Compartimos con vosotros la ponencia de nuestro Obispo.
Aquí tenéis un enlace para ver la presentación de la ponencia en Power Point.
https://www.dropbox.com/s/us2pm3j37tvzhsy/Amoris%20laetitia%20presentaci%C3%B3n%20OPTIMA.pptx?dl=0
"La pastoral familiar a la luz de la Amoris Laetitia"
En la introducción el Santo Padre nos dice lo que Él
pretende, y dice “El deseo de la familia permanece vivo porque está inscrito
profundamente en nuestro corazón, nuestra vocación es amar y ser amados y la
familia es el lugar donde percibimos un amor incondicional y donde aprendemos a
amar, por lo tanto la familia no puede pasar nunca, porque está escrito en el
ADN del ser humano”, y dice lo que Él pretende con esta exhortación, quiere
profundizar, Él se siente deudor de la palabra de Dios, de la tradición del
magisterio, y por lo tanto en ese surco luminoso del magisterio de la tradición
Él quiere profundizar con libertad, dice cuestiones doctrinales, morales,
espirituales y pastorales. No se trata
de plantar un árbol nuevo, sino de ver más luces y ensanchar lo que hemos
recibido. Y lo que quiere es orientar
una reflexión, un diálogo en vistas a la praxis pastoral, es una exhortación
eminentemente práctica, para poder vivir concretamente la realidad matrimonial,
y quiere ante todo ofrecer aliento, estímulo y ayuda a las familias.
1- (A la luz de la palabra).
En el primer capítulo es muy importante que el Papa planta como primer
capítulo la palabra de Dios, y planta como pórtico el salmo 128, donde habla de
la vida de la familia, y esto es importante porque El Papa nos está diciendo
algo muy interesante, nos está diciendo que el matrimonio y la familia es ante
todo un proyecto de Dios, por eso planta como pórtico la palabra de Dios. Él ha
cogido un camino distinto en este caso al del Sínodo, el Sínodo comenzaba por
una visión del ver, juzgar, actuar, empezando por el ver, incluso el primer
Sínodo fue solo para el ver, cual es la realidad de la familia, cuales son los
desafíos de la familia, cual es la situación de la familia en el mundo, pero el
Papa lo que ha querido aquí es plantarnos un primer capítulo, diciendo nó,
entramos en el pórtico de Dios, porque el ser humano es criatura de Dios y ha
dejado su impronta en nosotros. Ya el
Papa nos está diciendo mucho, esto es un designio de Dios, es una vocación de
Dios, es el regalo más hermoso que Él nos ha podido hacer, hacernos a su imagen
y semejanza.
2- (Realidad y desafíos de las familias). En este segundo capítulo el Papa precisamente
aterriza, después del pórtico, en cuál es la realidad de la familia, cuales son
los desafíos de la familia, y describe muchos, y además no describe de oídas,
porque como saben junto con los dos Sínodos se hizo una encuesta a toda la
iglesia, en este momento en el mundo somos 1.200 millones de católicos, y se
preguntó a todas las diócesis las cuestiones sobre cómo está hoy la familia. He de decir como presidente de la subcomisión
de familia y vida que la mayoría de las diócesis españolas participaron y
entregaron muchísimas respuestas, todo esto se envió al Sínodo, entonces el
Papa quiso escuchar a las familias, <cuáles son hoy vuestras preocupaciones,
cuáles son hoy vuestros desafíos>, y aquí están un elenco de desafíos,
muchos más que los que vienen en la exhortación, pero yo me quiero fijar hoy
solo en estos:. Primero habla de un cambio antropológico, también lo dijo el
Evangelio Gaudium, el gran reto de la familia es un reto cultural, una cultura
que se ha hecho como refractaria a la realidad del matrimonio y la familia, que
no es capaz de percibir su grandeza, su belleza, su bondad, una cultura que hoy
en día ve con cierta dificultad algunos elementos sustanciales y nucleares de
la realidad familiar. Y entre estos
cambios antropológicos Él habla sobre todo de un individualismo exacerbado, hoy
las personas viven muchas veces encerradas en sí mismas, muchas veces nos
cuesta percibir el bien que es entregarnos a los demás, esa es la diferencia
entre la definición de individuo y persona.
El ser humano no es solo un individuo, un individuo es algo que está
encerrado en sí mismo, el ser humano es una persona, es decir está constitutivamente
abierto hacia los demás, estamos hechos para cuidarnos los unos de los otros,
yo no puedo vivir sin mi prójimo, estoy hecho para él, para entregarme y para
recibirme. Entonces el Papa dice hoy en
día asistimos a una especie como de clausura de la persona, un individualismo
como dice Él exacerbado, exasperado, que desvirtúa los vínculos familiares, y
acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo
que prevalezca en ciertos casos la idea de un sujeto que se construye según sus
propios deseos asumidos, dice, con carácter absoluto. Otro elemento que Él
subraya es la cultura de lo provisorio, hoy en día no somos capaces de con
nuestra vida hacer una narrativa con luces largas, y vivimos una aposición de
momentos, somos incapaces de hacer un recorrido de nuestra vida, hoy en día
todo se cambia, cuánto nos dura un móvil, cuánto nos dura un ordenador, la
movilidad que hay porque no hay trabajo en un sitio y hay que ir a otro lugar,
incluso el prometer o el comprometerse con un proyecto de vida estable o para
toda la vida, decir en el matrimonio si te quiero y te acepto para siempre, o
la vida sacerdotal, la vida religiosa, ser sacerdote, ser religioso o
religiosa, esposo o esposa para siempre, hoy una dificultad de asumir proyectos
para siempre porque vivimos una cultura de la provisorio. Hoy en día se presta mucha atención a la
cuestión de la afectividad, pero el Papa alerta que también aparecen rasgos de
la afectividad que pueden crear dificultades, habla de una afectividad muchas
veces narcisista que solo piensa en el
bienestar propio, habla de una afectividad inestable y cambiante, hoy me
encuentro bien hoy me encuentro mal, ahora estoy arriba ahora abajo, una
afectividad en que los sicólogos y muchos filósofos hablan de un amor líquido,
en una sociedad liquida, por ejemplo este autor judío polaco Zygmunt Bauman que
escribe esa magnífica obra “La sociedad líquida”, un amor líquido que es un
amor puramente emotivista sentimentalista, por lo tanto que fluctúa en los
sentimientos, incapaz de comprometerse con un proyecto de vida estable, de
construir un edificio estable. También una mentalidad antinatalista bajo ese
terminó de salud reproductiva donde no es acaba de percibir el bien absoluto
que es una vida humana, la vida humana siempre es un bien. También habla de un
debilitamiento de la fe, como hoy en día en las familias se ha perdido esa
capacidad de transmitir la fe, en muchos casos no lo hacen los padres, el padre
o la madre, en muchos casos lo hacen los abuelos, que están siendo los
auténticos catequistas de los hijos de esas familias. Y también habla de la teoría de género, una
ideología de género que el Papa repetidamente ha hablado, y en el discurso en
Manila por ejemplo hablaba de la ideología de género como una colonización de
la familia, y en este número 56, pedido expresamente por los obispos de América
Latina, en este momento hay un gran debate sobre esta cuestión, nosotros aquí
en occidente lo damos por asumido, el gran ídolo, el gran tótem de la ideología
de género donde hay que prestar adoración si uno no quiere ser inmediatamente
hostigado. El Papa habla “Otro desafío surge de diversas formas de una
ideología, genéricamente llamada gender (genero), que niega la diferencia y la
reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin
diferencias de sexo y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta
ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven
una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de
la diversidad biológica entre hombre y mujer. Es inquietante que algunas
ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces
comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine
incluso la educación de los niños”. Pues
ahí está como un desafío estas ideologías de género.
3- (La mirada puesta en Jesús: vocación de familia). En el tercer capítulo, una vez que el Papa,
en el capítulo dos, mira a la realidad escuchando a las familias, escuchando a
esas miles de respuestas de aquella encuesta, elije, y quien podrá iluminar esta
situación, pues Él dice “Miremos a Jesús, miremos al Señor” porque la familia,
dirá, es una vocación, el matrimonio es un don del Señor. En la lectura de San
Juan 15, Jesús dice <<No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo
quien os ha elegido>>, y Él ha elegido a todos, en todos ha pensado y a
todos nos ha regalado una vocación, no solo a los sacerdotes, religiosos, el
padre y la madre, el esposo y la esposa tienen una vocación, soy yo quien os ha
elegido, y el matrimonio es una respuesta a esa invitación del Señor. En este
capítulo retoma la rica tradición y magisterio reciente de la iglesia, habla
del Vaticano II hace 50 años Gaudium et spes, retoma de Pablo VI la Humamae
Vitae, sobre la cuestión de la vida humana, del Evangelii Nuntiandi la familia
como sujeto que anuncia el Evangelio, de San Juan Pablo II toma las cartas a
las familias y la Familiaris Consortio que es una exortación postsinodal del
Sinodo del año 1980, y que el año 1981 se nos regala esta exhortación. De
Benedicto XVI habla de la Deus Caritas Est donde aparece esa dimensión del eros
del amor y del ágape del amor, y de la Caritas in Veritate, una encíclica muy
luminosa, que habla sobre todo de la dimensión social, económica, política de
la familia. En este tercer capítulo dice que Dios es comunión de personas, y
precisamente ese ser comunional de Dios que es comunión de personas, Dios lo ha
dejado impreso, plasmado en el ser humano. En ese libro del Génesis que aparece
de modo parabólico como es la creación, aparecen seis días, de modo parabólico,
pero el día sexto dice, aparece una conversación de la Trinidad que dice,
<<hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza>>, es la única
realidad de la creación que está llamada a la existencia, ni más ni menos que a
imagen y semejanza de Dios, y dice <<hombre y mujer lo creo>>, es
decir la realidad humana que genéricamente llamamos hombre, es hombre y mujer,
con igual dignidad, con igual peso ante Dios, pero de modo reciproco entre
ellos, se iluminan mutuamente, y dice <<y los bendijo, los bendijo y vio
Dios que era bueno, que era muy bueno>>.
La creación no tendría sentido si no hay un ser personal en la creación,
porque Dios no crea sonajeros, no crea entretenimientos, Dios no necesita ser entretenido,
sino Él desborda en amor a un ser que pone a su altura, crea al hombre y a la
mujer a su imagen y semejanza, ni más ni menos, y deja plasmado su ser en
nosotros. Esa es la altísima, infinita vocación de todo ser humano, por eso
dirá el Papa “El hombre solo no refleja a Dios, la mujer sola no refleja a
Dios, es la comunión hombre y mujer en su comunión, en su reciprocidad,
comunión de personas lo que refleja a Dios, que es comunión de personas, y eso
lo ha dejado plasmado en el ser humano”, y dirá más “El sacramento del
matrimonio es un regalo, ¿para qué?, para la santificación de los esposos, para
que sean santos, y es como Dios actúa la salvación en los esposos, Dios actúa
tu salvación a través de tu cónyuge, él es o ella es para ti tu sacerdote,
quien te santifica, quien actúa la salvación de Dios en tu casa”, como luego
recordará en el capítulo nueve. Sobre
este tema decir una última palabra, en este capítulo se ha dicho como la
iglesia es una familia de familias, es la gran familia de Dios que se llama
iglesia, y que está compuesta por el magnífico don que son las familias, y al
revés el Papa retoma ese conocido concepto de los padres de la Iglesia muy
antiguo, donde la familia es la iglesia doméstica, donde Cristo, El Señor se
hace presente en la iglesia de la casa que es la familia.
4- (El amor en el matrimonio). En el cuarto capítulo, el Papa habla a los
esposos, padres y madres, y les habla del amor humano, porque no somos Ángeles,
nuestro amor es humano. El capítulo cuatro Él lo dedica a la dimensión afectiva
de unión entre el esposo y la esposa, y tiene una preciosa primera parte donde
Él va desgranando el himno a la caridad “Primera Corintios 13”, seguramente en
la mayoría de vuestras bodas habréis tenido esta lectura, porque la gente suele
elegirlo <<ya podría tener yo la lengua de los ángeles si no tengo amor
de nada me sirve, ya podría tener fe como para mover montañas si no tengo amor
de nada me sirve, ya pueda dejarme quemar vivo y dar todo lo que tengo a los
pobres si no tengo amor de nada me sirve>>, y empieza San Pablo
<<el amor es comprensivo, el amor es servicial, no tiene envidia, no
sonríe, no lleva cuentas del mal, perdona sin límites, aguanta sin límites,
disculpa sin límites, el amor no pasa>>, bien pues este hermoso himno de
la caridad de San Pablo, el Papa aquí se suelta de manos, es una contribución
personalísima del Papa, no viene notas a pie de página, Él va desgranando punto
por punto este himno de la caridad.
Pienso que este es el examen definitivo, es decir donde uno puede ver si
realmente ama, cual es el nivel de su amor, en que tengo que mejorar, habla de
la paciencia, del servicio, de sanar la envidia, de no hacer alarde, de la
amabilidad, del desprendimiento, de la no violencia, del perdón, de la alegría,
de la confianza, de la esperanza, es una pieza magnifica, esplendida del Papa,
para hacer retiros, exámenes personales de como es mi vida. Pero esto que se pide a todos los cristianos
el Papa lo aterriza en el amor conyugal, dice el amor esas son sus
características pero el amor conyugal es un amor muy específico, es un amor
excelente, y Él lo describe como “Es un amor de toda la vida y todo en común”,
es decir es un amor donde yo entrego todo mi espacio y todo mi tiempo, lo
explico, todo mi espacio yo me entrego totalmente, también mi cuerpo, este es
el amor que se entrega, el cuerpo, el cuerpo no se entrega en el amor de
amistad entre los amigos, yo no entrego mi cuerpo a mis amigos, porque además
si lo entregará a uno no se lo podría entregar a otro, ni siquiera se lo
entrego a mis hermanos, yo mi cuerpo le entrego a mi cónyuge porque me entregó
todo, entrego mi vida, mi existencia, mi alma, mi cuerpo, todo lo entrego al
cónyuge, y recibo todo de él, por eso dirá el Papa “Todo en común”, por lo
tanto entrego mi espacio para todo el tiempo, lo entrego para siempre. Aquí
también podemos entrever la relación entre matrimonio y Eucaristía, cuando
celebramos la Eucaristía el Señor nos dice tomad y comed todos de Él, esto es
mi cuerpo que se entrega, pues el esposo y la esposa, los cónyuges, dirán cada
día a su cónyuge, esto es mi cuerpo que se entrega por amor, es un amor del
todo especial. Y el Papa habla de una mirada contemplativa, me parece un tema
espectacular en el Papa, dice “La experiencia estética del amor se expresa en
esa mirada que contempla al otro como un fin en sí mismo, aunque esté enfermo
viejo o privado de atractivos sensibles, la mirada que valora tiene una enorme
importancia, muchas heridas y crisis se originan cuando dejamos de
contemplarnos”, el Papa habla de una mirada contemplativa del cónyuge, una
mirada funcional, una mirada funcional es para que me acompañes, para que me
lleves al médico, para que me hagas
compañía cuando estoy solo o sola, para que me hagas la comida, esa es una
mirada funcional y el Papa dice esa no es exactamente la mirada del amor, si no
es ver que hay un infinito en ti, que hay una belleza porque existes, el Papa
habla de esa mirada que contempla más allá de las cosas exteriores, más allá de
la pura funcionalidad. Habla también de
la dimensión institucional, hoy en día muchos jóvenes huyen de la dimensión
institucional porque no quieren hacerlo público, es una posición en la que,
como nos queremos vivimos juntos, el Papa dice, pues no, “La unión encuentra en
esa institución matrimonial el modo de encauzar su estabilidad, su crecimiento
real y concreto, es cierto que la decisión de dar al matrimonio una
configuración visible en la sociedad manifiesta su relevancia, casarse es un
modo de expresar que realmente se ha abandonado el nido materno para tejer
otros lazos fuertes, y asumir una nueva responsabilidad ante otra persona”, la
institución lo que viene a hacer es ayudar a tejer los lazos fuertes y continua
diciendo “Eso vale mucho más que una mera asociación espontánea que sería una
privatización del matrimonio”, hacerlo público, sí, declaramos ante la sociedad
y ante la iglesia que es un lazo fuerte el que queremos construir, que yo asumo
a la otra persona. El Papa habla de la gran necesidad del diálogo, el diálogo
es un pilar fundamental en el matrimonio, y muchas veces tenemos muy poco
tiempo para dialogar, los psicólogos indican que los matrimonios necesitan al
menos una hora al día de estar juntos para compartir, al menos un día a la
semana, y al menos un fin de semana al mes, de dialogar, de compartir, además
hay que saber dialogar, el Papa da algunas recetas, esperar que el otro
termine, comprenderle, expresar lo que yo siento, acoger lo que se me dice, y
habla de la necesidad capital importancia del diálogo. También habla del tema educativo, habla que
hay que educar los afectos, educar la emotividad, hoy en día asistimos a que
muchos jóvenes son analfabetos afectivos, nadie les ha enseñado cuál es el
significado del cuerpo, cuál es el significado de la sexualidad, que significan
las emociones, como hacerlas inteligibles, como integrarlas a la capacidad de
amar, como integrar todos los dinamismos corporales afectivos para poder amar
con el corazón grande, el Papa habla precisamente de esa dimensión erótica del
amor, hay una pasión de atracción y yo quiero que vengas a mi vida, y aparecen
una serie de pulsiones, esto hay que sabe educarlo, no se trata de cortarlo
sino de educarlo, hacerlo inteligible, hay una educación muy importante
afectivo sexual para su consulta. Me parece muy importante “La transformación
del amor”, muchos jóvenes piensan que el amor no evoluciona que los
sentimientos siempre son los mismos, y es un gran error, el amor evoluciona y
el Papa dice “No podemos prometernos tener los mismos sentimientos durante toda
la vida”, qué verdad más grande, no es lo mismo el sentimiento de los novios,
el de los recién casados que el sentimiento de los que llevan veinte años
casados, “No podemos prometernos tener los mismos sentimientos porque
evolucionan. En cambio sí podemos tener un proyecto común estable, comprometernos
a amarnos y a vivir unidos hasta que la muerte nos separe. El amor que nos
prometemos supera toda emoción, sentimiento, o estado de ánimo, aunque puede
incluirlos. Es un querer más hondo con una decisión del corazón que involucra
toda la existencia”. De hecho dicen los
psicólogos que después de un primer año
casados aparece lo que llaman ellos <<la desilusión matrimonial>>,
porque viene lo cotidiano, viene el día a día, lo prosaico, a veces las
expectativas eran tan altas que luego ves que la vida es más prosaica, y eso
hay que ayudarles a comprender, ayudarles a elaborar, porque si no piensan que
se ha acabado y no es así, el Papa lo dice clarísimamente y sigue diciendo “En
la historia de un matrimonio la apariencia física cambia, pero esto no es razón
para que la atracción amorosa se debilite.
Alguien se enamora de una persona entera con una identidad propia, no
sólo de un cuerpo, aunque ese cuerpo, más allá del desgaste del tiempo, nunca
deje de expresar de algún modo esa identidad personal que ha cautivado el
corazón”, y dice algo muy hermoso “Cuando los demás ya no puedan reconocer la
belleza de esa identidad, el cónyuge enamorado sigue siendo capaz de percibirla
con el instinto del amor, y el cariño no desaparece. Reafirma su decisión de pertenecerle,
la vuelve elegir y expresa esa elección en una cercanía fiel y cargada de
ternura”. La ternura el papa cuando
habla de ella, no se refiere a algo así como fofo, como etéreo, Él habla de la
ternura como la capacidad de acoger y asumir la debilidad del otro, yo abrazo
al otro en su debilidad.
5- (Amor que se vuelve fecundo). En el quinto capítulo, así como en el cuarto
ha hablado de esa dimensión unitiva, habla de la fecundidad, el amor siempre es
fecundo, el amor siempre da vida, genera vida, y me gustaría decir tres cosas,
es un capítulo delicioso. En primer lugar habla el Papa del sueño de Dios, dice
“El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso, la
madre acompaña a Dios para que se produzca el milagro de una nueva vida”, y
dice a las mujeres algo precioso “Cada mujer participa del misterio de la
creación, cada niño está en el corazón de Dios desde siempre, pensemos cuánto
vale ese embrión desde el instante en que es concebido”, cada uno de nosotros
ha sido soñado por Dios, somos el sueño de Dios, y la mujer participa de ese
misterio de la creación, cada niño está en el corazón de Dios, “La mujer
embarazada puede participar de ese proyecto de Dios soñando con su hijo”, el
Papa dice “Con los avances de la ciencia hoy se puede saber de antemano, que
color de cabellos tendrá el niño, que enfermedades podría sufrir, qué
características somáticas están escritas en su código genético, la ciencia
puede saber cosas del niño”, continua, “Pero sólo El Padre que lo crea, El Padre
Dios que lo ha creado lo conoce en plenitud”, la ciencia puede saber de él,
pero Dios lo conoce dentro, dice, “La madre que lo lleva en su seno necesita
pedir luz a Dios para poder conocer en profundidad a su propio hijo”, y muy
importante el Papa va a decir cuatro palabras “Para conocer a ese hijo”, “Para
esperarlo”, esperar al hijo tal cual es, es importante que ese niño se sienta
esperado, “Para aceptarlo sin condiciones” y “Para acogerlo
gratuitamente”. Cuatro palabras
fundamentales, conocer al niño, esperarlo, aceptarlo y acogerlo. Desgraciadamente hoy en día a veces esto no
se da, el Papa recupera el sentido más profundo de la maternidad y de la vida,
el sentido más humano y lo presenta en todo su esplendor, el niño que es
conocido, que es esperado, que es aceptado, y que es acogido. Y el Papa dice “A cada mujer embarazada
quiero pedirle con afecto, cuida tu alegría, que nada te quite el gozo interior
de la maternidad, ese niño merece tu alegría, no permitas que los miedos, las
preocupaciones, los comentarios ajenos, o los problemas, apaguen esa felicidad
de ser instrumento de Dios, para traer una nueva vida al mundo, ocúpate de lo
que haya que hacer o preparar, pero sin obsesionarte, y alaba como María
**Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador; porque ha mirado la humillación de su sierva**, vive ese sereno
entusiasmo en medio de tus molestias, y ruega al Señor que cuide tu alegría
para que puedas transmitirla a tu niño”, palabras de una humanidad, de una grandeza
maravillosa tanto necesitamos hoy, es un don inmerecido e infinito de Dios, una
vida nueva que viene a estar con nosotros, un regalo que Dios nos hace, toda
vida es un regalo inmenso que Dios nos hace.
Y el Papa habla también de una fecundidad ampliada, habla de la adopción
y la acogida, es tan poderoso el amor de los esposos que no se
limita a su propia carne, la familia puede expandirse y acoger a niños que no
tienen padres, a niños que por lo que sea están solos en el mundo, por eso el
Papa habla de una adopción y de una acogida,
acogidos en una familia porque el amor es tan poderoso, que expande las
costuras de la familia para coger otros niños y niñas en su seno.
6- (Algunas perspectivas pastorales). En el sexto capítulo habla de perspectivas
pastorales, habla de cómo llevar esto a la práctica. El capítulo uno era el pórtico, el capítulo
dos era cómo está la familia, el capítulo tres miremos a Cristo, el capítulo
cuatro y cinco el amor dimensión unitiva y dimensión procreativa. En este sexto capítulo el Papa dice cinco
ideas, cinco subtítulos: En primer lugar
habla de una conversión misionera, habla de una iglesia en salida, es decir
Jesús el señor tiene cien ovejas y las quiere todas, Dios busca a toda persona
humana, no hay situación que no interese al Señor, de hecho Él en las parábolas
de la misericordia nos habla del buen
pastor que tiene cien ovejas, pero las deja porque va a buscar a la que se
había perdido, sale su búsqueda, la cuida, la cura con ternura, y la coge sobre
su hombro, y la regresa al redil, el Papa nos esta diciendo que salgamos a
todas las situaciones, a los que no se han casado, vayamos donde ellos,
prediquémosle el Evangelio, acompañémosles, pongámonos a su lado, caminemos con
ellos, los que se ha casado por lo civil, que no acaban de ver el Sacramento,
estemos con ellos, pongámonos a su servicio, démosles una palabra pero no de
proselitismo sino por un servicio que queremos hacer, por un Señor que sale a
buscarles, lo mismo las situaciones de matrimonios que se han roto, situaciones
que son muy dolorosas y que el Papa pide que puedan percibir la ternura de
Dios, que puedan percibir una iglesia madre que busca a sus hijos e hijas qué
fracasan en la vida o que tienen dificultades para llevarlas a término, también aquellas situaciones de
matrimonios rotos que han vuelto a rehacerse de muchas maneras, también a ellos
quiere llegar el mensaje del Señor y se les quiere decir que son bienvenidos,
que son acogidos, que hay un ofrecimiento de acompañamiento. Y dice “Cual es lugar”, el lugar es la
parroquia, que es un lugar de inmediatez, la diócesis muy bien, los COF
(Centros de Orientación Familiar) son muy necesarios, los servicios
especializados son estupendos, necesarios todos, pero el encuentro inmediato
cotidiano es la parroquia. Una
definición de parroquia, es aquel lugar donde se ofrece todo a todos, bautiza a
los que nacen, acompaña a la infancia, da la comunión, acompaña a los jóvenes,
los confirma, casa a las familias, las acompañan, entierran a los difuntos, la
parroquia es donde se entrega todo, donde se da todo, es la diferencia, por
ejemplo, de un convento de clausura donde no se bautiza o no se casa. Y es necesario formar a las personas para que
puedan acompañar, que gran esfuerzo de formación necesitamos, dice el Papa
acerquémonos a las parejas de hecho. ¿Cómo lo hacemos?, habrá que preparar
itinerarios, pedagogías, personas que puedan acompañar, que puedan
ofrecerse. ¿Cómo acogemos a las personas
que han roto el matrimonio?, ¿cómo acompañar a aquellas personas que han
rehecho su vida con otra persona?, hace falta una gran pedagogía, hace falta
itinerarios, esa es la tarea que ahora tenemos encima de la mesa y que nos va a
ocupar los próximos años, **anunciar el Evangelio a todos**. En este capítulo también se abordan los
desafíos de las crisis, el Papa dice “En todos los matrimonios hay crisis y es
normal que aparezcan las crisis”. Él
habla de cuatro tipos de crisis:
1- Habla en
primer lugar de unas crisis comunes, que Él dice, las crisis comunes se dan cuando
comienzan, por ejemplo, a aprender a compatibilizar las diferencias y
desprenderse de los padres, o cuando llega el hijo, con sus nuevos desafíos
emocionales, hay que criarlo, la crisis de la adolescencia del hijo y como le
acompañamos en su crecimiento, la crisis del nido vacío, cuando los hijos se
hacen mayores y van a formar ellos su familia, son crisis comunes que hay que
acompañarlas.
2- En segundo
lugar las crisis personales, por ejemplo, cuando hay dificultades económicas,
ahora con la crisis cuantas familias no pueden trabajar, no llegan a fin de
mes, crisis afectivas, sociales, laborales, espirituales, son crisis personales
que hay que ayudar y acompañar.
3- En tercer
lugar crisis de fragilidad y de incumplimiento de expectativas, y dice el Papa
“Se ha vuelto frecuente que cuando uno siente que no recibe lo que desea, o que
no se cumple lo que soñaba, eso parece ser suficiente para dar fin a un
matrimonio”.
4- En cuarto
lugar habla de crisis de viejas heridas y dice “ Cuando alguno de los miembros
de la familia no ha madurado su manera de relacionarse, porque no ha sanado
heridas de alguna etapa de su vida”, “A veces las personas necesitan realizar a
los cuarenta años una madurez atrasada que debería haberse logrado al final de
la adolescencia”, suele ser a veces un amor egocéntrico propio del niño, dice
el Papa “Es un amor insaciable que grita o llora cuando no tiene lo que desea,
otras veces se ama con un amor fijado en una etapa adolescente, marcado por la
confrontación, la crítica ácida, el hábito de culpar a los demás, la lógica del
sentimiento y de la fantasía, donde los demás deben llenar los propios vacíos o
seguir los propios caprichos”
7- (Fortalecer la educación de los hijos). En el séptimo capítulo se habla de fortalecer
la educación de los hijos y el Papa dice “¿Dónde están los hijos?”, y dice, no
te obsesiones para saber dónde están físicamente, sino donde están
existencialmente, en qué etapa están, como están. La familia no puede renunciar
a ser lugar de sostén, acompañamiento y guía, el abandono nunca es sano, hay
que orientar y prevenir, el tiempo es superior al espacio. Educar es generar procesos para madurar la
libertad, y el Papa dice “La libertad no es absoluta, es limitada y frágil”, hay
que enseñar a los hijos a madurar la libertad, que sepan elegir bien, se trata
de aprender a elegir. Procesos de
capacitación, de crecimiento integral, de cultivo de la auténtica autonomía,
una autonomía verdadera. El Papa está
diciendo que hay que educar la libertad, esto que suena contracultural cuando
hoy día se supone que la libertad no se educa, es un absoluto. “Educar es
promover libertades responsables”, “La educación moral es un cultivo de la
libertad” y Él habla de educar en virtudes, también educar en valores, pero que
generen virtudes, porque el valor es un ente intelectivo y la virtud es un
hábito operativo, y dice el Papa algo esencial “Educar la voluntad y
desarrollar los hábitos buenos e inclinaciones afectivas a favor del bien”, es
decir que mis afectos tengan el gusto de hacer el bien, se trata de un proceso
con métodos activos, diálogo educativo y que incorpore la sensibilidad y el
lenguaje propio de los hijos. Y con respecto a la sensibilidad dice “Un niño
corregido con amor se siente tenido en cuenta, percibe que es alguien, no
dejarse llevar por la ira, reconocer las fragilidades y límites, no mutilar el
deseo”, con paciente realismo y dice el Papa “La libertad concreta, real, es
limitada y condicional, no es pura capacidad de elegir el bien con total
espontaneidad, no siempre se distingue adecuadamente entre acto voluntario y
acto libre. El Papa en este apartado de
la vida familiar como contexto educativo nos dice que hay que educar la
libertad, educar en la espera, escuela de socialización, educar el consumo,
educar en las nuevas tecnologías, educar en la comunidad cristiana y educar en
la afectividad y en la sexualidad, el Papa habla de la necesidad imperiosa de
que no sean los jóvenes analfabetos afectivos y de trasmitir la fe, pilar
fundamental, el sentido último de la vida, que Dios está con nosotros y nos
acompaña.
8-
(Acompañar, discernir e integrar la fragilidad). En el octavo capítulo habla de las
situaciones difíciles, un tema fundamental, que el Papa quiere que nos
acerquemos a todos, a Cristo le interesan todos y que todos puedan ser
acompañados, que todos puedan ser discernidos. ¿Cual es tu situación ante Dios?
Y dice el papa algo muy importante “Tu hoy que puedes dar a Dios”, igual puedes
dar poco pero Dios no te pide más de lo que hoy puedas dar. También habla de
integrar, la iglesia es hospital de campaña, todos caben en ella, y tenemos que
ayudar a que formen parte de la gran familia, cada uno según su modo y según lo
que pueda dar en ese momento a Dios, igual en este momento no puedes dar mucho
más de lo que das, pero esta es la familia.
9-
(Espiritualidad matrimonial y familiar).
El noveno capítulo es sobre la espiritualidad matrimonial y dice el Papa
“Todo esto tiene que ser sostenido por una profunda vivencia espiritual”, “La
comunión familiar como verdadero camino de santificación en la vida ordinaria y
de crecimiento místico, un medio para la unión íntima con Dios”, “La
espiritualidad se encarna en la comunión familiar, quienes tienen hondos deseos
espirituales no deben sentir que la familia los aleja del crecimiento en la
vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para llevarles a
las cumbres de la unión mística”, el Señor no separa a las familias, sino que
es el camino a su modo para llevarles a las cumbres de la unión mística. En la espiritualidad del amor exclusivo y
libre, el Papa viene a decir que hay un lugar en nuestro corazón, en el centro
más profundo de nuestro corazón donde nadie puede alcanzar sino Dios, “Hay un
punto donde el amor de la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en
un espacio de sana autonomía: cuando cada uno descubre que el otro no es suyo,
sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor”, de hecho el amor
de celos es un amor patológico, pensando que el otro es propiedad, el otro no
es suyo, tiene un dueño mucho más importante que es el Señor, el otro es del
Señor, “Nadie más puede pretender tomar posesión de la intimidad más personal y
secreta del conyugue y sólo Dios puede ocupar el centro de su vida. Al mismo
tiempo, el principio de realismo espiritual hace que el cónyuge ya no pretenda
que el otro sacie completamente sus necesidades”, el cónyuge podrá llegar hasta
donde pueda llegar, pero como el corazón del hombre es infinito y el cónyuge es
finito, el cónyuge jamás podrá dar algo totalizante, podrá dar todo lo que
pueda, pero siempre hay un espacio en el corazón que necesita más y por eso
dice el Papa, “Es preciso que el camino espiritual de cada uno le ayude a
<<desilusionarse>> del otro, a dejar de esperar de esa persona lo que
sólo es propio del amor de Dios, esto exige un despojo interior, el espacio
exclusivo que cada uno de los cónyuges reserva a su trato solitario con Dios,
no sólo permite sanar las heridas de la convivencia, sino que posibilita
encontrar en el amor de Dios el sentido de la propia existencia”, es decir hay
un núcleo íntimo, sagrado del corazón donde nadie es capaz de entrar, ni el
cónyuge al que Dios ha puesto tu lado,
pero Dios si está ahí, y es el espacio donde sólo Él esta, donde sólo con Él
podemos hablar. El Papa habla de una
espiritualidad nada etérea, sino muy realista y muy practica.
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