Campaña Manos
Unidas 2018
Comparte lo que importa
Queridos hermanos y hermanas.
Con el lema “Comparte lo que importa”, Manos Unidas
vuelve a realizar un año más su campaña que tiene como objetivo acabar con el
hambre en el mundo. Una tarea que está al alcance de la comunidad
internacional, pero que tantos obstáculos encuentra en su realización. Como se
nos recuerda en el contenido de esta jornada, compartir es una necesidad y
realidad humana. El ser humano está constitutivamente vuelto hacia Dios y hacia
los demás. Su vida está entretejida de relaciones que edifican su propio ser.
Por eso, compartir es propio de la persona humana. No compartir lo importante
de la vida sería encerrarnos en nosotros mismos e ir apagando nuestra realidad
vital.
Para compartir necesitamos tener ojos nuevos,
capaces de descubrir las necesidades de los demás. El amor es una luz que nos
hace ver de un modo nuevo, profundo y humano. La Palabra de Dios es lámpara
para nuestros ojos, que los capacita para ver en el prójimo el rostro de Dios y
salir a su encuentro. Nosotros mismos tenemos carencias y necesitamos de la
ayuda, la compañía, la donación de quienes nos rodean. El amor nos hace
percibir las carencias de los demás e ir a su encuentro compartiendo nuestra
vida con gestos concretos, con ayudas concretas, con una actitud de volcarnos
hacia fuera de nosotros mismos en un encuentro recíproco que nos construye como
personas y edifica un mundo realmente humano y fraterno.
La campaña de Manos Unidas nos estimula a compartir
con los demás las llamadas de tantos hermanos que pasan necesidad en los
diversos lugares de la tierra: hambrunas, catástrofes, guerras, personas sin
techo, desplazados y refugiados, pobrezas endémicas, enfermedades, carencias de
salud, educación, libertad, que golpean la dignidad humana. Manos Unidas
presenta ante nosotros necesidades actuales que no admiten demora, que
necesitan de unos ojos que descubran tantas carencias, un corazón
misericordioso y unas manos que ayuden y tomen de sí mismo para socorrer al
hermano necesitado.
Ante tantas miserias que golpean la dignidad humana
es precisa la implicación personal. Cada uno puede aportar su grano de trigo
que junto a otros muchos granos, son capaces de hacer granero generoso que dé
de comer a tantas personas. Hay muchas formas de ayudar. Cada uno debe
reflexionar ante Dios qué puede dar de sí: tiempo, oración, sacrificio,
voluntariado, cooperación, ayuda material y económica… En esta campaña podemos
descubrir los proyectos concretos que Manos Unidas nos presenta para que la
ayuda sea concreta y eficaz.
Descubriendo estos proyectos podemos colaborar del
modo que estimemos más oportuno y también podemos darlos a conocer para que
otros se impliquen en esta hermosa tarea. Podemos juntos comprometernos con los
más pobres de la tierra para que ellos también perciban, a través de nosotros,
el amor de Dios que los ama y no los deja abandonados, y nuestro amor fraterno
que no pasa indiferente ante el hermano que sufre. La fraternidad constitutiva
que nos caracteriza, al ser todos hijos e hijas de un mismo Padre, nos impulsa
a compartir con el hermano gozos y dificultades, éxitos y problemas, riquezas y
pobrezas para hacer un mundo más justo y fraterno.
Como bien decía San Juan de la Cruz, “el alma que
anda en amor ni cansa ni se cansa”. Es lo que pretendemos durante todo el año,
no cansarnos de ayudar y compartir; vivir realmente en la verdad del amor que
nos compromete con lo que importa. Es a lo que nos anima la campaña de Manos
Unidas de este año. Pido a Dios que os bendiga y que premie vuestra generosidad
y vuestro amor operativo en la respuesta generosa a la llamada de los pobres.
Que María nos acompañe en este camino. Con gran afecto.
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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