martes, 20 de junio de 2017

HOMILÍA DEL OBISPO 18/06/17 (CORPUS CHRISTI)


Nos gustaría compartir con vosotros la Homilía de Don Mario con motivo del Corpus Christi y os animamos a dejar vuestros comentarios y reflexiones.


SOLEMNIDAD DEL CRORPUS CHRISTI

Muy queridos hermanos y hermanas.

Quisiera sencillamente esta mañana de Corpus compartir tres breves reflexiones con vosotros.

La primera nace de una expresión un tanto dura de Jesús: “Si no coméis de este pan no tenéis vida”.  Y alguien bien puede decir pues yo estoy vivo y no como de este pan. Pero Jesús se refiere a una vida plena, a una vida inmensa.
 
El libro del Apocalipsis dice: “Tienes nombre de vivo pero estás muerto”.  Muchas veces hablas con muchas personas, y algunas te dicen, mire mi vida es una porquería, o, mi vida es un sufrimiento, mi vida es plana y es chata, esto no es vida a veces decimos.  A esto se refiere a Jesús. “Si no coméis no tenéis vida”, la vida que ansía tu corazón.  Y está diciendo Jesús, para tener esa vida que hacía tu corazón, Dios es el elemento fundamental, Dios concede esa vida.  

Por eso les dice Jesús: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”, esto lo sabían muy bien los judíos a qué se refería, porque el pan que bajaba del cielo era el maná, aquello que aparece en el libro del éxodo, y el libro del heterónomo que hemos leído hoy, cuando el pueblo judío caminaba por el desierto, no tenían pan, y aparecía por las mañanas una especie de escarcha, que cuando se solidificaba era como pan, de echo le llamaban mana porque en arameo se dice manu, bueno pues, el maná.   Y les dice Jesús: “Vuestros padres comieron de ese pan y murieron, pero Yo soy un pan nuevo, que también baja del cielo, el que coma de este pan tiene vida eterna, tiene una vida nueva”.

Y empieza la segunda cuestión que yo quisiera titularla; “Necesitamos superar el escándalo”.  Los discípulos de Jesús dicen, pero esto es muy difícil de entender, está diciendo que hay que comerle, que el pan que nos dará en la Eucaristía es su Cuerpo y su Sangre.  Y desde aquel día muchos no andaban con él, dice el propio San Juan, muchos abandonan a Jesús porque es un escándalo lo que está diciendo, como que hay que comerle, es que somos antropófagos.  Y Jesús incluso les provoca a los discípulos. “También vosotros si queréis podéis marcharos”.  Si queréis podéis marcharos, y nos acordamos de las palabras de San Pedro: “Señor pero a quien vamos a ir, si tú tienes palabras de vida eterna”.  Y los discípulos que se quedan con Jesús superan ese escándalo, de que hay que comerle en un pan que nos va a dar, pero Él tiene palabras de vida eterna, nos quedamos con Él, lo aceptamos por la fe.

Y en la eucaristía es lo mismo, la eucaristía es la presencia real y sustancial de Cristo, en medio de nosotros.  Y tenemos que superar el escándalo, algunos dirán, “Pero qué me estás diciendo, si es un trocito de pan, como que Dios está ahí”.  Superar el escándalo, por eso nada más consagrar el pan y el vino, decimos mysterium fidei, misterio de la fe, un misterio que sobrepasa lo racional, un misterio que hay que aceptar con humildad, fiados en la palabra del Señor.  Él está presente en medio de nosotros, como Sacramento de presencia, de amor, de caridad, como pan que nos da una vida nueva, ya no podemos decir, mi vida es una porquería, mi vida ya no vale.  Como dice Jesús. “El Padre me ha enviado, yo vivo por el Padre, también vosotros viviréis por mí, y viviréis con mi vida”, que se nos comunica en la Eucaristía. “Este es el pan de vida”.

Por eso tenemos que pedir hoy al Señor, Señor que yo sea capaz de superar el escándalo de la Eucaristía, misterio de la fe, creo Señor que estás aquí, en medio de nosotros, para ser mi alimento, y te entregas como Sacramento de amor y de caridad.  Por eso hoy celebramos el día de la caridad.  

Quiero felicitar a Cáritas, a todos sus voluntarios, a todos los benefactores, qué de un modo tan admirable, ayudan a tantos pobres en medio de nosotros.  

Quiero felicitar a la Adoración Nocturna, a la Adoración Perpetua, que precisamente mantienen viva la llama de la fe ante este sacramento de amor.

Y termino con aquellas palabras que de modo tan hermoso Benedicto XVI nos decía en aquella exhortación apostólica. “Sacramentum Caritatis”, refiriéndose a la Eucaristía decía: “La Eucaristía es el don inmenso que Jesucristo nos hace, para que ahora también nosotros podamos ser un don para los demás”.  Es decir la Eucaristía sostiene el que yo ame a los demás, me capacita para amar a los demás, me capacita para entregarme a los demás, para saltar toda división, toda separación, todo orgullo, todo rencor, para darme como Cristo se da en la Eucaristía.

Por eso el día del Cuerpo y Sangre del Señor es día de la caridad, porque este pan de vida nos enseña a amar, nos enseña a vivir amando, y por eso nos enseña a servir a los pobres, a los enfermos, a los inmigrantes, a los refugiados.  Nos enseña a hacer de todos un pueblo santo, que supera todas las barreras, todas las enemistades, todos los enemigos, para hacer el pueblo que nos congrega en un mismo pan.
 
Demos gracias al Señor por este don tan admirable, y tan conmovedor que nos hace la Eucaristía, para qué superando ese escándalo de su presencia, vivamos la vida suya, y podamos amar a los demás como Él nos ha amado.

Lo pedimos así esta mañana por intercesión de la virgen María.

 Que así sea.


X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

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