Recuperar el
corazón
Berpiztu daigun
karidadea gure bihotzetan
En su mensaje de Cuaresma del Papa Francisco para este
año, titulado “Al crecer la maldad se enfriará el corazón de la mayoría” (Mt
24, 12), se nos previene contra los falsos profetas y el paulatino enfriamiento
de la caridad. Ante esta realidad, la oración, la limosna y el ayuno se nos
vuelven a proponer como antídotos necesarios que reavivan el amor y recuperan
el corazón. La oración descubre los engaños y mentiras secretas que anidan en nosotros.
La limosna nos libera de la avaricia y nos hace ver al hermano como alguien con
el que estoy llamado a compartir los bienes que Dios nos ha dado. El ayuno nos
desarma de nuestra violencia y nos ayuda a crecer. El mes de marzo, sumergido
plenamente en la Cuaresma, es el tiempo propicio para ejercitar estos antídotos
que reaviven la caridad en nuestros corazones.
Garizumea,
bihotza arakatzeko sasoi egokia
En este clima de oración, la Cuaresma tiempo propicio
para examinar el corazón. Cómo se sitúa ante las distintas realidades y
circunstancias que tejen mi existencia. En la Escritura se nos proponen las Bienaventuranzas
como la forma de vida del cristiano, el Decálogo como las señales que marcan el
camino del amor, las obras de misericordia que componen las entretelas del
juicio sobre la calidad del amor, las virtudes teologales y cardinales, así
como los dones del Espíritu Santo que deben fructificar en nosotros.
Amoris
Laetititak argibide onak emoten deuskuz
En la exhortación postsinodal “Amoris laetitia”, el
Papa Francisco iniciaba el capítulo dedicado al amor verdadero vivido en lo
cotidiano de nuestra vida, con el himno a la caridad de San Pablo, recogido en
su primera carta a los Corintios: “El amor es paciente, es servicial, no tiene
envidia, no hace alarde ni es arrogante…Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta” (1 Cor 13, 4-7). Y nos ofrece una reflexión profunda
de cada una de las características de este amor. Constituye un hermoso chequeo
para ver si realmente nos esforzamos en vivir cotidianamente en el amor o
sencillamente nos auto engañamos y todo se queda en buenos propósitos que, en
último término, no mueven nuestra vida ni la comprometen.
Jaungoikoarengana
eta besteengana hurreratzeko aldia
El tiempo de Cuaresma es tiempo para volver a Dios,
para examinar la realidad del pecado que hace opaca la realidad y que también
atenaza nuestra vida. No minusvaloremos el poder del mal y del pecado. El mismo
Jesús, en el Padrenuestro, nos indica dos peticiones que debemos incorporar a
nuestra oración diaria: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”.
La gracia de Dios antecede nuestra vida y sostiene nuestra existencia, que se
ve amenazada por estas realidades que siembran división y muerte. Pidamos la
gracia para no entrar en la tentación ni someternos al mal, porque ahora es el
tiempo propicio para la conversión y para volvernos a Dios y al servicio del
prójimo.
San Josek bidea
erakusten deusku
La celebración del día de San José viene a ser como un
descanso en este camino bautismal y penitencial hacia la Pascua. En el santo
esposo de la Virgen María encontramos un modelo admirable de discipulado. Su
humildad, entrega, esfuerzo, discreción, bondad, vida interior, castidad,
confianza, esperanza son ejemplo luminoso para nosotros. La víspera de San José
tendré el gozo de ordenar diácono al seminarista Fran Pinilla. Os ruego que lo
tengáis muy presente en la oración personal y comunitaria y que le acompañéis
en el día de la ordenación e inicie su ministerio con profundo agradecimiento,
alegría y disponibilidad para servir.
Martxoaren 19,
Misioen Eguna
También en la fiesta de San José celebramos el día de
las Misiones Diocesanas. Nuestra presencia actual en diócesis hermanas de
América y de África, aunque se ha reducido en número, no por ello debe
reducirse en empeño y compromiso. Este año queremos subrayar la colaboración
con las diócesis hermanas de África. Queremos situar este Continente
maravilloso, pero tan probado y sufrido, en el centro de nuestra dedicación y
colaboración. Hagamos que sea realmente el continente de la esperanza con futuro luminoso y esperanzador.
Onartu daigun
maitasunaren misterioa
Y el mes concluye con la celebración del fundamento de
nuestra fe: el Triduo Pascual de la muerte y resurrección de Cristo. Vivamos
con intensidad estos días. Dejémonos sumergir en la perenne fuente de vida y
amor a la que el Señor nos convoca. Muramos con Él en nuestra vieja humanidad
para resucitar a la nueva, capaz de extender hasta los confines de la tierra el
Reino de Dios. El Señor pasará por nuestras vidas. Acojamos agradecidos este
misterio de amor. Con gran afecto.
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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