martes, 7 de julio de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - San Valentín de Berriotxoa 2020


San Valentín de Berriotxoa 2020

 

Queridos hermanos sacerdotes, queridos hermanos y hermanas.

1. Celebramos la fiesta de San Valentín sumergidos en estos tiempos extraños. La pandemia que estamos sufriendo nos recuerdan las grandes pandemias que asolaban Europa durante siglos.

2. Un virus microscópico hace tambalear nuestras seguridades y estructuras sociales. Nos hemos sentido frágiles y vulnerables. Hemos asistido al fallecimiento de muchos hermanos nuestros. Comenzamos a percibir las duras consecuencias económicas y laborales que ha causado la crisis sanitaria. Hemos vuelto con cautela a una nueva normalidad, con restricciones y precauciones. No sabemos hasta cuándo. Tampoco conocemos las consecuencias a largo plazo de esta crisis. Ni el modo en que alterará de modo permanente nuestras vidas.

3. En esta situación también aparece la pregunta sobre Dios: Si Dios es bueno, ¿por qué permite estas calamidades? La Biblia ha tratado en muchas ocasiones la cuestión del mal y del sufrimiento. De modo particular, el sufrimiento del justo. En el Antiguo Testamento aparece la figura de Job. Él manifiesta la confianza absoluta en Dios por encima de todo mal. Su sufrimiento le permite conocer en profundidad el amor de Dios. El libro de la Sabiduría afirma que “Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes, sino que todo lo creó para que subsistiera” (Sab 1, 13-14).

4. El sufrimiento del justo se manifiesta plenamente en la vida de Jesús.  Jesús no teoriza sobre el dolor y el sufrimiento. El Señor los asume personalmente abriendo a la humanidad a la esperanza y a la vida verdadera. Dios se pone siempre de parte del que sufre. También nos ha acompañado misteriosamente estos días, aunque quizás no nos hayamos dado cuenta. Hemos sido creados por amor, para amar y ser amados. Por eso nos cuesta penetrar en este mar de sufrimiento que es la pasión de Jesús. Él asume nuestra propia pasión, particularmente manifestada durante estos días.

5. Son tiempos para vivir la esperanza. Las bienaventuranzas son un canto a la esperanza. Dichosos los pobres, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los pacíficos, los perseguidos por la justicia. El Señor nos alienta a vivir las bienaventuranzas experimentando alegría en el presente y aguardando la promesa de la eternidad: “Alegraos porque vuestra recompensa será grande en el cielo” (Mt 5, 12).

5. En esta situación, ¿qué dice el Espíritu a su Iglesia? ¿Cómo leer los signos de los tiempos en el momento actual? ¿Cómo responder eclesialmente a los nuevos desafíos que se nos presentan? Debemos impulsar creativamente la vida de las comunidades y la tarea evangelizadora durante los próximos meses en esta nueva situación. La Eucaristía es la fuente del amor, de la vida y del servicio. De ella recibimos la fuerza para servir a los hermanos. De ella procede la alegría y la esperanza en medio de la oscuridad y la prueba.

6. La muerte nos ha golpeado duramente. La pandemia ha causado el sufrimiento más desgarrador en el corazón de muchas familias. Han visto enfermar y fallecer a sus seres queridos. En muchas ocasiones sin poder ofrecerles compañía y consuelo. Este es el momento de acompañar con delicadeza a quienes en estos días lloran la pérdida de sus familiares y allegados. Ofrecemos hoy la Eucaristía por ellos.

 7. Quisiera tener un recuerdo especial para quienes viven en las residencias de mayores. Ellos se han visto especialmente afectados por la pandemia. El agradecimiento a sus cuidadores que se han multiplicado para atender las necesidades con afecto y delicadeza.

8. Hemos visto cómo las bienaventuranzas se reflejan en tantas personas y profesionales de diversos campos que actúan con generosidad y responsabilidad. Hemos visto la respuesta admirable de personas, comunidades e instituciones volcadas en el servicio. Nuestro profundo agradecimiento para todos ellos y también a las familias que han mantenido viva la llama de la esperanza.

9. Ahora debemos volcarnos en la ayuda a quienes más lo necesitan y en el servicio del bien común. Somos nuevamente enviados a proclamar y hacer realidad las bienaventuranzas. Dios nos acompaña con su cuidado amoroso.

10. Que en medio de las dificultades e incertidumbres brille siempre la luz de su amor y misericordia. Lo pedimos hoy por intercesión de San Valentín de Berriotxoa. Acudimos a la intercesión de nuestra Madre la Virgen de Begoña. Ella es fuente de esperanza. A su cuidado amoroso nos confiamos. AMÉN.

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao
 

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