AQUÍ OS DEJAMOS LA HOMILÍA DEL OBISPO DON MARIO EN URKIOLA, CON MOTIVO DE LA FESTIVIDAD DE SAN ANTONIO DE PADUA.
Homilía San Antonio de
Padua 2017
Lecturas de la Misa del
día (2Co 1, 18-22 y Mt 5, 13-18)
Queridos hermanos y hermanas.
1. Celebramos hoy la fiesta de San Antonio de Padua. Nació en
Lisboa en el año mil ciento noventa y cinco, con el nombre de Fernando, en el
seno de una familia pudiente.
2. Su familia le procuró una sólida educación en la escuela
catedralicia local. Contrario a los deseos de su familia, Fernando ingresó en
la Abadía Agustina de San Vicente en las afueras de Lisboa. Fernando estudió
las Sagradas Escrituras y a los padres de la Iglesia. También estudió los
clásicos latinos como Ovidio y Séneca.
3. En el verano de mil doscientos veinte recibió el hábito
franciscano y comenzó a estudiar las enseñanzas de su fundador, Francisco de Asís.
Adoptó el nombre de Antonio en honor de Antonio el Magno a quien estaba
dedicada la ermita franciscana en la que él residía. Un año después fue enviado
a una pequeña ermita en las montañas del pueblo de Montepaolo para que sirviera
como sacerdote. Este fue uno de los períodos más felices de su vida. Por fin
había pasado a vivir en la sencillez absoluta.
4. Al año siguiente la comunidad franciscana descendió al
valle para asistir a las ordenaciones sacerdotales en la catedral de Forlí.
Antonio se vio obligado a predicar cuando el predicador no pudo llegar. Todos
quedaron maravillados con su sermón. Sus palabras transmitían el amor de Dios.
Sus sermones invitaban a la conversión y al cambio de vida. A partir de
entonces, viajó por todo el norte de Italia y el sur de Francia predicando allí
donde la fe era débil y donde la gente había perdido la vida cristiana.
5. Era un predicador elocuente con una voz clara y fuerte.
Tenía una atractiva sonrisa y una maravillosa memoria. Hacía del Evangelio el
centro de su vida y de sus palabras. Fue llamado "Doctor Evangélico".
Escribió sermones para todas las fiestas del año. Con el celo de un apóstol
emprendió la tarea de reformar la moralidad de su tiempo combatiendo de forma
especial la lujuria, la avaricia y la tiranía.
6. Falleció el trece de junio de mil doscientos treinta y
uno. Tenía treinta y seis años. Su fama de santidad era grande entre su pueblo.
Fue canonizado un año después. Fue proclamado doctor de la Iglesia en mil
novecientos cuarenta y seis.
7. Como nos recuerda la primera lectura que hoy hemos
proclamado: Jesús siempre ha sido un sí al Padre. Él nos enseña a vivir como
verdaderos hijos e hijas de Dios. Precisamente el pecado es ser no a Dios. San
Antonio de Padua quiso también ser siempre un sí a Dios. Enseñó a poner a Dios
en el centro de la vida y vivir en su presencia como hijos queridos que viven
en el amor del Padre y lo propagan allí donde se encuentran.
8. En el Evangelio, Jesús nos invita a ser sal de la tierra y
luz del mundo. La sal es lo que impide la corrupción de los alimentos y lo que
da sabor. Ser sal significa sembrar vida, rechazar lo que hace daño a las
personas, apartar lo que genera muerte y corrupción.
9. La luz es lo que nos ayuda a reconocernos como hermanos.
Nos ayuda a reconocer nuestros rostros y a reconocer el rostro de Dios presente
en nuestra vida. La luz también nos muestra el camino por el que podemos
caminar. Cuánta luz necesitamos para no
perdernos en el camino de la vida. Jesús es la luz que nos ilumina y el hermano
que nos acompaña y fortalece. Iluminados por la luz de Dios, ahora también
nosotros podemos ser luz para los demás. Que alumbre nuestra luz a toda la
casa, nos pide Jesús en el Evangelio.
10. Esta luz son también las buenas obras, las obras de amor,
de perdón, de paz, de misericordia. Somos luz cuando cuidamos de los demás,
cuando ayudamos a los pobres, a los enfermos, a los inmigrantes, a los que no
cuentan para la sociedad. Somos luz cuando sembramos perdón, reconciliación y
paz. Somos luz cuando llevamos a Jesús a los que viven en el sufrimiento o
caminan sin esperanza. El Señor nos envía como luz donde hay oscuridad. Nos
encarga ser portadores de su luz y de su amor. Así lo hizo San Antonio de Padua
con su vida y con su palabra. Hoy queremos aprender de él. A él nos
encomendamos. Que seamos luz de Dios y sal contra la muerte y la corrupción en
todos los lugares donde nos encontremos.
11. Que San Antonio y la Virgen María nos acompañen en el
camino. AMÉN.
X Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo
de Bilbao
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