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jueves, 3 de junio de 2021

CORPUS CHRISTI - PARROQUIA

 


Corpus Christi: Papa Francisco alienta a que la Eucaristía sea apoyo en las dificultades

 Con ocasión de la próxima Solemnidad del Corpus Christi, el Papa Francisco animó a que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sea “un apoyo en medio de las dificultades”.

Así lo dijo el Santo Padre durante la Audiencia General de este miércoles 2 de junio que se realizó en el patio de San Dámaso del Vaticano.

“Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean para cada uno de ustedes una presencia y un apoyo en medio de las dificultades, un consuelo sublime en el sufrimiento de cada día y una prenda de resurrección eterna”, alentó el Papa.

Además, el Santo Padre invitó a encontrar “en la Eucaristía, misterio de amor y de gloria, esa fuente de gracia y de luz que ilumina los caminos de la vida”.

Para ello, el Pontífice rezó para que la próxima celebración de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo “profundice nuestra conciencia de la presencia real de Jesús entre nosotros en la Eucaristía”.

Finalmente, el Papa recordó que este mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús por lo que aconsejó pedir al Señor “que nos conceda tener un corazón orante, lleno de confianza y de audacia filial, así como la gracia de permanecer siempre unidos a Él y entre nosotros por la participación en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre”.

Corpus Christi

En el Vaticano, el Corpus Christi se celebra el jueves después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Mientras que en varias diócesis del mundo se traslada al domingo posterior a la Santísima Trinidad por una cuestión pastoral.

La Solemnidad del Corpus Christi fue establecida en 1246 por el Obispo Roberto de Thorete y a sugerencia de Santa Juliana de Mont Cornillon. Después del milagro eucarístico de Bolsena, a mediados del Siglo XIII, el Papa Urbano IV extendió esta celebración a toda la Iglesia Universal en 1264 con la bula “Transiturus”, fijándola para el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad.

Adoro te devote

Uno de los himnos eucarísticos más difundidos fue compuesto por Santo Tomás de Aquino en 1264 tras la petición del Papa Urbano IV.

A continuación, el texto del himno Adoro te devote:


Te adoro con devoción, Dios escondido,

oculto verdaderamente bajo estas apariencias.

A Ti se somete mi corazón por completo,

y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;

pero basta el oído para creer con firmeza;

creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:

nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,

pero aquí se esconde también la Humanidad;

sin embargo, creo y confieso ambas cosas,

y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás

pero confieso que eres mi Dios:

haz que yo crea más y más en Ti,

que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!

Pan vivo que das vida al hombre:

concede a mi alma que de Ti viva

y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno,

límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,

de la que una sola gota puede liberar

de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,

que se cumpla lo que tanto ansío:

que al mirar tu rostro cara a cara,

sea feliz viendo tu gloria.

Amén.

(publicado en ACIPRENSA)

miércoles, 17 de junio de 2020

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Corpus Christi 2020: El Papa afirma que “no podemos prescindir de la Eucaristía”

El Papa Francisco afirmó este domingo 14 de junio, durante la Misa por la Solemnidad del Corpus Christi, que “no podemos prescindir de la Eucaristía, es el memorial de Dios”.

El Papa, en su homilía pronunciada durante la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, señaló que “el Señor sabe que el mal y los pecados no son nuestra identidad; son enfermedades, infecciones. Y viene a curarlas con la Eucaristía, que contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad”.

Advirtió del peligro de olvidarse de la acción salvadora de Dios en la humanidad. Explicó que “memoria no es algo privado, sino el camino que nos une a Dios y a los demás. Por eso, en la Biblia el recuerdo del Señor se transmite de generación en generación, hay que contarlo de padres a hijos”.
 
De hecho, “la Sagrada Escritura se nos dio para evitar que nos olvidemos de Dios”. Pero hay un problema, apuntó el Pontífice: “¿Qué pasa si la cadena de transmisión de los recuerdos se interrumpe? Y luego, ¿cómo se puede recordar aquello que sólo se ha oído decir, sin haberlo experimentado? Dios sabe lo difícil que es, sabe lo frágil que es nuestra memoria, y por eso hizo algo inaudito por nosotros: nos dejó un memorial”.

Por eso, “no nos dejó sólo palabras, porque es fácil olvidar lo que se escucha. No nos dejó sólo la Escritura, porque es fácil olvidar lo que se lee. No nos dejó sólo símbolos, porque también se puede olvidar lo que se ve”.

“Nos dio, en cambio, un Alimento, pues es difícil olvidar un sabor. Nos dejó un Pan en el que está Él, vivo y verdadero, con todo el sabor de su amor. Cuando lo recibimos podemos decir: ¡Es el Señor, se acuerda de mí!”.

Ese es el sentido de las palabras de Jesús en la Última Cena: “Haced esto en memoria mía”. “Haced: la Eucaristía no es un simple recuerdo, sino un hecho; es la Pascua del Señor que se renueva por nosotros”.

“La Eucaristía nos trae el amor fiel del Padre, que cura nuestra orfandad. Nos da el amor de Jesús, que transformó una tumba de punto de llegada en punto de partida, y que de la misma manera puede cambiar nuestras vidas. Nos comunica el amor del Espíritu Santo, que consuela, porque nunca deja solo a nadie, y cura las heridas”.
 
Con la Eucaristía “el Señor también sana nuestra memoria negativa, que siempre hace aflorar las cosas que están mal y nos deja con la triste idea de que no servimos para nada, que sólo cometemos errores, que estamos equivocados”.

“Jesús viene a decirnos que no es así. Él está feliz de tener intimidad con nosotros y cada vez que lo recibimos nos recuerda que somos valiosos: somos los invitados que Él espera a su banquete, los comensales que ansía”.

El Papa Francisco finalizó su homilía invitando a seguir celebrando “el Memorial que sana nuestra memoria, la Misa. Es el tesoro al que hay dar prioridad en la Iglesia y en la vida”.

(PUBLICADO EN ACIPRENSA)

lunes, 15 de junio de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI


SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

 

Muchas cosas de nuestra fe nos pueden escandalizar, porque superan la capacidad de comprensión, Jesús lo dice en varias ocasiones; “Dichoso el que no se escandaliza de mí”.  El que no se escandaliza del modo de pensar de Jesús, es un modo de pensar distinto del mundano, donde los pobres, los últimos son los primeros, son los más importantes, como el principal es el que tiene que servir y ponerse a los pies de todos, el mismo misterio de la Encarnación, como es posible que Dios tome carne, nuestra propia carne.  Y este mismo escándalo de la Eucaristía, que ya precisamente San Juan en su capítulo siete, un capítulo largo, nos va mostrando como Jesús con gran paciencia va preparando a los discípulos para que comiencen a vislumbrar el Misterio de la Eucaristía, comienza dándoles de comer pan, pan natural, y luego les dice; “Me seguís porque yo os he dado de comer pan, pero es voy a dar un pan distinto”, y de repente les dice algo incomprensible; “Hay que comer mi carne”, y además San Juan no se ahorra, no habla de modo simbólico, dice sarx; carne, mi carne, y dice comer con el verbo érjomai, que es masticar la carne, no está hablando de una cosa puramente simbólica, un nuevo escándalo, de tal modo que San Juan no se corta al decir a partir de entonces ya muchos no andaban con Él; “Como nos va a dar de comer su carne”.  Por eso nos acordamos de lo que dice el Señor; “Dichoso el que no se escandaliza de mí”, o como diría San Pablo; “Predicamos a Cristo crucificado”, necedad para los griegos, escándalo para los judíos, pero para nosotros sabiduría de Dios.

 

Tenemos que estar prevenidos de cosas que pueden ser escandalosas, es el modo en que el Señor actúa, de modo tan contracultural, de modo tan distinto al pensamiento mundano. Por eso quisiera ofrecer como una breve reflexión de cada lectura:

 

La primera lectura del libro del Deutoronomio, Deutoronomio significa, otra vez la ley, por así decirlo, el rey manda escribir nuevamente la ley, los preceptos, es el último libro de los cinco primeros del Pentateuco, los primeros libros de la escritura, el quinto es el Deutoronomio.  Y la palabra central es como comenzaba; “Recuerda Israel”, yo lo distinguiría de repiensa, repensar en pasar por el pensamiento, recordar es pasar por el corazón, recuerda, pasa por el corazón la historia de tu vida, para que suscite amor en tu corazón y para que suscite fidelidad.  Y les ha descrito los cuarenta años del pueblo judío en el desierto, recuerda cómo te acompañe, de día en la nube, de noche en la columna de fuego to te iba guiando, recuerda cómo te di de comer cuando pasabas hambre en el desierto, recuerda cómo te dí de beber cuando pasabas sed, recuerda cómo te libre de las picaduras de las serpientes y los alacranes te sane de ellas, recuerda cómo te introduje en la tierra prometida.  Que importante es hacer memoria, que importante es pasar por el corazón a la aventura de amor que Dios hace con cada uno de nosotros.  También en estos momentos de dificultad, que es momento ciertamente de serpientes, de alacranes, de falta de pan, incluso dice más; “Mira que cuando fuiste probado, de este modo se conoce tu corazón”.  La prueba pone al descubierto el corazón, por ejemplo, pues estoy mal de dinero y me piden ayuda para los necesitados, cómo vamos a hacer hoy, pues el corazón cicatero dirá bueno pues yo necesito para mí, el corazón generoso dirá tengo poco pero lo comparto, cuando estoy con prisas tengo muchas que hacer y alguien me pide que le acompañe un rato, que lo escuche, pues también descubre mi corazón, el corazón cicatero dirá estoy muy ocupado no tengo tiempo para ti ya buscamos otro momento, pero el corazón sensible generoso dirá, aunque tengo mil cosas que hacer ya tendré tiempo a la noche, te escucho con paciencia.  La prueba pone al descubierto nuestro corazón, en estos momentos también de prueba pone al descubierto nuestro corazón, como reaccionamos ante el sufrimiento de los demás, ante las personas mayores que están solas, ante los enfermos en los hospitales, ante las personas que quedan sin trabajo, a una invitación a compartir tiempo y recursos, lo que somos, una prueba en nuestro corazón.  Recuerda como Dios te ha acompañado también en tu desierto, en tus hambrunas, en tus picaduras, en tus noches, Él te ha sostenido; “Recuerda Israel”.

 

El Evangelio diría algo que dice el Señor, algo tan importante; “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”, es curioso, un pan que viene del cielo pero que ha fecundado la tierra, porque va a dar de comer su propia carne, el hijo de Dios que toma nuestra carne y se ofrece como de alimento, y dice; “El que coma de este pan vivirá para siempre”, dirá un poco más adelante; “Si no coméis de la carne del Hijo del Hombre no tenéis vida en vosotros”, vida plena, si podéis tener una vida fisiológica, nuestro organismo funciona, podemos tener una vida social y el mundo camina, ciertamente con luces y también con sombras, con gente heroica y generosa, y también con hambrunas, guerras y violencias, no; “Yo hablo de una vida plena”, “Si no coméis mi carne y bebéis mi sangre no tenéis vida, porque viviréis por mí, porque yo habitaré en vosotros, viviréis de mi misma vida, os comunicaré mi misma vida”.  Y por eso los apóstoles decían; “Señor danos siempre de este pan”.  El Concilio Vaticano II dirá que; “El Sacramento de la Eucaristía es la fuente de dónde procede toda la vida cristiana, y es el culmen de la vida cristiana, porque nos unifica en Cristo y nos unifica entre nosotros mismos”.  Que es la tercera idea que nos decía San Pablo en la segunda lectura, ha dicho algo muy importante; “Nosotros que somos muchos, en Cristo formamos un solo cuerpo”.   Aparece con un doble movimiento, Jesucristo el Señor reparte su cuerpo para nosotros, se despedaza para nosotros, comparte y derrama su sangre en todo el universo, ¿para qué? para quienes se unan a ese cuerpo y esa sangre puedan ser reunidos en Él, puedan ser convocados en la unidad, en Él.

 

Ciertamente la diversidad de cada uno en la cromaticidad que es la vida humana, pero como una humanidad redimida, unificada, lavada, salvada por Cristo el Señor.  El otro día nos decían que es verdad que no nos salvamos solos, nos salvamos juntos, juntos con el Señor, que es el que nos da la vida y el que unifica nuestras vidas y nos estimula y sostiene, para que nos sirvamos con amor, con cariño, para que nos ayudemos mutuamente a salir de los momentos de dificultad como el que vivimos.

 

Por eso y termino condensando las tres palabras, es un día para recordar, pasar por el corazón todas las obras grandes que Dios ha hecho con cada uno de nosotros, es un día para acoger el pan de vida que viene del cielo pero que ha tomado carne de la tierra, que es la fuente de la vida, y es un día para darnos cuenta que este pan produce la unidad entre nosotros, el amor entre nosotros, el servicio mutuo.  Por eso hoy celebramos el día de Cáritas, quisiera agradecer a los dos mil voluntarios de Cáritas, a los cinco mil colaboradores de Cáritas, a todas las caritas diocesanas capilarizadas en la diócesis, que de modo muchas veces silencioso, sin salir en medios, ayudan cada día a dar lo mejor de sí mismos, para socorrer las necesidades del prójimo.  La coleta también de hoy, irá destinada ayudar a los que menos tienen, a ayudar a los que en estos momentos de modo más duro están sufriendo las consecuencias de esta crisis.  Que el pan de vida, el pan de Dios nos ayude a amarnos como el Señor nos ha amado.  Que la virgen María nos ayude.

 

Que así sea.

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

viernes, 21 de junio de 2019

CORPUS CHRISTI

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 14, 18-20

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, ofreció pan y vino. Era sacerdote del Dios Altísimo. Y bendijo a Abrahán diciendo:
–Bendito sea Abrahán de parte del Dios Altísimo, que creó el cielo y la tierra.
Y bendito sea el Dios Altísimo que ha entregado tus enemigos a tus manos.
Y Abrahán le dio el diezmo de todo.

Salmo

Sal 109, 1. 2. 3. 4 R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor: 
«Siéntate a mi derecha, 
y haré de tus enemigos 
estrado de tus pies.» R.
Desde Sión extenderá el Señor 
el poder de tu cetro: 
somete en la batalla a tus enemigos. R.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, 
entre esplendores sagrados; 
yo mismo te engendré, como rocío, 
antes de la aurora.» R.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: 
«Tú eres sacerdote eterno, 
según el rito de Melquisedec.» R.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»
Lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo:
«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía.»
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis de la copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la gente del Reino de Dios, y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde y los Doce se le acercaron a decirle:
–Despide a la gente que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida; porque aquí estamos en descampado.
El les contestó:
–Dadles vosotros de comer.
Ellos replicaron:
–No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío. (Porque eran unos cinco mil hombres.)
Jesús dijo a sus discípulos:
–Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.
Lo hicieron así, y todos se echaron.
El, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...