El Obispo de Bilbao
Un año más, queridos
hermanos cofrades, os saludo por medio de estas páginas ante la ya inminente
llegada de la Semana Santa. Tiempo especialmente intenso para vosotros,
llamados a expresar públicamente vuestra fe, mediante la participación en los
actos de piedad y procesiones que nos muestran la Pasión del Señor.
Nuestra Villa de
Bilbao, necesita encontrarse en nuestras calles, con los misterios centrales de
la fe, magníficamente tallados por la mano de los artistas, y que ante todo son
una manifestación humilde de nuestra fe en Jesucristo resucitado.
Y en este año quisiera
acercarme al corazón de los jóvenes que estáis en estas hermandades, y donde de
la mano de las generaciones más mayores, vais asumiendo responsabilidades y
adaptando al presente lo que de aquellos recibís.
Pensando en vosotros,
no puedo menos que agradecer a quienes os tomaron de la mano para acercaros
hasta el Señor. Vuestros padres, catequistas, sacerdotes y amigos, que de
manera natural y gozosa, encendieron en vuestras almas esa llama incandescente
del amor de Dios, ayudándoos a conocer a Jesús, su vida y su Palabra, a su
Madre la Santísima Virgen María, a quien por medio de las diferentes
advocaciones os va mostrando el rostro de su hijo.
Y ahora sois vosotros
quienes ya con una madurez recién estrenada, sentís también la gracia de ser
llamados por el Señor para dar testimonio de su amor con vuestra entrega
personal y vuestro compromiso cofrade.
Bien sabéis que estos
momentos densos que ahora vais a vivir, requieren de una preparación larga,
serena y responsable. Para ello tenéis todo el año, donde por medio de una
formación espiritual adecuada, el contraste personal en la hermandad y la
frecuente celebración de los sacramentos, os van capacitando para vivir con
profundidad estos misterios centrales de la fe, la Pasión, muerte y
resurrección de nuestro Señor.
Ciertamente no os
resultará sencillo, en medio de una sociedad más bien indiferente a la vida
religiosa, tener que remar contracorriente y dar razón de vuestra fe en medio
de los ambientes en los que os podéis encontrar. No tengáis miedo ni vergüenza.
Sabed que el Señor está siempre a vuestro lado y que nada puede apartaros del
amor de Cristo. (Cfr. Rm 8, 35) Pero también es preciso que sepáis acudir a la
fuente de donde mana esa fuente de agua viva que es Jesús, para lo cual es
necesario que busquéis con frecuencia encontraros con Él.
A eso os quiero
animar. Sabed pedir los medios pastorales y espirituales que os ayuden a
consolidar vuestra fe y vuestra esperanza, acudid a los sacerdotes de las
cofradías, vuestros directores espirituales o consiliarios, y tened muy
presente que el camino que hoy recorréis vosotros, otros lo realizaron antes, y
es en esta larga sucesión de creyentes, donde vamos acogiendo y cumpliendo el
mandato misionero del Señor, que nos envía a ser testigos de su amor en medio
de nuestro mundo.
Termino, una vez más,
agradeciendo de corazón todos vuestros esfuerzos y sobre todo vuestro
testimonio silencioso y auténtico. Que Dios os bendiga a todos y os conceda una
fecunda preparación para vivir con gozo los días santos que nos llevan a su
gloriosa Resurrección.
+
Mario Iceta Gavicagogeascoa
Obispo
de Bilbao
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