jueves, 18 de octubre de 2018

PASTORAL Y HOMILÍAS OBISPO


Campaña DOMUND  2018 “Cambiar el Mundo”

Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

Queridos hermanos y hermanas.

1. “Cambiar el mundo”, ahí es nada y ahí nos lo jugamos todo. Es el lema que nos propone la Campaña del DOMUND de este año. Cambiar el mundo es un anhelo que anida en lo más profundo de nuestro corazón. Cambiar el mundo según el corazón de Dios. Hacerlo habitable, fraterno, humano y divino. Desde la encarnación del Hijo de Dios, esta tarea es posible. Lo humano se ha revestido de lo divino. Todo adquiere el sentido de Dios. Y a través de esta santa humanidad del Hijo de Dios, nos llega el don del Espíritu, la Persona Amor que posibilitará este cambio del mundo desde su misma raíz. Desde lo más profundo de su ser.

2. El cambio del mundo comienza por el cambio del corazón. La transformación del mundo va de dentro hacia fuera, como esa levadura que en interior de la masa la fermenta y la hace crecer, o esa semilla que lleva en su seno el poder de convertirse en árbol frondoso que puede acoger a tantos seres vivientes. Así, el don del Espíritu Santo comienza mutando nuestro corazón, haciéndolo de carne, haciéndolo semejante al Corazón de Jesús. Cambiando lo rígido, frío y oscuro en amor, calor y luz. Lo hace salir de sí mismo para acoger, servir, entregarse, transformar.

3. Así como el cambio del mundo comienza desde dentro, el día de nuestro bautismo, Dios obró en nosotros este cambio interior, hijos e hijas de la luz, templos del Espíritu Santo, agregados a Cristo muerto y resucitado, miembros de la gran familia de los vivientes, de la Iglesia, constituidos en discípulos y misioneros, consagrados y enviados. Junto a esta admirable transformación se nos confió una misión. La vida cristiana no tiene una misión, sino que ella misma es misión. La misión no es algo confiado únicamente a estas mujeres y hombres admirables que dejándolo todo son enviados a tierras lejanas a sembrar la Palabra viva de Dios. Es una misión confiada a cada uno de nosotros. Quizás, en este mundo que avanza a velocidad trepidante, puede que no nos hayamos preguntado acerca de nuestra misión. Cuál es la misión que Dios me ha confiado, cuál es el don que Dios me ha dado, es decir, cuál es el sentido profundo de la vocación de mi vida y que debe ser el motor de mi existencia, donde encontraré la verdarera alegría, la paz y la esperanza.

4. Celebrar el día del DOMUND nos permite detenernos para reflexionar acerca de estas cuestiones, para orar juntos por la misión que se nos ha confiado y colaborar con nuestra plegaria y ayuda a tantos hermanos y hermanas que han hecho de su vida un hermoso canto de amor y de entrega a los más necesitados hasta los confines de la tierra.

5. Pensar en la misión y vivir el día de la misión es querer superar nuestros pequeños egoísmos, nuestros planes, a veces tan chatos y cortos de miras, para abrirnos al inmenso mundo donde tantas personas esperan la Palabra de vida, la razón para esperar, el amor y la misericordia que les redime de sus pobrezas espirituales, sociales y materiales. Es lo que el Papa Francisco denomina fomentar la pastoral del vinculo: salir de nuestra soledad para establecer la fraternidad y el servicio que alegra y engrandece nuestras vidas, dirigiéndolas hacia un horizonte de esperanza.

6. Este año, el mes de octubre coincidirá con el Sínodo dedicado a los jóvenes, donde se tratará de modo particular acerca de su vocación y misión. La misión de la Iglesia necesita ser profundamente renovada, y a esta noble tarea están llamados los jóvenes, con su creatividad, con su novedad, con formas y estilos nuevos para un mundo envejecido, con el profundo deseo de santidad de vida y de entrega generosa, es decir, con la acogida del don del Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas y nos mantiene en la perenne juventud de Dios.

7. Quizás nos da miedo presentar a los jóvenes ideales altos, compromisos duraderos. A veces, las experiencias cortas de misión y de servicio, pueden ser ocasión propicia para que nuestros jóvenes se planteen ideales altos y descubran la misión que Dios les confía. Como nos dice el Papa Francisco en su mensaje para este día: “Ser atraídos y ser enviados son los dos movimientos que nuestro corazón, sobre todo cuando es joven en edad, siente como fuerzas interiores del amor que prometen un futuro e impulsan hacia adelante nuestra existencia. Nadie mejor que los jóvenes, percibe cómo la vida sorprende y atrae. Vivir con alegría la propia responsabilidad ante el mundo es un gran desafío”.

8. Vivamos con agradecimiento y profundidad del Domingo Mundial de las Misiones. Que María, que se puso en camino, sin demora, al encuentro de su prima Isabel, nos ayude a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de quienes no conocen a Jesús, de quienes sin saberlo lo esperan ardientemente y lo necesitan como un don precioso que ilumina toda la existencia, en un renovado y gozoso impulso misionero.
Con gran afecto.

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

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