viernes, 29 de marzo de 2019

TIEMPO DE NACER DE NUEVO






1. “El que no nazca de nuevo, no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3, 3). Es la sorprendente afirmación que hace Jesús ante Nicodemo. Ante la insistencia de éste, Jesús continúa: “El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3, 5). El camino cuaresmal que estamos recorriendo es un camino bautismal. Los cinco domingos de Cuaresma jalonan este camino: el primero nos hablaba de las tentaciones, el segundo de la transfiguración y los tres siguientes, principalmente en el ciclo A de la liturgia, nos hablan de Jesús agua viva, luz y resurrección y vida. Estos mismos atributos son propios del Espíritu, referido varias veces en la Escritura como agua que salta hasta la vida eterna, amor que ilumina el camino y fuente de vida. Este don del Espíritu es el fruto del Misterio Pascual que nos preparamos a celebrar con profundidad en la próxima Semana Santa.

2. Pero antes de entrar en la Semana mayor del Misterio de Cristo, tenemos un acontecimiento de especial relevancia en nuestra diócesis: la ordenación episcopal de Don Joseba Segura, vicario general, como obispo auxiliar de nuestra Iglesia local. Mediante la ordenación, el nuevo obispo es incorporado al colegio episcopal que hace presente entre nosotros la sucesión apostólica. A este respecto, el Concilio Vaticano II afirma: “Los Obispos, pues, recibieron el ministerio de la comunidad con sus colaboradores, los presbíteros y diáconos, presidiendo en nombre de Dios la grey, de la que son pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros de gobierno. Y así como permanece el oficio que Dios concedió personalmente a Pedro; príncipe de los Apóstoles, para que fuera transmitido a sus sucesores, así también perdura el oficio de los Apóstoles de apacentar la Iglesia, que debe ejercer de forma permanente el orden sagrado de los Obispos. Por ello, este sagrado Sínodo enseña que los Obispos han sucedido, por institución divina, a los Apóstoles como pastores de la Iglesia, de modo que quien los escucha, escucha a Cristo, y quien los desprecia, desprecia a Cristo y a quien le envió (cf. Lc 10,16) (LG, 20). Por ello, os invito a participar de la Celebración de ordenación que tendrá lugar en la catedral el sábado seis de abril a las once de la mañana.

3. Ya el fin de semana siguiente entraremos en la Semana Santa mediante la celebración del domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén para celebrar la Pascua definitiva. Es un misterio de luz y de sombras, de aclamación y de negación. Ya en la unción de Betania, se había significado de modo profético la unción del cuerpo en atención a su Pasión. Será también el don definitivo del Espíritu que nos disponemos a recibir y que va a transformar definitivamente nuestras vidas, nuestra Iglesia, el mundo y el cosmos. Jesús quiere entrar también humildemente en nuestras vidas. Sabemos de nuestro amor y de nuestras negaciones, del entusiasmo y también de derrotas… Entrando en nuestras vidas nos invita a nacer del agua y del Espíritu.

4. El Jueves Santo es un día intenso. Por la mañana, como preparación a iniciar por la tarde el Triduo Pascual, nos reuniremos para celebrar la Misa Crismal. Somos un pueblo santo, ungido por el Señor y enviado para dar la buena noticia a los pobres y para ungirles con un perfume de fiesta. En esta Eucaristía bendeciremos los óleos con los que van a ser ungidos los recién bautizados, los confirmandos, las manos de los presbíteros y la cabeza de los obispos, los altares y las iglesias. También consagraremos el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos, que les llevará fuerza, consuelo y esperanza en los momentos de debilidad y enfermedad.

5. Y ya por la tarde celebraremos durante tres días el Santo Triduo Pascual. Aunque dividido en tres celebraciones, durante tres días, constituye unitariamente la Pascua, el “paso” de la muerte a la vida, de morir a la viejo y caduco para renacer a la vida eterna. A partir de esta celebración, durante cincuenta días nos sumergiremos en el tiempo pascual, donde iremos rememorando la infinita misericordia de Dios con nosotros, las maravillas que realiza en favor nuestro y la llamada a colaborar en la extensión y crecimiento de Reino de Dios. Son tiempos intensos, profundos, de gran significado para nuestra vida, de llamada sincera a nacer de nuevo que culminará con una nueva efusión del Espíritu el día de Pentecostés, que sellará el infinito amor de Dios para cada uno de nosotros. Os invito a sumergiros en este tiempo dejándoos penetrar por el Espíritu, permitiendo que Él nos transforme y haga de nosotros criaturas nuevas y de la creación el mundo nuevo del Reino de Dios. Nos acogemos a la intercesión materna de la Virgen María. Con gran afecto.

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao

jueves, 28 de marzo de 2019

ADORACIÓN EUCARÍSTICA (JUEVES 28/03/19)



ADORACIÓN EUCARÍSTICA



MISA DEL DOMINGO 31/03/19

Morado o Rosa IV Domingo de Cuaresma (Laetare) MR, p. 219 (238) / Lecc. I, p. 301


En este domingo se celebra el segundo escrutinio preparatorio para el Bautismo de los catecúmenos que van a ser admitidos a los sacramentos de la Iniciación cristiana en la Vigilia Pascual. Se emplean las oraciones y las intercesiones propias, que aparecen en el MR, pp. 986-987 (978-979).


PÉRDIDAS Y GANANCIAS

Jos 5, 9. 10-12; 2 Cor 5,17-21; Lc 15, 1-3 11-32



Los tres relatos célebres que nos comparte el capítulo décimo quinto del Evangelio de san Lucas están estructurados de manera semejante. Un padre de familia, una mujer de hogar, un oyente anónimo, pierde cada cual, algo que considera valioso. Los dos últimos pierden una moneda y una oveja, mientras que el primero sufre la pérdida del hijo menor. Las pérdidas son tan dolorosas que los interesados no encuentran sosiego hasta que encuentran lo perdido. Los tres relatos apuntan en la misma dirección. Dios Padre nos ama tan intensamente que no está contento cuando nos alejamos de su amor. Por eso vemos su rostro compasivo en la espera paciente del padre de familia que se anticipa a recibir al hijo que regresa arrepentido a la casa paterna. Las muestras de júbilo y la celebración festiva del padre transparentan la profunda alegría del hijo recuperado. 

En esta Misa, pueden tocarse los instrumentos musicales y se puede adornar el altar con flores.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 66, 10-11

Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos te aman. Compartan su alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que por tu Palabra realizas admirablemente la reconciliación del género humano, concede al pueblo cristiano prepararse con generosa entrega y fe viva a celebrar las próximas fiestas de la Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El pueblo de Dios celebró la Pascua al entrar en la tierra prometida.

Del libro de Josué: 5, 9.10-12


En aquellos días, el Señor dijo a Josué: "Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio de Egipto". 

Los israelitas acamparon en Guilgal, donde celebraron la Pascua, al atardecer del día catorce del mes, en la llanura desértica de Jericó. El día siguiente a la Pascua, comieron del fruto de la tierra, panes ázimos y granos de trigo tostados. A partir de aquel día, cesó el maná. Los israelitas ya no volvieron a tener maná, y desde aquel año comieron de los frutos que producía la tierra de Canaán. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 33, 3-4. 18-19. 20-21ab.


R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.


Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.

Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.

Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R/.


SEGUNDA LECTURA

Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5,17-21


Hermanos: El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo. 

Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos confirió el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y renunció a tomar en cuenta los pecados de los hombres, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es como si Dios mismo los exhortara a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios.

Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 15, 18

R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. R/.
EVANGELIO

Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida.

Del santo Evangelio según san Lucas: 15, 1-3. 11-32


En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos". 

Jesús les dijo entonces esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes. 

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera. 

Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'. 

Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'. 

Pero el padre les dijo a sus criados: ¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete. 

El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar. 

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'. 

El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' " Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

PLEGARIA UNIVERSAL


Oremos, hermanos, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo penitente: 

(R/. Escúchanos, Señor.)

Para que Dios aumente la fe y fortalezca la voluntad de los que se preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor. 

Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y en la fe encuentren aquel descanso que tanto desea su corazón, roguemos al Señor. 

Para que Dios conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la cruz de Cristo, roguemos al Señor.



Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y lleguemos, purificados e iluminados, a las fiestas de Pascua que se acercan, roguemos al Señor. 

Dios rico en misericordia, que acoges con el abrazo del perdón a tus hijos que, arrepentido, retornan a ti, escucha nuestras oraciones, perdona nuestras culpas y revístenos con vestiduras de fiesta, para que podamos participar en el banquete pascual. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos, Señor, llenos de alegría, estas ofrendas para el sacrificio y pedimos tu ayuda para celebrarlo con fe sincera y ofrecerlo dignamente por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Cuaresma. MR, pp. 497-501 (493-498).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Cuando se lee el Evangelio del hijo pródigo Lc 15, 32

Alégrate, hijo mío, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado.

Cuando se lee el Evangelio del ciego de nacimiento: Cfr. Jn 9, II. 38

El Señor me puso lodo sobre los ojos; entonces fui, me lavé, comencé a ver y creí en Dios.

Cuando se lee otro Evangelio: Cfr. Sal 121, 3-4

Jerusalén ha sido edificada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que podamos siempre pensar lo que es digno y grato a tus ojos y amarte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Protege, Señor, a quienes te invocan, ayuda a los débiles y reaviva siempre con tu luz a quienes caminan en medio de las tinieblas de la muerte; concédeles que, liberados por tu bondad de todos los males, alcancen los bienes supremos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La parábola del padre compasivo no tiene desperdicio. Mucho menos ahora que las migraciones, el aumento de personas expulsadas de su lugar de origen debido a la inseguridad, el crimen organizado y la pobreza extrema sigue haciéndose visible en nuestro país. El Dios vivo se nos ha manifestado en la persona de Jesucristo como padre amoroso. No es la indiferencia, la lejanía, ni la insensibilidad lo característico de Dios. En todo caso, esas actitudes egoístas, como bien afirma el Papa Francisco, son los efectos colaterales de la globalización. La frecuencia y la generalización de la violencia, la migración y la falta de oportunidades, en realidad son los rostros del hijo pródigo que pasa delante de nuestra casa, esperando que mostremos la solidaridad y la compasión. Quienes tenemos memoria de lo generoso que ha sido Dios con nosotros, nos alegramos de encontrar oportunidades de mostrar nuestra gratitud, favoreciendo a los necesitados.

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Papa Francisco: Jesús nunca es indiferente a las peticiones y dolores


Durante la Audiencia General de este 27 de marzo, el Papa Francisco continuó su predicación sobre la oración del Padre Nuestro y se detuvo en la parte en que presentamos a Dios nuestras necesidades “danos hoy nuestro pan de cada día”.
En esta línea, el Santo Padre explicó que el pan significa “lo necesario para la vida: alimento, agua, casa, medicinas, trabajo. Es una súplica -dijo- que surge de la misma existencia humana, con sus problemas concretos y cotidianos, que pone en evidencia lo que a veces olvidamos: que no somos autosuficientes, sino que dependemos de la bondad de Dios”.
Por ello, el Pontífice aseguró que “Jesús nunca pasa indiferente a estas peticiones y a estos dolores”.
En su catequesis, el Papa señaló que “los Evangelios nos muestran que para mucha gente el encuentro con Jesús se da, precisamente, a través de una súplica, de una necesidad” es posible encontrar en las Sagradas Escrituras quien pide el pan o la curación y otros quienes suplican la liberación y la salvación.
De este modo, el Santo Padre aseguró que “Jesús no pide invocaciones refinadas, por el contrario, toda la existencia humana, con sus problemas más concretos y cotidianos, puede convertirse en oración”.
“Jesús nos enseña a pedirle al Padre el pan de cada día. Nos enseña a hacerlo junto a tantos hombres y mujeres para quienes esta oración es un grito, que a menudo se sostiene en su interior, que acompaña la ansiedad cotidiana. ¡Cuántas madres y cuántos padres, incluso hoy, se van a dormir con el tormento de no tener suficiente pan mañana para sus hijos!”, exclamó.
En este sentido, el Pontífice animó a rezar la oración del Padre Nuestro desde la realidad “no es un ejercicio para ascetas; parte de la realidad, del corazón y la carne de las personas que viven en necesidad, o que comparten la condición de quienes no tienen lo necesario para vivir”.
En este sentido, el Papa pidió detenerse para pensar en los niños hambrientos del mundo, de los países en guerra, y animó a suplicar al Padre que nos done el pan cotidiano.
Además, el Santo Padre recordó el pasaje del Evangelio de San Juan que narra la multiplicación de los panes y destacó la generosidad del joven que compartió sus cinco panes y dos peces. “El verdadero milagro realizado por Jesús aquel día no fue tanto la multiplicación, sino el compartir”.
“De hecho, solo la Eucaristía consigue saciar el hambre de infinito y el deseo de Dios que anima a todo hombre, también en la búsqueda del pan de cada día”, explicó el Papa.
Al finalizar, Francisco invitó a pedir al Señor “que no nos haga faltar nuestro pan cotidiano, y nos ayude a comprender que este no es una propiedad privada sino, ayudados por su gracia, es providencia para compartir y oportunidad para salir al encuentro de los demás, especialmente de los pobres y necesitados”.

(publicado en ACIPRENSA)

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jueves, 21 de marzo de 2019

MISA DEL DOMINGO 24/03/19

Verde VII Domingo del Tiempo Ordinario MR p. 421 (417) / Lecc I, p. 283

Semana III del Salterio


ADVERSARIOS Y ENEMIGOS

1 Sam 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23; I Cor 15,45-49; Lc 6, 27-38

Saúl y David mantuvieron relaciones cordiales, de subordinación y lealtad, hasta que terminaron luchando abiertamente uno contra el otro. El libro de Samuel nos pinta al primero como el agresor y al segundo como la víctima. La disputa por el prestigio y el poder fue rompiendo la confianza entre ambos. Esta escena nos retrata a David como alguien noble y respetuoso que no se atreve a tocar "al ungido del Señor", renuncia a hacerse justicia por propia mano y desoye los consejos de sus soldados que lo presionaban para que clavara a Saúl en el suelo de una lanzada. El Evangelio de san Lucas nos presenta un fragmento del Sermón de la llanura, donde el Señor Jesús invita expresamente a los discípulos a amar y hacer el bien a los enemigos. Quien así proceda estará rebasando las convenciones sociales de la reciprocidad (te trato como me trates) y conformándose con el modo de ser de Dios, que ama gustosamente a los malvados y los malagradecidos.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 12, 6

Confío, Señor, en tu misericordia. Se alegra mi corazón con tu auxilio; cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor, que la constante meditación de tus misterios nos impulse a decir y hacer siempre lo que sea de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

David no quiso atentar contra el ungido del Señor.

Del primer libro de Samuel: 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23


En aquellos días, Saúl se puso en camino con tres mil soldados israelitas, bajó al desierto de Zif en persecución de David y acampó en Jakilá.

David y Abisay fueron de noche al campamento enemigo y encontraron a Saúl durmiendo entre los carros; su lanza estaba clavada en tierra, junto a su cabecera, y en torno a él dormían Abner y su ejército. Abisay dijo entonces a David: "Dios te está poniendo al enemigo al alcance de tu mano. Deja que lo clave ahora en tierra con un solo golpe de su misma lanza. No hará falta repetirlo". Pero David replicó: "No lo mates. ¿Quién puede atentar contra el ungido del Señor y quedar sin pecado?".

Entonces cogió David la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl y se marchó con Abisay. Nadie los vio, nadie se enteró y nadie despertó; todos siguieron durmiendo, porque el Señor les había enviado un sueño profundo.

David cruzó de nuevo el valle y se detuvo en lo alto del monte, a gran distancia del campamento de Saúl. Desde ahí gritó: "Rey Saúl, aquí está tu lanza, manda a alguno de tus criados a recogerla. El Señor le dará a cada uno según su justicia y su lealtad, pues él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 102, 1-2. 3-4. 8 y 10.


R/. El Señor es compasivo y misericordioso.


Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice, al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/.

Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/.


SEGUNDA LECTURA

Fuimos semejantes al hombre terreno y seremos semejantes al hombre celestial.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 45-49


Hermanos: La Escritura dice que el primer hombre, Adán, fue un ser que tuvo vida; el último Adán es Espíritu que da la vida. Sin embargo, no existe primero lo vivificado por el Espíritu, sino lo puramente humano; lo vivificado por el Espíritu viene después.

El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. Como fue el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como es el hombre celestial, así serán los celestiales. Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial.Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34

R/. Aleluya, aleluya.


Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R/. Aleluya.

EVANGELIO

Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.

Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 27-38


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.

Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos.

Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados; den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos".Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL


Invoquemos, hermanos, a Dios todopoderoso con una oración tan pura y humilde, que merezca obtener lo que pedimos:

Por la santa Iglesia, extendida de Oriente a Occidente: para que el Señor la mantenga firme y confiada en medio de las contrariedades y tentaciones del mundo, roguemos al Señor.

Por los que tiene autoridad en el mundo, para que bajo su gobierno podamos vivir en paz y concordia glorificando a Cristo, nuestra esperanza, roguemos al Señor.

Por los que nos desprecian por causa de nuestra fe y por los que persiguen a la Iglesia: para que el Señor les conceda encontrar la verdad, roguemos al Señor.

Por los que estamos aquí reunidos en el nombre del Señor y por aquellos por los que queremos orar, para que Dios nos conceda perseverar en la fe y nos reúna un día a todos en su reino, roguemos al Señor.

Padre clementísimo, que en Cristo nos has revelado tu amo gratuito y universal, escucha nuestras oraciones y danos un corazón nuevo, para que seamos capaces de amar a nuestros enemigos y de orar por los que nos injurian, tal como nos lo mandó tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al celebrar con la debida reverencia tus misterios, te rogamos, Señor, que los dones ofrecidos en honor de tu gloria nos sirvan para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 9, 2-3

Proclamaré todas tus maravillas; me alegraré y exultaré contigo y entonaré salmos a tu nombre, Dios Altísimo.

O bien: Jn 11, 27

Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que alcancemos aquel fruto celestial, cuyo adelanto acabamos de recibir mediante estos sacramentos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Ya se ha convertido en un lugar común afirmar que el tejido social de México está roto. La violencia, impune, genera inseguridad y desconfianza entre la ciudadanía. Si asociamos a lo anterior un par de ingredientes de reciente aparición (la psicosis creada en redes sociales sobre supuestos ladrones de niños y la práctica de los linchamientos populares) entendemos la peligrosidad de los ajustes de cuentas del "pueblo bueno" (aunque en realidad es un pueblo enfurecido por sus manipuladores) son actos de barbarie que no tienen justificación alguna. Si los cristianos no estamos suficientemente preparados para hacer el bien y para amar al enemigo, lo mínimo que podemos exigirnos es respetar la vida y la dignidad de toda persona, más allá de las furias y la desesperación ante el fracaso de las instituciones encargadas de administrar justicia. La ausencia prolongada de justicia en nada justifica cometer actos de barbarie contra presuntos culpables, y menos contra inocentes.

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Catequesis del Papa Francisco sobre la voluntad de Dios


En su catequesis de la Audiencia General de este miércoles 20 de marzo, el Papa Francisco reflexionó sobre las palabras del Padre Nuestro: “Hágase tu voluntad”.
En su reflexión, el Pontífice señaló que la voluntad de Dios, “encarnada en Jesús, es buscar y salvar aquello que se ha perdido. Y nosotros, en la oración, pedimos que la búsqueda de Dios llegue a buen fin, que su plan de diseño universal de salvación se cumpla”.
“Dios no es ambiguo, no se esconde detrás de los enemigos, no ha planificado el futuro del mundo de manera indescifrable. Si no comprendemos esto, nos arriesgamos a no entender el sentido de la tercera expresión del Padre Nuestro”.
A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Prosiguiendo nuestras catequesis sobre el "Padre Nuestro", hoy nos detenemos en la tercera invocación: "Hágase tu voluntad". Debe leerse en unidad con las dos primeras, "Santificado sea tu nombre" y "Venga a nosotros tu Reino", para que juntas formen un tríptico: “Santificado sea tu nombre”, “Venga a nosotros tu Reino”, “Hágase tu voluntad”.
Antes de que el hombre cuide del mundo, Dios cuida ya incansablemente al hombre y al mundo. Todo el evangelio refleja esta inversión de perspectiva. El pecador Zaqueo se sube a un árbol porque quiere ver a Jesús, pero no sabe que, mucho antes, Dios había ido a buscarlo. Jesús, cuando llega, le dice: "Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu casa". Y al final declara: "El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc 19, 5.10).
He aquí la voluntad de Dios, la que pedimos que se haga. ¿Cuál es la voluntad de Dios encarnada en Jesús?: Buscar y salvar lo que está perdido. Y nosotros, cuando rezamos, pedimos que la búsqueda de Dios tenga éxito, que se cumpla su plan universal de salvación, primero en cada uno de nosotros y luego en todo el mundo. ¿Habéis pensado lo que significa que Dios me busca? Cada uno de nosotros puede decir: “Pero ¿Dios me busca?”. “Sí, ¡Te busca!” “Me busca”.
Dios no es ambiguo, no se esconde detrás de enigmas, no ha planeado el futuro del mundo de una manera indescifrable.  No, Él es claro. Si no lo entendemos, nos arriesgamos a no entender el significado de la tercera frase del "Padre Nuestro". En efecto, la Biblia está llena de frases que nos hablan de la voluntad positiva de Dios hacia el mundo.
Y en el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos una colección de citas que atestiguan esta voluntad divina fiel y paciente (ver n. 2821-2827). Y San Pablo, en la Primera Carta a Timoteo, escribe: "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (2,4). Esta, sin lugar a dudas, es la voluntad de Dios: la salvación del hombre, de los hombres, de cada uno de nosotros. Dios con su amor llama a la puerta de nuestro corazón ¿Por qué? Para atraernos, para atraernos a Él y llevarnos adelante por el camino de la salvación. Dios está cerca de cada uno de nosotros con su amor, para llevarnos de la mano a la salvación. ¡Cuánto amor hay detrás de todo ello!
Así, rezando "hágase tu voluntad", no estamos invitados a bajar servilmente la cabeza, como si fuéramos esclavos. ¡No! Dios nos quiere libres; y es su amor el que nos libera. El "Padre Nuestro” es, en efecto, la oración de los hijos, no de los esclavos; sino de los hijos que conocen el corazón de su padre y están seguros de su plan de amor. ¡Ay de nosotros sí, al pronunciar estas palabras, nos encogiéramos de hombros y nos rindiéramos ante un destino que nos repele y que no conseguimos cambiar! Al contrario, es una oración llena de ardiente confianza en Dios que quiere el bien para nosotros, la vida, la salvación. Una oración valiente, incluso combativa, porque en el mundo hay muchas, demasiadas realidades que no obedecen al plan de Dios.
Las conocemos todos. Parafraseando al profeta Isaías, podríamos decir: "Aquí, Padre, hay guerra, prevaricación, explotación; pero sabemos que Tú quieres nuestro bien, por eso te suplicamos: ¡Hágase tu voluntad! Señor, cambia los planes del mundo, convierte las espadas en azadones y las lanzas en podaderas; ¡Que nadie se ejercite más en el arte de la guerra! "(ver 2: 4).
El "Padre Nuestro" es una oración que enciende en nosotros el mismo amor de Jesús por la voluntad del Padre, una llama que empuja a transformar el mundo con amor. El cristiano no cree en un "fato" ineluctable. No hay nada al azar en la fe de los cristianos: en cambio, hay una salvación que espera manifestarse en la vida de cada hombre y de cada mujer y cumplirse en la eternidad. Si rezamos es porque creemos que Dios puede y quiere transformar la realidad venciendo el mal con el bien. Tiene sentido obedecer a este Dios y abandonarse a Él incluso en la hora de la prueba más dura.
Así fue para Jesús en el Huerto de Getsemaní, cuando experimentó la angustia y oró: "¡Padre, si quieres, aparta de mi esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya!” (Lucas 22:42). Jesús es aplastado por el mal del mundo, pero se abandona confiadamente al océano del amor de la voluntad del Padre.
Tampoco los mártires, en su prueba, buscaban la muerte, si no el después de la muerte, la resurrección. Dios, por amor, puede llevarnos a caminar por senderos difíciles, a experimentar dolorosas heridas y espinas, pero nunca nos abandonará. Estará siempre con nosotros, cerca de nosotros, dentro de nosotros Para un creyente esto, más que una esperanza, es una certeza. Dios está conmigo.
La misma que encontramos en esa parábola del Evangelio de Lucas dedicada a la necesidad de rezar siempre. Jesús dice: "¿Dios no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto”. Así es el Señor, así nos ama, así nos quiere. Pero, yo tengo ganas de invitaros, ahora, a rezar todos juntos el Padre nuestro. Y los que no saben italiano, que lo recen en su idioma.

(publicado en ACIPRENSA)

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lunes, 18 de marzo de 2019

HOJA PARROQUIAL MARZO 2019






MISA DEL MARTES 19/03/19 SAN JOSE

San José, esposo de la Santísima Virgen María

Blanco Solemnidad MR, p. 720 (707) / Lecc. I, p. 1002


Su misión en esta vida consistió en velar por Jesús "haciendo las veces de padre" (Prefacio). Pero el Señor ha querido que la cabeza de la Sagrada Familia siga cumpliendo la misma función con la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Maria es madre de la Iglesia; san José, el protector.


UN HOMBRE RECTO

2 Sam 7, 4-5. 12-14. 16; Rom 4, 13. 16-18. 22; Mt 1, 16. 18-21.24


La celebración de San José, esposo de María y padre de Jesús nos permite reflexionar acerca del modelaje y la ejemplaridad. De igual manera el relato de la promesa de Dios a David nos permite comprender la manera cómo Dios ejerce la autoridad con los reyes de Israel. Efectivamente Dios acogerá a los descendientes de David como hijos suyos. Dios no se conducirá como padre complaciente, sino que practicará la corrección con energía y firmeza cada que sea necesario. El rey no será tratado por Dios como un niño mimado, sino como un sujeto de responsabilidades. El relato del nacimiento de Jesús nos presenta los dilemas de José. Había que desmontar la propia incertidumbre, desoír los rumores de los vecinos. Para eso era necesario atender a la realidad del misterio de la salvación presente en la persona de su prometida.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 12, 42

Éste es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su familia.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la protección de san José el nacimiento y la infancia de nuestro Redentor, concédele a tu Iglesia proseguir y llevar a término, bajo su patrocinio, la obra de la redención humana. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.

Del segundo libro de Samuel: 7, 4-5. 12-14. 16


En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo: "Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: 'Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino.

El me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente' ".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 88, 2-3.4-5.27 y 29


R/. Su descendencia perdurará eternamente.


Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R/.
Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: 'Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente'. R/.

El me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva'. Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice". R/.


SEGUNDA LECTURA

Esperando contra toda esperanza. Abraham creyó.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 4, 13. 16- 18. 22


Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe. En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos.

Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. Él, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 83, 5

R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Dichosos los que viven en tu casa; siempre, Señor, te alabarán. R/.

EVANGELIO

José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor

Del santo Evangelio según san Mateo: 1, 16. 18-21. 24


Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor, que así como san José sirvió con amorosa entrega a tu Unigénito, nacido de la Virgen María, así también nosotros, con un corazón limpio, merezcamos servirte en tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

Misión de san José.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad de san José, porque él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios, el fiel y prudente servidor a quien constituiste jefe de tu familia para que, haciendo las veces de padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro. Por él, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 25, 21

Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, protege siempre a esta familia tuya que alimentada con el sacramento del altar, se alegra hoy al celebrar la solemnidad de san José, y conserva en ella los dones que con tanta bondad le concedes. Por Jesucristo, nuestro Señor.

viernes, 15 de marzo de 2019

LA MISIÓN TE CAMBIA


Carta Misiones Diocesanas 2019

Queridos hermanos y hermanas.

1. Este año 2019 tendrá un especial carácter misionero. El Papa Francisco ha convocado un mes misionero extraordinario en octubre con ocasión del centenario de la carta apostólica “Maximum illud” del Papa Benedicto XV sobre la propagación de la fe católica en el mundo. Así mismo, ésta efemérides coincide con el centenario del discurso de Don Ángel Sagarminaga que inspiró la creación unos años después de lo que conocemos como Misiones Diocesanas Vascas.

2. En continuidad con el lema del Domund 2018, Alda ezazu Mundua – Cambia el mundo, la jornada de Misiones Diocesanas de este año se centra en el impacto que la participar en la misión genera en la propia vida. El encuentro con Jesucristo cambia la vida. El Papa Francisco afirmaba en el primer punto de la exhortación “Evangelii Gaudium”: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”. No deja de resonar, así mismo, la afirmación de Benedicto XV en el primer párrafo de la Encíclica “Deus caritas est”: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.”

3. Efectivamente, el encuentro personal con Cristo cambia profundamente la vida. Este encuentro puede darse de los modos más variados. A partir de la escucha de su Palabra, en la celebración de la Eucaristía, en los grupos de fe, en el servicio a los enfermos y a los pobres, en las experiencias alegres y también en las dolorosas, en la familia, la parroquia, la escuela, el grupo de amigos; y en la misión. Tantas personas que realizan experiencias misioneras durante los veranos o en tiempos más largos, relatan cómo esta experiencia les ha cambiado la vida y cómo en ella se han encontrado con Jesús vivo y presente. Cada uno recordará su propia experiencia personal. Como Él mismo nos dice: “No sois vosotros los que me habéis elegido. Soy yo quien os he elegido a vosotros”. (Jn 15,16). Él nos ha salido al encuentro y nos ha invitado a seguirle como discípulos misioneros.

4. Todos somos conscientes de que la fe se fortalece cuando se da. No es que primero seamos discípulos y después misioneros. Cuando fuimos bautizados, el Espíritu del Señor acampó en nuestro corazón y no sólo genera en nosotros una nueva forma de conocer y de amar, sino que también nos impulsa a dar testimonio del Señor Jesús hasta los confines de la tierra. Con Isaías y después fundamentalmente con Jesús, también nosotros podemos decir: “El Espíritu del Señor está sobre mi, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).

5. El Papa Francisco nos invita a concebir la vida como una misión. En este camino misionero, Dios nos ha transformando profundamente y nos va configurando con Él. “Tú también necesitas concebir la totalidad de tu vida como una misión. Inténtalo escuchando a Dios en la oración y reconociendo los signos que él te da. Pregúntale siempre al Espíritu qué espera Jesús de ti en cada momento de tu existencia y en cada opción que debas tomar, para discernir el lugar que eso ocupa en tu propia misión. Y permítele que forje en ti ese misterio personal que refleje a Jesucristo en el mundo de hoy.” (GE, 23).

6. Debemos aprender a reconocer la presencia del Señor en los acontecimientos de la vida y preguntarnos qué nos pide en cada momento. La vida cristiana se concibe como un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro para amarle y servirle. De ahí nace una profunda alegría. Todos somos conscientes de que cuando sólo pensamos en nosotros mismos, la tristeza se cierne sobre nuestras vidas. En cambio, cuando salimos al servicio de los demás, la vida se expande y se hace luminosa. Por eso, la misión nos cambia profundamente.

7. En el día de las Misiones Diocesanas, queremos aprender de San José, en cuya fiesta se inserta esta jornada. Él se entregó en cuerpo y alma a la misión que Dios le había encomendado. Aunque en el principio no entendía lo que se le pedía, confió en la Palabra de Dios. La Virgen María y San José son para nosotros ejemplo de acoger la voluntad de Dios en la propia vida y, sin perder tiempo, identificar toda su existencia con la misión. Que este año particularmente misionero estimule en nuestras Iglesias esta pasión por la misión. Que cada uno se sienta interpelado por esta llamada para conocer el modo concreto de vivirla. La misión renueva el rostro de la Iglesia y nos renueva interiormente. Pidamos que el Espíritu Santo nos inunde con su amor para entregarnos a esta apasionante tarea que el Señor Jesús nos ha confiado.

Con gran afecto.

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa, obispo de Bilbao

+ Jose Ignacio Munilla Aguirre, obispo de San Sebastián

+ Juan Carlos Elizalde Espinal, obispo de Vitoria

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...