Blanco Domingo VI de Pascua [Se omite la memoria de San Felipe Neri, presbítero] MR, p. 381 (382) / Lecc. 1, p. 342 LH, 2a. Semana del Salterio.
EL ESPÍRITU LO ACLARARÁ TODO
Hech 15, 1-2. 22-29; Apoc 21, 10-14. 22-23; Jn 14, 23-29
El Señor Jesús continúa comunicando consejos y advertencias finales a los discípulos. En primer lugar, les garantiza su asistencia por mediación del Espíritu Santo. Aunque se resienta la falta de su presencia física, él no los dejará desamparados. La promesa de asistencia por parte del Espíritu Santo comienza a cumplirse en las circunstancias novedosas que experimentaba la comunidad cristiana al abrir la misión a los gentiles. Cuando se suscitan conflictos internos sobre la manera de admitir a los no judíos dentro de la Iglesia, observamos que prevalece una actitud de franqueza y de diálogo para enfrentar dicha situación. Los apóstoles están convencidos de la íntima unión existente entre Jesucristo y el Padre y a su vez entre Jesucristo y ellos, por eso mismo, proceden con la certidumbre de saberse invitados a dejarse guiar por Jesucristo y su Espíritu. En ese clima de discernimiento encuentran una solución sensata ante los nuevos tiempos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 48, 20
Con voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga. Que llegue a todos los rincones de la tierra: el Señor ha liberado a su pueblo. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos continuar cele-brando con incansable amor estos días de tanta alegría en honor del Señor resucitado, y que los misterios que hemos venido conmemorando se manifiesten siempre en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las necesarias.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 15, 1-2. 22-29
En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los hermanos que si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían salvarse.
Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros.
Los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la comunidad cristiana, juzgaron oportuno elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Los elegidos fueron Judas (llamado Barrabás) y Silas, varones prominentes en la comunidad. A ellos les entregaron una carta que decía:
"Nosotros, los apóstoles y los presbíteros, hermanos suyos, saludamos a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia, convertidos del paganismo. Enterados de que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, los han alarmado e inquietado a ustedes con sus palabras, hemos decidido de común acuerdo elegir a dos varones y enviárselos, en compañía de nuestros amados hermanos Bernabé y Pablo, que han consagrado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Les enviamos, pues, a Judas y a Silas, quienes les transmitirán, de viva voz, lo siguiente: 'El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas, harán bien'. Los saludamos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 66, 2-3. 5. 6. 8
R/. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R/.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. R/.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R/.
SEGUNDA LECTURA
Un ángel me mostró la ciudad santa, que descendía del cielo
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 21,10-14. 22-23
Un ángel me transportó en espíritu a una montaña elevada, y me mostró a Jerusalén, la ciudad santa, que descendía del cielo, resplandeciente con la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra preciosa, como el de un diamante cristalino.
Tenía una muralla ancha y elevada, con doce puertas monumentales, y sobre ellas, doce ángeles y doce nombres escritos, los nombres de las doce tribus de Israel. Tres de estas puertas daban al oriente, tres al norte, tres al sur y tres al poniente. La muralla descansaba sobre doce cimientos, en los que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero.
No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios todopoderoso y el Cordero son el templo. No necesita la luz del sol o de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él. R/.
EVANGELIO
El Espíritu Santo les recordará todo cuanto les he dicho. R/.
Del santo Evangelio según san Juan: 14, 23-29
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada.
El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: `Me voy, pero volveré a su lado'. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean".Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, hermanos, nuestras súplicas al Padre diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía, testimonio perseverante de su resurrección, roguemos al Señor.
Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su paz, quiera concederla también en abundancia a todos los pueblos, roguemos al Señor.
Para que el vencedor de la muerte transforme los sufrimientos de los enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren en aquella alegría que nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.
Para que el que tiene las llaves de la muerte y de su reino nos conceda celebrar un día su resurrección con los ángeles y los santos en su reino, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has prometido hacer morada en aquel que escucha tu palabra y la guarda, escucha nuestra oración y envíanos el Espíritu Santo, para que nos recuerde constantemente todo lo que Cristo ha dicho y enseñado y nos haga capaces de dar testimonio de ello con nuestras obras y palabras. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua. MR, pp. 504-508 (500-504).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 14, 15-16
Si me aman, cumplirán mis mandamientos, dice el Señor; y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con ustedes para siempre. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 608 (603).
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- En cada época la Iglesia va enfrentando desafíos especiales. Con mayor rapidez se suceden los cambios en nuestra sociedad, de ahí que sea urgente mantenernos atentos para descifrar los acontecimientos significativos y frecuentes, que conmocionan y suscitan esperanza en la humanidad. La lectura de los signos de los tiempos es un camino para discernir la voluntad de Dios. Los cristianos de mediados del siglo I tuvieron que estar atentos a la búsqueda de salvación presente en hombres y mujeres de las grandes ciudades del Mediterráneo y responder con la misma actitud que Jesús atendió a las personas de su tiempo. En el Concilio de Jerusalén la Iglesia no traía consigo un recetario ni un manual para enfrentar las situaciones emergentes. El camino de la oración, la escucha y el diálogo se convirtió en el modelo para atender los nuevos retos pastorales. La Iglesia actual enfrenta sus propios dilemas y tendrá que proceder en conformidad con ese modelo.
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