martes, 21 de abril de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - DOMINGO 19


Muy queridos hermanos y hermanas.
Celebramos esta octava de Pascua, ocho días como si fueran un único día, porque “Cristo Vive” y Cristo está actuando en medio de nosotros.
Acabamos de escuchar este conocido Evangelio en que el Señor el primer día de la semana estando los discípulos recluidos, confinados, con las puertas cerradas, con miedo,  el Señor se presenta en medio de ellos. El Señor  se presenta en medio de nuestras familias, también estamos confinados, con las puertas cerradas, con miedo al contagio, el Señor se presenta,  se presenta en la cama del hospital junto al enfermo y al  moribundo, se presenta en medio de las residencias de personas mayores, se presenta donde hay necesidad de esperanza y nos dice; “ Paz a vosotros”.
A mi me gustaría ofreceros tres breves reflexiones.
- La primera sería;”Que significa paz a vosotros”
- La segunda; “Necesitamos ser sanados, ser curados”
-Y la tercera; “Somos enviados. Como el Padre me ha enviado así os envío yo”
- La Paz. Señor como puedes decir;  “Paz a nosotros”, cuando estamos en este momento de ruptura, en este momento de dificultad, de miedo, que paz  podemos esperar. Tendríamos que ir al antiguo testamento para ver lo que significa paz, el  término de conocéis; “Shalom”.  Shalom  que es mucho más amplio que la paz social.  Shalom significa algo que está curado, que es íntegro, que está ordenado, que está en armonía.  Shalom se digiere al interior del ser humano cuando está en orden, cuando está reconciliado consigo mismo. Shalom se dirige a la sociedad, shalom se dirige al cosmos, al universo, y ciertamente vemos que no tenemos paz, no tenemos paz en nuestro interior.  Cuantas cosas no nos dejan dormir por la noche, cuantas preocupaciones, cuantas rupturas interiores podemos percibir, cuanta desarmonía en nuestro interior, como buscamos una paz interior, una armonía.
 
Vemos que a veces falta paz en nuestras familias, estos días, ya cinco semanas de confinamiento, estamos en familia pero también surgen los roces, las dificultades, no digamos en situaciones familiares dónde están con graves crisis, paz social.
Vimos en estos momentos de gran dificultad, vemos los grandes desigualdades, vemos los grandes hambrunas, las guerras y la paz cósmica de que habla Isaías, vemos que no la tenemos, un virus se rebela contra nosotros, una naturaleza que grita el abuso que hacemos de ella, necesitamos del Señor; “Paz a vosotros”, la paz verdadera y profunda, la paz en mi interior, La Paz en la familia, la paz en la iglesia y en la sociedad, la paz en el universo, es decir esa sanación, esa integración, ese orden que es fruto de la justicia y del amor. La integración del ser humano lo produce el amor, capaz de sanar lo más profundo del corazón, y precisamente ese amor produce paz y produce alegría, por eso el Señor nos dirá tantas veces; “ Alegraos”,
produce comunión, produce fraternidad . El Señor nos dice; “ Paz a vosotros”,  podemos decir; Señor de acuerdo; “Paz a vosotros”, pero como,  como es capaz de vivir esa paz.
 
La segunda parte; “ Soplo sobre elloS”.  Y les dijo; “ Recibid el Espiritu Santo”, que es el sanador por excelencia, porque es la persona amor. Nos recuerda el libro del Génesis, los primeros versículos de la biblia; “ El Espiritu aleteaba sobre la tierra, el amor de Dios crea y aletea en el universo”,  y cuando aparece ese relato de la creación del hombre y la mujer dice, insuflo, además lo dice de un modo un poco bruto, cogió el barro de la creación insuflo en las narices dice, el Espiritu de vida, el Espiritu de Dios, el amor de Dios que es el que sana la raíz última de todo el desorden, de toda la falta de paz, no solo la exterior, no solo la falta de paz social, la paz también del interior, muchas veces donde solo Dios tiene acceso. Soplo sobre ellos, recibíd el Espiritu Santo para que perdonéis los pecados, la raíz de todo desorden, la raíz de toda ruptura, la raíz de todo sufrimiento.  Señor necesitamos ser sanados, necesitamos ser curados, recibíd el Espiritu Santo, el Espiritu Santo que hoy se vuelve a derramar sobre toda la creación.
 
Queridos hermanos, en vuestras casas y en vuestras familias el Espiritu Santo no tiene límites ni confines ni puertas cerradas ni confinamientos, el Espiritu se hace presente y renueva toda la creación.  Pero es necesario que yo reciba ese Espiritu.  Por eso que importante es que Tomas no estuviera ese día, Tomas era un apóstol que iba siempre un poco por libre aparece en la escritura, no estaba, y cuando esta no cree la presencia del Señor, el Señor se presenta y le ofrece las manos y el costado, le dice algo muy importante; “ Mete tu dedo en mi mano, mete tu mano en mi costado, es decir mete tu carne en mi carne, métete en mí”.  El Señor ha resucitado está ante nosotros y la pregunta sería, ya te has presentado ante el resucitado?, ya has puesto tu vida y tu carne en su carne?. Mete el dedo en su mano, mete la mano en su costado, es decir, muestra al Señor lo que está muerto en tu vida, qué elementos de tu vida están muertos, tus afectos, tus esperanzas, tus fracasos, tus desánimos, parcelas muertas de tu corazón, mételas en la carne gloriosa de Cristo, tu familia, que quizás se resquebraja, problemas en la casa, preocupaciones por un hijo que no encuentra trabajo o ha empezado con malos hábitos, un familiar enfermo, quizá tu puesto de trabajo, el trabajo que con tanta ilusión pusiste en pie y ves, Señor que va a ser de esto, se está muriendo, mete tu carne la carne de Cristo, preséntate ante El Resucitado, tu carne muerta para que  El la vivifique, para que sople sobre ti el Espiritu Santo;”Señor  y dador de vida”, como rezamos en el credo, que todo lo vivifica, la persona amor que  genera vida, que genera alegria, que genera esperanza y nos hace darnos a los demás.
 
Sería la tercera y última reflexión. “Como el Padre me ha enviado así os envío yo”.  Lo decimos al final de la misa; “Podeis ir en paz”, , no quiere decir, ala ya habéis terminado la misa ahora a la barbacoa en paz, no,  significa esa paz que tú has recibido, esa sanación de Dios llévala a los demás. En muchas iglesias todavía queda una costumbre medieval, en las puertas de las iglesias aparece un San Cristóbal, un Cristóforo, es decir un portador de Cristo, porque recordaba a los cristianos apreciar ese Santo con el Señor encima, para que tú lleves a Cristo, para que tú lleves la paz, la  sanación, la misericordia del Señor.  Y vemos como el Espiritu del Señor se hace presente en el mundo de hoy, toda la bondad que estamos viendo en tantas personas creyentes y no creyentes, todo el servicio, el sacrificio por el bien de los demás, es fruto del Espiritu de Dios que recrea el universo, que genera vida, que genera esperanza.  Por eso hoy tanto necesitamos del Señor, escuchar su palabra; “Paz a vosotros”.  Decía el  Nuevo Testamento, San Pablo; “Cristo es nuestra paz”, y por eso el cuando habla de Cristo comienza siempre el  saludo diciendo;” Eirene y jaris”, es decir la paz y la gracia de
Jesucristo, porque Cristo es nuestra paz, Cristo es gracia gratis para nosotros.
 
Portemos esta paz a los que nos rodean, quizás estamos ya cansados verdad, el confinamiento nos está cansando, nos está agotando, tenemos muchos preocupaciones, recibamos la paz del Señor.  Mostremos nuestras heridas y  nuestras muertes al Señor para que las vivifique, y llevemos esa paz y esa misericordia ahi donde más la necesitan, nos sintamos hoy enviados por el Señor.
 
Así lo pedimos esta mañana de la misericordia al Señor, por intercesión de la Virgen María.
 
Que así sea.
 
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao

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