisamente en estos días oiremos las palabras de Isaías referidas al nacimiento de Jesús: “Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor” (Is. 9, 2).

Concluyo sintetizando las precedentes sugerencias con tres sucintas ideas: Dios viene de nuevo y nos interpela personalmente con su amor. La oración y el silencio interior se hacen necesarios para oír su llamada y acogerla. Cristo hará que experimentemos la alegría y la paz que nos ofrece y, con Él, que las difundamos a nuestro alrededor. Es la Navidad que deseo para todo el mundo, empezando por los   lectores de estas líneas y sus allegados más queridos. 

(PUBLICADO EN "EL CONFIDENCIAL")

miércoles, 14 de diciembre de 2022

CARTA DE JESÚS EN NAVIDAD

 

Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños.

Todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión. En todas partes no se habla de otra cosa, sino de lo poco que falta para que llegue ese día.

 

La verdad, es agradable saber que al menos un día del año algunas personas piensan un poco en mí. Como tú sabes, hace muchos años empezaron a festejar mi cumpleaños. Al principio no parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día muy pocos son conscientes de para qué lo celebran. La gente se reúne y se divierte mucho, pero no sabe de qué se trata.

 

Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo también que había muchos regalos; pero, ¿sabes una cosa?, ni siquiera me invitaron. Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron de invitarme. Ni siquiera se molestaron en bendecir la mesa. La fiesta era para mí y cuando llegó el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta..., y yo quería compartir ese momento con ellos.

 

La verdad, no me sorprendí. Porque en los últimos años todos me cierran la puerta. Y, como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido. Entré y me quedé en el rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, carcajeándose. Lo estaban pasando en grande. Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡Ho-Ho-Ho-Ho! Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él diciendo: "¡Santa Claus, Santa Claus!" "Papá Noël, Papá Noël!" ¡Como si la fiesta fuese en su honor!

 

Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse; yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara y .... ¿sabes? Nadie me abrazó...

 

De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a uno los fueron abriendo, hasta que se abrieron todos. Me acerqué para ver si de casualidad había alguno para mí.

 

¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a tí no te regalaran nada? Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré.

 

Cada año que pasa es peor, la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas, y de mí nadie se acuerda. Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, siquiera que reconocieras que hace casi dos mil años que vine a este mundo para dar mi vida por tí en la cruz y de esta forma poder salvarte. Hoy sólo quiero que tú creas esto con todo tu corazón.

 

Voy a contarte algo, he pensado que como muchos no me invitaron a su fiesta, voy a hacer la mía propia, una fiesta grandiosa como la que jamás nadie se imaginó, una fiesta espectacular.

 

Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que este año estoy enviando varias invitaciones y es este día, hay una invitación para tí. Sólo quiero que me digas si quieres asistir, te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados. En esta fiesta sólo habrá invitados con previa reserva, y se tendrán que quedar afuera aquellos que no contesten mi invitación.

 

Prepárate porque cuando todo esté listo, daré la gran fiesta. Hasta pronto. Te espero... en Navidad, en la Eucaristía, en el pesebre, en la oración y en el bien que hagas en favor de los demás JESÚS DE NAZARETH

 

Nota: Si crees en mí, comparte este mensaje con las personas que más quieras, pero antes de Navidad, para que sepan el significado de esos días como ahora tú y yo lo conocemos.

 

David (Párroco)

lunes, 24 de diciembre de 2018

NAVIDAD

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
Blanco Solemnidad con Octava , Misa de la Noche MR. p.162 (176) Lecc. I p. 427
Otros santos: Eugenia de Roma, mártir; Alberto (Adán) Chmielowski, fundador; Anastasia de Sirmio, virgen y mártir.
TAN FRÁGIL COMO UN BEBÉ
Is 9, 1-3. 5-6; Tit 2. 11-14; Lc 2, 7-74
La mirada atenta de Isaías supo abrirse camino en medio de tantas desgracias (invasiones y saqueos) producidas por el gobierno asirio en contra de Judá. La llegada de un descendiente de David en la familia real no le pasó desapercibida. En ese hecho cifró la esperanza de una renovación profunda de Israel: por fin se implementarían unas relaciones justas y apegadas a derecho. La alegría de todo el pueblo no dejaría lugar a dudas. La segunda narración nos entusiasma a nosotros que nos confesamos discípulos de Jesús. La alegría inicial que llenó de vitalidad a los pastores sigue animando la esperanza de muchos hombres y mujeres que se han encontrado con Jesús viviente. La natividad de Jesús ocurrió una sola vez como un acontecimiento histórico en una aldea de Judea, pero sigue aconteciendo en amorosa discreción en el corazón del verdadero creyente.
En este día de Navidad todos los sacerdotes pueden celebrar o concelebrar tres Misas, con tal que sean celebradas a su debido tiempo.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 2, 7
El Señor me dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.
O bien:
Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro salvador ha nacido en el mundo. Del cielo ha descendido hoy para nosotros la paz verdadera.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la claridad de Cristo, luz verdadera concede a quienes hemos conocido los misterios de esa luz en la tierra, que podamos disfrutar también de su gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Un hijo nos ha nacido
Del libro del profeta Isaías: 9, 1-3. 5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: "Consejero admirable", "Dios poderoso", "Padre sempiterno", "Príncipe de la paz"; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12.13
R/. Hoy nos ha nacido el Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R/.
Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. R/.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.

SEGUNDA LECTURA
La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.
De la carta del apóstol san Pablo a Tito: 2, 11-14
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 2, 10-11
R/. Aleluya, aleluya.

Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor. R/.
EVANGELIO
Hoy nos ha nacido el Salvador
Del santo Evangelio según san Lucas: 2,1-14
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con Maria, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a Maria el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito: lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: "No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre". De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo A las palabras: y por obra..., hay, que arrodillarse.
PLEGARIA UNIVERSAL
Exultantes en la fe unámonos, hermanos, a los cristianos de todo el mundo y oremos para que la salvación inaugurada con el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo llegue a todos los confines de la tierra:Para que los hijos de la Iglesia -que celebran hoy con alegría el misterio de la Navidad- renazcan a una nueva vida de justicia, de amor y de paz, roguemos al Señor.
Para que todos los hombres lleguen a conocer a Cristo, el Señor, y se reúnan alrededor del que ha venido a buscar y a salvar a los que estaban perdidos, roguemos al Señor.
Para que el Hijo de Dios -que ha querido compartir nuestra naturaleza humana- dé alegría a los que lloran, salud a los enfermos, ayuda a los moribundos y consuelo a los que en estas fiestas se sienten solos y tristes, roguemos al Señor.
Para que crezca en nuestras familias -reunidas en estas fiestas- la fe en Jesús, Hijo de Dios y Salvador nuestro, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, que por el misterio de la Navidad has querido compartir las fatigas y limitaciones de la familia humana, escucha las oraciones de tu Iglesia y haz que arraigue en nosotros la certeza de que la vida eterna consiste en conocer al Padre y en aceptarte a ti como su Enviado, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que la ofrenda de esta festividad sea de tu agrado, para que, mediante este sagrado intercambio, lleguemos a ser semejantes a aquel por quien nuestra naturaleza quedó unida a la tuya. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 1, 14
El Verbo se hizo hombre y hemos visto su gloria.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, Dios nuestro, que nos has concedido el gozo de celebrar el nacimiento de nuestro Redentor, haz que después de una vida santa, merezcamos alcanzar la perfecta comunión con él. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599).
Misa de la Aurora MR, p.163 (177) / Lecc. I p 430
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 2. 6; Lc 1, 33
Hoy brillará una luz sobre nosotros porque nos ha nacido el Señor; se le llamará tendrá fin.
Se die Gloria
ORACIÓN COLECTA
Concede, Dios todopoderoso, que, al vernos envueltos en la luz nueva de tu Palabra hecha carne, resplandezca por nuestras buenas obras, lo que por la fe brilla en nuestras almas. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mira a ni salvador que llega.
Del libro del profeta Isaías: 62, 11-12
Escuchen lo que el Señor hace oír hasta el último rincón de la tierra: "Digan a la hija de Sión: Mira que ya llega tu salvador. El premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Tus hijos serán llamados ‘Pueblo santo', 'Redimidos del Señor', y a ti te llamarán `Ciudad deseada, Ciudad no abandonada' ".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 96, 1. 6. 11-12
R/. Reina el Señor, alégrese la tierra.

Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. R/.
Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, con el Señor y bendigan su santo nombre. R/.

SEGUNDA LECTURA
Nos ha salvado por su misericordia.
De la carta del apóstol san Pablo a Tito: 3, 4-7
Hermano: Al manifestarse la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia. Lo hizo mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de la vida eterna. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 2, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. R/.
EVANGELIO
Los pastores encontraron a Maria, a José y al niño.
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 15-20
Cuando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: "Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado".
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a Maria, a Jose y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo. A las palabras: y por obra..., hay que arrodillarse.
PLEGARIA UNIVERSAL
Como en la Misa de Noche Buena.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que nuestras ofrendas sean dignas del misterio de la Navidad que hoy celebramos, para que, así como el que nació como hombre resplandeció él mismo como Dios, así también estas realidades terrenas nos conduzcan a la vida divina. Por Jesucristo, nuestro Señor Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Za 9, 9
¡Salta de alegría, hija de Sión! ¡Canta, hija de Jerusalén! Mira que ya viene tu Rey, el Santo, el Salvador del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, que al celebrar con fervorosa alegría el nacimiento de tu Hijo, lleguemos a conocer, llenos de fe, la profundidad de este misterio y amarlo con nuestra más ardiente caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599).
Misa del Día MR, p.164 (178) / Lecc: I p.432
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 5
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el imperio y su nombre será Ángel del gran consejo.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que de manera admirable creaste la naturaleza humana y, de modo aún más admirable, la restauraste, concédenos compartir la divinidad de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios.
Del libro del profeta Isaías: 52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión. Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97, 1.2-3ab. 3cd-4. 5-6
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.
De la carta a los hebreos: 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan, naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. R/.
EVANGELIO
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros
Del santo Evangelio según san Juan: 1, 1-18
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: "A éste me refería cuando dije: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo' ".
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo. A las palabras: y por obra..., hay que arrodillarse.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que sea aceptable ante ti, Señor, la oblación de la presente solemnidad, por la que llegó a nosotros tu benevolencia para nuestra perfecta reconciliación y nos fue concedido participar en plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 97, 3
Los confines de la tierra han contemplado la salvación que nos viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, que el Salvador del mundo, que hoy nos ha nacido, puesto que es el autor de nuestro nacimiento a la vida, también nos haga partícipes de su inmortalidad. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599)

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...