Nos gustaría compartir con vosotros la Homilía de Don Mario con motivo del Corpus Christi y o s animamos a dejar vuestros comentarios y reflexiones.
SOLEMNIDAD DEL CRORPUS CHRISTI
Muy queridos
hermanos y hermanas.
Quisiera
sencillamente esta mañana de Corpus compartir tres breves reflexiones con
vosotros.
La primera nace
de una expresión un tanto dura de Jesús: “Si no coméis de este pan no tenéis
vida”. Y alguien bien puede decir pues
yo estoy vivo y no como de este pan. Pero Jesús se refiere a una vida plena, a una
vida inmensa.
El libro del
Apocalipsis dice: “Tienes nombre de vivo pero estás muerto”. Muchas veces hablas con muchas personas, y
algunas te dicen, mire mi vida es una porquería, o, mi vida es un sufrimiento,
mi vida es plana y es chata, esto no es vida a veces decimos. A esto se refiere a Jesús. “Si no coméis no
tenéis vida”, la vida que ansía tu corazón. Y está diciendo Jesús, para tener esa vida que
hacía tu corazón, Dios es el elemento fundamental, Dios concede esa vida.
Por eso les dice
Jesús: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”, esto lo sabían muy bien los
judíos a qué se refería, porque el pan que bajaba del cielo era el maná,
aquello que aparece en el libro del éxodo, y el libro del heterónomo que hemos
leído hoy, cuando el pueblo judío caminaba por el desierto, no tenían pan, y
aparecía por las mañanas una especie de escarcha, que cuando se solidificaba
era como pan, de echo le llamaban mana porque en arameo se dice manu, bueno
pues, el maná. Y les dice Jesús: “Vuestros
padres comieron de ese pan y murieron, pero Yo soy un pan nuevo, que también
baja del cielo, el que coma de este pan tiene vida eterna, tiene una vida nueva”.
Y empieza la
segunda cuestión que yo quisiera titularla; “Necesitamos superar el escándalo”.
Los discípulos de Jesús dicen, pero esto
es muy difícil de entender, está diciendo que hay que comerle, que el pan que
nos dará en la Eucaristía es su Cuerpo y su Sangre. Y desde aquel día muchos no andaban con él,
dice el propio San Juan, muchos abandonan a Jesús porque es un escándalo lo que
está diciendo, como que hay que comerle, es que somos antropófagos. Y Jesús incluso les provoca a los discípulos. “También
vosotros si queréis podéis marcharos”. Si
queréis podéis marcharos, y nos acordamos de las palabras de San Pedro: “Señor pero
a quien vamos a ir, si tú tienes palabras de vida eterna”. Y los discípulos que se quedan con Jesús
superan ese escándalo, de que hay que comerle en un pan que nos va a dar, pero Él
tiene palabras de vida eterna, nos quedamos con Él, lo aceptamos por la fe.
Y en la
eucaristía es lo mismo, la eucaristía es la presencia real y sustancial de
Cristo, en medio de nosotros. Y tenemos
que superar el escándalo, algunos dirán, “Pero qué me estás diciendo, si es un
trocito de pan, como que Dios está ahí”.
Superar el escándalo, por eso nada más consagrar el pan y el vino,
decimos mysterium fidei, misterio de la fe, un misterio que sobrepasa lo
racional, un misterio que hay que aceptar con humildad, fiados en la palabra
del Señor. Él está presente en medio de
nosotros, como Sacramento de presencia, de amor, de caridad, como pan que nos
da una vida nueva, ya no podemos decir, mi vida es una porquería, mi vida ya no
vale. Como dice Jesús. “El Padre me ha
enviado, yo vivo por el Padre, también vosotros viviréis por mí, y viviréis con
mi vida”, que se nos comunica en la Eucaristía. “Este es el pan de vida”.
Por eso tenemos
que pedir hoy al Señor, Señor que yo sea capaz de superar el escándalo de la Eucaristía,
misterio de la fe, creo Señor que estás aquí, en medio de nosotros, para ser mi
alimento, y te entregas como Sacramento de amor y de caridad. Por eso hoy celebramos el día de la caridad.
Quiero felicitar
a Cáritas, a todos sus voluntarios, a todos los benefactores, qué de un modo
tan admirable, ayudan a tantos pobres en medio de nosotros.
Quiero felicitar
a la Adoración Nocturna, a la Adoración Perpetua, que precisamente mantienen
viva la llama de la fe ante este sacramento de amor.
Y termino con
aquellas palabras que de modo tan hermoso Benedicto XVI nos decía en aquella
exhortación apostólica. “Sacramentum Caritatis”, refiriéndose a la Eucaristía
decía: “La Eucaristía es el don inmenso que Jesucristo nos hace, para que ahora
también nosotros podamos ser un don para los demás”. Es decir la Eucaristía sostiene el que yo ame
a los demás, me capacita para amar a los demás, me capacita para entregarme a
los demás, para saltar toda división, toda separación, todo orgullo, todo
rencor, para darme como Cristo se da en la Eucaristía.
Por eso el día
del Cuerpo y Sangre del Señor es día de la caridad, porque este pan de vida nos
enseña a amar, nos enseña a vivir amando, y por eso nos enseña a servir a los
pobres, a los enfermos, a los inmigrantes, a los refugiados. Nos enseña a hacer de todos un pueblo santo,
que supera todas las barreras, todas las enemistades, todos los enemigos, para
hacer el pueblo que nos congrega en un mismo pan.
Demos gracias al
Señor por este don tan admirable, y tan conmovedor que nos hace la Eucaristía,
para qué superando ese escándalo de su presencia, vivamos la vida suya, y
podamos amar a los demás como Él nos ha amado.
Lo pedimos así
esta mañana por intercesión de la virgen María.
X Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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