Domu Santu egunean
Comenzamos el mes de noviembre con la celebración de la
festividad de todos los santos. La vida ajetreada y estresada en que nos
movemos quizás nos hace olvidar el fin último de nuestra existencia y la
plenitud de vida a la que estamos destinados. Esta plenitud de vida es lo que
llamamos santidad. Ya el Concilio Vaticano II nos habló de ella. El capítulo V
de la constitución Lumen Gentium está
dedicado a la llamada universal a la santidad. En él podemos leer: “Es
completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición,
están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la
caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano incluso en la
sociedad terrena. En el logro de esta perfección empeñen los fieles las fuerzas
recibidas según la medida de la donación de Cristo, a fin de que, siguiendo sus
huellas y hechos conformes a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad del
Padre, se entreguen con toda su alma a la gloria de Dios y al servicio del
prójimo” (LG, 40).
Jaungoikoaren graziak
aldatu gaizala
En la fiesta de todos los santos celebramos a esta multitud
de fieles cristianos de toda condición que siguieron de cerca las huellas de
Cristo viviendo la caridad. Ser santo no es realizar hechos extraordinarios.
Consiste más bien y ante todo recibir el don de Cristo y hacer que este don
fructifique en todas las facetas de nuestra vida. Me habéis oído muchas veces
decir que el primer movimiento y esencial de la vida cristiana es ante todo
recibir el don. Nuestro discipulado no es un voluntarismo, no es una decisión
ética, no proviene primariamente de nuestras fuerzas. Es dejarse transformar
por la gracia de Dios y colaborar para que esta gracia transforme nuestra vida
en el amor a Dios y a los hermanos, en la vida cotidiana, en el servicio y
entrega diarios, muchas veces transido por el misterio de la cruz.
Gure bokazinoa Eleizan
hazten eta heltzen da
Esta llamada a la santidad se concreta en la vida diaria. El
Espíritu Santo es derramado en nuestros corazones para que obremos conforme a
Jesús, con sus mismos sentimientos, con un corazón semejante al suyo. Al mismo
tiempo, este mismo Espíritu realiza la comunión entre nosotros de modo que
somos convocados a formar parte de la familia de los hijos e hijas de Dios que
se llama Iglesia, Pueblo de Dios. Para celebrar nuestra pertenencia a esta
familia, celebraremos el día de la Iglesia diocesana. En ella estamos llamados
a tomar conciencia de que la fe tiene una irrenunciable dimensión comunitaria.
Nuestra vocación crece y madura en el seno de la Iglesia. Esta jornada
constituye una buena ocasión para reflexionar de qué modo podemos crecer en
comunión diocesana y cuál puede ser nuestra aportación en los variados campos a
la vida de la diócesis.
Egin eta ekin, Aita
Santuaren mezua
Este año el Papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial
de los pobres, que se celebrará el domingo anterior a la fiesta de Jesucristo
Rey. Vivir la perfección de la caridad es la nota distintiva de la llamada
universal a la santidad. Es por ello, que existe un esencial vínculo de unidad
entre la santidad y el amor a los hermanos, de modo particular a los más
necesitados. El lema del mensaje de este año es “No amemos de palabra sino con
obras”. En la carta de convocatoria, el Papa nos dice: “Es mi deseo que las
comunidades cristianas se comprometan a organizar diversos momentos de
encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta. Podrán invitar a
los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese
domingo… Acerquémonos a ellos… sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor”.
A este respecto, también el Papa nos recuerda que “el fundamento de las
diversas iniciativas será siempre la oración… Los pobres no son un problema,
sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”.
Alkartasun Zeinuan behartsuak
hartuko doguz gogoan
Secundando esta iniciativa del Papa, nos ha parecido oportuno
trasladar a la proximidad de esta jornada el gesto diocesano de solidaridad que
cada año veníamos celebrando en torno a la Cuaresma o la Pascua. Así mismo,
parece adecuado que este año pongamos un acento especial en uno de los
subrayados que aparecen en el Plan Diocesano de Evangelización en el que veíamos
la necesidad de integrar la dimensión socio-caritativa en el núcleo de la
evangelización y de la vida de las comunidades.
Que la Virgen María, que vivió la perfección de la caridad,
nos acompañe en el camino de la santidad en las diversas circunstancias de
nuestra vida. Con gran afecto.
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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