Bautizados y enviados: la Iglesia de
Cristo en misión en el mundo
“Domund 2019”
Mario Iceta Gabicagogeascoa. Obispo
de Bilbao
Queridos hermanos y hermanas.
1. Celebramos este año el mes misionero extraordinario para
conmemorar el centenario de la carta apostólica “Maximum illud” del Papa
Benedicto XV. En este contexto, el DOMUND se hace eco de esta efeméride,
acogiendo el mismo lema: Bautizados y enviados; la Iglesia de Cristo en misión
en el mundo. Despertar la conciencia de la “missio ad gentes” y retomar con un
nuevo impulso la responsabilidad del anuncio del Evangelio son dos rasgos que
unen la solicitud pastoral del Papa Benedicto XV en la Maximum Illud y la
vitalidad misionera expresada por el Papa Francisco en la Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudium: “La salida misionera es el paradigma de toda obra
de la Iglesia” (EG 15).
2. Cuatro son las dimensiones, señaladas por el Papa, para
vivir con más intensidad el camino de preparación y realización del Mes
Misionero Extraordinario de octubre de 2019 que resuena de modo particular en
este día del DOMUND. En primer lugar, el encuentro personal con Jesucristo vivo
en su Iglesia, a través de la Eucaristía, la Palabra de Dios, la oración
personal y comunitaria. No podemos dar lo que no tenemos o no vivimos. De la
llamada de Cristo, como hizo un día con sus discípulos, surge la llamada
personal a la misión. Es como el tesoro escondido del que habla el Evangelio,
que cuando uno lo encuentra lo vende todo para hacerse con él (cfr. Mt 13, 44)
y su gozo le lleva a comunicar este don a los demás. Cuando Jesucristo cambia
la vida, nos vemos convocados y urgidos a llevar esa novedad existencial a
nuestros hermanos.
3. El segundo elemento del que habla el Papa es la necesidad
del testimonio: los santos, los mártires de la misión y los confesores de la
fe, son expresión de las Iglesias esparcidas por todo el mundo. San Pablo
afirmaba que no se puede creer si nadie anuncia ni testimonia el Evangelio con
las obras y con las palabras: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” (Rm 10, 14-15).
La necesidad del testimonio en nuestro entorno es fundamental para mostrar que
existe un cielo nuevo y una tierra nueva. Los santos son quienes han tomado en
serio el mandato de la caridad y lo han llevado a los confines del mundo. Han
sido capaces de abandonar su tierra, como Abraham (cfr. Gn 12, 1), para ser
conducidos a una tierra nueva que Dios les ha señalado: al lugar donde tantos
hermanos y hermanas aguardan el don inmenso del mensaje de Jesucristo. El Papa
lo expresa hermosamente en las siguientes palabras de su exhortación apostólica
Christus vivit: “Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo preguntándonos:
“Pero, ¿quién soy yo?”. Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una
vida buscando quién eres. Pero pregúntate: “¿Para quién soy yo?”. Eres para
Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti
muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino
para otros”. (Papa Francisco, Christus vivit 286).
4. El tercer elemento al que hace referencia el Papa
Francisco es la necesidad de la formación misionera: Escritura, catequesis,
espiritualidad y teología. Es necesario aportar razones de nuestra fe. San
Anselmo describía la Teología como la fe que busca entender. Es la fe que busca
iluminar todas las dimensiones de la vida y abrir caminos nuevos. La fe nos
comunica el plan de salvación de Dios, el modo en que su amor posibilita la
plenitud de la humanidad con el advenimiento de su Reino. De modo particular,
esta fe operativa cristaliza en la Doctrina Social de la Iglesia, tan necesaria
para hacer presente en nosotros el Reino de Dios frente a estructuras de pecado
que alienan al ser humano y producen injusticias, hambrunas y muertes.
5. Y en cuarto lugar, como lámpara que todo lo ilumina y
penetra, el Papa habla de la caridad misionera. La caridad de Cristo nos urge, como
afirmaba San Pablo (cfr. 2Co 5, 14). El amor de Cristo nos lleva a los lugares
donde Él ya nos está esperando en los pobres y necesitados. La misión es
testimonio de amor a Dios y a los hermanos. Encontramos esta raíz misionera en
el bautismo, que nos ha iluminado y nos ha infundido los dones del Espíritu
Santo, entre los que destaca la capacidad nueva de amar.
6. En este día del DOMUND queremos renovar y afianzar la
dimensión misionera de nuestra diócesis, que tantos frutos ha dado desde su
creación, en plena efervescencia misionera. El mandato de Jesús ha encontrado
eco en tantas experiencias y realidades misioneras que han jalonado la historia
diocesana. El Papa Francisco señala que “el bautismo es realmente necesario
para la salvación porque nos garantiza que somos hijos e hijas en la casa del
Padre, siempre y en todas partes, nunca huérfanos, extranjeros o esclavos. Lo
que en el cristiano es realidad sacramental – cuyo cumplimiento es la
Eucaristía-, permanece como vocación y destino para todo hombre y mujer que
espera la conversión y la salvación” (mensaje Papa Francisco DOMUND 2019).
7. En esta realidad bautismal se genera una humanidad nueva
que no conoce fronteras de razas, naciones, lenguas, culturas, pues todo renace
a una nueva realidad. Continúa afirmando el Papa Francisco: “En el bautismo se
nos da la paternidad originaria y la maternidad verdadera: no se puede tener a
Dios como padre quien no tiene a la Iglesia como madre (San Cipriano, la unidad
de la Iglesia católica 4) (mensaje Papa Francisco DOMUND 2019). El bautismo
realiza en nosotros el ser convocados y enviados en comunión con toda la
Iglesia. De este modo, la llamada personal contiene en sí la dimensión
comunitaria, haciendo realidad el deseo de ser Iglesia en salida.
8. La oración, el sacrificio personal, las vocaciones
misioneras y la ayuda material siguen representando el compromiso de las Obras
Misionales Pontificias (OMP), nacidas en los siglos XIX y XX del ansia
misionera de laicos, consagrados y sacerdotes. Juntas, la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos (CEP) y las Obras Misioneras Pontificias (OMP),
están redefiniendo “el esfuerzo de recaudar y distribuir las ayudas materiales
a la luz de la misión y de la formación que esta requiere, para que la
conciencia, el conocimiento y la responsabilidad misionera vuelvan a ser parte
de la vida ordinaria de todo el Pueblo santo de Dios”. (Papa Francisco a los
Directores Nacionales de OMP, 1 de junio de 2018). Seamos generosos en nuestra
colaboración con estas Obras Misioneras Pontificias. Que nuestra oración y
ayuda magnánima posibilite la tarea de nuestras misiones para que el Evangelio
llegue al confín de la tierra y sea luz y esperanza para tantas familias,
pueblos y naciones. Nos acogemos a la intercesión de la Virgen María, Reina de
las misiones.
Con gran afecto.
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao
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