JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE
7 de octubre de 2020
Queridos hermanos y hermanas. El
7 de octubre celebraremos la jornada mundial por el trabajo decente. El Papa
Francisco, en la homilía pronunciada el pasado primero de mayo afirmaba: “Toda injusticia que se comete contra una persona que
trabaja es un atropello a la dignidad humana (…) la vocación que Dios nos da es
muy hermosa: crear, re-crear, trabajar. Pero esto puede hacerse cuando las
condiciones son justas y se respeta la dignidad de la persona”.
Promovida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y un amplio abanico
de movimientos sociales, diversas organizaciones de Iglesia conmemoran el 7 de
octubre la Jornada Mundial por el
Trabajo Decente. Lo hacen desarrollando diversas actividades públicas cuya
finalidad es visibilizar la importancia esencial de la dignidad del trabajo.
Una sociedad fraterna, tal y como la que Dios sueña para sus
hijos e hijas, sólo puede construirse evitando desigualdades profundas y
superando el riesgo de que importantes sectores queden excluidos o condenados a
la pobreza. Y uno de los instrumentos más eficaces para lograr este objetivo
consiste en promover oportunidades de empleo digno y desarrollo profesional
adecuado. Las crisis sociales, como la que actualmente ha generado la pandemia,
ponen claramente de manifiesto la enorme diversidad de situaciones y riesgos
que, en materia de condiciones y derechos laborales, se dan entre nosotros.
También es plural la capacidad de los distintos colectivos de defender sus
reivindicaciones.
Mantiene toda su vigencia nuestra Carta Pastoral de 2011
titulada “Una economía al servicio de las
personas” que finalizaba “con una llamada a todas las personas de buena
voluntad, agentes e instituciones sociales y administraciones públicas para que
busquen de manera conjunta y solidaria una salida a la crisis; construyan unas
bases éticas firmes para el desarrollo de nuestra sociedad; promuevan el empleo
digno; y se esfuercen por defender a los más débiles y golpeados por la crisis,
como exigencia y prueba de la justicia social ” (nº 40).
Empeñarnos en mejorar la calidad del trabajo disponible es
un modo de responder a la invitación de Jesús a mirar la realidad desde las
necesidades de los afligidos. El Covid-19 podría dejar a muchos sin empleo y
debilitar las condiciones de trabajo de amplios sectores sociales. Los
creyentes, colaborando con todas las personas de buena voluntad, debemos hacer
lo posible para que la comunidad humana esté cada vez mejor integrada, para lo
que es esencial cuidar y promover el trabajo digno como uno de sus pilares. Hay
muchas iniciativas, dentro y fuera de la Iglesia, que merecen nuestra atención
y nuestro apoyo. Quienes formamos el Pueblo de Dios asumimos la tarea de
defender la dignidad del trabajo con responsabilidad, ilusión y esperanza.
Que María nos ayude a promover el trabajo digno para
construir una sociedad fraterna que haga presente el Reino de Dios entre
nosotros. Con gran afecto.
Mario Iceta Gabicagogeascoa |
Joseba Segura
Etxezarraga |
Obispado de
Bilbao |
Obispo Auxiliar
de Bilbao |
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