Queridos
hermanos y hermanas.
Hoy 10
de noviembre celebramos el Día de la Iglesia diocesana bajo el lema: “Zu barik,
nora? Contigo hay futuro”. Este día tratamos de tomar conciencia del don que
supone la Iglesia diocesana para cada uno de nosotros. En ella hemos nacido a
la vida, celebramos la fe, recibimos la Palabra de Dios y los sacramentos.
Formamos parte de esta gran familia y nos ponemos en camino siendo discípulos y
misioneros, aprendiendo a compartir y a servir a quienes nos necesitan, anunciando
y edificando el Reino de Dios en medio de nosotros.
Y
una semana después, el 17 de noviembre, celebraremos la Jornada Mundial de los
Pobres que incluye en sí lo que durante muchos años hemos celebrado como Gesto
Diocesano de Solidaridad. El lema elegido por el Papa Francisco para este año
es: “La esperanza de los pobres nunca se frustrará (Sal 9, 19)”. En su mensaje,
el Papa nos habla de viejas y nuevas esclavitudes y nos interpela con estas
palabras: “La Iglesia, estando cercana a los pobres, se reconoce como un pueblo
extendido entre tantas naciones cuya vocación es la de no permitir que nadie se
sienta extraño o excluido, porque implica a todos en un camino común de
salvación. La condición de los pobres obliga a no distanciarse de ninguna
manera del Cuerpo del Señor que sufre en ellos. Más bien, estamos llamados a
tocar su carne para comprometernos en primera persona en un servicio que
constituye auténtica evangelización”. (Mensaje III jornada mundial de los
pobres, 6).
En
este contexto, en nuestra Diócesis queremos ser un rayo de esperanza para las
personas que más sufren celebrando intensamente estas jornadas para ser signo
de encuentro y de esperanza. El lema diocesano, que se hace eco del elegido por
el Papa Francisco es “Itxaropen printzak – Rayos de luz” que quiere
precisamente hacer referencia a la esperanza que estamos llamados a acoger y
sembrar. El viernes 15 de noviembre, se celebrará la jornada de los centros
escolares. El sábado 16, celebraremos un encuentro en Basauri que comenzará con
unos talleres y finalizará con una comida compartida con personas que
representarán a nuestras comunidades y entidades sociales. Y el domingo 17 lo
celebraremos en nuestras parroquias y Unidades Pastorales mediante actividades
que sean signos de encuentro y esperanza.
Que
estas dos jornadas aviven en nosotros nuestra vocación de testigos y misioneros
enviados a sembrar vida y esperanza a quienes más lo necesitan.
Con gran afecto.
+ Mario Iceta
Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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