S. I. Catedral de Santiago.
Bilbao
Queridos
hermanos y hermanas
1. Irakurri
barri dogun San Mateoren liburuko txatalean, ebanjelariak berak, Jesusegaz bat
egin ebanekoa kontatzen dau, eta bategite horrek bere bizitza goitik behera
aldatzea ekarri eutsala; bere bizitzak sen barri eta betea hartu ebala.
Acabamos
de escuchar un fragmento del evangelio de San Mateo. En él, el propio
evangelista relata su encuentro con Jesús. También nos relata el cambio radical
que sufrió su vida. Cómo pasó de la oscuridad a la luz. Cómo su vida adquirió
un sentido nuevo y pleno.
Son
seis acciones concatenadas que podemos profundizar esta mañana. Jesús vio;
Mateo estaba sentado con los impuestos; Jesús dijo: “Sígueme”; Mateo se
levantó, lo siguió, lo sentó a su mesa, junto a publicanos y pecadores.
La
mirada y el corazón de Jesús ante la pobreza de Mateo
2. Begira
dogun, gizadi atsekabetua arakatzen dauan Jesus. Maitasun eta errukizko
begirada. Begirada errukitsua. Gizon eta emakumeon barrualdea, hau da, irrikak,
itxaropenak, sufrimentuak, hustasunak,… ondo ezagutzen dituana.
Jesús
nos mira y escruta la humanidad doliente. Es una mirada de amor y misericordia.
Mirada de compasión. Conoce lo más profundo del ser humano: sus anhelos, sus
esperanzas, sus ambiciones, sus debilidades, sus sufrimientos, sus vacíos.
Jesús nos enseña a mirar.
Deberíamos
preguntarnos cómo miramos a los demás. Muchas veces cuánto juicio y qué poco
reconocimiento del don de Dios. Reflexionemos también sobre cómo muchas veces nos
han mirado. Cómo hemos percibido juicio antes que comprensión y misericordia.
3. Mateo sentado a la mesa de los
impuestos se encuentra incapaz de caminar, sin levantar la mirada del dinero:
el “publicum”, impuesto que cobran los publicanos, era su vida. Sin más
horizonte, sin más trascendencia… Una vida encerrada en sí misma. Unos pequeños
consuelos. Una indigencia en el deseo. Una vida que se apaga y que se eclipsa.
La
llamada de Jesús y la respuesta de Mateo
4. Baina Jesusek
Mateori deitzen deutso. Berba bakarra. Ez dau besterik. Geure izenez deitzen
gaitu. Zerumuga barria zabaltzen dauan deia. “Itsas zabalera jo”. Osotasunezko
agintza. Bizitzaren sena.
Pero
Jesús llama a Mateo con una sola palabra: no tiene otra. Nos llama por nuestro
nombre. Una llamada que abre un horizonte nuevo: “Sígueme” y “Rema mar adentro”.
Es una palabra que encierra una promesa de plenitud y confiere un sentido pleno
a la vida.
5. Mateo se fía. El impacto de la
llamada es tan fuerte que provoca inmediatamente que se levantara y lo siguiera.
En ese instante Mateo confía su vida a Jesús. Deja el mostrador de los
impuestos. No realiza cálculos. No aprovisiona para el futuro. Hoy asistimos a
la respuesta generosa de Alex. Sólo tú conoces el modo en que Jesús te vio, te
llamó, te sedujo. Y tú respondiste confiadamente, te levantaste e iniciaste el
camino del seguimiento.
Mateo
sienta a Jesús entre publicanos y pecadores
6. Mateo ez da
bere bizigirotik aldentzen. Mahaiaren inguruan beragaz esertzen diran
zerga-biltzaile eta pekatarien artean bizi da. Mahaiaren inguruan esertzea,
bizia alkarbanatzea da. Eta eurakaz esertzeko dinotso Jesusi.
Mateo
no se aleja del ambiente en que vivía. Continúa habitando entre publicanos y
pecadores que se sientan con él a la mesa. Sentarse a la mesa es compartir la
vida. E invita a Jesús a sentarse con ellos. También los discípulos están
presentes.
7. Se trata de una mesa inaudita.
El santo con los pecadores. Los fariseos no pueden entender que Jesús cargue
sobre sí el pecado. Que se haga pecado con nosotros, como afirma la carta a los
Hebreos. Nosotros somos conscientes de nuestra debilidad. La ordenación
sacerdotal no nos separa del resto de la humanidad, ni nos sitúa en una campana
aislada del mundo en que vivimos. Sino que somos enviados a esa humanidad
doliente. En medio de ellos, como la levadura en la masa; en medio como el que
sirve; en medio para lavar los pies y portar el ungüento de salvación que es la
vida de Jesús.
El
ministerio de la misericordia
8. Errukia,
sendagaia dala dino Jesusek. Gaixoek behar dabe sendagilea. Jesus, samariar on
lez, makurtu egiten da oinazetan dagozan guztiei laguntzeko. Itxaropena da,
itxarotea zer dan be ahaztu dabenentzat. Bizimodu neketsuak suspertzen dituan
maitasuna da.
Jesús
nos habla de la medicina de la misericordia. Tienen necesidad de médico los
enfermos. Jesús que como buen samaritano se inclina sobre todo sufrimiento. Él
es luz para la oscuridad. Es la esperanza para quienes se olvidaron de esperar.
Es amor que reaviva las vidas cansadas.
Es
el médico que sana las dolencias del corazón humano. Es la fraternidad que nos
recuerda que hemos sido creados para cuidar los unos de los otros y caminar
juntos al encuentro del Padre, hacia nuestra verdadera morada.
9. Querido Alex. Has elegido
acertadamente como primera lectura el tercer cántico del Siervo de Yahvéh que
relata el profeta Isaías: “El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo
para saber decir al abatido una palabra de aliento”. Esta entrega de la propia
vida en favor de los abatidos, conlleva el asumir los sufrimientos, las
humillaciones, el rechazo, la cruz, como sigue relatando el profeta. Pero el
Siervo de Yahvéh, ni se resistió ni se echó atrás porque el Padre lo ayuda y
defiende. Y el Hijo confía y se apoya en el Padre sabiendo que no quedará
defraudado.
10. Jesús sana nuestras heridas más
profundas y nos agrega a la tierra de los vivientes, que es la Iglesia. Al
hospital de campaña donde somos sanados y sostenidos. En ella también
aprendemos a cuidar de los demás, a servirles y curar sus heridas con el amor
de Dios que se hace presente entre nosotros. Es lo que significa la expresión “No
quiero sacrificios sino misericordia”. Este es el nombre de Dios. Y Jesús es la
misericordia del Padre en medio de nosotros.
11. Querido Alex. Nuestra vocación
es el ministerio de la misericordia. Acceder en nombre de Cristo hasta la llaga
más profunda del corazón humano para proclamar el año de gracia. Como bien
decías en la entrevista publicada en la revista diocesana, no es tiempo de
juzgar sino de querer. De mostrar al ser humano de hoy el amor de Dios con gestos
sencillos, con palabras que nos hablan de un amor nuevo, de un camino
esperanzado. Ministros de misericordia y de servicio. El ministerio no es
nuestro. Es del Señor. Es el sacerdocio de Jesucristo al que Él mismo nos
invita a participar. Es la realidad a la que tú, desde hoy, vas a ser
incorporado para siempre.
12. “Agur
erregina, ama errukiorra, gure bizi, gozo eta itxaropen”, kantatzen deutsagu
Mariari. Amaren samurtasuna da Jainkoaren fereka ondoen adierazoten dauan
keinua. Bere maitasunaren adierazpenik bikainena. Amaren maitasunak sufrimentu
guztiak arindu eta zaurituen bihotzak indarbarritu egiten ditu.
En
la Salve, cantamos a María como reina y madre de la misericordia. La ternura de
una madre es la mejor caricia de Dios. La expresión más acabada de su amor. El
amor de la madre calma todos los sufrimientos y rehace los corazones heridos.
Que
siempre podamos experimentar esta presencia materna en nuestro camino. Esta
mañana de sábado ponemos tu vida en el regazo de la Virgen Madre, Madre de Jesús
y Madre nuestra. Que ella te acompañe en la aventura de amor que hoy te
dispones a recorrer en comunión con toda la Iglesia que peregrina hacia la
plenitud y la eternidad. AMÉN
+
Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo
de Bilbao
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