ENTREVISTA A DON MARIO CON MOTIVO DE LAS CONFERENCIAS QUE IMPARTIRÁ EN MÉXICO, MONTERREY Y GUADALAJARA
- ¿Cuáles son los retos y perspectivas en torno a la vida
a 50 años de la encíclica Humanae Vitae?
La
encíclica se pensó y escribió en un contexto cultural y social complejo. Por un
lado, toda la cuestión de la revolución sexual, del feminismo que había evolucionado
en su tercera o cuarta generación hacia un radicalismo, y ello con un sustrato
de pensamiento materialista práctico influenciado principalmente por pensadores
como Marcuse. A esta revolución se une la cuestión del neomaltusianismo que
tiene su expresión en las políticas de control de la natalidad que se
implementan e impulsan decididamente en los países occidentales y se extiende a
países en vías de desarrollo. Junto a ello, a nivel práctico, aparece la
primera píldora anticonceptiva y el desarrollo exponencial posterior de los
métodos anticonceptivos como expresión de lo que podríamos denominar imperativo
tecnológico. Estos elementos marcan poderosamente la cultura contemporánea y se
instauran en la cotidianeidad de la sociedad. Son estos precisamente los retos
culturales que aparecen en la actualidad, a los que debemos dar respuesta desde
la antropología cristiana. Esta antropología subraya la dignidad del ser
humano, del matrimonio y de la familia, de toda vida humana y del don de la
sexualidad lenguaje corporal del amor en el que está también inserto el
maravilloso don de la procreación humana. Esta concepción del ser humano es
capaz de iluminar la verdadera dignidad del ser humano, por encima de
condicionamientos ideológicos, demográficos o tecnocráticos, para la
edificación de una sociedad y un mundo realmente humano.
- ¿Qué significa para usted la vida humana?
Más
que de vida humana me gusta hablar de persona humana. Porque la vida humana
siempre remite a su carácter personal. Toda persona humana es un don de
incalculable valor, imagen de Dios, que se nos confía para que juntos
alcancemos la plenitud a la que estamos llamados. Toda vida humana debe ser
acogida, querida, esperada, tutelada, promocionada, protegida, con
independencia de cualquier condicionamiento. La persona humana es el regalo más
grande que se nos puede confiar y sin el cual tampoco nosotros podemos
desarrollarnos plenamente como personas.
- ¿Cuál es el futuro de la familia? ¿hay una cultura de
la vida o de la muerte?
El
término cultura de la vida y cultura de la muerte fue tratado y
desarrollado ampliamente en el Magisterio de San Juan Pablo II. Por ejemplo, en
la encíclica Evangelium vitae podemos comprender con profundidad los elementos
de estas dos culturas que aparecen solapadas en la sociedad actual. Nosotros,
como cristianos, somos servidores de la vida, promotores y constructores de la
ciudad de la vida. En esta edificación, la familia adquiere una importancia
capital ya que es el lugar antropológico por excelencia donde nace la vida y
donde es acogida, querida sin ningún condicionamiento, y acompañada en su
recorrido existencial. La familia es, en palabras de San Juan Pablo II, el
santuario de la vida. Una sociedad que cuida de la familia está asegurando un
futuro humano y esperanzador. Una sociedad que descuida la familia siembra un
caldo de cultivo de violencia, tristeza y desesperanza.
- ¿Cuál es la situación del aborto en el mundo?
Las
legislaciones de los países a nivel global han ido liberalizando
progresivamente la práctica del aborto. Existe a este respecto una gran
amplitud de situaciones: desde lo que conocemos como leyes de plazos, donde se
permite el aborto hasta un determinado número de semanas de embarazo, que varía
según las legislaciones, principalmente en países del continente europeo y
asiático, pasando por lo que conocemos como leyes de supuestos, que se va
extendiendo por países de América latina y África, quedando en la actualidad
muy pocos países donde el aborto no es permitido por la legislación. Asistimos,
así mismo, a un acomodo de la sociedad a la práctica del aborto. Se considera
como algo que debe ser permitido, y en ambientes occidentales así como en las
políticas que dimanan de organismos internacionales llega a considerarse como
un derecho ligado a lo que se conoce como salud reproductiva. Frente a esta
situación es necesario concienciar del don de la vida humana, también en el
estadio inicial intrauterino, que como bien afirma el Papa Francisco en la
Amoris laetitia, merece ser esperado, acogido gratuitamente, reconocido como un
don inmenso que se nos da y proponer caminos que respeten tanto a la madre como
al hijo en aquellas situaciones que puedan resultar problemáticas para la mujer
gestante.
- ¿Qué perspectivas hay para el siglo XXI sobre el
valor, la dignidad y la defensa de la vida humana?
Cuando
vemos las noticias que diariamente nos presentan los medios de comunicación, se
nos cae el alma a los pies. Las terribles y cruentas guerras que siguen
dolorosamente vivas en el mundo, las tremendas hambrunas y pobrezas que generan
movimientos migratorios en situaciones lamentables y con finales trágicos, las
situaciones de violencia e indignidad que muchas veces agreden de modo
inmisericorde a niños, mujeres y ancianos, el desprecio por la vida humana de
sistemas injustos de raíz política, económica y social instaurados en muchas
regiones de la tierra, las situaciones de insolidaridad, egoísmo e injusticia…
nos hacen ver la presencia de esa tenebrosa y cruel cultura de la muerte.
Frente a este panorama que me recuerda a aquella llanura llena de huesos secos
de la que nos habla el profeta Ezequiel, también es posible vislumbrar a los
sembradores de la cultura de la vida que acogen y tutelan la vida debilitada y
empobrecida, que promocionan sistemas económicos y sociales justos, equitativos
y solidarios, personas y grupos que comparten su tiempo, sus bienes y sus vidas
generando minorías creativas donde es posible generar vida y esperanza, que
recrean modos nuevos de economía de comunión, cooperativa, que propagan estilos
de vida diferentes que hoy son verdaderamente contraculturales, como lo es el
Evangelio… Es precisamente esta la tarea que el Señor Jesús nos ha encomendado
como testigos y sembradores del Reino de Dios en el mundo. Una tarea ciertamente
apasionante en la que merece la pena empeñar la vida.
- Respecto a la conferencia que usted
impartirá
"Evolución
de los temas en torno a la vida desde Humanae Vitae", ¿nos puede
adelantar de manera general cómo ha sido esa evolución?.
Pues
precisamente lo que le he respondido anteriormente viene a resumir el núcleo de
la conferencia: examinar las raíces culturales que suscitaron la promulgación
de esta encíclica y ver cómo esos elementos, de modo esquemático, han ido
evolucionando en estos últimos cincuenta años.