viernes, 30 de junio de 2017

HOMILÍA DEL OBISPO 29/06/17 (SAN PABLO Y SAN PEDRO)

Os dejamos la Homilía de Don Mario en Lekeitio con motivo de la celebración de San Pedro y San Pablo.

 

Solemnidad de los santos Pedro y Pablo


Queridos hermanos y hermanas.

1. Celebramos hoy la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, apóstoles de Jesús. San Pedro nació en Betsaida, junto al lago de Tiberíades y se trasladó a Cafarnaum, donde junto con San Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo, se dedicaba a la pesca. Hombre sencillo, trabajador y muy bondadoso, pero con carácter un poco abrupto y testarudo. Ser discípulo de Jesús y, después, una vida llena de entrega y también de sufrimiento lo transformarán profundamente.

3. San Pablo nació en Tarso. Era hijo de judíos fariseos y con ciudadanía romana. Tenía una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística (hablaba griego, latín, hebreo y arameo). Participó en las primeras persecuciones contra los cristianos. Pero durante un viaje a Damasco, Jesús se le apareció en el camino y fue uno de sus más fervientes apóstoles, principalmente entre los gentiles. Viajó como misionero por Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina. Murió decapitado el Roma en una fecha similar a la del apóstol Pedro.

4. Nos dice el evangelio que mientras Jesús caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés que estaban pescando. Y los llamó diciendo: Seguidme, y os haré pescadores de hombres (Mateo 4,19). Inmediatamente abandonaron sus redes y lo siguieron. Cuando medito este pasaje de la Escritura me acuerdo muchas veces de los pueblos de nuestra diócesis que están junto al mar. Entre ellos Lekeitio.

5. Vuestros mayores han vivido en este lugar tan hermoso bendecido por Dios. Desde la orilla se han adentrado en el mar para ganarse honradamente la vida. La vida del pescador es una vida dura. Muchas horas de soledad y de gran esfuerzo. Mucho tiempo alejado de las familias. Un trabajo difícil e incluso peligroso cuando el mar se encrespa. Muchos de nuestros antepasados han dejado su vida en el mar.

6. Pero es precisamente en esta dura tarea donde Jesús ha salido a buscaros. Como hizo con Pedro y Andrés, en esta orilla, os ha llamado a ser sus discípulos. Y vosotros habéis respondido con nobleza y entrega. Y edificasteis esta parroquia basílica tan maravillosa que sella el encuentro permanente de Jesús con cada lekeitiarra. Cuántos arrantzales, al amanecer, antes de que salga el sol, han venido a rezar a este templo antes de adentrarse en el mar para una dura jornada de trabajo.

7. Este lugar ha sido testigo de la escucha de Jesús y de nuestra Madre de la Antigua de vuestras oraciones, petición de ayuda y acción de gracias. Y Dios os ha bendecido. Como a Pedro y Andrés hoy os vuelve a llamar y a aseguraros que estará con nosotros hasta el fin del mundo: en las alegrías y en las penas, en la esperanza y en la tristeza, en la familia, con vuestros mayores y con vuestros hijos, y en el duro trabajo del mar.

8. Hoy Lekeitio celebra de modo particular la fiesta de San Pedro, patrono de los arrantzales. Pedro fue elegido el primero de los apóstoles y piedra sobre la que Jesús edificará su Iglesia. Él presenció la transfiguración. Pedro se quedó en el patio del sumo sacerdote antes de la Pasión y tres veces lo acusaron de ser discípulo de Jesús. El lo negó las tres veces. En aquel mismo momento, cantó el gallo por segunda vez y Pedro empezó a llorar. Pedro es un pecador arrepentido. Cristo, una vez resucitado, va a buscarle. Lo perdona y confirma su elección. Pregunta a Pedro: "¿Me amas más que éstos?" (Jn 21,15). Pedro afirma tres veces su amor. Jesús entonces le confía: "Apacienta mis ovejas". Es la confirmación de su misión como pastor universal de la Iglesia. Su ministerio se sostendrá gracias al poder de Cristo, quien ora por él. "He rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Cuando vuelvas, confirma a tus hermanos" (Lc 22,32). Es Cristo el Buen Pastor quien confiere su poder de perdonar, consagrar, enseñar y dar testimonio.

9. El encuentro con Jesús provocó un cambio radical en la vida de San Pedro. Ese encuentro le abrió un horizonte nuevo e inmenso, más grande que el horizonte del mar. Ese encuentro mostró a Pedro una eternidad, una esperanza, una razón profunda para vivir y para servir a Dios y al prójimo. Siendo pecador percibió el profundo amor de Dios que está por encima de todo límite humano y que hace criaturas nuevas. Hoy nos encomendamos a la intercesión de San Pedro. Que siga protegiendo nuestras casas y trabajos, que asista a los arrantzales y a la cofradía. Con él acudimos a nuestra Madre de la Antigua. Que nos ayude a servir a quienes sufren, a los enfermos, a los ancianos, a los pobres. Santa María de la Antigua cuida de nuestras familias. San Pedro nuestro patrono, Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, rogad por nosotros. AMÉN.


X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

jueves, 29 de junio de 2017

Homilía del Papa Francisco 29/06/17 (San Pedro y San Pablo)

VATICANO, 29 Jun. 17 / 03:40 am

En la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco celebró la Misa en la Plaza de San Pedro acompañado de los cinco nuevos cardenales creados el día anterior en el Consistorio, y pidió no ser “cristianos de salón”, sino verdaderos discípulos de Jesús.
Para ello, centró su homilía en comentar 3 palabras que vivieron los dos santos: confesión, persecución y oración. “De poco sirve conocer los artículos de la fe si no se confiesa a Jesús como Señor de la propia vida”, dijo al comienzo.

“Preguntémonos si somos cristianos de salón, de esos que comentan cómo van las cosas en la Iglesia y en el mundo, o si somos apóstoles en camino, que confiesan a Jesús con la vida porque lo llevan en el corazón”, pidió ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro.
El Pontífice explicó que “quien confiesa a Jesús sabe que no ha de dar sólo opiniones, sino la vida; sabe que no puede creer con tibieza, sino que está llamado a ‘arder’ por amor; sabe que en la vida no puede conformarse con ‘vivir al día’ o acomodarse en el bienestar, sino que tiene que correr el riesgo de ir mar adentro, renovando cada día el don de sí mismo”.
Respecto a la persecución, el Papa recordó que “no fueron sólo Pedro y Pablo los que derramaron su sangre por Cristo, sino que desde los comienzos toda la comunidad fue perseguida, como nos lo ha recordado el libro de los Hechos de los Apóstoles”.
“Incluso hoy en día, en varias partes del mundo, a veces en un clima de silencio –un silencio con frecuencia cómplice–, muchos cristianos son marginados, calumniados, discriminados, víctimas de una violencia incluso mortal, a menudo sin que los que podrían hacer que se respetaran sus sacrosantos derechos hagan nada para impedirlo”.
Francisco recordó que el cristiano está llamado a “soportar el mal” que significa “no sólo tener paciencia y continuar con resignación”, sino que “soportar es imitar a Jesús: es cargar el peso, cargarlo sobre los hombros por él y por los demás”.
“Es aceptar la cruz, avanzando con confianza porque no estamos solos: el Señor crucificado y resucitado está con nosotros”.
Sobre San Pablo, comentó que “su comportamiento en la noble batalla fue únicamente no vivir para sí mismo, sino para Jesús y para los demás. Vivió ‘corriendo’, es decir, sin escatimar esfuerzos, más bien consumándose. Una cosa dice que conservó: no la salud, sino la fe, es decir la confesión de Cristo”.
“Por amor a Jesús experimentó las pruebas, las humillaciones y los sufrimientos, que no se deben nunca buscar, sino aceptarse. Y así, en el misterio del sufrimiento ofrecido por amor, en este misterio que muchos hermanos perseguidos, pobres y enfermos encarnan también hoy, brilla el poder salvador de la cruz de Jesús”.
Sobre la oración, dijo que “es el agua indispensable que alimenta la esperanza y hace crecer la confianza”. “La oración nos hace sentir amados y nos permite amar. Nos hace ir adelante en los momentos más oscuros, porque enciende la luz de Dios. En la Iglesia, la oración es la que nos sostiene a todos y nos ayuda a superar las pruebas”.
De esta manera, “una Iglesia que reza está protegida por el Señor y camina acompañada por él. Orar es encomendarle el camino, para que nos proteja. La oración es la fuerza que nos une y nos sostiene, es el remedio contra el aislamiento y la autosuficiencia que llevan a la muerte espiritual. Porque el Espíritu de vida no sopla si no se ora y sin oración no se abrirán las cárceles interiores que nos mantienen prisioneros”.
“Qué urgente es que en la Iglesia haya maestros de oración, pero que sean ante todo hombres y mujeres de oración, que viven la oración”, indicó.
En la celebración, el Papa bendijo los palios destinados a los Arzobispos metropolitanos nombrados a lo largo del año y que les serán impuestos en sus respectivas diócesis.

SÁBADO DE COPAS (SER CRISTIANOS VALE LA PENA...)

EXTRACTO DE CONVERSACIÓN DE WHATSAPP ENTRE DOS AMIGOS. SÁBADO 11:00 A.M.

Jon: "Ayer nos pasamos bebiendo..."

Mikel: "Propósito: Crécete ante las dificultades y aprende a decir que no..."

Jon: "Esta noche moderación y respeto a los demás"

Mikel: "Seguro que hoy nos lo vamos a pasar mejor que ayer"

miércoles, 28 de junio de 2017

LA BASÍLICA DE BEGOÑA Y EL PUENTE DE LA SALVE

Si os fijáis, desde la Gran Vía se puede ver el monumento al Sagrado Corazón de Jesús y la Basílica de la Virgen de Begoña.

Rezar la Salve a la Virgen de Begoña es una tradición marinera muy antigua en Bilbao. El puente de La Salve trae su nombre de esa costumbre marinera, que hoy os relatamos como anécdota. Así lo recoge la Wikipedia. 

"El barrio bilbaíno de "La Salve" recibe su nombre del hecho de que el recodo de la Ría de Bilbao que pasa al lado de este barrio era el primer lugar desde el cual los marineros que volvían a la ciudad veían las torres de la basílica de Begoña, y allí empezaban tradicionalmente a rezar una "Salve" a la Virgen, en agradecimiento por haberles protegido en sus viajes marineros"

Os proponemos que, aunque no naveguéis en barco por la ría por el Puente de la Salve, cuando vayáis por la Gran Vía, os acordéis de la Virgen y que le recéis la Salve mirando a la Basílica de Begoña. Y de la mano de la Virgen, encomendaros al Sagrado Corazón de Jesús que está al final de la Gran Vía.

ADORACIÓN NOCTURNA

Cada viernes primero de mes, durante unas horas de la noche, un grupo compuesto por gente de todas las edades nos reunimos en la parroquia de San José con motivo de la adoración nocturna. En estas horas en las que la noche comienza y el sueño hace acto de presencia es cuando estamos nosotros, es el momento de acompañar a quien siempre está ahí para nosotros, es momento para adorar a Cristo.

Desde las 22:00 horas del viernes hasta las 01:00 horas del sábado, son distintas las actividades que se realizan, entre las cuales están el encuentro de los adoradores, un tema de reflexión, el rezo del Santo Rosario y la Eucaristía en el altar. Todo ello acompañados y guiados por nuestro párroco el P. Luis Casado.

Terminada ya la jornada laboral o las clases, durante esas horas nos encontramos en Casa, junto a nuestro Padre, protegidos y cómodos en nuestra oración personal, oración por todos y para todos.

Te esperamos cada viernes primero de mes a las 22:00 horas en la parroquia (entrada por Iparraguirre). Es un buen momento para acompañarle a Él, ya que es siempre quien nos acompaña.

Misa del Domingo 02/07/17

DOMINGO         02/07/17

Verde XIII
Domingo Ordinario MR, p. 425 (423) / Lecc. II, p. 21


EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ, LA ENCONTRARÁ
2 Re 4, 8-11. 14-16; Rom 6, 3-4. 8-11; Mt 10, 37-42
La predicación del Señor Jesús está llena de frases paradójicas y desconcertantes, así nos habla de "los primeros que se hacen últimos", y de que "los pequeños son los realmente grandes". En esta ocasión Jesucristo nos anima a perder la vida por su causa a fin de ganarla. Ni los vínculos familiares, ni el prestigio social o la vida misma, son más importantes, que mantenerse fiel al amor desmedido que Dios nos ha mostrado en su hijo Jesús. Vivir en esta forma aparentemente poco razonable desde la lógica humana, no parece posible. Solamente, como nos recuerda san Pablo en la carta a los Romanos, quien haya muerto a sí mismo, uniéndose a Cristo muerto y resucitado, podrá vivir para Dios. Ser cristiano es vivir para Dios. Desde esa certidumbre sí es posible perder la vida por causa del Señor Jesús.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 46, 2
Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos de la luz, concédenos que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Se dice Gloria.

LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Este hombre es un hombre de Dios.

Del segundo libro de los Reyes: 4, 8-11.14-16
Un día pasaba Eliseo por la ciudad de Sunem y una mujer distinguida lo invitó con insistencia a comer en su casa. Desde entonces, siempre que Eliseo pasaba por ahí, iba a comer a su casa. En una ocasión, ella le dijo a su marido: "Yo sé que este hombre, que con tanta frecuencia nos visita, es un hombre de Dios. Vamos a construirle en los altos una pequeña habitación. Le pondremos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que se quede allí, cuando venga a visitarnos".
Así se hizo y cuando Eliseo regresó a Sunem, subió a la habitación y se recostó en la cama. Entonces le dijo a su criado: "¿Qué podemos hacer por esta mujer?" El criado le dijo: "Mira, no tiene hijos y su marido ya es un anciano". Entonces dijo Eliseo: "Llámala". El criado la llamó y ella, al llegar, se detuvo en la puerta. Eliseo le dijo: "El año que viene, por estas mismas fechas, tendrás un hijo en tus brazos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 88, 2-3. 16-17. 18-19.

R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor, y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre, y mi lealtad, más firme que los cielos". R/.
Señor, feliz el pueblo que te alaba y que a tu luz camina, que en tu nombre se alegra a todas horas y al que llena de orgullo tu justicia. R/.
Feliz, porque eres tú su honor y fuerza y exalta tu favor nuestro poder. Feliz, porque el Señor es nuestro escudo y el santo de Israel es nuestro rey. R/.


SEGUNDA LECTURA
El bautismo nos sepultó con Cristo para que llevemos una vida nueva.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 6, 3-4. 8-11
Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.
Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre, y al resucitar vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Pedro 2, 9
R/. Aleluya, aleluya.

Ustedes son linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. R/.

EVANGELIO
El que no toma su cruz, no es digno de mí. Quien los recibe a ustedes me recibe a mí.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 37-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará. Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo. Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos al recibir su ayuda, respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor)Por los ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor y por todos los pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos al Señor.
Para que el tiempo sea bueno y todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la bella sucesión de las diversas estaciones, roguemos a Dios, que con sabiduría gobierna al mundo.
Por los que son víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia o de los otros vicios del mundo, roguemos al Redentor misericordioso.
Encomendémonos mutuamente al Señor, pongamos toda nuestra existencia en sus manos y oremos con confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos.
Escucha, Padre santo, Dios todopoderoso, las oraciones de tu pueblo e infunde en nosotros la sabiduría del Espíritu Santo, para que, unidos a Cristo, sigamos el camino de la cruz dispuestos a perder nuestra vida para manifestar al mundo nuestra esperanza en el reino que nos tienes preparado. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que bondadosamente realizas el fruto de tus sacramentos, concédenos que seamos capaces de servirte como corresponde a tantos misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 102, 1
Bendice, alma mía al Señor; que todo mi ser bendiga su santo nombre.
O bien: Jn 17, 20-21
Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la víctima divina que te hemos ofrecido y que acabamos de recibir, nos vivifique, Señor, para que, unidos a ti con perpetuo amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Quien se atreva a vivir como Jesús vivió, tendrá que asumir sus opciones y actitudes. El Señor Jesús se mantuvo siempre atento a descubrir la voluntad de su Padre. Por eso mismo, sabía que Dios amaba preferentemente a los pecadores, los desvalidos y los pequeños. No podía ser un padre compasivo sin ocuparse tiernamente de sus pequeños. Jesús se desentendió de llevar adelante una existencia coronada de prestigio, poder y riquezas; aunque sintió la tentación de hacerlo, como refiere de alguna manera la narración sobre las tentaciones, él supo elegir en cada circunstancia dónde estaba la voluntad de Dios y dónde no. Quien vive así es tenido por un loco, tal como los mismos parientes, juzgaron a Jesús. Quien pierde la vida y deja de acrecentar beneficios personales, para apoyar o servir por causa de Jesús a sus hermanos más pequeños, parece un soñador y un lunático. La idolatría de la ganancia y la rentabilidad se burla de los soñadores despiertos que siguen a Jesús.

lunes, 26 de junio de 2017

HOMILÍA DEL OBISPO 25/06/17 (SAN JUAN)

Aquí tenéis la Homilía que Don Mario pronunció el día de San Juan en la ermita de San Juan de Gaztelugatxe.


Natividad de San Juan Bautista 2017

Queridos hermanos y hermanas.

1. Celebramos hoy el nacimiento de San Juan Bautista. Nos dice la Escritura que Zacarías e Isabel no podían tener descendencia. El ángel Gabriel anuncia a Zacarías que Isabel su mujer concebirá a un niño a pesar de su vejez. De este modo, el nacimiento de San Juan es un anuncio, una profecía del nacimiento de Jesús. Como el mismo Jesús dirá después: “No ha nacido de mujer nadie más grande que Juan el Bautista”.

2. Pero también Jesús añade, “pero el más grande en el reino de los cielos es mayor que Él”. Juan tuvo la misión de preparar el camino al Salvador, anunciando la llegada inminente del Mesías. Fue así el último de los profetas del Antiguo Testamento, y la Iglesia lo considera el más grande de los santos después de la Virgen María. Contemporáneo de Jesús, es considerado por la tradición cristiana como el precursor del Mesías. El cariz de su predicación inquietó a las autoridades. Herodes Antipas, por su parte, se vio afectado en su vida privada por las exigencias morales del profeta; temiendo una revuelta popular, mandó detenerlo. Juan fue decapitado en la cárcel el año 28.

3. El pueblo cristiano edificó esta ermita en este paraje único dedicado a San Juan Bautista. Cuántas personas se acercan caminando para presentar a Dios sus peticiones, su oración, sus necesidades, su acción de gracias. Desde aquí, nuestro querido profeta precursor de Jesús cuida de quienes trabajan en el mar y de sus familias. Bien sabemos que es un trabajo duro. Muchas veces peligroso cuando el mar arrecia. Conocemos tantos episodios dolorosos en los que muchos arrantzales han perdido la vida en la mar. Hoy de modo particular quisiera encomendar a Dios a tantos fallecidos de aquella terrible galerna del año mil novecientos doce. El mar es fuente de vida y alegría. Pero también en demasiadas ocasiones es lugar de tristeza y de muerte.

4. Una ermita construida junto al mar nos recuerda el encuentro de Jesús con sus discípulos. Varios de ellos eran pescadores. Los llamó junto a la orilla, cuando estaban reparando las redes. Desde esta orilla Jesús nos sigue llamando para ser sus discípulos. Desde aquí acompañan a quienes se ganan la vida en el duro trabajo del mar. Nos asegura de que está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Él consuela los momentos de tristeza y angustia ante una jornada dura de trabajo en la lejanía de los familiares y seres queridos. Él protege a los arrantzales en los momentos de peligro. Él cuida de las familias que quedan en las orillas y puertos aguardando el retorno de los trabajadores del mar.

5. Juan Bautista es testigo de este amor de Dios por cada uno de nosotros. Indicó a sus discípulos que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. También en nuestra vida muchas personas nos han acercado a Dios. Nos han dicho dónde encontrarle. Y Jesús ha salido a nuestro encuentro, nos ha llamado y nos ha hecho discípulos suyos. Hoy, en esta ermita, encomendamos a todos los arrantzales y a sus familias. Rezamos de modo particular por los enfermos, los ancianos, los que viven sin esperanza, por los pobres. Quisiera agradecer de modo particular a quienes cuidan de esta ermita. Gracias por vuestro trabajo. Pedimos a San Juan que, una vez más, nos acerque a Jesús. Que aprendamos de su amor y su humildad. Que nos convirtamos en testigos del amor y de la misericordia de Dios. Que la Virgen María, reina de los apóstoles, nos bendiga y acompañe. San Juan Ruega por nosotros. AMÉN.

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

miércoles, 21 de junio de 2017

Adoración Nocturna (oración por los cristianos perseguidos)

Un joven de la parroquia nos ha contado que se encontró con dos amigos. El primero de sus amigos le habló de la Adoración Nocturna al Santísimo en la Parroquia los primeros viernes del mes a las 22:00 h. El segundo le recomendó que viera el documental "Los cristianos en Irak".

Os lo reproducimos abajo.


  

Os proponemos rezar por nuestros hermanos perseguidos.

Qué mejor oportunidad que acudir a la próxima Adoración Nocturna para rezar por ellos y reparar por las ofensas hechas a Dios.

 

¡Os esperamos!

Misa del Domingo 25/06/17

DOMINGO 25

Verde Domingo XII Del Tiempo Ordinario MR p. 424 (422) / Lecc. II, p. 21

DÍGANLO EN PLENO DÍA
Jer 20, 10-13; Rom 5, 12-15; Mt 10, 26-33
El caso del profeta Jeremías resulta aleccionador para entender el mensaje que el Señor Jesús dirige a los discípulos en el llamado discurso misionero. De manera insistente los anima a no dejarse acorralar por el miedo. Razones para predicar con valentía el Evangelio del reino sobran: en primer lugar, les recuerda que su vida está en manos de Dios; en segundo lugar, les advierte que podrán perder la vida biológica, pero que nadie les podrá arrancar la vida plena, que procede del Padre. Cuando se vence el miedo a morir, se adquiere una libertad lo suficientemente plena; de modo que se vive, se habla y se actúa con claridad y transparencia. De esa manera vivió y predicó el profeta Jeremías. Siendo consciente del rechazo creciente de propios y extraños no se acobardó, porque sabía que el Señor le asistiría en la hora de la prueba.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.

ORACIÓN COLECTA
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
El Señor ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados.

Del libro del profeta Jeremías: 20,10-13
En aquel tiempo, dijo Jeremías: "Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: 'Denunciemos a Jeremías, denunciemos al profeta del terror'. Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: 'Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él'.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable. Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. Canten y alaben al Señor, porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 68, 8-10.14 y 17. 33-35R/. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Por ti he sufrido oprobios y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae. R/.
A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto; escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro. Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus ojos. R/.
Se alegrarán, al verlo, los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado. Que lo alaben por esto cielo y tierra, el mar y cuanto en él habita. R/.


SEGUNDA LECTURA
El don de Dios supera con mucho al delito.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5, 12-15
Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte llegó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya había pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se imputa cuando no hay ley, sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.
Ahora bien, con el don no sucede como con el delito, porque si por el delito de uno solo murieron todos, ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos! Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 15, 26. 27R/. Aleluya, aleluya.
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos. R/.


EVANGELIO
No tengan miedo a los que matan el cuerpo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 26-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo. ¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados, su ayuda salvífica respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/.Escúchanos, Señor.)
Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, que has confiado a nuestras débiles fuerzas el anuncio profético de tu palabra, escucha las oraciones de tu pueblo y sosténnos con la fuerza de tu Espíritu, para que nunca nos avergoncemos de nuestra fe, sino que confesemos, con valentía, tu nombre ante los hombres, y merezcamos así que, en el día de tu manifestación, te pongas de nuestra parte ante tu Padre del cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el entrañable afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les das la comida a su tiempo.
O bien: Jn 10, 11.15
Yo soy el buen pastor, y doy la vida por mis ovejas, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- En la sociedad de la diversión y la indiferencia generalizada en que vivimos, no salen sobrando las voces críticas que exhiben la superficialidad de las relaciones humanas. No faltan los pensadores, escritores y hombres sensatos, que denuncian el malestar de nuestra cultura. Ellos lo hacen a título personal, fundados en argumentos derivados del análisis y la experiencia. Los profetas de Israel exponían los pecados de Israel con toda crudeza, sin rodeos ni frases melosas. Su palabra no derivaba del resentimiento, sino de la búsqueda de hacer cumplir la voluntad de Dios. Los profetas que ahora levantan su voz para denunciar la violencia contra los migrantes, la plaga de los tratantes de niños o los abusos de cuantos destruyen la Casa Común que Dios nos encomendó cuidar, lo hacen movidos por la esperanza de conservar la vida digna y el mundo bueno que Dios creó.

Homilía del Papa Francisco 18/06/17 (Corpus Christi)

En la Homilía del Corpus Christi el Papa Francisco nos dice que la Eucaristía es el "sacramento de la memoria" del amor de Dios.


En la solemnidad del Corpus Christi aparece una y otra vez el tema de la memoria:
«Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer […]. No olvides al Señor, […] que te alimentó en el desierto con un maná» (Dt 8,2.14.16) —dijo Moisés al pueblo—. «Haced esto en memoria mía» (1 Co 11,24) —dirá Jesús a nosotros—. El «pan vivo que ha bajado del cielo» (Jn 6,51) es el sacramento de la memoria que nos recuerda, de manera real y tangible, la historia del amor de Dios por nosotros.

Recuerda, nos dice hoy la Palabra divina a cada uno de nosotros. El recuerdo de las obras del Señor ha hecho que el pueblo en el desierto caminase con más determinación; nuestra historia personal de salvación se funda en el recuerdo de lo que el Señor ha hecho por nosotros. Recordar es esencial para la fe, como el agua para una planta: así como una planta no puede permanecer con vida y dar fruto sin ella, tampoco la fe si no se sacia de la memoria de lo que el Señor ha hecho por nosotros.

Recuerda. La memoria es importante, porque nos permite permanecer en el amor, recordar, es decir, llevar en el corazón, no olvidar que nos ama y que estamos llamados a amar. Sin embargo esta facultad única, que el Señor nos ha dado, está hoy más bien debilitada. En el frenesí en el que estamos inmersos, son muchas personas y acontecimientos que parecen como si pasaran por nuestra vida sin dejar rastro. Se pasa página rápidamente, hambrientos de novedad, pero pobres de recuerdos. Así, eliminando los recuerdos y viviendo al instante, se corre el peligro de permanecer en lo superficial, en la moda del momento, sin ir al fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos. Entonces la vida exterior se fragmenta y la interior se vuelve inerte.

En cambio, la solemnidad de hoy nos recuerda que, en la fragmentación de la vida, el Señor sale a nuestro encuentro con una fragilidad amorosa que es la Eucaristía. En el Pan de vida, el Señor nos visita haciéndose alimento humilde que sana con amor nuestra memoria, enferma de frenesí. Porque la Eucaristía es el memorial del amor de Dios. Ahí «se celebra el memorial de su pasión» (Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Antífona al Magníficat de las II Vísperas), del amor de Dios por nosotros, que es nuestra fuerza, el apoyo para nuestro caminar. Por eso, nos hace tanto bien el memorial eucarístico: no es una memoria abstracta, fría o conceptual, sino la memoria viva y consoladora del amor de Dios.

En la Eucaristía está todo el sabor de las palabras y de los gestos de Jesús, el gusto de su Pascua, la fragancia de su Espíritu. Recibiéndola, se imprime en nuestro corazón la certeza de ser amados por él. Y mientras digo esto, pienso de modo particular en vosotros, niños y niñas, que hace poco habéis recibido la Primera Comunión y que estáis aquí presentes en gran número.
 Así la Eucaristía forma en nosotros una memoria agradecida, porque nos reconocemos hijos amados y saciados por el Padre; una memoria libre, porque el amor de Jesús, su perdón, sana las heridas del pasado y nos mitiga el recuerdo de las injusticias sufridas e infligidas; una memoria paciente, porque en medio de la adversidad sabemos que el Espíritu de Jesús permanece en nosotros.  La Eucaristía nos anima: incluso en el camino más accidentado no estamos solos, el Señor no se olvida de nosotros y cada vez que vamos a él nos conforta con amor. La Eucaristía nos recuerda además que no somos individuos, sino un cuerpo. Como el pueblo en el desierto recogía el maná caído del cielo y lo compartía en familia (cf. Ex 16), así Jesús, Pan del cielo, nos convoca para recibirlo juntos y compartirlo entre nosotros. La Eucaristía no es un sacramento «para mí», es el sacramento de muchos que forman un solo cuerpo. Nos lo ha recordado san Pablo: «Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan» (1 Co 10,17).

La Eucaristía es el sacramento de la unidad. Quien la recibe se convierte necesariamente en artífice de unidad, porque nace en él, en su «ADN espiritual», la construcción de la unidad. Que este Pan de unidad nos sane de la ambición de estar por encima de los demás, de la voracidad de acaparar para sí mismo, de fomentar discordias y diseminar críticas; que suscite la alegría de amarnos sin rivalidad, envidias y chismorreos calumniadores.

Y ahora, viviendo la Eucaristía, adoremos y agradezcamos al Señor por este don supremo: memoria viva de su amor, que hace de nosotros un solo cuerpo y nos conduce a la unidad.

martes, 20 de junio de 2017

HOMILÍA DEL OBISPO 18/06/17 (CORPUS CHRISTI)


Nos gustaría compartir con vosotros la Homilía de Don Mario con motivo del Corpus Christi y os animamos a dejar vuestros comentarios y reflexiones.


SOLEMNIDAD DEL CRORPUS CHRISTI

Muy queridos hermanos y hermanas.

Quisiera sencillamente esta mañana de Corpus compartir tres breves reflexiones con vosotros.

La primera nace de una expresión un tanto dura de Jesús: “Si no coméis de este pan no tenéis vida”.  Y alguien bien puede decir pues yo estoy vivo y no como de este pan. Pero Jesús se refiere a una vida plena, a una vida inmensa.
 
El libro del Apocalipsis dice: “Tienes nombre de vivo pero estás muerto”.  Muchas veces hablas con muchas personas, y algunas te dicen, mire mi vida es una porquería, o, mi vida es un sufrimiento, mi vida es plana y es chata, esto no es vida a veces decimos.  A esto se refiere a Jesús. “Si no coméis no tenéis vida”, la vida que ansía tu corazón.  Y está diciendo Jesús, para tener esa vida que hacía tu corazón, Dios es el elemento fundamental, Dios concede esa vida.  

Por eso les dice Jesús: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”, esto lo sabían muy bien los judíos a qué se refería, porque el pan que bajaba del cielo era el maná, aquello que aparece en el libro del éxodo, y el libro del heterónomo que hemos leído hoy, cuando el pueblo judío caminaba por el desierto, no tenían pan, y aparecía por las mañanas una especie de escarcha, que cuando se solidificaba era como pan, de echo le llamaban mana porque en arameo se dice manu, bueno pues, el maná.   Y les dice Jesús: “Vuestros padres comieron de ese pan y murieron, pero Yo soy un pan nuevo, que también baja del cielo, el que coma de este pan tiene vida eterna, tiene una vida nueva”.

Y empieza la segunda cuestión que yo quisiera titularla; “Necesitamos superar el escándalo”.  Los discípulos de Jesús dicen, pero esto es muy difícil de entender, está diciendo que hay que comerle, que el pan que nos dará en la Eucaristía es su Cuerpo y su Sangre.  Y desde aquel día muchos no andaban con él, dice el propio San Juan, muchos abandonan a Jesús porque es un escándalo lo que está diciendo, como que hay que comerle, es que somos antropófagos.  Y Jesús incluso les provoca a los discípulos. “También vosotros si queréis podéis marcharos”.  Si queréis podéis marcharos, y nos acordamos de las palabras de San Pedro: “Señor pero a quien vamos a ir, si tú tienes palabras de vida eterna”.  Y los discípulos que se quedan con Jesús superan ese escándalo, de que hay que comerle en un pan que nos va a dar, pero Él tiene palabras de vida eterna, nos quedamos con Él, lo aceptamos por la fe.

Y en la eucaristía es lo mismo, la eucaristía es la presencia real y sustancial de Cristo, en medio de nosotros.  Y tenemos que superar el escándalo, algunos dirán, “Pero qué me estás diciendo, si es un trocito de pan, como que Dios está ahí”.  Superar el escándalo, por eso nada más consagrar el pan y el vino, decimos mysterium fidei, misterio de la fe, un misterio que sobrepasa lo racional, un misterio que hay que aceptar con humildad, fiados en la palabra del Señor.  Él está presente en medio de nosotros, como Sacramento de presencia, de amor, de caridad, como pan que nos da una vida nueva, ya no podemos decir, mi vida es una porquería, mi vida ya no vale.  Como dice Jesús. “El Padre me ha enviado, yo vivo por el Padre, también vosotros viviréis por mí, y viviréis con mi vida”, que se nos comunica en la Eucaristía. “Este es el pan de vida”.

Por eso tenemos que pedir hoy al Señor, Señor que yo sea capaz de superar el escándalo de la Eucaristía, misterio de la fe, creo Señor que estás aquí, en medio de nosotros, para ser mi alimento, y te entregas como Sacramento de amor y de caridad.  Por eso hoy celebramos el día de la caridad.  

Quiero felicitar a Cáritas, a todos sus voluntarios, a todos los benefactores, qué de un modo tan admirable, ayudan a tantos pobres en medio de nosotros.  

Quiero felicitar a la Adoración Nocturna, a la Adoración Perpetua, que precisamente mantienen viva la llama de la fe ante este sacramento de amor.

Y termino con aquellas palabras que de modo tan hermoso Benedicto XVI nos decía en aquella exhortación apostólica. “Sacramentum Caritatis”, refiriéndose a la Eucaristía decía: “La Eucaristía es el don inmenso que Jesucristo nos hace, para que ahora también nosotros podamos ser un don para los demás”.  Es decir la Eucaristía sostiene el que yo ame a los demás, me capacita para amar a los demás, me capacita para entregarme a los demás, para saltar toda división, toda separación, todo orgullo, todo rencor, para darme como Cristo se da en la Eucaristía.

Por eso el día del Cuerpo y Sangre del Señor es día de la caridad, porque este pan de vida nos enseña a amar, nos enseña a vivir amando, y por eso nos enseña a servir a los pobres, a los enfermos, a los inmigrantes, a los refugiados.  Nos enseña a hacer de todos un pueblo santo, que supera todas las barreras, todas las enemistades, todos los enemigos, para hacer el pueblo que nos congrega en un mismo pan.
 
Demos gracias al Señor por este don tan admirable, y tan conmovedor que nos hace la Eucaristía, para qué superando ese escándalo de su presencia, vivamos la vida suya, y podamos amar a los demás como Él nos ha amado.

Lo pedimos así esta mañana por intercesión de la virgen María.

 Que así sea.


X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

viernes, 16 de junio de 2017

HOMILÍA DEL OBISPO Y ORDENACIÓN CARLOS OLABARRI

Os dejamos la Homilía que Don Mario ofreció el domingo pasado y que incluye la ordenación como Sacerdote de Carlos Olábarri.

 
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Muy queridos hermanos y hermanas.  Hoy de modo particular querido Carlos, que vas a recibir el Sacramento del Orden como presbítero.

               Celebramos hoy la fiesta de la Santísima Trinidad.

La verdad que siempre me ha parecido extraño que la iglesia celebre un día dedicado a la Santísima Trinidad, porque es que como dice San Pablo “En ella somos, nos movemos y existimos.

Comienza la propia celebración diciendo nos reunimos en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.  Cuando celebramos las oraciones decimos, “Por nuestro Señor Jesucristo que contigo Padre, vive y reina en la unidad del Espíritu Santo”.  Una invocación a la Trinidad.  Y cuando somos enviados, que no despedidos, enviados, se nos da la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Quizá la iglesia lo hace porque hemos perdido el sentido de Dios, de Dios Comunión, de Dios Amor.  De modo particular en nuestra mentalidad occidental, la propia teología latina, es como mucho más racional, más racionalista que la teología oriental, que es más pneumatológica, más del Espíritu Santo.  Necesitamos que la Iglesia ponga ante nosotros, Dios es misterio de amor, Dios es amor, como nos dirá el evangelio de San Juan.

Y hemos escuchado en estas palabras, hoy también de ese Evangelio, “Tanto amo, tanto ama Dios al mundo”.  Tanto nos ama a nosotros, que ha dejado impresa en nosotros, el propio, el mismo misterio de Dios.  Llamados a vivir, a penetrar en ese misterio.  Pero también es verdad que nosotros nos hemos alejado de este misterio. Por eso nos ha dicho el evangelio de hoy, “Tanto ama Dios”.  Ese misterio de Trinidad, ese misterio de amor, tanto nos ama a nosotros, que ha enviado a su Hijo al mundo, para que no perezca, para que no perezca.   Podemos volver la frase al revés, entonces Señor estás diciendo qué si no envías a tu Hijo al mundo, el mundo perece.  Eso dice San Juan, y no tenemos nada más que ver nuestro mundo, tan probado en guerras, en hambres, en injusticias, en divisiones, es decir en muerte.

Bien, pues Dios no quiso quedarse lejos de nuestros sufrimientos, tanto nos ama que ha enviado a su Hijo, para algo tan importante, no para jugar el mundo nos ha dicho, porque el mundo está ya juzgado.  No para juzgar al mundo, para salvarlo, para darle vida. Ya esta expresión, que hemos celebrado con gozo durante el año pasado, el año de la misericordia, que el Santo Padre Francisco tanto nos insiste, y hemos escuchado en la primera lectura, también una frase un poco extraña, Dios se presenta ante Moisés y le habla de Él, dice, “Señor Señor, dirigiéndose a Él, Dios compasivo y misericordioso”.  Por eso decimos que el nombre de Dios es misericordia, su entraña profunda ante el hombre es misericordia, Él es amor, pero ese amor se transforma en misericordia ante lo débil, ante lo frágil, ante lo caído.

Pues he de decir, y me acuerdo muchas veces de ello, y lo predico muchas veces, uno de los pasajes que más me conmueve de la Escritura, y que no es una parábola, es un hecho real, es aquella mujer que iban a lapidar, aquella mujer que según la ley de Moisés era pecadora, y la ley de Moisés decía hay que lapidarla, y así se presentan los fariseos ante Jesús para probar si Él es el Mesías, y claro que lo prueba.   El Señor claro que responde como Mesías, esta mujer ha sido sorprendido en adulterio, la ley de Moisés manda lapidarla, tú qué dices. Las palabras del Señor y su actitud son las de, Señor, Señor rico en piedad y misericordia, y dice, “Yo no te condeno”.  La mira de un modo nuevo, la acoge con toda la anchura de su corazón, abre para ella un camino nuevo, la restablece en su dignidad, es mirada con amor, y ese amor es percibido profundamente por esta mujer, que comienza a caminar la vida nueva del Señor.

Pues bien, Dios en su amor nos ha enviado al Hijo, y eso tiene mucho que ver con el ministerio sacerdotal, también nosotros en Cristo, somos enviados.  Cristo es elegido, es ungido y es enviado. También hoy Carlos, ha sido elegido, no por sus méritos, ninguno de nosotros, al contrario, por nuestros méritos estaríamos no se sabe dónde, hemos sido elegidos por puro amor, y hemos respondido. Ahora mismo la Iglesia en nombre del Señor, ha dicho su nombre “Carlos”, y él ha respondido con una palabra muy bíblica, ha respondido como respondían los profetas del Antiguo Testamento, como responde Cristo, en el salmo 39 en la carta a los hebreos, “Aquí estoy, aquí estoy, me presento ante Ti no porque yo lo he elegido, sino porque Tú me has llamado”.

Bien es consciente Carlos de esta llamada, desde hace muchos años estamos dando vueltas a esa llamada, y muchas veces hemos hablado y me ha dicho, “Quizás he perdido mucho el tiempo”, nosotros somos también de vocaciones tardías, verdad. Pero el señor nunca pierde el tiempo con nosotros, yo pienso que esto es como la propia naturaleza, la fruta se puede coger cuando está madura, hay frutos que maduran en dos meses, otros necesitan todo el año para madurar, pues no estaba, no era el momento, y todo lo que has vivido hasta este momento Dios lo ha dispuesto para tu bien, para tu maduración, para que estés disponible para responder con verdad y con profundidad, aquí estoy.

Yo quisiera hoy agradecer en nombre del Señor a tantos que te han ayudado, empezando por tu familia, por tus padres, por los que te han acompañado en tu pueblo natal, por los que te han acompañado en tu camino en la universidad, en el trabajo, después en el seminario.  Pues el Señor ha dispuesto a esto para que tú vayas madurando, vayas siendo consciente de una llamada, que tú bien eres consciente y sabes que te sobrepasa, una llamada inmerecida, algo que dice yo no soy digno de esto, pero así lo rezamos antes de comulgar, lo que pasa es que lo decimos de carrerilla, “Señor yo no soy digno de que entres en mi casa”, decimos siempre que vamos a comulgar, yo no soy digno de que me llames, pero aquí estoy, porque me has llamado.  El señor te ha llamado, te ha ungido, te ha consagrado.

El día de la Misa Crismal, recordábamos Cristo el Ungido, derrama esa unción del Espíritu sobre su pueblo santo, sobre el mundo, derrama su espíritu para urgirnos a nosotros. Vas a ser ungido de modo particular, el día de tu bautismo, te ungieron la cabeza con el Santo Crisma, el día la confirmación te ungieron la frente, hoy te van a ungir las manos, para que sean manos de Cristo.  El Señor te toma para Él, el Señor tomará tus manos de modo particular, porque con ellas serás capaz de transmitir el Espíritu Santo, para que el pan y el vino se conviertan en su cuerpo y en su sangre.  Para que aquellos que se acercan a pedir perdón de su miseria y su pecado, encuentren la salvación y el perdón de Dios.  Para que puedas consagrar y ungir a los niños, a los matrimonios, a los que parten a la casa del Padre.  Eres ungido para ser enviado como el Señor no en, un ministerio de juicio, un ministerio opaco, sino un ministerio de amor, un ministerio de salvación, un ministerio esperanza, un ministerio de alegría, qué es lo que necesita hoy el mundo, no ser juzgado, sino ser amado, y ser abrazado, y ser restituido, y ser iluminado con la verdad, y ser acogido por la misericordia de Dios. Es un ministerio tan grande y tan hermoso, y para ello vas a contar con la ayuda de tu obispo, del presbiterio donde eres insertado, de todos los fieles, a los cuales se te va a encomendar.

Hoy decía, hoy voy a ordenar a quien es el párroco mío, el párroco de mi pueblo, porque tu destino va a ser Gernika, en aquella pila bautismal yo renací a la vida, vas a cuidar de aquel pueblo junto, con Jesús y los demás sacerdotes aquí hoy presentes.

Pues que el Señor te acompañe siempre, y lleves el ministerio con entrega, como decía San Agustín es un, “Officium amoris”.  No es un oficio de estar estresado, es un oficio ante todo de amar, de entregarse, de donarse, de querer, de consagrarse a Dios y al servicio de los demás, en el trato diario con el Señor, Él es tu fuerza, tu fortaleza, Él es tu alegría.

Que lo hagas así con la compañía de María, Ella que es de modo particular madre nuestra, que te acompañe en este camino de gozo, de misericordia y de salvación.

 Que así sea.

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...