Manos Unidas
Campaña LXII - 2021 "Contagia solidaridad para acabar con el
hambre".
Hace tan solo unos meses, en octubre pasado, el Papa Francisco
publicaba una nueva encíclica social llamada "Fratelli Tutti",
tomando prestadas estas palabras del mismo San Francisco de Asís. El documento
busca promover entre creyentes y no creyentes una idea profundamente
evangélica: no hay salvación para los que se preocupan solo de sí mismos; los
retos que como humanidad tenemos ante nosotros, solo van a poder ser resueltos
si revitalizamos nuestra convicción de que todas y todos los nacidos de mujer
somos hermanos con una misma dignidad.
Entre esos retos, uno de los más dramáticos es el del hambre.
Podemos leer aquí y allá cifras sobre la dimensión del problema, pero no es
fácil ver tras esos números el drama que esconden. Cierto que algunos problemas
globales nos superan, pero todos podemos hacer algo, y a veces mucho, para
buscar y poner remedios. Lo más importante es superar la tentación de la
indiferencia, evitar caer en el "sálvese quien pueda" y poner en
práctica las enseñanzas de la parábola del buen samaritano. En ella Cristo nos
pide que quienes para muchos resulta indiferente por ser considerado
"lejano", se nos haga "próximo" en el interés y en la preocupación.
Manos Unidas nos invita a unirnos a su campaña para acabar con el
hambre, asumiendo que quienes todavía lo padecen, y tal vez especialmente
ellos, son hermanos especialmente cercanos. Y si todavía no lo fueran,
deberíamos dejar que lleguen a serlo. Solo contagian fraternidad los que viven
con el corazón abierto y saben que todo lo que disfrutamos son dones de Dios
que Él nos pide compartir. Hagamos nuestra contribución, pequeña o grande, para
acabar con esta plaga que nos deshumaniza a todos.
Quiero terminar con la "Oración al Creador" que podemos
encontrar al final de la Encíclica Papal.
Nos puede ayudar a ensanchar el corazón y responder con generosidad a la
llamada de esta campaña.
“Señor y Padre de la humanidad, que creaste a todos los seres
humanos con la misma dignidad, infunde en nuestros corazones un espíritu
fraternal. Inspíranos un sueño de
reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin
hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras. Que nuestro corazón se abra a todos los
pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que
sembraste en cada uno, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de
esperanzas compartidas. Amén.”
X Joseba Segura
Etxezarraga
Obispo
Administrador Diocesano de Bilbao
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