martes, 25 de mayo de 2021

El Papa pide rezar juntos por la Iglesia a María Auxiliadora

El Papa Francisco invitó a rezar juntos este 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora, por la Iglesia para que el Espíritu descienda sobre todos con el fuego de su amor y por los fieles en China.

Así lo pidió el Santo Padre en dos mensajes enviados a través de su cuenta oficial de Twitter @Pontifex_Es.

El Papa alentó a encomendarse a la “maternal intercesión de María santísima, a fin de que el Espíritu Santo descienda abundantemente sobre la Iglesia de nuestro tiempo, colme los corazones de todos los fieles y encienda en ellos el fuego de su amor”.

Además, el Santo Padre pidió a rezar juntos en la fiesta de la Santísima Virgen María, Auxilio de los cristianos, por “nuestros queridos hermanos y hermanas de China” para que “el Espíritu Santo les ayude a ser portadores de la buena nueva, testigos de caridad, constructores de justicia y paz en su patria”.

La devoción a la Virgen Auxiliadora surge desde los primeros cristianos en Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Alejandría y Atenas quienes acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de “Auxiliadora”, que en griego es “Boetéia” y significa “La que trae auxilios venidos del Cielo”.

San Juan Bosco fue un gran propagador del amor a esta advocación mariana, porque la misma Virgen se le apareció en 1860 para señalar el lugar en Turín (Italia) donde debía ser construido un templo en su honor. Asimismo, pidió ser honrada bajo el título de “Auxiliadora”.

En 2019, el Papa Francisco invitó a pedir al Señor “la gracia de ser hombres y mujeres de oración, y que recuerden ante el Padre a todos nuestros hermanos y hermanas, especialmente a los más necesitados y abandonados, para que a ninguno le falte consuelo y amor”.

(publicado en ACIPRENSA)


martes, 18 de mayo de 2021

AUDIO - UN AMIGO DE VERDAD

 


ARTÍCULO - Primera Comunión: la alegría llamada a pervivir

A mediados de mayo viajaba desde Bilbao a Extremadura; pasé por Ávila y subí al Santuario de Sonsoles. A la entrada, en un santiamén me vi rodeado de un grupo de niñas y niños que, llenos de alegría, gritaban repetidamente: ¡El domingo que viene vamos a hacer la Primera Comunión! Yo vestía clergyman y quizá relacionaron al Señor con la persona del sacerdote que se lo daría a comulgar. Quién sabe si por aquello de que “no hay dos sin tres”, de haber seguido hasta Cádiz, hubiera encontrado allí otro grupo igualmente jubilConfieso que este recuerdo me lleva a escribir ahora pensando en quienes, con el paso del tiempo, hayan dejado de comulgar. Los mayores damos por descontado que alegría y Primera Comunión son como dos caras de la misma moneda. Y siendo verdad, alguna vez tendríamos que preguntarnos: ¿De dónde y por qué ese gozo infantil? Toda alegría límpida tiene algo de inaprensible porque, en su raíz, late una chispa de misterio y trascendencia. Pero en la de Primera Comunión se diría que hay todavía un plus, como un pálpito divino de espiritualidad, únicamente conocido por el Señor, porque solo Dios sondea los corazones (Prov 21, 2). Es una alegría distinta de otras de esos mismos años, aunque se le parezcan: por ejemplo, la de los Reyes Magos; ésta se esfumará pronto: en cuanto distingan el hecho histórico de los regalos al Niño-Dios en Belén, de la fiesta mágica en la noche de Reyes. El encanto de la Primera Comunión también pasará, pero el hecho de la presencia real de Jesús en la Eucaristía permanecerá por mucho que la fe se debilite, o incluso algunos -supuesta o realmente- la hayan perdido al irse haciendo mayores.

La alegría de la Primera Comunión tiene vocación de supervivencia porque lo esencial no son los regalos, la novedad, ni la fiesta externa, sino la recepción de Cristo, oculto en el pan eucarístico: la comunión de Dios que es mi gozo y mi alegría (Sal 43, 4).  Que la alegría perviva con los años, requiere no haber perdido la fe y que las dos se hayan hecho adultas. La fe, al profundizar en las verdades creídas y en las razones por las que creemos. Y la alegría, al madurar y fortalecerse en el combate y vaivenes de la vida.

Por eso, aunque en la alegría de los niños falte el vigor que hay en la del adulto, las dos son genuinas, porque lo esencial permanece: alimentarse con el Cuerpo y Sangre de Cristo, que sacia el hambre y la sed de amor y alegría que Dios ha sembrado en nuestro corazón. Estos anhelos vitales se satisfacen con la Comunión, como bien dejó a entender Jesús: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá nunca sed (Jn 6, 35). Su promesa sigue en pie y sólo espera que probemos a hacerla realidad. Cristo desea que la alegría de la Primera Comunión se recupere, si se hubiera perdido, o que se haga aún más honda en quienes comulguen con frecuencia. Vienen a cuento dos testimonios que cada uno, a su manera, confirman lo dicho.

El primero nos lo ofrece, como una “perla teológica”, san Agustín, cuando  dice que Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él (Quaest 64, 4)  Descubrió esa “sed mutua” cuando la luz de la fe iluminó su vida y, entonces, la sació en la fuente del Dios-Amor, que se nos ofrece especialmente en Cristo pan de vida. Reconoció con dolor sus muchos años alejado del hontanar de la alegría; por eso, escribió con pena y gozo a la vez: ¡Tarde os amé, Dios mío, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde os amé! Vos estabais dentro de mi alma y yo distraído fuera, (…) Me disteis a gustar vuestra dulzura, y ha excitado en mi alma un hambre y sed muy viva. En fin, Señor, me tocasteis y me encendí en deseos de abrazaros. (Conf  10, 27-38). Nunca es tarde para ese abrazo de alegría.

Otro testimonio y “perla” no menos valiosa, es el de Bernardo, en su carta de agradecimiento a quienes tuvieron la idea de instalar una capilla con Sagrario, en el piso 33 del edificio Torre Espacio, en Madrid; y así, pudo vencer su insomnio. La carta, dada a conocer, la transcribo casi íntegramente porque vale la pena. Se presentaba escribiendo: “Soy un jubilado y desde hace un año viudo de la mujer más maravillosa del mundo. (...) Desde que falleció mi mujer, no he sido capaz de dormir serenamente; la echo mucho en falta y a la hora de acostarme, siempre asomaba la inquietud a mi corazón: no está Lourdes conmigo..., y llegaba hasta tener miedo y necesitaba dejar la luz de mi cuarto encendida, como hacía con mi hijo pequeño cuando, asustado, me decía que no podía dormirse.

“Hace ahora un mes, descubrí a la hora de acostarme que desde mi ventana -en el horizonte - se veía una luz verde en el edificio de Torre Espacio: aquella luz me intrigó; me parecía llamativa, bonita, en medio de la oscuridad de la noche. Pregunté qué era esa luz y alguien me explicó que señalaba el lugar donde había un Sagrario... ¡Qué alegría me dio, saber que por la noche tenía al alcance de mi mirada la luz de un Sagrario!

“Ese fue el bálsamo que necesitaba, esa era la luz que me devolvió la tranquilidad; esa luz pienso que me la hizo descubrir mi mujer, porque a partir de ese día, dormí ya tranquilo..., y con la luz apagada.”

Bastó la lucecita verde señalando la presencia de Dios a lo lejos, para hacer renacer la alegría en su corazón ¡Qué no hará en el nuestro alimentarnos con el Cuerpo y Sangre de Cristo presente en el Sagrario! Ojalá estas experiencias ayuden a frecuentar de nuevo la Eucaristía. Y, si ya lo hacemos, a vivirla con más amor y agradecimiento.          

(publicado en EL CONFIDENCIAL DIGITAL)                                                         

martes, 11 de mayo de 2021

Mons. Joseba Segura, nuevo obispo de Bilbao

 El papa Francisco ha nombrado a Mons. Joseba Segura Etxezarraga obispo de Bilbao. Mons. Segura es en la actualidad obispo auxiliar y administrador diocesano de esta misma diócesis. El nombramiento se hace público a las 12.00 horas de hoy, martes 11 de mayo de 2021, y así lo ha comunicado la Nunciatura Apostólica en España a la Conferencia Episcopal Española.

La diócesis de Bilbao estaba vacante tras el traslado de Mons. Mario Iceta a Burgos, sede de la que tomó posesión el 5 de diciembre de 2020.

Obispo auxiliar de Bilbao desde 2019


Mons. Joseba Segura nació en Bilbao el 10 de mayo de 1958. Ingresó en el seminario de Bilbao a los 17 años. Fue ordenado sacerdote el 4 de enero de 1985. Es licenciado en Psicología (1983) y doctor en Teología (1989) por la Universidad de Deusto. Entre 1992 y 1996 realizó un Máster en Economía en el Boston College de Estados Unidos.

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de Bilbao, aunque entre 2006 y 2017 estuvo en Ecuador, trabajando pastoralmente en Quito y como miembro de Cáritas nacional de Ecuador. 

El 12 de febrero de 2019 se hace público su nombramiento como obispo auxiliar de Bilbao y el 6 de abril del mismo año fue ordenado obispo. Desde el 6 de diciembre de 2020 es también administrador diocesano.

En la Conferencia Episcopal Española es miembro del Consejo de Economía desde marzo de 2020. También pertenece a la Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias desde noviembre de 2019.

(publicado en conferenciaepiscopal.es)

viernes, 7 de mayo de 2021

El Papa se solidariza con la India, golpeada por la pandemia de coronavirus

El Papa Francisco publicó una carta en la que transmite su solidaridad y cercanía espiritual al pueblo indio ante las graves consecuencias que la pandemia de coronavirus está teniendo en la India.

En una carta firmada este jueves 6 de mayo desde San Juan de Letrán y enviada al Cardenal Oswald Gracias, Arzobispo de Bombay y presidente de la Conferencia Episcopal de la India, el Santo Padre ofrece sus oraciones “para que Dios conceda curación y consuelo a todos los afectados por esta grave pandemia”.

En su carta, el Pontífice afirma que sus pensamientos “se dirigen sobre todo a los enfermos y a sus familias, a los que les cuidan y, en particular, a los que lloran la pérdida de sus seres queridos”. 

“Pienso también en los numerosos médicos, enfermeras, trabajadores de hospitales, conductores de ambulancias y en quienes trabajan incansablemente para responder a las necesidades inmediatas de sus hermanos y hermanas. Con profundo aprecio invoco sobre todos ellos los dones divinos de la perseverancia, la fortaleza y la paz”.  

De manera particular, “me uno a la comunidad católica de su país, con gratitud por sus obras de caridad y de solidaridad fraterna realizadas al servicio de todos; pienso especialmente en la generosidad demostrada por tantos jóvenes comprometidos”. 

“Me uno a usted para encomendar a la infinita misericordia del Señor a los fieles que han perdido la vida, entre ellos un gran número de sacerdotes, religiosos y religiosas. En estos días de inmenso dolor, que todos nos sintamos consolados por la esperanza que nace de la Pascua y por nuestra fe inquebrantable en la promesa de resurrección y vida nueva de Cristo. A todos les transmito mi bendición”, concluyó su mensaje el Papa Francisco.

La India, que consiguió esquivar los primeros meses de la pandemia, está sufriendo en el último mes una de las peores olas de coronavirus en todo el mundo con 380 mil contagiados en las últimas 24 horas y 4.000 fallecidos al día. Desde el inicio de la pandemia, India ha tenido más de 21 millones de contagiados y 230 mil fallecidos.

(publicado en ACIPRENSA)

lunes, 3 de mayo de 2021

El Papa destaca estas 2 iniciativas de oración durante el mes de mayo

El Papa Francisco destacó que durante el mes de mayo “la piedad popular expresa de muchas maneras la devoción a la Virgen María” por lo que alentó a sumarse a dos iniciativas de oración.

En primer lugar, el Santo Padre recordó el maratón de oración del Rosario que inauguró el 1 de mayo en la Basílica de San Pedro en el cual se han sumado Santuarios de todo el mundo.

Además, el Santo Padre afirmó que “hay una iniciativa que me importa mucho: la de la Iglesia birmana, que nos invita a rezar por la paz reservando un Ave María del Rosario diario por Myanmar”.

“Cada uno de nosotros se dirige a la mamá cuando está en necesidad o en dificultad; nosotros, en este mes, pedimos a nuestra Madre del Cielo que hable al corazón de todos los dirigentes de Myanmar para que encuentren el valor de recorrer el camino del encuentro, la reconciliación y la paz”, indicó el Papa después del rezo del Regina Coeli este domingo 2 de mayo.

En diferentes ocasiones, el Santo Padre ha expresado su “gran preocupación la evolución de la situación que se ha creado en Myanmar, un país que, desde el momento de mi visita apostólica en 2017, llevo en mi corazón con mucho cariño”, dijo el Papa el pasado 7 de febrero.

Al finalizar el rezo del Ángelus ese domingo, el Papa Francisco rezó por el pueblo de Myanmar y pidió promover “la justicia social y la estabilidad nacional, para una convivencia armoniosa”.

“En este delicado momento, deseo asegurar una vez más mi cercanía espiritual, mi oración y mi solidaridad con el pueblo de Myanmar. Y rezo para que quienes tienen responsabilidad en el país se pongan con sincera voluntad al servicio del bien común, promoviendo la justicia social y la estabilidad nacional, para una convivencia armoniosa”, advirtió entonces.

Finalmente, el Pontífice pidió “oremos por Myanmar” y permaneció en silencio orante.

Situación en Myanmar

La República de la Unión de Myanmar (ex Birmania) es un país localizado en el sudeste asiático que limita con India y Bangladés al oeste, con Tailandia y Laos al este, con China al norte y con la bahía de Bengala y el mar de Andamán al sur.

El pasado 1 de febrero hubo un golpe de Estado en contra de la dirigente Aung San Suu Kyi y los jefes militares declararon el estado de emergencia por un año y que el país sería dirigido por el general Min Aung Hlaing.

Dos días después, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pidió “la liberación de todos los detenidos, el respeto de los derechos humanos evitando el uso de la violencia y el restablecimiento del proceso democrático”.

Durante estas semanas se han registrado enfrentamientos sangrientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que protestan por el golpe de Estado militar. Desde el inicio de la crisis han fallecido más de 500 personas, incluidos 44 niños.

Por su parte, la Conferencia Episcopal de Myanmar realizó “un llamado a los fieles a participar en una jornada de oración por la paz” y añadió que “los obispos en sus homilías han continuado llamando al diálogo, la no violencia y al retorno de la democracia”.

Además, el presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Charles Maung Bo, dijo el 4 de febrero que “la democracia y la paz constituyen el único camino a seguir”.

“Hoy, más que nunca, nuestra comunidad necesita misericordia. Millones se mueren de hambre. Antes de que pudieran salir de ese desastre, llegó el golpe. La mayoría de nuestra gente muere de hambre. Necesitamos compartir nuestros recursos. Por pobres que seamos, podríamos compartir algo. Ese es el signo de la Divina Misericordia”, afirmó el Cardenal Bo en una homilía del 11 de abril.

(publicado en ACIPRENSA)

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...