“El Seminario, misión de todos”
8 de diciembre de 2019
Día del Seminario
Queridos hermanos y hermanas.
En la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, celebramos
también el día del Seminario. El lema escogido para este año es: “el seminario
misión de todos”. Recordamos las palabras de los mártires de Cartago en la
época Romana: “sin la Eucaristía no podemos vivir”. Efectivamente, la
Eucaristía es el pan de vida. Como nos recuerda Jesús: “Si no coméis mi carne y
no bebéis mi sangre no tenéis vida en vosotros” (Jn 6, 53). Y por eso, en el
Padrenuestro rogamos a Dios: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. No sólo el
pan material y tantos dones que necesitamos para vivir. Pedimos también el pan
espiritual, el pan de vida para hoy y para la eternidad (cfr. Jn 6, 35).
Esta carne eucarística y este pan de vida nos llegan por
medio del ministerio de los sacerdotes. En la última cena Jesús encomienda a
sus apóstoles: “haced esto en memoria mía” (Lc 22, 19). El
Papa San Juan Pablo II nos recordaba que “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una
experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del
misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con
alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del
Señor: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo» (Mt 28, 20); en la sagrada
Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre
del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en
Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su
peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus días,
llenándolos de confiada esperanza. (EdE 1).
Si la Iglesia vive de la Eucaristía, toda la
Iglesia está concernida en que este misterio pueda ser habitualmente celebrado
en todas las partes del mundo. Por eso, la oración que el Señor nos invita a
realizar para que “el dueño de la mies envíe operarios a su mies” (cfr. Mt 9,
38) incumbe a toda la Iglesia. Todos sus miembros, cada uno según su propio
carisma, debemos colaborar en suscitar las vocaciones al ministerio ordenado
para que este sacramento sea siempre celebrado; cuidar su crecimiento y
formación; y después, ya ordenados, acompañar y sostener su vida y ministerio.
El Papa Francisco se dirigía a unos seminaristas con estas
palabras: “El seminario es lugar y tiempo de discernimiento. Y esto requiere acompañamiento,
como hace Jesús con los dos discípulos y con todos sus discípulos,
especialmente con los Doce. Los acompaña con paciencia y sabiduría, y les
enseña a seguir la verdad, desenmascarando las falsas expectativas que albergan
en sus corazones” (discurso 24 noviembre 2018).
Como afirma el mensaje que ha dirigido la Conferencia
Episcopal con ocasión de esta jornada: “Todos somos responsables de la pastoral
de la llamada, de ser vehículo en manos de Dios para que otros puedan oír, sin
miedo a equivocarse, la misión concreta que Dios ha puesto en sus manos. El
sacerdocio es un ministerio indispensable en nuestra Iglesia. Dios llama a sus
sacerdotes en determinados contextos humanos y eclesiales que los marcarán y
caracterizarán; y Dios mismo envía a estos ministros ordenados al servicio del
Evangelio de su Hijo. No tengamos miedo. Dios seguirá enviando obreros a su
mies para que la apacienten según el corazón de Cristo”.
En este día del Seminario oremos por las vocaciones al
ministerio sacerdotal. Que niños, jóvenes y adultos escuchen la llamada de Dios
y sean ayudados a responder con generosidad. Oremos también por nuestros
seminaristas y sus formadores. Que Cristo vaya modelando su corazón de buen
pastor. Que sean servidores fieles y entregados a la porción del Pueblo de Dios
que se les va a encomendar. Ayudemos al seminario con nuestra oración y
cercanía. También colaboremos en sus necesidades materiales y económicas.
María, Madre de la Iglesia, nos acompañe en nuestro camino. A
Ella encomendamos hoy de modo particular a nuestro seminario y a todos aquellos
a quienes se dirige la llamada del Señor a compartir con Él este precioso
ministerio de amor y servicio. Con gran afecto.
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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