DOMINGO 17
Verde Domingo XI del Tiempo Ordinario MR, p 423 (421) / Lecc. II, p. 123
Otros santos: Blasto y Diógenes de Roma, mártires; Raniero de Pisa, peregrino; Hervé o Herveo, ermitaño.
LOS TIEMPOS DE LA SALVACIÓN
Ez, 17, 22-24; 2 Cor 5, 6-10; Mc 4, 26-34
La profecía de Ezequiel y las parábolas del Evangelio tienen en común la referencia a las imágenes del-mundo de las plantas y los árboles. Esquejes de cedro vástagos, semillas de mostaza que van creciendo lentamente, pero que finalmente se convierten en nidos acogedores para las aves silvestres. De ambas figuras extraemos un par de rasgos; en primer lugar, el reinado de Dios comienza con unos modestos orígenes, al punto que resultan casi imperceptibles: "nadie sabe cómo va creciendo la semilla". La fuerza y el di¬namismo del amor de Dios en el corazón humano no causan estridencia. Es una corriente profunda que se mueve con suma quietud. En segundo lugar, la colaboración de cada persona es importante, de ahí que la libertad de decir sí o no es decisiva. Sin embargo, no podemos explicar cómo se conjuntan el plan de Dios con los anhelos de la persona. Estamos en el terreno del misterio. La esperanza nos hace creer que es una fuerza eficaz y transformadora.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26. 7 9
Oye, Señor, mi voz y mis clamores. Ven en mi ayuda no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, fortaleza de los que en ti esperan, acude bondadoso, a nuestro llamado y puesto que sin ti nada puede nuestra humana debilidad, danos siempre la ayuda de tu gracia, para que, en cumplimiento de tu voluntad, te agrademos siempre con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Elevaré los árboles pequeños.
Del libro del profeta Ezequiel: 17, 22-24
Esto dice el Señor Dios: "Yo tomaré un renuevo de la copa de un gran cedro, de su más alta rama cortaré un retoño. Lo plantaré en la cima de un monte excelso y sublime. Lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Echará ramas, dará fruto y se convertirá en un cedro magnifico. En él anidarán toda clase de pájaros y descansarán al abrigo de sus ramas.
Así, todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo los árboles altos y elevo los árboles pequeños; que seco los árboles lozanos y hago florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 91, 2-3.13-14. 15-16
R/. ¡Qué bueno es darte gracias, Señor!
¡Qué bueno es darte gracias, Dios altísimo, y celebrar tu nombre, pregonando tu amor cada mañana y tu fidelidad, todas las noches! R/.
Los justos crecerán como las palmas, como los cedros en los altos montes; plantados en la casa del Señor, en medio de sus atrios darán flores. R/.
Seguirán dando fruto en su vejez, frondosos y lozanos como jóvenes, para anunciar que en Dios, mi protector, ni maldad ni injusticia se conocen. R/.
SEGUNDA LECTURA
En el destierro o en la patria, nos esforzamos por agradar al Señor:
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 6-10
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.
Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/.
EVANGELIO
El hombre siembra su campo sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece.
Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 26-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por si sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".
Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Señor que conoce lo que está escondido a nuestros ojos y sabe cuáles son las verdaderas necesidades de los hombres, diciendo: Señor Jesús, escúchanos. (R/. Señor Jesús, escúchanos.)
Oremos por la santa Iglesia, para que Dios, nuestro Señor, aumente el número de sus fieles, aleje de ella toda división y escuche las plegarias que le dirigen todos los cristianos del mundo, roguemos al Señor.
Oremos también a nuestro Señor por los gobernantes de nuestra patria y de todos los pueblos, para que Dios les dé sabiduría y fuerza para gobernar y dirigir con paz y justicia el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor.
Oremos también por los que están lejos de su hogar, para que nuestro Señor les conceda un viaje feliz, retornar con salud a sus familias y la realización plena de los proyectos de su viaje. roguemos al Señor.
Oremos también a nuestro Señor por los que hoy nos hemos reunido aquí en su nombre y por el párroco (pastor) que nos preside, para que nuestro Señor escuche nuestras oraciones y nuestras peticiones le sean siembre agradables, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que siembras a manos llenas en nuestros corazones la semilla de la verdad y de la gracia, escucha nuestras oraciones, concédenos acoger, con humilde esperanza, y cultivar, con paciencia evangélica, el grano que tu has sembrado en nosotros, convencidos de que, cuanto más profundamente arraigue tu palabra en nuestras vidas, más amor y más justicia habrá en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Tú que con este pan y este vino que te presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 26, 4
Una sola cosa he pedido y es lo único que busco, habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
O bien: Jn 17,11
Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado, para que, como nosotros, sean uno, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que esta santa comunión, que acabamos de recibir, así como significa la unión de los fieles en ti, así también lleve a efecto la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Cuando se revisan los libros de historia se cae en la cuenta que el rumbo de los acontecimientos no es progresivo ni constante. Los imprevistos, las regresiones están a la vista. No obstante, los cristianos, afirmamos que Dios, Señor de la historia, sabe a dónde conducir su proyecto de vida y de amor. Por más que los pesimistas y desesperanzados reiteren que la historia la escriben los malos, nosotros estamos ciertos que la victoria de Cristo resucitado es algo irreversible. El principio esperanza nos sostiene y nos libra de la parálisis y el conformismo. Los retos enormes que representan las migraciones, la pobreza de tantas naciones, los desafíos del cambio climático, no son maldiciones ni destinos fatales, que no podamos ir acotando. En el árbol enorme que crece despacio, existe un lugar para todos. Lo dijo el Señor Jesús, afirmando de muchas maneras, que el Reino está abierto para todos y que nadie quedará excluido, si se decide a participar.
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