El Papa Francisco destacó que durante el mes de mayo “la piedad popular expresa de muchas maneras la devoción a la Virgen María” por lo que alentó a sumarse a dos iniciativas de oración.
En primer lugar, el Santo Padre recordó el maratón de oración del Rosario que inauguró el 1 de mayo en la Basílica de San Pedro en el cual se han sumado Santuarios de todo el mundo.
Además, el Santo Padre afirmó que “hay una iniciativa que me importa mucho: la de la Iglesia birmana, que nos invita a rezar por la paz reservando un Ave María del Rosario diario por Myanmar”.
“Cada uno de nosotros se dirige a la mamá cuando está en necesidad o en dificultad; nosotros, en este mes, pedimos a nuestra Madre del Cielo que hable al corazón de todos los dirigentes de Myanmar para que encuentren el valor de recorrer el camino del encuentro, la reconciliación y la paz”, indicó el Papa después del rezo del Regina Coeli este domingo 2 de mayo.
En diferentes ocasiones, el Santo Padre ha expresado su “gran preocupación la evolución de la situación que se ha creado en Myanmar, un país que, desde el momento de mi visita apostólica en 2017, llevo en mi corazón con mucho cariño”, dijo el Papa el pasado 7 de febrero.
Al finalizar el rezo del Ángelus ese domingo, el Papa Francisco rezó por el pueblo de Myanmar y pidió promover “la justicia social y la estabilidad nacional, para una convivencia armoniosa”.
“En este delicado momento, deseo asegurar una vez más mi cercanía espiritual, mi oración y mi solidaridad con el pueblo de Myanmar. Y rezo para que quienes tienen responsabilidad en el país se pongan con sincera voluntad al servicio del bien común, promoviendo la justicia social y la estabilidad nacional, para una convivencia armoniosa”, advirtió entonces.
Finalmente, el Pontífice pidió “oremos por Myanmar” y permaneció en silencio orante.
Situación en Myanmar
La República de la Unión de Myanmar (ex Birmania) es un país localizado en el sudeste asiático que limita con India y Bangladés al oeste, con Tailandia y Laos al este, con China al norte y con la bahía de Bengala y el mar de Andamán al sur.
El pasado 1 de febrero hubo un golpe de Estado en contra de la dirigente Aung San Suu Kyi y los jefes militares declararon el estado de emergencia por un año y que el país sería dirigido por el general Min Aung Hlaing.
Dos días después, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pidió “la liberación de todos los detenidos, el respeto de los derechos humanos evitando el uso de la violencia y el restablecimiento del proceso democrático”.
Durante estas semanas se han registrado enfrentamientos sangrientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que protestan por el golpe de Estado militar. Desde el inicio de la crisis han fallecido más de 500 personas, incluidos 44 niños.
Por su parte, la Conferencia Episcopal de Myanmar realizó “un llamado a los fieles a participar en una jornada de oración por la paz” y añadió que “los obispos en sus homilías han continuado llamando al diálogo, la no violencia y al retorno de la democracia”.
Además, el presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Charles Maung Bo, dijo el 4 de febrero que “la democracia y la paz constituyen el único camino a seguir”.
“Hoy, más que nunca, nuestra comunidad necesita misericordia. Millones se mueren de hambre. Antes de que pudieran salir de ese desastre, llegó el golpe. La mayoría de nuestra gente muere de hambre. Necesitamos compartir nuestros recursos. Por pobres que seamos, podríamos compartir algo. Ese es el signo de la Divina Misericordia”, afirmó el Cardenal Bo en una homilía del 11 de abril.
(publicado en ACIPRENSA)
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