martes, 30 de abril de 2019

MISA DEL MIERCOLES 01/05/19 SAN JOSE OBRERO


Blanco MR, p. 737 (724) / Lecc. I, p. 877 / LH 2a. semana.


Este humilde carpintero de Nazaret, pueblecito de Galilea, es para los cristianos el modelo en el cumplimiento de su profesión, puesto que él trabajó todos los días íntimamente unido a Jesús. En la escuela de Nazaret, José nos enseña que el trabajo es gozo y dolor, servicio a la comunidad y cercanía a Dios.


UNA NUEVA MANERA DE VIVIR 

Hech 5, 17-26; Jn 3, 16-21



Pocas frases evangélicas son tan conocidas como ésta que nos refiere Juan 3,16. Dios envió a su Hijo por amor al mundo, para hacernos partícipes de la vida eterna. Podría pensarse que dicha misión no tuviera repercusión alguna en esta, la vida terrena, aparentemente contrapuesta ala eterna y definitiva. El probable malentendido queda despejado cuando revisamos el mandato que el Ángel del Señor asigna a los discípulos Pedro y Juan al momento de librarlos dela cárcel en Jerusalén: vayan y expliquen al pueblo esta manera de vivir. La fe cristiana no es un amasijo de doctrinas al gusto del cliente, nada más lejano del cristianismo que una religión de supermercado, donde cada cual hace su propio "carrito de compras", llevándose las prácticas y creencias que más le convengan. El cristianismo es una forma de vida, inspirada en la misma vida de Jesús. El cristiano elige vivir a la manera de Jesús su Señor en todos los ámbitos de la vida.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 127, 1-2

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerán el fruto de su trabajo, será dichosos, le irá bien. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, creador de todas las cosas que has establecido para el género humano el precepto del trabajo, concede, propicio, por el ejemplo y con la protección de san José, que podamos cumplir con las tareas que nos asignas y alcancemos la recompensa que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 17-26


En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido, que eran los saduceos, llenos de ira contra los apóstoles, los mandaron aprehender y los metieron en la cárcel. Pero durante la noche, un ángel del Señor les abrió las puertas, los sacó de ahí y les dijo: "Vayan al templo y pónganse a enseñar al pueblo todo lo referente a esta nueva vida". Para obedecer la orden, se fueron de madrugada al templo y ahí se pusieron a enseñar.
 
Cuando llegó el sumo sacerdote con los de su partido convocaron al sanedrín, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y mandaron traer de la cárcel a los presos. Al llegar los guardias a la cárcel, no los hallaron y regresaron a informar: "Encontramos la cárcel bien cerrada y a los centinelas en sus puestos, pero al abrir no encontramos a nadie adentro".

Al oír estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los sumos sacerdotes se quedaron sin saber qué pensar; pero en ese momento llegó uno y les dijo: "Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo".

Entonces el jefe de la guardia, con sus hombres, trajo a los apóstoles, pero sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9


R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.


Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.

Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.

Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R/.

Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R/.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16

R/. Aleluya, aleluya.


Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que el que crea en él, tenga vida eterna. R/. Aleluya.

EVANGELIO

Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.

Del santo Evangelio según san Juan: 3,16-21 

Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.

La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


O bien, en la memoria de san José: (Lecc. I, p. 1013 [1011])

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Salmo 67, 20

R/. Aleluya, aleluya.

Bendito sea el Señor día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve. R/. Aleluya.

EVANGELIO

¿No es éste el hijo del carpintero?

Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 54-58

En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: "¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?". Y se negaban a creer en él. Entonces, Jesús les dijo: "Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa". Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, fuente de toda misericordia, mira las ofrendas que te presentamos en la conmemoración de san José, concédenos, propicio, que los dones ofrecidos se conviertan en protección para los que te invocan. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

Misión de san José.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gradas siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la conmemoración de san José, porque él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios, el fiel y prudente servidor a quien constituiste jefe de tu familia, para que, haciendo las veces de Padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro. Por él, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza. Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Col 3, 17

Todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados, Señor, con el manjar celestial, te suplicamos humildemente que, a ejemplo de san José, llevemos en nuestro corazón las pruebas de tu amor y gocemos siempre del fruto de la paz eterna. Por Jesucristo, nuestro, Señor.

ORACIÓN DE SAN JUAN XXIII A SAN JOSÉ: "¡Oh glorioso San José, que velaste tu incomparable y real dignidad de guardián de Jesús y de la Virgen María bajo la humilde apariencia de artesano, y con tu trabajo sus-tentaste sus vidas, protege con amable poder a los hijos que te están especialmente confiados! Tú conoces sus angustias y sus sufrimientos porque tú mismo los probaste al lado de Jesús y de su Madre. No permitas que, oprimidos por tantas preocupaciones, olviden el fin para el que fueron creados por Dios; no dejes que los gérmenes de la desconfianza se adueñen de sus almas inmortales Re-cuerda a todos los trabajadores que, en los campos, en las oficinas, en las minas, en los laboratorios de la ciencia no están solos para trabajar, gozar y servir, sino que junto a ellos está Jesús con María, Madre suya y nuestra, para sostenerlos, para enjugar el sudor, para mitigar sus fatigas. Enséñales a hacer del trabajo, como hiciste tú, un instrumento altísimo de santificación".

ESTE ES EL DÍA QUE HIZO EL SEÑOR (SAL 117, 24)





1. Comenzamos este mes sumergidos en el Tiempo Pascual. Como canta el salmo 117: “este es el día que hizo el Señor”. Es el día de nuestra alegría y nuestro gozo. Pienso que este verso expresa muy bien el núcleo de este tiempo. Sabemos que en la Escritura el día es una unidad de tiempo que expresa el hoy, el presente eterno de la acción del Señor. El día, en contraposición a la noche, es el tiempo de la luz y de la gracia. Y esta presencia del Señor, llena de luz y gracia es el hoy, el presente de nuestra vida cotidiana, del discurrir habitual de nuestra existencia.

2. Cada año, el primero de mayo, quienes han participado durante muchos años en la tarea misionera tanto en América como en África, se reúnen en Urkiola para mantener viva la vocación misionera, que nos convoca a una tarea permanente y siempre actual en la vida de la Iglesia. Además, este año el Papa ha convocado un mes misionero extraordinario en octubre bajo el lema: “La Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. En este se nos recordará que es precisamente el misterio Pascual de Jesús el fundamento de la misión. Él nos envía para ser testigos y portadores de una vida nueva, de la presencia del Reino de Dios en medio de nosotros que genera unas relaciones nuevas que se fundamentan en el amor.

3. Así mismo, el cuarto domingo de Pascua  celebramos el domingo del Buen Pastor. La víspera de esta celebración se viene organizando desde hace varios años en el Seminario un día de oración y adoración de la Eucaristía como preparación a la recepción de los ministerios de lector y acólito por parte de algunos seminaristas y por todos los sacerdotes. En su última exhortación titulada Cristo vive, el Papa Francisco invita a los jóvenes a esta vocación ministerial con las palabras siguientes: “Si partimos de la convicción de que el Espíritu sigue suscitando vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, podemos “volver a echar las redes” en nombre del Señor, con toda confianza. Podemos atrevernos, y debemos hacerlo, a decirle a cada joven que se pregunte por la posibilidad de seguir este camino… El Señor no puede faltar a su promesa de no dejar a la Iglesia privada de los pastores sin los cuales no podría vivir ni realizar su misión… Ten la certeza de que, si reconoces un llamado de Dios y lo sigues, eso será lo que te hará pleno” (cfr., ChV, 274-276).

4. También durante este mes celebraremos un encuentro diocesano de familias en el Monasterio de Artebakarra para vivir juntos la alegría de la vocación al matrimonio y a la familia compartiendo experiencias en este camino hermoso de santidad. El Papa Francisco dirige unas palabras de afecto y aliento a los matrimonios y a quienes se preparan para vivir la vocación matrimonial: “Me gusta pensar que «dos cristianos que se casan han reconocido en su historia de amor la llamada del Señor, la vocación a formar de dos, hombre y mujer, una sola carne, una sola vida. Y el Sacramento del matrimonio envuelve este amor con la gracia de Dios, lo enraíza en Dios mismo. Con este don, con la certeza de esta llamada, se puede partir seguros, no se tiene miedo de nada, se puede afrontar todo, ¡juntos!» (ChV, 260). Así mismo, el último viernes del mes celebraremos las bodas de plata, oro y diamante de muchos matrimonios en la celebración de la Eucaristía en la Basílica de Begoña.

5. No quiero terminar estas palabras sin hacer referencia a la Pascua del Enfermo que celebraremos en el quinto domingo de Pascua. La enfermedad es un momento de crisis y confrontación en todas las dimensiones de nuestra vida. Qué importante es saber sostener y acompañar en los momentos de enfermedad proporcionando alivio, consuelo y esperanza. En la exhortación Spe Salvi, el Papa Benedicto XVI nos recordaba que: “aceptar al otro que sufre significa asumir de alguna manera su sufrimiento, de modo que éste llegue a ser también mío. Pero precisamente porque ahora se ha convertido en sufrimiento compartido, en el cual se da la presencia de un otro, este sufrimiento queda traspasado por la luz del amor… La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre” (Spe Salvi, 38).

6. Encomendamos en este mes a los matrimonios y a las familias, de modo particular a las que sufren por motivos diversos, a los enfermos y a quienes ejercen el ministerio sacerdotal y quienes se preparan para ello. Que puedan experimentar siempre nuestro afecto, ayuda y oración. Contando con la intercesión de la Virgen María durante este mes de mayo, mes especialmente dedicado a Ella, pido a Dios que os bendiga. Con gran afecto.

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao

viernes, 26 de abril de 2019

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Papa Francisco propone estos cuatro consejos a jóvenes para permanecer cerca de Jesús


El Papa Francisco recibió este 25 de abril a jóvenes de la diócesis francesa Aire et Dax en la Sala del Consistorio del Vaticano a quienes animó a permanecer cerca de Jesucristo a pesar de “la dolorosa y compleja cuestión de los abusos cometidos por los miembros de la Iglesia”.
“Los animo a permanecer unidos al Señor Jesús a través de la escucha de la Palabra, la práctica sacramental, la vida fraterna y el servicio a los demás”, aconsejó a los jóvenes el Santo Padre.
En esta línea, el Pontífice advirtió que “numerosas personas piensan que hoy es más difícil llamarse cristianos y vivir la fe en Cristo. Y ustedes seguramente experimentan estas dificultades, que en ocasiones se convierten en pruebas”.
Por este motivo, el Papa Francisco citó la Exhortación Apostólica Christus Vivit (Cristo Vive) para alentar a los jóvenes a aprovechar esta peregrinación en Roma y “redescubrir que la Iglesia, de la que son miembros, camina desde hace dos mil años, compartiendo las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres. Y camina así como es, sin recurrir a ninguna cirugía estética”.
En esta línea, el Santo Padre dijo que “el contexto actual no es fácil, a causa de la dolorosa y compleja cuestión de los abusos cometidos por miembros de la Iglesia. Sin embargo, quisiera repetirles que hoy no es más difícil que en otras épocas de la Iglesia: es solamente diferente”, destacó.
“Mirándolos reconozco la obra del Señor Jesús que no abandona a su Iglesia y que, gracias a su juventud, a su entusiasmo y a sus talentos que les ha confiado, le permite renovarse y rejuvenecer en las diversas etapas de su larga historia”, aseguró el Papa.
Por ello, el Pontífice animó a los jóvenes a dejarse “transformar y renovar por el Espíritu Santo para llevar a Cristo a todos los ambientes y dar testimonio de la alegría y de la juventud del Evangelio”. Y, siguiendo el ejemplo de San Vicente de Paúl, un Landés como ellos, “hacer visible el amor con el que Dios les ha llenado, amando con la fuerza de sus brazos y el sudor de su frente".
En este sentido, Francisco exhortó a los jóvenes a ser “constructores de puentes entre las personas, intentando hacer crecer una cultura del encuentro y del diálogo, para contribuir a alcanzar una auténtica fraternidad humana”.
“Con su atención a los pequeños y a los pobres, pueden encender estrellas en la noche de aquellos que, en distintos modos, están en dificultad. Pueden manifestar, con sus gestos y sus palabras que ‘Dios es siempre novedad’, y que nos conduce a donde está la humanidad más herida y a donde los seres humanos, bajo la apariencia de superficialidad y del conformismo, continúan buscando la respuesta a la pregunta sobre el sentido de la vida”, señaló.
Al finalizar, el Papa exclamó: “Cuento con ustedes. La Iglesia necesita de su impulso, de sus intuiciones y de su fe”, concluyó.

(publicado en ACIPRENSA)

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jueves, 25 de abril de 2019

MISA DEL DOMINGO 28/04/19

La Divina Misericordia

Blanco Domingo II de Pascua MR p. 351 (353) / Lecc. I, p. 329 LH, del Domingo de Pascua. 2das vísperas del domingo II de Pascua [Se omiten las memorias de San Pedro Chanel, presbítero y mártir y de San Luis Maria Grignion de Montfort, presbítero]



H EMOS VISTO AL SEÑOR

Hech 5, 12-16; Apoc 1, 9-11.12-13. 17-19; Jn 20, 19-31


A partir de estos fragmentos pascuales podemos corroborar que efectivamente la fe nace de la predicación. Nadie podrá confesar a Jesús como Señor —así lo ilustra el episodio de Tomás—si no recibe el testimonio creíble de quienes vieron y escucharon a Jesús resucitado. Los relatos pascuales insisten en afirmarlo. Fue necesario que Jesús se dejara ver una y otra vez para que cayera el manto de confusión y resistencia que bloqueaba la mente de los discípulos. No harían falta evidencias palpables sobre la presencia física del resucitado como reclamaba Tomás. El sumario de curaciones que nos reporta el libro de los Hechos así lo documenta. A través de las señales de vida y humanidad que los apóstoles realizaban en favor de los enfermos, las personas accedían a la fe en Cristo resucitado.

ANTÍFONA DE ENTRADA 1 Pe 2, 2

Como niños recién nacidos, anhelen una leche pura y espiritual que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios de eterna misericordia, que reanimas la fe de este pueblo a ti consagrado con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que todos comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha regenerado y el precio de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Crecía el número de los creyentes en el Señor.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 12-16


En aquellos días, los apóstoles realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Todos los creyentes solían reunirse, por común acuerdo, en el pórtico de Salomón. Los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente los tenía en gran estima.

El número de hombres y mujeres que creían en el Señor iba creciendo de día en día, hasta el punto de que tenían que sacar en literas y camillas a los enfermos y ponerlos en las plazas, para que, cuando Pedro pasara, al menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.

Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén y llevaba a los enfermos y a los atormentados por espíritus malignos, y todos quedaban curados. Palabra de Dios Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 117, 2-4. 22-24. 25-27a

R/. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.



Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Diga la casa de Aarón: "Su misericordia es eterna". Digan los que temen al Señor: "Su misericordia es eterna". R/.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Éste es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.

Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que vienen nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine. R/.


SEGUNDA LECTURA

Estuve muerto y ahora, como ves; estoy vivo para siempre.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1, 9-11. 12- 13. 17-19


Yo, Juan, hermano y compañero de ustedes en la tribulación, en el Reino y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente, como de trompeta, que decía: "Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete comunidades cristianas de Asia". Me volví para ver quién me hablaba, y al volverme, vi siete lámparas de oro, y en medio de ellas, un hombre vestido de larga túnica, ceñida a la altura del pecho, con una franja de oro.

Al contemplarlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo sobre mí la mano derecha, me dijo: "No temas. Yo soy el primero y el último; yo soy el que vive. Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo por los siglos de los siglos. Yo tengo las llaves de la muerte y del más allá. Escribe lo que has visto, tanto sobre las cosas que están sucediendo, como sobre las que sucederán después". Palabra de Dios Te alabamos Señor.


SECUENCIA

Opcional


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 20, 29 

R/. Aleluya, aleluya.


Tomás, tú crees, porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Ocho días después, se les apareció Jesús.

Del santo Evangelio según san Juan: 20,19-31


Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, si no cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto". Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.


Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL


Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos al Señor, diciendo: Rey vencedor, escúchanos. R/. Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo que, con su gloriosa resurrección ha vencido la muerte y ha destruido el pecado, pidámosle que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del bautismo que renovaron en la noche santa de Pascua.

A Cristo que, con su santa resurrección, ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven los dones que la misericordia del Padre les ha restituido.

A Cristo que, con su gloriosa resurrección, ha dado al mundo la vida verdadera y ha renovado toda la creación, pidámosle por los que, por no creer en su triunfo, viven sin esperanza.

A Cristo que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los pueblos y los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar nuestros corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, anunció la alegría a las mujeres, y por medio de las mujeres a los apóstoles. y por medio de los apóstoles al mundo entero, pidamos»: por los que nos hemos reunido para celebrar su triunfo.

Señor, Dios nuestro, que cada domingo reúnes a tu pueblo para que celebre el triunfo de tu Hijo, el primero y el último, el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos, escucha nuestra oración y danos la fuerza de tu Espíritu, para que, destruidas las fuerzas del mal, te ofrezcamos, juntamente con nuestro amor, el obsequio de nuestra obediencia libre. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo (y de los recién bautizados), para que renovados por la confesión de tu nombre y por el bautismo, consigamos la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I de Pascua (en este día) p. 504 (500).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27

Jesús dijo a Tomás: Acerca tu mano, toca los agujeros que dejaron los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, concédenos que la gracia recibida en este sacramento pascual permanezca siempre en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne. p. 341 (602). Para despedir al pueblo se canta o se dice "Pueden ir en paz, aleluya, aleluya." A lo cual se responde "Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya."

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Nuestra vida y nuestras actitudes cotidianas son transparentes. Los demás observan lo que hacemos y sacan sus conclusiones. El capítulo quinto de los Hechos de los Apóstoles nos presenta de manera creíble la vida de la primera comunidad cristiana. Es una comunidad vigorosa y congruente que vive al servicio de su Señor y que atiende con calidez y eficacia a los hermanos que sufren. Enfermos y oprimidos por el mal alcanzan la curación. Esas señales vuelven creíble a la comunidad que evangeliza. No es una iglesia perfecta, puesto que los episodios de mezquindad y ambición siguen presentes en la persona de Ananías y Safira. Sin embargo, el balance es más que favorable. La lección mantiene su vigencia. Somos una iglesia urgida de credibilidad. Las marcas de nuestra fragilidad nos exhiben como una iglesia pecadora, necesitada de conversión y llamada a servir a los necesitados en nombre de Jesús.

sábado, 20 de abril de 2019

MISA DEL DOMINGO DE PASCUA 21/04/19

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor Vigilia Pascual en la Noche Santa

Blanco Tiempo Pascual MR, p. 315 (317) / Lecc. I, p. 829 LH, Todo propio. T. II, p. 501: 

Fieles: p. 271; Popular: 20 y 442

Otros santos: Anselmo de Canterbury, abad y Doctor de la Iglesia; Conrado de 

Parzham, hermano lego capuchino.


PROMESAS CUMPLIDAS.


Gén 1, 1-2, 2; Gén 22, 1-18, Ex 14. 15-15, 1, Is 54, 5-14, Is 55. 1-11; Bar 3, 9-15 32-4, 4; 

Ex 36, 16-28, Rom, 6, 3-11 Lc 24, 1-12

La historia de la salvación arranca con una invitación a vivir conforme a la propia identidad de creaturas hechas a imagen y semejanza de Dios. En ese sentido ni siquiera para honrar a Dios se debía sacrificar la vida de Isaac. Dios aborrece que las personas sean convertidas en víctimas. Por eso enviará a los profetas a conmover la conciencia adormecida de Israel a fin de que descubrieran los planes del Señor y vivan en congruencia. El profeta Ezequiel reanima a un pueblo confundido por la experiencia del destierro y lo invita a regresar a su tierra para renovar la alianza nueva con Dios. De esa alianza nueva Jesús será el garante definitivo, porque con su cuerpo y sangre libremente entregados nos abriría el camino al verdadero descanso. Las mujeres que visitaron desconsoladas el sepulcro, regresaron llenas de consuelo al descubrir que habían sido cumplidas las promesas del Maestro.

PRIMERA PARTE

SOLEMNE INICIO DE LA VIGILIA O "LUCERNARIO"

Se apagan todas las luces de la iglesia.


En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se prepara un fuego que llamee. Congregado allí el pueblo, llega el sacerdote con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio pascual No se usan ni la cruz procesional, ni los ciriales.

Si las circunstancias no permiten encender el fuego, fuera de la iglesia, todo este rito se desarrolla como se indica en el número 13 en el Misal Romano.

El sacerdote y los fieles se signan, mientras él dice: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseguida saluda al pueblo, como de costumbre, le hace una breve monición sobre la vigilia de esta noche, con estas palabras u otras semejantes:

Hermanos: En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo paso de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Conmemoremos, pues, juntos, la Pascua del Señor, escuchando su Palabra y participando en sus sacramentos, con la esperanza cierta de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.


Enseguida se bendice el fuego, diciendo con las manos extendidas:

OREMOS

Dios nuestro, que por medio de tu Hijo comunicaste a tus fieles el fuego de tu Luz, santifica † este fuego nuevo y concédenos que, al celebrar estas fiestas pascuales, se encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que podamos llegar con un espíritu renovado a las fiestas de la eterna claridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amen.

Una vez bendecido el fuego nuevo, uno de los ministros lleva el cirio pascual ante el celebrante. Este con un punzón grava una cruz en el Cirio. Después, traza sobre él la letra griega Alfa y debajo, la letra Omega; entre los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso, mientras dice:


1. Cristo ayer y hoy, traza la línea vertical;
2. Principio y fin, traza la línea horizontal;
3. Alfa, traza la letra Alfa, arriba de la línea vertical;
4. y Omega, Inca la letra Omega abajo de la línea vertical;
5. Suyo es el tiempo, traza el primer número del año en curso en el Angulo superior izquierdo de la cruz
6. y la eternidad, traza el segundo número del alto, en el ángulo superior derecho;
7. A Él la gloria y el poder, traza el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo;
8. por los siglos de los siglos. Amen. traza el cuarto número del ario en el Angulo inferior derecho.


Después de haber trazado la cruz y los demás signos, el sacerdote incrusta al cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, diciendo at mismo tiempo:


1. Por sus santas llagas 1
2. gloriosas,
3. nos proteja 4 2 5
4. y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amen. 3


El celebrante enciende el cirio con el fuego nuevo, diciendo:

Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.

Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.

PROCESION

En la puerta de la iglesia, el diacono se detiene y elevando el cirio, canta:

V. Luz de Cristo. R. Demos gracias a Dios.

El sacerdote enciende su vela de la llama del cirio pascual Enseguida el diacono avanza hasta la mitad de la Iglesia, se detiene y elevando el crio, canta por segunda vez.

V. Luz de Cristo. R. Demos gracias a Dios.

En este momento todos encienden sus velas en la llama del cirio y avanzan de nuevo.

Al llegar ante el altar, el diacono, vuelto hacia el pueblo, canta por tercera vez:

V. Luz de Cristo. R. Demos gracias a Dios.

A continuación, el diacono pone el cirio pascual en el candelabro que está preparado junto al ambón o, en medio del presbiterio. Y entonces se encienden las luces de la iglesia, con excepción de las velas del altar.

PREGON PASCUAL


Alégrense, por fin, los coros de los Ángeles; alégrense las jerarquías del cielo y, por la victoria de rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre, la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
(Por eso, queridos hermanos, que asisten a la admirable claridad de esta luz santa, invoquen conmigo la misericordia de Dios omnipotente, para que aquel que, sin merito mío, me agregó al número de los diáconos, complete mi alabanza a este cirio, infundiendo el resplandor de su luz).



V. El Señor este con todos ustedes.
R. Y con to espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.



En verdad es justo y necesario aclamar, con nuestras voces y con todo el afecto del corazón, a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán, y ha borrado con su sangre inmaculada la condena del antiguo pecado. Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Ésta es la noche que a todos los que creen en Cristo, por toda la tierra, los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! ¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó del abismo. Ésta es la noche de la que estaba escrito: "Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo". Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los potentes. En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, que arde en llama viva para la gloria de Dios. Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de cera fundida que elaboró la abeja fecunda para hacer esta lámpara preciosa. ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo; ese lucero que no conoce ocaso, Jesucristo, tu Hijo, que, volviendo del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén.


Terminado el pregón. todos apagan sus velas y se sientan.

SEGUNDA PARTE

LITURGIA DE LA PALABRA


En esta vigilia se proponen nueve lecturas, siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo (la epístola y el Evangelio). Si las circunstancias pastorales lo piden, el número de lecturas del Antiguo Testamento puede reducirse hasta tres y en casos muy urgentes, hasta dos. Aun en este último caso, nunca se omite la tercera lectura, tomada del Éxodo, sobre el paso del mar Rojo.

Hermanos, habiendo iniciado solemnemente la Vigilia Pascual, escuchemos con recogimiento la Palabra de Dios Meditemos cómo, en la antigua alianza, Dios salvó a su pueblo y en la plenitud de los tiempos, envió al mundo a su Hijo para que nos redimiera. Oremos para que Dios lleve a su plenitud la obra de la redención realizada por el misterio pascual.


Lo que va entre [...] puede suprimir por motivos pastorales.

PRIMERA LECTURA

Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.

Del libro del Génesis: 1, 1-2, 2


En el principio creó Dios el cielo y la tierra. [La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.

Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz "día" y a las tinieblas, "noche". Fue la tarde y la mañana del primer día.

Dijo Dios: "Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras". E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda "cielo". Fue la tarde y la mañana del segundo día.

Dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco". Y así fue. Llamó Dios "tierra" al suelo seco y "mar" a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno.

Dijo Dios: "Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra". Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día.

Dijo Dios: "Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas". Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día.

Dijo Dios: Agítenselas aguas con un hervidero de seres vivientes y revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo". Creó Dios los grandes animales marinos y los vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también el mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo, diciendo: "Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra". Fue la tarde y la mañana del quinto día.

Dijo Dios: "Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras, según sus especies". Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles, cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno.]

Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra". Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó.

Y los bendijo Dios y les dijo: "Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra".

Y dijo Dios: "He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen frutos y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas". Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del sexto día.

Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho.

Palabra de Dios Te alabarnos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 103, 1-2a.5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35c

R/. Bendice al Señor, alma mía.



Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.

Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la cubriste y las aguas en los montes concentraste. R/.

En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas; junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R/.

Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos; haces brotar hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre. R/.

¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.


O bien:


Del salmo 32

R/. La tierra llena está de tus bondades.



Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra está llena de sus bondades. R/.

La palabra del Señor hizo los cielos y su aliento, los astros. Los mares encerró como en un odre y como en una presa los océanos. R/.

Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; dichoso el pueblo que escogió por suyo. Desde el cielo el Señor, atentamente, mira a todos los hombres. R/.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que, en ti, Señor, hemos confiado. R/.


OREMOS

Dios todopoderoso y eterno, que en todas las obras de tu amor te muestras admirable, concédenos comprender que la redención realizada por Cristo, nuestra Pascua, es una obra más maravillosa todavía que la misma creación del universo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

O bien: Creación del hombre.

Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre y de modo más admirable aún lo redimiste, concédenos sabiduría de espíritu, para resistir a los atractivos del pecado y poder llegar así a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Lo que va entre [ ...] puede suprimir por motivos pastorales.

SEGUNDA LECTURA

El sacrificio de nuestro patriarca Abraham.

Del libro del Génesis: 22,1-18


En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: "¡Abraham, Abraham!". El respondió: "Aquí estoy". Y Dios le dijo: "Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moría y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré".

[Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus criados: "Quédense aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para adorara Dios y después regresaremos".

Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a su padre Abraham: "¡Padre!". El respondió: "¿Qué quieres, hijo?". El muchacho contestó: "Ya tenemos fuego y leña, ¿pero dónde está el cordero para el sacrificio?". Abraham le contestó: "Dios nos dará el cordero para el sacrificio, hijo mío". Y siguieron caminando juntos.]

Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.

Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: "¡Abraham, Abraham!". Él contestó: "Aquí estoy". El ángel le dijo: "No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único". Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio "el Señor provee", por lo que aun el día de hoy se dice: "el monte donde el Señor provee".

El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: "Juro por mi mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras". Palabra de Dios Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 15, 5 y 8. 9-10. 11

R/. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.



El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré. R/.

Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.


OREMOS

Dios nuestro, excelso Padre de los creyentes, que por medio de la gracia de la adopción y por el misterio pascual sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamada. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

TERCERA LECTURA

Los israelitas entraron en el mar sin mojarse.

Del libro del Éxodo: 14, 15-15, 1


En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor".

El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y la columna de nubes que iba adelante, también se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el campamento de los israelitas y el campamento de los egipcios. La nube era tinieblas para unos y claridad para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche.

Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.

Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto".

Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes". Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.

Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Señor:


No se dice Palabra de Dios, se pasa directamente al Salmo.


SALMO RESPONSORIAL

Ex 15, 16-2. 3-4. 5-6. 17-18

R/. Alabemos al Señor por su victoria.


Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el mar.


Mi fortaleza y mi canto es el Señor, él es mi salvación, él es mi Dios, yo lo alabaré; es el Dios de mis padres, yo le cantaré. R/.

El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los carros del faraón y a sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R/.

El mar cayó sobre ellos; en las temibles aguas como plomo se hundieron. Extendiste tu diestra, Señor, y se los tragó la tierra. R/.

Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus manos. Tú, Señor, reinarás para siempre. R/.


OREMOS

Señor Dios, cuyos antiguos prodigios los percibimos A resplandeciendo también en nuestros tiempos, puesto que aquello mismo que realizó la diestra de tu poder para liberar a un solo pueblo de la esclavitud del faraón, lo sigues realizando también ahora, por medio del agua del bautismo para salvar a todas las naciones, concede que todos los hombres del mundo lleguen a contarse entre los hijos de Abraham y participen de la dignidad del pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

O bien:

Dios nuestro, que manifestaste a la luz del Nuevo Testamento el sentido profundo de los prodigios realizados en los tiempos antiguos, dejándonos ver en el paso del Mar Rojo, una imagen del bautismo y del pueblo liberado de la esclavitud, un anuncio de los sacramentos del pueblo cristiano, haz que todos los hombres, mediante la fe, participen del privilegio del pueblo elegido y sean regenerados por la acción santificadora de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

CUARTA LECTURA

Con amor eterno se ha apiadado de ti tu redentor

Del libro del profeta Isaías: 54, 5-14


"El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos'. Tu redentor es el Santo de Israel; será llamado 'Dios de toda la tierra'. Como a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tu Dios.

Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor.

Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti.

Tú, la afligida, la zarandeada por la tempestad, la no consolada: He aquí que yo mismo coloco tus piedras sobre piedras finas, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí y puertas de esmeralda y murallas de piedras preciosas.

Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será grande su prosperidad. Serás consolidada en la justicia. Destierra la angustia, pues ya nada tienes que temer; olvida tu miedo, porque ya no se acercará a ti". Palabra de Dios Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 29, 2y 4. 5-6. 11 y 12a y 136

R/. Te alabaré, Señor, eternamente.



Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R/.

Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R/.

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.


OREMOS

Dios, todopoderoso y eterno, multiplica, en honor a tu nombre, cuanto prometiste a nuestros padres en la fe y acrecienta la descendencia por ti prometida mediante la santa adopción filial, para que aquello que los antiguos patriarcas no dudaron que habría de acontecer, tu Iglesia advierta que ya está en gran parte cumplido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

QUINTA LECTURA

Vengan a mí a vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua.

Del libro del profeta Isaías: 55,1-11


Esto dice el Señor: "Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y los que no tienen dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por qué gastar el dinero en lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta?

Escúchenme atentos y comerán bien, saborearán platillos sustanciosos. Préstenme atención, vengan a mí, escúchenme y vivirán.

Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas que hice a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como príncipe y soberano de las naciones, así tú reunirás a un pueblo desconocido, y las naciones que no te conocían acudirán a ti, por amor del Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha honrado.

Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos.

Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión".

Palabra de Dios Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6

R/. El Señor es mi Dios y salvador.



El Señor es mi Dios y salvador: con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza, y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. R/.

Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R/.

Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes. R/


OREMOS

Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anunciaste por voz de los profetas, los misterios que estamos celebrando esta noche, multiplica en el corazón de tu pueblo los santos propósitos porque no podría ningún santo anhelo alcanzar crecimiento sin el impulso que procede de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SEXTA LECTURA

Sigue el camino que te conduce a la luz del Señor.

Del libro del profeta Baruc: 3, 9-15.32-4, 4


Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras prudencia. ¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que te hayas contaminado por el trato con los muertos, que te veas contado entre los que descienden al abismo?

Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido los senderos de Dios, habitarías en paz eternamente.

Aprende dónde están la prudencia, la inteligencia y la energía, así aprenderás dónde se encuentra el secreto de vivir larga vida, y dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién es el que halló el lugar de la sabiduría y tuvo acceso a sus tesoros? El que todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia la ha escudriñado. El que cimentó la tierra para todos los tiempos, y la pobló de animales cuadrúpedos; el que envía la luz, y ella va, la llama, y temblorosa le obedece; llama a los astros, que brillan jubilosos en sus puestos de guardia, y ellos le responden: "Aquí estamos", y refulgen gozosos para aquel que los hizo. Él es nuestro Dios y no hay otro como él; él ha escudriñado los caminos de la sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su predilecto. Después de esto, ella apareció en el mundo y convivió con los hombres.

La sabiduría es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna; los que la guardan, vivirán, los que la abandonan, morirán.

Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina hacia la claridad de su luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero. Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha sido revelado. Palabra de Dios Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 18, 8. 9. 10. 11

R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.



La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para v alumbrar el camino. R/.

La voluntad de Dioses santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente. R/.

Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea. R/.


OREMOS

Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llamados de todos los pueblos, dígnate A proteger siempre con tu gracia a quienes has hecho renacer con el agua del bautismo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SÉPTIMA LECTURA

Los rociare con agua pura y les daré un corazón nuevo.

Del libro del profeta Ezequiel: 36, 16-28


En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: "Hijo de hombre, cuando los dela casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su conducta y con sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis ojos. Entonces descargué mi furor contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado con sus idolatrías. Los dispersé entre las naciones y anduvieron errantes por todas las tierras. Los juzgué según su conducta, según sus acciones los sentencié. Y en las naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo nombre, haciendo que de ellos se dijera: 'Este es el pueblo del Señor, y ha tenido que salir de su tierra'.

Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las naciones a donde llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la casa de Israel: 'Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo mismo mostraré la santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre las naciones. Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor, cuando, por medio de ustedes les haga ver mi santidad.

Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias e idolatrías.

Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y cumplir mis mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios' ". Palabra de Dios Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

De los salmos 41, 3. 5 bcd; 42, 3. 4

R/. Estoy sediento del Dios que da la vida.



Como el venado buscad agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.

Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? R/.

Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando, jubilosos, alabanzas a Dios. R/.

Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R/.

Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R/.


O bien, cuando hay bautizos:

Isaías 12

R/. El Señor es mi Dios y salvador.


El Señor es mi Dios y salvador con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. R/.

Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R/.

Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes. R/.


O bien:

Del salmo 50

R/. Crea en mí Señor, un corazón puro.


Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu. R/.

Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores. R/.

Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.


OREMOS

Dios de inmutable poder y eterna luz, mira propicio el admirable misterio de la Iglesia entera y realiza serenamente, en virtud de tu eterno designio, la obra de la humana salvación; que todo el mundo vea y reconozca que los caídos se levantan, que se renueva lo que había envejecido y que, por obra de Jesucristo, todas las cosas concurren hacia la unidad que tuvieron en el origen. El que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

O bien:

OREMOS


Señor Dios, que con las enseñanzas de ambos Testamentos nos instruyes para celebrar el sacramento de la Pascua, haz que comprendamos la hondura de tu misericordia, para que los dones que hoy recibimos afiancen en nosotros la esperanza de los bienes futuros Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Al terminar la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la oración correspondiente, se encienden las velas del altar el sacerdote entona el himno Gloria a Dios en el cielo, que todos prosiguen. Mientras tanto se tocan las campanas, de dentro y de fuera del templo, de acuerdo con las costumbres de cada lugar.


ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa con la gloria del Señor resucitado aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo...

EPÍSTOLA

Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 6, 3-11


Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.

Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra de Dios Te alabamos, Señor.


Terminada la epístola todos se ponen de pie y el sacerdote entona solemnemente tres veces, elevando gradualmente su voz, el Aleluya, que todos repiten. Luego un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el mismo salmista canta el Aleluya.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 117, 1-2.16ab-17. 22-23

R/. Aleluya, aleluya.



Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo, para contar lo que el Señor ha hecho. R/.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R/.

Para el Evangelio no se llevan los ciriales sino solamente el incienso
EVANGELIO

¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

Del santo Evangelio según san Lucas: 24,1-12


El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Recuerden que cuando estaba todavía en Galilea les dijo: 'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día resucite' ". Y ellas recordaron sus palabras.

Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la madre de Santiago) y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían desvaríos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero sólo vio los lienzos y se regresó a su casa, asombrado por lo sucedido. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


REFLEXIÓN: La fiesta por excelencia de los cristianos es, como bien lo sabemos, la Pascua de Resurrección y la Vigilia Pascual su más bella expresión... En sus numerosas lecturas bíblicas tenemos un valioso resumen de toda la historia de nuestra salvación. Cristo resucitado es el nuevo Adán que restituye al hombre—especialmente por el "nuevo nacimiento" realizado en la fuente bautismal— la dignidad perdida por el pecado (Rm 6, 3 ss). Con la luz y la fuerza de su Espíritu, Él nos obtiene, o nos concede de nuevo, la dignidad de hijos muy amados del Padre. ¡Despojémonos, pues, de la "antigua levadura" y decidámonos a llevar una vida de resucitados!

TERCERA PARTE


Hermanos, acompañemos con nuestra oración a quienes anhelan renacer a nueva vida en la fuente del bautismo, para que Dios, nuestro Padre, les otorgue su protección y su amor.

Si se bendice la fuente pero no hay bautismos:

Hermanos, pidamos a Dios todopoderoso que con su poder santifique esta fuente bautismal, para que cuantos en el bautismo van a ser regenerados en Cristo, sean agregados al número de hijos adoptivos de Dios.

Si no hay bautismos, ni bendición de la fuente, omitidas las Letanías de los santos se procede inmediatamente a la bendición del agua (n. 54).

En las letanías se pueden añadir algunos nombres de santos, especialmente el del titular de la iglesia, el de los patronos del lugar y el de los que van a ser bautizados.

Coro Asamblea
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Santa Maria, Madre de Dios, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
Santos Ángeles de Dios, rueguen por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros.
San Juan, ruega por nosotros.
Santa Maria Magdalena, ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
San Felipe de Jesús, ruega por nosotros.
Santos Cristóbal Magallanes
y compañeros mártires, rueguen por nosotros.
Santas Perpetua y Felicitas, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, rueguen por nosotros.
San Francisco Javier, ruega por nosotros.
San Juan Maria Vianney, ruega por nosotros.
San Rafael Guízar y Valencia, ruega por nosotros.
San José María de Yermo y Panes, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros.
Santa María de Jesús
Sacramentado Venegas, ruega por nosotros. 
Santa María Guadalupe
García Zavala, ruega por nosotros.
San Juan Diego, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu encarnación, líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección, líbranos, Señor.
Por el don del Espíritu Santo, líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.


Si hay bautizos:


Para que estos elegidos renazcan a la vida nueva
por medio del bautismo, te rogamos. óyenos.


Si no hay bautizos.


Para que santifiques esta fuente bautismal por la que renacerán
tus hijos, a la vida nueva, te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo, te rogarnos, óyenos.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.


Si hay bautizos, el sacerdote, con las manos juntas dice la siguiente oración:

Derrama, Señor, tu infinita bondad en este sacramento del bautismo y envía tu santo Espíritu para que haga renacer de la fuente bautismal a estos nuevos hijos tuyos que van a ser santificados por tu gracia, median-tela colaboración de nuestro ministerio. Por Jesucristo. nuestro Señor. R/. Amen.

BENDICIÓN DEL AGUA BAUTISMAL

Dios nuestro, que con tu poder invisible realizas obras admirables por medio de los signos sacramentales y has hecho que tu creatura, el agua, signifique de muchas maneras la gracia del bautismo. Dios nuestro, cuyo Espíritu aleteaba sobre la superficie de las aguas en los mismos principios del mundo, para que ya desde entonces el agua recibiera el poder de dar la vida. Dios nuestro, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el nuevo nacimiento de los hombres, al hacer que de una manera misteriosa un mismo elemento diera fin al pecado y origen a la virtud. Dios nuestro, que hiciste pasar a pie, sin mojarse. el Mar Rojo a los hijos de Abrahán, a fin de que el pueblo liberado de la esclavitud del faraón pre-figurara al pueblo de los bautizados. Dios nuestro, cuyo Hijo, al ser bautizado por el Precursor en el agua del Jordán, fue ungido por el Espíritu Santo; suspendido en la cruz, quiso que brotaran de su costado sangre y agua; y después de su resurrección mandó a sus apóstoles: "Vayan y enseñen a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". Mira ahora a tu Iglesia en oración y abre para ella la fuente del bautismo. Que por la obra del Espíritu Santo esta agua adquiera la gracia de tu Unigénito para que el hombre, creado a tu imagen, limpio de su antiguo pecado por el sacramento del bautismo, renazca a la vida nueva por el agua y el Espíritu Santo. Te pedimos, Señor, que por tu Hijo, descienda sobre el agua de esta fuente el poder del Espíritu Santo, para que todos, sepultados con Cristo en su muerte por el bautismo, resuciten también con Él a la vida nueva. El que vive y reina... R/. Amén.

Se puede decir la siguiente aclamación o alguna otra adecuada:

Fuentes del Señor, bendigan al Señor; alábenlo y glorifíquenlo por los siglos.

BENDICIÓN DEL AGUA

Si no hay bautismos, ni bendición de la fuente bautismal,


Pidamos, queridos hermanos, a Dios nuestro Señor, que se digne bendecir esta agua, con la cual seremos rociados en memoria de nuestro bautismo, y que nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.

Y después de una breve pausa en silencio, dice la siguiente oración, con las manos extendidas.

Señor, Dios nuestro, mira con bondad a este pueblo tuyo, que vela en oración en esta noche santísima, recordando la obra admirable de nuestra creación y la obra más admirable, todavía, de nuestra redención. Dígnate bendecir † esta agua, que tú creaste para dar fertilidad a la tierra, frescura y limpieza a nuestros cuerpos. Tú, además, convertiste el agua en un instrumento de tu misericordia: por ella, liberaste a tu pueblo de la esclavitud y en el desierto saciaste su sed; con la imagen del agua viva, los profetas anunciaron la nueva alianza que deseabas establecer con los hombres; por ella, finalmente, santificada por Cristo en el Jordán, renovarse, mediante el bautismo que nos da la vida nueva, nuestra naturaleza, corrompida por el pecado. Que esta agua nos recuerde ahora nuestro bautismo y nos haga participar en la alegría de nuestros hermanos, que han sido bautizados en esta Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.


Renovación de las promesas del bautismo


Terminada la ceremonia del bautismo (y de la confirmación) o, si no hubo bautismos, después de la bendición del agua, todos, de pie y teniendo en sus manos las velas encendidas, hacen la renovación de las promesas del bautismo.

Hermanos, por medio del bautismo hemos sido hechos participes del misterio pascual de Cristo, es decir, por medio del bautismo hemos sido sepultados con Él en su muerte, para resucitar con El a una vida nueva. Por eso, culminado nuestro camino cuaresmal, es muy conveniente que renovemos las promesas de nuestro bautismo, con las cuales un día renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometimos a servir a Dios en la santa Iglesia católica. Por consiguiente:



Sacerdote: ¿Renuncian ustedes a Satanás?
Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a todas sus obras?
Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a todas sus seducciones? 
Todos: Sí, renuncio.


O bien:


Sacerdote: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no los esclavice?
Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado?
Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Creen ustedes en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Todos: Sí, creo.

Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen María. Padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
Todos: Sí, creo.

Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Todos: Sí, creo.

Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve con su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. Amén.


El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras todos cantan la siguiente antífona o algún otro canto bautismal

Vi brotar agua del lado derecho del templo, aleluya. Vi que en todos aquellos que recibían el agua, surgía una vida nueva y cantaban con gozo: Aleluya, aleluya.

CUARTA PARTE

LITURGIA EUCARÍSTICA

Concluida la liturgia bautismal la celebración sigue como siempre.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las súplicas de tu pueblo, junto con los dones que te presentamos para que los misterios de la Pascua que hemos comenzado a celebrar, nos obtengan, con tu ayuda, el remedio para conseguir la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es sinceridad y verdad. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con los sacramentos pascuales, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.


DESPEDIDA


Para despedir al pueblo, el diácono, o, en su ausencia, el mismo sacerdote canta o dice:
C. Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

El cirio pascual se enciende en todas las celebraciones litúrgicas de este tiempo pascual: Misa, en Laudes y Vísperas. Una concluido el Tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el bautisterio, y no en el presbiterio.

DOMINGO 21

La Resurrección del Señor

Blanco Domingo I de Pascua de la Resurrección del Señor Solemnidad con Octava Misa del día M R, p. 343 (345) / Lecc. I, p. 92 LH, la. Semana del Salterio


VE A DECIRLE A MIS HERMANOS

Hch 10, 34.37-43; 1 Co 5. 6-8: Lc 24, 1-12; Jn 20, 1-19


Pedro y Magdalena ocupan un lugar decisivo en cada uno de los relatos. En la narración evangélica Magdalena supera el llanto y el desconsuelo inicial al constatar la desaparición del cuerpo del Señor Jesús; al identificar la voz del Maestro que la llama con su inconfundible timbre de voz, María rehace su ruta interior, da un giro de 180 grados en su vida y reconstruye su confianza en el Señor resucitado. La mujer que sale del sepulcro y comparte su esperanza no se parece a la mujer llorosa del comienzo. Por su parte, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos refiere el testimonio animoso del apóstol Pedro, quien, habiendo superado la penosa situación de su fingida ignorancia del Maestro, habla contundentemente de la victoria del Señor Resucitado: "Lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucito al tercer día".

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 138, 18. 5-6

He resucitado y estoy contigo, aleluya: has puesto tu mano sobre mí, aleluya: tu sabiduría ha sido maravillosa, aleluya, aleluya.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Hemos comido y bebido con Cristo resucitada

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 34.37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

O bien:

Tiren la antigua levadura pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 64


Hermanos: ¿No saben ustedes que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Tiren la antigua levadura, para que sean ustedes una masa nueva, ya que son pan sin levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado.

Celebremos, pues, la fiesta de la Pascua, no con la antigua levadura, que es de vicio y maldad, sino con el pan sin levadura, que es de sinceridad y verdad. Palabra de Dios Te alabamos, Señor.


SECUENCIA

[Sólo el día de hoy es obligatoria; dormite la octava es opcional].

Ofrezcan los cristianos los ángeles testigos,
ofrendas de alabanza sudarios y mortaja.
a gloria de la víctima ¡Resucitó de veras
propicia de la Pascua. mi amor y mi esperanza!
   
Cordero sin pecado, Venid a Galilea,
que a las ovejas salva, allí el Señor aguarda;
a Dios y a los culpables allí veréis los suyos
unió con nueva alianza. la gloria de la Pascua.
   
Lucharon vida y muerte Primicia de los muertos,
en singular batalla, sabemos por tu gracia
y, muerto el que es la vida, que estás resucitado;
triunfante se levanta. la muerte en ti no manda.
   
"¿Qué has visto de camino, Rey vencedor, apiádate
María, en la mañana?". de la miseria humana
A mi Señor glorioso, y da a tus fieles parte
la tumba abandonada, en tu victoria santa


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 105 5, 7-8

R. Aleluya, aleluya.


Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la Pascua. R/.

EVANGELIO

Él debía resucitar de entre los muertos.

Del santo Evangelio según san Juan: 20,1-9



El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó acorrer, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


O bien:

¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

Del santo Evangelio según san Lucas: 24,1-12


El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Recuerden que cuando estaba todavía en Galilea les dijo: 'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los peca-dores y sea crucificado y al tercer día resucite' ". Y ellas recordaron sus palabras.

Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la madre de Santiago) y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían desvaríos y no les creían.

Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero sólo vio los lienzos y se regresó a su casa, asombrado por lo sucedido. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


O bien, en las misas vespertinas del domingo:

Quédate con nosotros, porque ya es tarde

Del santo Evangelio según san Lucas: 24,13-35


El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.

Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¡De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?".

Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?". Él les preguntó: "¿Qué cosa?". Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".

Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo estoy así entrara en su gloria?". Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.

Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!".

Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Llenos de gozo por la santa Resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos con insistencia al Señor, diciendo: Rey vencedor, escúchanos. R/. Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección ha sido constituido Cabeza de la Iglesia, pidámosle que, por su amor, conceda gozo y exultación a todos los fieles que celebran su triunfo.

A Cristo, que, con su santa resurrección ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven íntegramente los dones que la misericordia del Padre les ha restituido.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección ha in-augurado la resurrección universal, pidámosle que alegre el corazón de los hombres que aún desconocen [los frutos de] su victoria y, con el anuncio evangélico, llene de gozo a todos los pueblos y naciones.

A Cristo, que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los pueblos, los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar de gozo nuestros corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los C que sufren y lloran.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha alegrado al mundo entero, pidámosle que renueve nuestro espíritu y nos conceda la esperanza firme de compartir su triunfo y de resucitar con Él a una vida nueva.

Señor Jesucristo, que en el cielo eres glorificado por los ángeles y los santos y en la tierra eres enaltecido y adorado por tu Iglesia, en esta fiesta gloriosa de tu Resurrección, te pedimos que escuches nuestras plegarias y extiendas tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que tiene puesta toda su esperanza en tu resurrección. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Llenos de júbilo por el gozo pascual te ofrecemos, Señor, este sacrificio, mediante el cual admirablemente nace y se nutre tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO I DE PASCUA

El misterio pascual, (en este día) p. 504 (500).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Co 5, 7-8

Cristo nuestro Cordero Pascual ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es sinceridad y verdad. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios de bondad, protege paternalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

DESPEDIDA

Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz. Aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-Las crecientes formas del mal que afligen a la humanidad se enmascaran en ideologías aparentemente sensatas. Los discursos de odio repetidos incesantemente contra los migrantes caricaturizados como criminales, contra los pobres y las minorías de todo tipo, como si fueran una amenaza contra el bienestar de las naciones prosperas, son una llamada de atención para la conciencia cristiana. Quienes celebramos la Pascua de Jesús, no podemos permanecer indiferentes ante ese nuevo viacrucis. Vivir en congruencia con los valores evangélicos es una opción más que viable porque puede acrecentar la vida digna de tantas personas que sufren. El respeto cabal a la dignidad humana, la práctica constante de la compasión y la hospitalidad son los frutos más claros que él o Espíritu de Jesús resucitado, suscita en el corazón de los discípulos. Cada uno deberá decidir si quiere vivir conforme a los frutos de la carne o a los frutos del Espíritu.

REFLEXIÓN: "La Pascua es la verdadera salvación de la humanidad. Si Cristo, el Cordero de Dios, no hubiera derramado su Sangre por nosotros, no tendríamos ninguna esperanza, la muerte sería inevitablemente nuestro destino y el del mundo entero. Pero la Pascua ha invertido la tendencia: la resurrección de Cristo es una nueva creación, como un injerto capaz de regenerar toda la planta. Es un acontecimiento que ha modificado pro fundamente la orientación de la historia, inclinándola de una vez por todas en la dirección del bien, de la vida y de perdón. ¡Somos libres, estamos salvados! Por eso, desde o profundo del corazón exultamos: «Cantemos al Señor, sublime es su victoria»" (Benedicto XVI, 2010).

Durante la Octava de Pascua:

Se dice Gloria.

Después del Salmo responsorial: Secuencia (opcional], Lecc. I. p. 855

Prefacio I de Pascua (en este día), p. 504 (500).

Si se usa el Canon Romano, se dice Reunidos en comunión. p. 563, y Acepta, Señor, p. 564.


En las otras Plegarias eucarísticas también se dicen las partes propias para esta Misa. • La despedida puede hacerse como en el día de Pascua, p. 344.

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...