jueves, 29 de diciembre de 2022

El Vaticano pide rezar esta oración por la salud de Benedicto XVI

En las últimas horas la salud de Benedicto XVI se ha agravado, y el Papa Francisco ha pedido “a todos una oración especial” por él.

En la Audiencia general de este miércoles 28 de diciembre, el Santo Padre dijo que su predecesor “está muy enfermo”, y animó a pedirle “al Señor que le consuele y le sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”.

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, indicó en un comunicado que “puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento debido al avance de la edad” de Benedicto XVI.

“De momento, la situación sigue bajo control, vigilada constantemente por los médicos”.

Vatican News publicó a través de Facebook la siguiente oración, originalmente en inglés:

Oremos.
Dios Todopoderoso y Eterno, Tú eres la salud eterna de los que creen en Ti.
Escucha nuestras oraciones por tu siervo enfermo Benedicto, para quien imploramos la ayuda de tu tierna misericordia,
Por Cristo nuestro Señor. Amén.

(Publicado en ACIPRENSA)

jueves, 15 de diciembre de 2022

‘Cartas desde China’, con vibración y amor

 En su conjunto, estas “Cartas” testimonian una vez más, la riqueza humana y sobrenatural de la obra misionera de la Iglesia en el Lejano Oriente, y por supuesto, en el mundo entero, desde que Jesús enviara a los primeros Doce

Considero estas “Cartas” como un eco más del mandato de Jesús a los Apóstoles: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura (Mc 16, 15). Su autor, Fulgencio de Bargota, sacerdote capuchino, navarro, junto con otros misioneros marchó al Lejano Oriente para extender la palabra de Dios. Corría el año 1927, y sus cartas testimonian el trabajo apostólico lleno de graves dificultades y también de honda alegría de quien se sabe apóstol enviado por Cristo. Destinatarios de las cartas fueron los capuchinos de Pamplona, que las iban publicando en su revista “Verdad y Caridad”. Una catedrática emérita de Lengua y literatura castellana, Magdalena Aguinaga, las ha recogido ahora en el libro “Cartas desde Kansu (China) 1927-1930”.

El Señor dispuso que Jerónimo −nombre de pila del misionero−, falleciera muy joven, a los 31 años. Solo pudo escribir 14 cartas, bastantes largas, que traspiran vibración humana y espiritual. A su vez, la visión honda y sobrenatural con que enjuicia los acontecimientos vividos hace que no hayan perdido actualidad, a pesar de haber trascurrido casi un siglo desde que salieron de su pluma. A modo de síntesis, destacaré cuatro “flashes”: el primero, sobre los peligros que corrió su vida y que hacen recordar los de san Pablo cuando escribe: “En mis repetidos viajes sufrí peligros de ríos, peligros de ladrones (…); trabajos y fatigas (..), con hambre y sed...” (2 Co 11, 26-27). El segundo, relativo a lo esencial de su misión: dar a conocer la fe cristiana. El tercer “flash”, sobre la importancia que da a la unión familia y escuela, para una formación integral. Y finalmente, sobre la atención de las necesidades básicas más elementales, de tipo material y sanitario.

Su viaje hasta la misión del Kansu, a unos 2.000 Km. al occidente de Shanghai, fue toda una aventura. Las guerras civiles que asolaban el país obligaron a los misioneros a viajar por desfiladeros y vías fluviales, infectadas de bandoleros y salteadores. Baste este solo botón de muestra, en carta del 15 de diciembre de 1927: “Todos los barqueros se hallan en la barca componiendo las cuerdas porque el viento es fuerte. Marca el reloj las 11.25 cuando una fuerte detonación resuena en todo el valle. Al momento bajan la vela y con un gesto de terror marcado en su faz, ‘Sen-fu, Touffi’, ‘Padre, los ladrones’, nos dicen los barqueros, y saltan al agua para parapetarse con la barca; las descargas de fusil y de revólver se suceden sin interrupción. Comprendimos que son los ladrones (…), y al momento nos echamos en el suelo defendiendo nuestras cabezas con las maletas y las mantas de dormir.

El fuego que hacen sobre la barca es horrible. El P. Simón nos da la absolución, y nosotros se la damos a él. (…) Empezamos el rezo del santo rosario. Silban las balas después de traspasar las tablas de la barca; algunas astillas caen a nuestros pies. (…) Nosotros creemos imposible salir con vida de aquel trance y hacemos el acto de la aceptación de la muerte, ofreciendo la vida por la conversión del Kansu y de la China entera. Nos animamos mutuamente a morir por Jesucristo. (…) Ya los tenemos en la barca. Dos, uno de ellos armado con fusil y otro, acariciando con el índice el gatillo del revólver, nos preguntan si tenemos armas; nosotros les enseñamos el rosario que en la mano tenemos, nuestra única arma de defensa. Esperamos que un balazo nos abra las puertas del cielo, mas no hay nada de eso”.

Este apasionante relato continúa, y solo fue el primero de otros asaltos análogos recogidos también en sus “Cartas”. Pero dejo que sea el lector quien los conozca directamente si se anima a leerlas.

El segundo “flash”, sobre el afán de Fulgencio para difundir la fe en Cristo, está ya presente en el pasaje apenas transcrito: el ofrecimiento de sus vidas por la conversión de China entera es suficiente testimonio. Con todo, mencionaré otra carta de 1929 dirigida, según figura al inicio, “a los estudiantes de Fuenterrabía”. Refiere sucesos de la Navidad anterior, y transcribo de nuevo algunos párrafos: “Hace unos días bautizamos a 17 catecúmenos ¡Vaya unos puntapiés que le dimos al demonio!... y los que le esperan!

Por Navidad hice una pequeña incursión a Sant-chá en la que pasé hambre, frío horrible y grave peligro de caer en manos de ladrones. El mismo día de Navidad mi suculento menú se compuso de los siguientes platos: primero, buen apetito; segundo, una pera; tercero, un pedazo de pan; cuarto, las gracias y no se levantaron manteles porque brillaron por su ausencia. ¿Creerán que perdí el buen temple? Nada más lejos de la realidad.

Estaba más contento que las Pascuas que celebraba. Me ocurría lo que dice el gran misionero, san Pablo: Scio et esurire, et penuriam pati (“he aprendido a pasar hambre y a carecer de todo”) (Fil 4, 12), y ¡qué mejor manjar que acercarnos a ese modelo de misioneros y vivir su vida y seguir sus pasos, aunque de lejos; desde ahora ya te puedes encariñar con S. Pablo. No hay cosa como sus cartas” (o. c., p. 99-100)

Tercer “flash”: la importancia de la buena educación de niños y jóvenes y la atención a sus familias. Hace referencia al “anticuado y antipedagógico sistema de la vieja escuela china, que se contentaba con encasquetar en la mollera un buen número de caracteres, aún sin comprender el significado de muchos”. En reuniones con padres se propusieron mejorar la pedagogía escolar. Así, en palabras de otro misionero que trabajaba con Fulgencio, y dirigidas a los padres, leemos: “Ahora, nuestro plan ha de ser el de las escuelas europeas, persiguiendo el cultivo de las ciencias naturales”.

En muy poco tiempo, apenas tres años, comprobó el progreso pedagógico y, también, la apertura a la fe cristiana de los chicos que, a su vez, deseaban transmitirla a sus padres y recibir el bautismo. A este propósito, es ejemplar el exquisito respeto por la libertad de los padres, como manifiesta este pasaje en una de sus últimas cartas: “Actualmente son bastantes los niños que se han presentado al Misionero implorando el bautismo, aunque es imposible acceder a sus deseos, mientras sus padres no se conviertan” (p. 123). Ofrece otros muchos comentarios y testimonios sobre la atención de las familias, fuesen o no cristianas.

Al fin, un último “flash” sobre la preocupación de los misioneros por la atención humana en sus necesidades más básicas. Una carta recoge la historia del ciego que acudió a la misión en busca de auxilio. Su historia es sobrecogedora y solo la lectura de esta carta casi vale el libro entero. También dedica otra, llena de agradecimiento y admiración, al Dr. Fritz Drexler, un médico alemán que, junto con su esposa, marchó al Kansu para prestar allí sus servicios médicos. Esta carta comienza con un interrogante: “¿Cómo un médico en las misiones de China, y no en las costeras, sino en el alejado Kansu, y más en estos tiempos de revuelta?”. Tampoco diré más de esta historia, pero sí recojo el comentario escueto de Fulgencio que, clarividente y a distancia de un siglo, escribe: “Los médicos y la medicina son una necesidad de las misiones modernas”.

En su conjunto, estas “Cartas” testimonian una vez más, la riqueza humana y sobrenatural de la obra misionera de la Iglesia en el Lejano Oriente, y por supuesto, en el mundo entero, desde que Jesús enviara a los primeros Doce, como recordaba al principio. Solo me resta añadir algo porque si no lo incluyo, algunos de mis conocidos, si leen este artículo me preguntarían: “¿Y por qué no lo has dicho?”. Para evitar el eventual reproche, y sin pretender ponerme medallas ajenas, lo confieso: Jerónimo Segura, el autor de las “Cartas” era hermano de mi madre. Que nos ayude −a cambio de la propaganda hecha− a continuar, con vibración y amor, la estela que inició el Señor.

José Antonio García-Prieto Segura, en religion.elconfidencialdigital.com

(publicado en ALMUDI.ORG)

miércoles, 14 de diciembre de 2022

CARTA DE JESÚS EN NAVIDAD

 

Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños.

Todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión. En todas partes no se habla de otra cosa, sino de lo poco que falta para que llegue ese día.

 

La verdad, es agradable saber que al menos un día del año algunas personas piensan un poco en mí. Como tú sabes, hace muchos años empezaron a festejar mi cumpleaños. Al principio no parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día muy pocos son conscientes de para qué lo celebran. La gente se reúne y se divierte mucho, pero no sabe de qué se trata.

 

Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo también que había muchos regalos; pero, ¿sabes una cosa?, ni siquiera me invitaron. Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron de invitarme. Ni siquiera se molestaron en bendecir la mesa. La fiesta era para mí y cuando llegó el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta..., y yo quería compartir ese momento con ellos.

 

La verdad, no me sorprendí. Porque en los últimos años todos me cierran la puerta. Y, como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido. Entré y me quedé en el rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, carcajeándose. Lo estaban pasando en grande. Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡Ho-Ho-Ho-Ho! Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él diciendo: "¡Santa Claus, Santa Claus!" "Papá Noël, Papá Noël!" ¡Como si la fiesta fuese en su honor!

 

Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse; yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara y .... ¿sabes? Nadie me abrazó...

 

De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a uno los fueron abriendo, hasta que se abrieron todos. Me acerqué para ver si de casualidad había alguno para mí.

 

¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a tí no te regalaran nada? Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré.

 

Cada año que pasa es peor, la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas, y de mí nadie se acuerda. Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, siquiera que reconocieras que hace casi dos mil años que vine a este mundo para dar mi vida por tí en la cruz y de esta forma poder salvarte. Hoy sólo quiero que tú creas esto con todo tu corazón.

 

Voy a contarte algo, he pensado que como muchos no me invitaron a su fiesta, voy a hacer la mía propia, una fiesta grandiosa como la que jamás nadie se imaginó, una fiesta espectacular.

 

Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que este año estoy enviando varias invitaciones y es este día, hay una invitación para tí. Sólo quiero que me digas si quieres asistir, te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados. En esta fiesta sólo habrá invitados con previa reserva, y se tendrán que quedar afuera aquellos que no contesten mi invitación.

 

Prepárate porque cuando todo esté listo, daré la gran fiesta. Hasta pronto. Te espero... en Navidad, en la Eucaristía, en el pesebre, en la oración y en el bien que hagas en favor de los demás JESÚS DE NAZARETH

 

Nota: Si crees en mí, comparte este mensaje con las personas que más quieras, pero antes de Navidad, para que sepan el significado de esos días como ahora tú y yo lo conocemos.

 

David (Párroco)

viernes, 2 de diciembre de 2022

9 datos sobre el pesebre explicados por el Papa Francisco

Cuando falta menos de un mes para Navidad, y en cada hogar se prepara el belén, es bueno recordar la carta apostólica que el Papa Francisco escribió en 2019 en la que reflexionó sobre el significado y el valor del pesebre para la celebración del nacimiento del Niño Jesús.

En su carta apostólica Admirabile signum, que firmó el 1 de diciembre de 2019, el Santo Padre indicó que el pesebre es un “ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza”.

“Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”, agregó.

Para acoger la invitación del Papa Francisco, te presentamos 9 datos sobre el significado y valor del pesebre en Navidad.

1. El pesebre es como un “Evangelio vivo”.

El Papa Francisco recordó que la escenificación del nacimiento de Jesús “es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura” para invitar a los hombres a “ponerse espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre”.

El evangelista Lucas narra que María “dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. Jesús fue colocado en un pesebre; palabra que procede del latín: praesepium”.

2. El origen del símbolo se remonta al tiempo de San Francisco.

El Pontífice recordó que la historia de los pesebres de Navidad se remonta a días posteriores al 29 de noviembre de 1223, cuando el Papa Honorio III aprobó en Roma la Regla franciscana a San Francisco de Asís.

“Después de su viaje a Tierra Santa, aquellas grutas le recordaban de manera especial el paisaje de Belén. Y es posible que el Poverello quedase impresionado en Roma, por los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor que representan el nacimiento de Jesús, justo al lado del lugar donde se conservaban, según una antigua tradición, las tablas del pesebre”, escribió el Papa.

Quince días antes de la Navidad de aquel año, en Greccio (Italia), el santo le expresó a un hombre de nombre Juan que deseaba “celebrar la memoria del Niño que nació en Belén” para “contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”.

El hombre cumplió el deseo y el 25 de diciembre, junto a frailes y otras personas, San Francisco encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno.

Las personas “mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado”. “Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes”.

3. El pesebre manifiesta la ternura de Dios.

El Santo Padre señaló que el pesebre no solo “nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén”, sino que “manifiesta la ternura de Dios” que, siendo Creador del universo, “se abaja a nuestra pequeñez”.

También señaló que el belén “es desde su origen franciscano una invitación a ‘sentir’, a ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación” y “una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”.

4. En el pesebre toda la creación participa en la fiesta de la venida de Jesús.

En Admirabile signum, el Papa Francisco repasó los elementos que componen el nacimiento que se arma en los hogares, como el cielo estrellado, los paisajes, los animales y los pastores, que recuerdan lo que habían anunciado los profetas: “Que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías”.

También indicó que “los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”; mientras que “los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece”.

5. La figura de María y el misterio de su llamado.

Sobre la figura de Nuestra Señora, el Pontífice señaló que “María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado”.

“Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo solo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica”, agregó.

6. La figura de San José como custodio de la familia.

El Pontífice afirmó que “junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está San José”, representado con el bastón en la mano y, a veces, sosteniendo una lámpara.

Asimismo, recordó que este santo “es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia” y que no duda en ponerse en camino ante la amenaza de Herodes. Fue el primer educador de Jesús niño y adolescente; “y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”.

7. “El corazón del pesebre comienza a palpitar cuando se coloca al Niño Jesús”.

En su carta, el Papa Francisco afirma que el “corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús”, porque “Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos”.

“En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma. Parece imposible, pero es así: en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos”, agregó.

8. Los Reyes Magos nos recuerdan nuestra misión evangelizadora.

El Papa recordó que en la fiesta de la Epifanía está la costumbre de colocar las tres figuras de los Reyes Magos, que llegan de Oriente para contemplar al Niño y ofrecerle los dones de oro, incienso y mirra.

Esta escena llama “a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador”, señaló.

Además, resaltó que los Magos, hombres sedientos de lo infinito, “enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo”.

“No se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes”, agregó.

9. El pesebre “habla del amor de Dios”.

El Papa Francisco invitó a recordar cuando se era niño y se esperaba con impaciencia el tiempo para empezar a construir el belén.

“Estos recuerdos nos llevan a tomar nuevamente conciencia del gran don que se nos ha dado al transmitirnos la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia”, remarcó.

El Santo Padre dijo que “no es importante cómo se prepara el pesebre”, ya que “puede ser siempre igual o modificarse cada año”, porque “lo que cuenta es que este hable a nuestra vida”.

“En cualquier lugar y de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición”, concluyó.

(publicado en ACIPRENSA)

lunes, 28 de noviembre de 2022

El Papa Francisco sugiere imitar a la Virgen María durante este Adviento 2022

Al dirigir el rezo del Ángelus este 27 de noviembre, primer Domingo de Adviento, el Papa Francisco alentó a pedir ayuda a la Virgen María “para estar atentos y esperar al Señor que está y que pasa” por nuestra vida.

Buen domingo y buen camino de Adviento”, dijo el Santo Padre a los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano para la tradicional oración del Ángelus dominical.

El Papa propuso como modelo a imitar durante este Tiempo de Adviento 2022 a la Virgen María porque es la “Mujer de la espera, que supo captar el paso de Dios en la vida humilde y oculta de Nazaret y lo acogió́ en su vientre”.

En esta línea, el Papa invocó a la Virgen Santa para que “nos ayude en este camino de estar atentos para esperar al Señor que está y que pasa”.

Además, al reflexionar en el Evangelio de San Mateo (Mt 24, 37-44) del nuevo Año Litúrgico, el Papa destacó la “hermosa promesa” que nos introduce en el Tiempo de Adviento: “Vendrá tu Señor”.

“Este es el fundamento de nuestra esperanza, es lo que nos sostiene incluso en los momentos más difíciles y dolorosos de nuestra vida: Dios viene. No lo olvidemos nunca. El Señor viene siempre, nos visita, se hace cercano, y volverá al final de los tiempos para recibirnos en su abrazo”, afirmó el Papa.

Por ello, el Santo Padre invitó a poner atención para reconocer a Dios y recibirlo en nuestra vida y no permanecer “distraídos” en nuestras preocupaciones cotidianas, sino estar “vigilantes” para ser capaces de “discernir la presencia de Dios en la vida cotidiana”.

“Hermanos y hermanas, en este tiempo de Adviento, ¡sacudamos el letargo y despertemos del sueño! Preguntémonos: ¿soy consciente de lo que vivo, estoy alerta, estoy despierto? ¿Trato de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas?”, cuestionó el Papa.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Mateo 24, 37 - 44

37«Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.38Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca,39y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.40Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado;41dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.42«Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.43Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa.44Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.

(publicado en ACIPRENSA)

miércoles, 16 de noviembre de 2022

El Papa Francisco pide perseverar en la construcción del bien cada día

Al dirigir el rezo del Ángelus dominical este 13 de noviembre, el Papa Francisco alentó a perseverar en la construcción del bien cada día permaneciendo constantes en la oración.

“Si perseveramos -nos recuerda Jesús- no tenemos nada que temer, ni siquiera en los acontecimientos tristes y difíciles de la vida, ni siquiera en el mal que vemos a nuestro alrededor, porque permanecemos anclados en el bien”, señaló el Papa.

En esta línea, el Santo Padre invitó a preguntarnos “¿mi oración y mi servicio dependen de las circunstancias o de un corazón firme en el Señor?” debido a que “Jesús nos pide que seamos ‘severos’, disciplinados, persistentes en lo que a Él le importa, en lo que importa”.

“Evitemos dedicar nuestra vida a construir algo que luego se destruirá, como aquel templo, olvidándonos de construir lo que no se derrumba, de construir sobre su Palabra, sobre el amor, sobre el bien. Eso no pasa”, recomendó.

De este modo, el Papa Francisco destacó que “la perseverancia: es construir el bien cada día. Perseverar es permanecer constantes en el bien, especialmente cuando la realidad circundante empuja a hacer otra cosa”.

Al citar algunos ejemplos, el Papa invitó a evaluar “si hago un servicio en la Iglesia, para la comunidad, para los pobres, pero veo que tanta gente en su tiempo libre solo piensa en divertirse, y entonces me dan ganas de abandonar y hacer como ellos. Porque no veo los resultados, me aburro, no me hace feliz”.

“Preguntémonos: ¿cómo va mi perseverancia? ¿Soy constante, o vivo la fe, la justicia y la caridad según el momento, es decir, si me apetece, rezo, si me conviene, soy justo, servicial y atento, mientras que, si estoy insatisfecho, si nadie me lo agradece, dejo de hacerlo, me aburro?”, cuestionó.

Por último, el Papa invocó la intercesión de la Virgen María, “sierva del Señor, el Señor perseverante en la oración” para que “fortalezca nuestra constancia”.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Lucas 21, 5-19

5Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:6«Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»7Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»8El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis.9Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.»10Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.11Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.12«Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;13esto os sucederá para que deis testimonio.14Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,15porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.16Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros,17y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.18Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.19Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.


(publicado en ACIPRENSA)

viernes, 28 de octubre de 2022

El Papa Francisco pide a sacerdotes cultivar la unidad y evitar el “virus del egoísmo”

La mañana de este jueves 27 de octubre, el Papa Francisco recibió en audiencia en el Vaticano a sacerdotes y religiosos de Madagascar, a quienes invitó a permanecer unidos y evitar hablar mal de los demás.

El Santo Padre habló ante los presentes de la importancia de la unidad y lamentó que hoy, en nuestras sociedades, y por desgracia a veces también en la Iglesia, asistimos a la búsqueda del interés propio”. 

En este sentido, dijo que esta búsqueda es el “virus del egoísmo” que amenaza la convivencia entre los pueblos y entre los hijos de un mismo país. 

Además, aseguró que “la fecundidad de vuestra misión depende también de la unidad que cultivéis” e invitó a los presentes a huir de “la cháchara y los chismes” y a hablar bien de los demás.

“Ante esta situación, vuestra experiencia personal y comunitaria de consagración a Cristo es la prueba de que la vida puede vivirse de otra manera a la luz del Evangelio, que da la verdadera alegría”, aseguró a continuación.

Más tarde, el Papa Francisco animó a los presentes “a caminar siempre juntos y a hacer de vuestra presencia aquí en Roma una preciosa ocasión para enriquecer y renovar vuestra fe, siguiendo las huellas de las grandes figuras de santos y de hombres y mujeres santos que os han precedido hasta aquí”. 

“Os animo a formar una gran familia espiritual, en la que nos respetemos, amemos y apoyemos unos a otros. De este modo, podéis convertiros en signos de esperanza para vuestras Iglesias particulares y para Madagascar, que espera mucho de vosotros”, concluyó.

(publicado en ACIPRENSA)

martes, 25 de octubre de 2022

Más de 840 mil niños respondieron al llamado del Papa Francisco para rezar por la paz

La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) aseguró que más de 840 mil niños de 140 países participaron el 18 de octubre en una jornada especial de oración del Santo Rosario, alentada por el Papa Francisco, para pedir por la paz en el mundo.

Esta es una cifra importante para la campaña denominada “Un millón de niños rezando el Rosario”, que comenzó en 2005 como una pequeña jornada de oración en una ermita de Caracas, en Venezuela.

El nombre de la campaña surge de un mensaje del Padre Pío de Pietrelcina, que dijo que “cuando un millón de niños recen el Rosario, el mundo cambiará”.

Sin embargo, advirtió la fundación pontificia en un comunicado, “estos datos solo incluyen a las personas registradas en el sitio web de ACN, por lo que es probable que las cifras finales sean aún mayores, porque muchas personas participaron en el evento sin registrarse online”.

Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de ACN International, aseguró que “estamos muy contentos con la respuesta” de los niños que se sumaron a esta campaña.

“En todo el mundo, los niños se reunieron para orar por la paz, incluso en países actualmente en guerra”, dijo, destacando que “la Iglesia greco-católica de Ucrania, por ejemplo, informó a ACN que la iniciativa fue promovida en todas sus parroquias”.

“También nos han llegado fotos de  niños en Pemba, en Mozambique, que se ha visto gravemente afectado por el terrorismo en los últimos años”, expresó.

ACN publicó también los diez países con mayor número de niños participantes. El listado es encabezado por Polonia, con 246.823, y le sigue Eslovaquia, con 191.011.

Filipinas ocupa el tercer lugar, con 41.752 participantes. A continuación, Australia sumó 40.005 niños que rezaron el Santo Rosario.

En quinto lugar se encuentra India, con 36.584 participantes; y en sexto España, con 29.845 niños.

Portugal, con 25.911 niños ocupa el séptimo lugar de la lista de países, mientras que Italia, con 25.563, se ubica en el octavo lugar.

El noveno puesto en la lista lo tiene Brasil, con 23.858 niños. Reino Unido cierra el listado de los diez países con mayor convocatoria para la jornada de oración, con 21.720 participantes.

ACN también resaltó la gran participación de escuelas en esta jornada de oración, especialmente en países como Kenia, España, Reino Unido, Corea del Sur, Argentina, Chile y México.

(Publicado en ACIPRENSA)

viernes, 7 de octubre de 2022

El Papa Francisco invita a rezar el Rosario especialmente en octubre

El Papa Francisco recordó que el próximo mes de octubre es el mes dedicado a Nuestra Señora del Rosario, por lo que exhortó a recitar esta oración para confiar a la Virgen María las preocupaciones personales, las necesidades del mundo y en particular, el tema de la paz.

Así lo dijo el Santo Padre este 28 de septiembre durante la Audiencia General de este miércoles en la que participaron numerosas personas procedentes de diferentes países del mundo.

Después de pronunciar su catequesis dedicada al tema de la familiaridad en la oración, el Papa Francisco saludó a los fieles de diferentes idiomas.

Al saludar a los peregrinos de lengua polaca, el Santo Padre invitó a rezar el Rosario en sus comunidades y familias para pedir por las “necesidades en el mundo, especialmente el tema de la paz”.

“Dentro de unos días comienza el mes de octubre, tradicionalmente dedicado a Nuestra Señora del Rosario. Recitando esta oración en sus comunidades y familias, confíen a María sus preocupaciones y necesidades en el mundo, especialmente el tema de la paz. ¡Que Dios los bendiga!”, dijo el Papa Francisco.

En numerosas ocasiones durante su pontificado, el Papa Francisco ha hablado sobre la oración mariana del Santo Rosario y ha invitado a recitarlo con devoción y confianza.

El 7 de octubre de 2020, fiesta de la Virgen del Rosario, el Papa animó “a rezar el Rosario y a llevarlo en sus manos o en sus bolsillos”.

En esa ocasión, el Santo Padre explicó que “el rezo del Rosario es la oración más hermosa que podemos ofrecer a la Virgen María; es una contemplación sobre las etapas de la vida de Jesús Salvador con su Madre María y es un arma que nos protege de los males y de las tentaciones”.

Publicado en ACIPRENSA.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Compartir la alegría de los Ángeles

Debo a mi amigo Manolo, catedrático de Lengua Española, en la Universidad, ya jubilado, la “chispa” para el tema de estas líneas. Cuando terminó le leer el último artículo que escribí sobre el Nacimiento de la Virgen María, me envió una poesía de Lope de Vega, en su romance Pastores de Belén, donde imagina el canto alegre de los ángeles al nacer María. Algunos versos, muy acortados, dicen así:

”Canten hoy, pues nacéis vos, / los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,/ para cuando nazca Dios.
                                        (…)
Canten y digan, por vos, / que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense, desde ahora, / para cuando nazca Dios.
                                        (…)
Vete sembrando, Señora, / de paz nuestro corazón,
y ensáyense, desde ahora, / para cuando nazca Dios. Amén.”

San Lucas testimonia esa alabanza cuando escribe que el ángel del Señor anunció a los pastores ”una gran alegría para todo el pueblo: hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador “ (Luc 2, 10). Y añade que “de pronto, en torno al ángel, apareció una muchedumbre de la milicia celestial, que alababa a Dios diciendo: ‘Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra a los hombres en quienes Él se complace” (Luc 2, 14).

El papa emérito Benedicto XVI anima a compartir el júbilo de ángeles y pastores, comentando así ese pasaje: “El evangelista dice que los ángeles ‘hablan’. Pero para los cristianos estuvo claro desde el principio que el hablar de los ángeles es un cantar, en el que se hace presente de modo palpable todo el esplendor de la gran alegría que ellos anuncian. Y así, desde aquel momento hasta ahora el canto de alabanza de los ángeles jamás ha cesado. (..) Se comprende que el pueblo sencillo de los creyentes se una a sus melodías…” (La infancia de Jesús, p. 80).

Al hombre posmoderno, sin embargo, semejantes comentarios podrían antojársele palabras bonitas pero huecas, y sonar -nunca mejor dicho- a “músicas celestiales” perdidas en el vacío. Quizás, con superficial pragmatismo se interrogaría: ¿sirve para algo la alegría de los ángeles? No obstante, el cristiano debe tomarse en serio la presencia y misión de los ángeles. Ahora es buen momento para hacerlo porque celebramos el día 29 la fiesta de tres Arcángeles y, enseguida, el 2 de octubre, la de los Ángeles Custodios. Antes de referirme a ellos, conviene contemplar el cuadro completo de esos seres espirituales donde, desgraciadamente, no todo son cantos y alegrías.

En efecto, la revelación habla también de otros ángeles que, renegando de su condición de seres creados, se rebelaron contra Dios: los “diablos”. La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven, en cada uno de ellos, un ángel caído, llamado Satán o diablo, que primero fue un ángel bueno. El Catecismo lo recuerda con palabras del Concilio IV de Letrán: "El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos". (n. 391)

Ángeles fieles y demonios no son ajenos a tres realidades esenciales de la religión y existencia cristianas. Primera: Dios nos llama a la vida para que compartamos la suya -en el gozo de la Trinidad de Personas-, luchando por ser santos. Segunda: esa meta encuentra dificultades por las rebeliones personales contra Dios, que llamamos pecados. Y tercera, es una meta alcanzable porque contamos con la gracia divina, por la Redención de Cristo. Más concretamente, con la luz de sus enseñanzas, y el ejemplo de sus obras y vida entera, en la que -como todo hombre- no le faltaron la ayuda de los ángeles ni las asechanzas de los demonios: “La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jesús llama ‘homicida desde el principio’ (Jn 8, 44) y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre (cf. Mt 4, 1-11). ‘El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo’ (1 Jn 3,8).” (Catecismo, n. 394).

Con esas líneas de fondo, volvemos a los ángeles fieles para animarnos a compartir su alegría, y aprovechar su ayuda en la batalla por el Cielo. San Miguel Arcángel, cuyo nombre significa “¿Quién como Dios?”, aparece combatiendo al demonio para defender los derechos divinos: “Y hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, y no quedó lugar para ellos en el cielo.” (Apoc 12, 7). San Juan Pablo II, decía que el papa León XIII “seguramente tenía muy presente esa escena cuando (…) introdujo en toda la Iglesia una oración especial: «San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla contra los ataques y las asechanzas del maligno; sé nuestro baluarte...»”. (Rezo del Regina, 24-IV-1994).

Durante muchos años esa oración se rezó al final de la Misa y, aunque no se decía ya en su tiempo, Juan Pablo II añadía: “os invito a todos a no olvidarla y a rezarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo.” La figura de San Miguel anima también a compartir las alegrías que conllevan toda victoria sobre el mal, y el arrepentimiento del pecado. Jesús mismo se refirió a esto, al hablar de la oveja y de la dracma nuevamente encontradas: “Así, os digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Luc 15, 10). En este caso son los ángeles quienes comparten nuestra alegría.

A san Gabriel -cuyo nombre significa “Fuerza de Dios”- lo asociamos con la alegría del anuncio de una nueva vida: la Encarnación del Verbo. Es significativo que la mencionada escena del Apocalipsis vaya precedida de las asechanzas del demonio, el “dragón” contra “una mujer vestida de sol” -con referencia a María- y contra el hijo que dará a luz, para devorarlo. Por contraste, la figura de Gabriel suscita la alegría de la vida en ciernes, frente a las insidias que la acosan. Juan Pablo II añadía que esa imagen del Apocalipsis “tiene expresiones también en nuestros tiempos (…), pues cuando se ciernen sobre la mujer todas las amenazas contra la vida que está para dar a luz, debemos volver nuestra mirada hacia la Mujer vestida de sol, para que rodee con su cuidado maternal a todo ser humano amenazado en el seno materno” (Regina, 24-IV-1994). ¿Caben palabras más actuales?

San Rafael, que significa “Dios sana”, lo relacionamos con la protección que le brinda al joven Tobías frente al demonio Asmodeo, y con las alegrías de procurarle un feliz matrimonio con Sara, y de restituir al anciano Tobías su vista perdida.

La fiesta de los Ángeles Custodios, el 2 de octubre, también nos reaviva la presencia invisible, pero eficacísima, de estos espíritus protectores. De nuevo, el Catecismo: “Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. ‘(…) cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ (San Basilio Magno)”. (n. 336)

Concluiré recordando a un santo de nuestros días, muy devoto de los Ángeles Custodios. Precisamente en su fiesta del 2 de octubre de 1928, el Señor le hizo ver y alegrarse con el nacimiento de una nueva institución en la Iglesia, al recibir el carisma del Opus Dei. San Josemaría hacía un retiro espiritual en Madrid, cerca de la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles. Quiso la Providencia que, justo en aquellos momentos, llegara a sus oídos el sonido de las campanas de aquel templo. Casi al final de su vida se dirigía a sus hijos e hijas espirituales, con Cartas que calificó de “campanadas”, aludiendo al despertar interior para permanecer fieles al Señor. En la última, de 1974, recordaba aquel inicio de 1928: “Quisiera que esta campanada metiera en vuestros corazones, para siempre, la misma alegría e igual vigilia de espíritu que dejaron en mi alma -ha transcurrido ya casi medio siglo- aquellas campanas de Nuestra Señora de los Ángeles”.

Ojalá nos animemos los cristianos a reavivar la presencia y el trato con estos grandes amigos y, cada uno personalmente, con el suyo propio.

Publicado en El Confidencial

jueves, 22 de septiembre de 2022

ADORACIÓN EUCARÍSTICA


 

Discurso del Papa en la clausura del Congreso de Religiones Mundiales y Tradicionales

El Papa Francisco ha concluido sus intervenciones oficiales en Kazajistán con un discurso pronunciado en la clausura del Congreso de Religiones Mundiales y Tradicionales celebrado en Nursultán, la capital del país asiático. 

El Papa ha llamado a defender “para todos el derecho a la religión, a la esperanza, a la belleza, al cielo” y ha reivindicado el diálogo interreligioso como un “servicio urgente e insustituible para la humanidad” en favor de la paz.

A continuación, el texto completo del discurso del Pontífice:

Queridos hermanos y hermanas:

Hemos caminado juntos. Gracias por haber venido desde diferentes partes del mundo, trayendo la riqueza de sus credos y de sus culturas.

Gracias por haber vivido intensamente estos días de intercambio, trabajo y compromiso con el signo del diálogo, que tienen un valor aún más precioso durante un período tan difícil, al que, además de la pandemia, se agrega el peso de la locura insensata de la guerra.

Hay demasiado odio y divisiones, demasiada falta de diálogo y de comprensión del otro; esto, en el mundo globalizado, resulta aún más peligroso y escandaloso.

No podemos salir adelante conectados y separados, vinculados y desgarrados por tanta desigualdad. Así pues, gracias por los esfuerzos realizados en favor de la paz y la unidad.

Gracias a las autoridades del lugar, que nos han recibido, preparando y alistando con sumo cuidado este Congreso, y a la población de Kazajistán, amigable y valiente, capaz de abrazar otras culturas preservando su noble historia y sus valiosas tradiciones.

 Kiop raqmet! Bolshoe spasibo! Thank you very much!

Mi visita, que ya está llegando a su fin, tiene como lema Mensajeros de la paz y la unidad. Está en plural, porque el camino es común. Y este séptimo Congreso, que el Altísimo nos ha concedido la gracia de vivir, ha marcado una etapa importante.

Desde su nacimiento en 2003, el evento ha tenido como modelo la Jornada de Oración por la paz en el mundo convocada en 2002 por Juan Pablo II en Asís, para reafirmar el aporte positivo de las tradiciones religiosas al diálogo y a la concordia entre los pueblos.

Después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, era necesario reaccionar, y reaccionar juntos, ante el clima incendiario que la violencia terrorista quería provocar y que amenazaba con hacer de las religiones un factor de conflicto.

Sin embargo, el terrorismo de matriz pseudorreligiosa, el extremismo, el radicalismo, el nacionalismo alimentado de sacralidad, fomentan todavía hoy temores y preocupaciones en relación a la religión.

Por eso en estos días ha sido providencial reencontrarnos y reafirmar la esencia verdadera e irrenunciable de la misma.

A este respecto, la Declaración de nuestro Congreso afirma que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra, cualquier motivación u objetivo que se propongan, no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados con la más resuelta determinación (cf. n. 5); han de ser condenados, sin condiciones y sin “peros”.

Además, en base al hecho de que el Omnipotente ha creado a todas las personas iguales, independientemente de su pertenencia religiosa, étnica o social, hemos acordado afirmar que el respeto mutuo y la comprensión deben ser considerados esenciales e imprescindibles en la enseñanza religiosa (cf. n. 13).

Kazajistán, en el corazón del gran y decisivo continente asiático, ha sido el lugar natural para encontrarnos.

Su bandera nos ha recordado la necesidad de custodiar una sana relación entre política y religión. De hecho, así como el águila dorada, que se encuentra en el estandarte, nos recuerda la autoridad terrena, haciendo alusión a los imperios antiguos, el fondo azul evoca el color del cielo, la trascendencia.

Por lo que hay un vínculo sano entre política y trascendencia, una sana coexistencia que conserve los ámbitos diferenciados. Distinción, no confusión ni separación.

“No” a la confusión, por el bien del ser humano, que necesita, como el águila, un cielo libre para volar, un espacio libre y abierto al infinito que no esté limitado por el poder terreno.

Por otro lado, una trascendencia que no debe ceder a la tentación de transformarse en poder, pues de otro modo el cielo caería sobre la tierra, el “más allá” divino quedaría atrapado en el hoy terreno, el amor al prójimo en elecciones partidistas.

Por lo tanto, “no” a la confusión. Pero también “no” a la separación entre política y trascendencia, ya que las más altas aspiraciones humanas no pueden ser excluidas de la vida pública y relegadas al mero ámbito privado.

Por eso, quien desee expresar de manera legítima su propio credo, que sea amparado siempre y en todo lugar. ¡Cuántas personas, en cambio, aún hoy son perseguidas y discriminadas por su fe!

Hemos pedido con firmeza a los gobiernos y a las organizaciones internacionales competentes que apoyen a los grupos religiosos y a las comunidades étnicas que han sufrido violaciones a sus derechos humanos y a sus libertades fundamentales, y violencia por parte de extremistas y terroristas, también como consecuencia de guerras y conflictos militares (cf. n. 6).

Sobre todo, es necesario comprometerse para que la libertad religiosa no sea un concepto abstracto, sino un derecho concreto. Defendamos para todos el derecho a la religión, a la esperanza, a la belleza, al cielo.

Porque no sólo Kazajistán, como proclama su himno, es un «dorado sol en el cielo», sino también cada ser humano, cada hombre y cada mujer, en su singularidad irrepetible, si entra en relación con lo divino, puede irradiar una luz particular sobre la tierra.

Por eso la Iglesia católica, que no se cansa de anunciar la dignidad inviolable de cada persona, creada “a imagen de Dios” (cf. Gn 1,26), cree también en la unidad de la familia humana.

Cree que “todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra” (CONC. ECUM. VAT. II, Decl. Nostra aetate, 1).

Por eso, desde que comenzamos estos Congresos, la Santa Sede, especialmente por medio del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, ha participado activamente. Y quiere seguir haciéndolo.

El camino del diálogo interreligioso es un camino común de paz y por la paz, y como tal, es necesario y sin vuelta atrás. El diálogo interreligioso ya no es sólo una posibilidad, es un servicio urgente e insustituible para la humanidad, para alabanza y gloria del Creador de todos.

Hermanos, hermanas, al pensar en este camino común, me pregunto: ¿cuál es nuestro punto de convergencia?

Juan Pablo II —que hace veintiún años visitó en este mismo mes Kazajistán— afirmó que “todos los caminos de la Iglesia conducen al hombre” y que el hombre es “el camino de la Iglesia” (Carta enc. Redemptor hominis, 14).

Quisiera decir hoy que el hombre es también el camino de todas las religiones. Sí, el ser humano concreto, debilitado por la pandemia, postrado por la guerra, herido por la indiferencia.

El hombre, creatura frágil y maravillosa, que “sin el Creador desaparece” (CONC. ECUM. VAT. II, Const. past. Gaudium et spes, 36) y sin los demás no subsiste.

Que se mire el bien del ser humano más que a los objetivos estratégicos y económicos, más que a los intereses nacionales, energéticos y militares, antes de tomar decisiones importantes.

Para tomar decisiones que sean verdaderamente grandes, que se mire a los niños, a los jóvenes y a su futuro, a los ancianos y a su sabiduría, a la gente común y a sus necesidades reales.

Y nosotros alzamos la voz para gritar que la persona humana no se reduce a lo que produce y obtiene, sino que debe ser acogida y nunca descartada; que la familia, que en lengua kazaja significa “nido del alma y del amor”, es el cauce natural e insustituible que ha de protegerse y promoverse para que crezcan y maduren los hombres y las mujeres del mañana.

Para todos los seres humanos, las grandes sabidurías y religiones están llamadas a dar testimonio de la existencia de un patrimonio espiritual y moral común, que se funda sobre dos pilares: la trascendencia la fraternidad.

La trascendencia, el “más allá”, la adoración. Es bonito que cada día millones y millones de hombres y de mujeres, de diferentes edades, culturas y condiciones sociales, se reúnen para orar en innumerables lugares de culto.

Es la fuerza escondida que hace que el mundo avance.

Y luego, la fraternidad, el otro, la proximidad, porque no puede profesar una verdadera adhesión al Creador quien no ama a sus creaturas.

Este es el espíritu que impregna la Declaración de nuestro Congreso, del cual, en conclusión, quisiera destacar tres palabras.

La primera es la síntesis de todo, la expresión de un grito apremiante, el sueño y la meta de nuestro camino: ¡la pazBeybitşilik, mir, peace!

La paz es urgente porque cualquier conflicto militar o foco de tensión y de enfrentamiento hoy, no puede más que tener un nefasto “efecto dominó” y compromete seriamente el sistema de relaciones internacionales (cf. n. 4).

Pero la paz “no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia” (Gaudium et spes, 78).

Brota, pues, de la fraternidad, crece a través de la lucha contra la injusticia y la desigualdad, se construye tendiendo la mano a los demás.

Nosotros, que creemos en el Creador de todos, debemos estar en primera línea para irradiar una convivencia pacífica. Debemos dar testimonio de ella, predicarla, implorarla.

Por eso, la Declaración exhorta a los líderes mundiales a detener los conflictos y el derramamiento de sangre en todo lugar, y a abandonar retóricas agresivas y destructivas (cf. n. 7).

Les rogamos, en nombre de Dios y por el bien de la humanidad: ¡Comprométanse en favor de la paz, no en favor de las armas! Sólo sirviendo a la paz, el nombre de ustedes será grande en la historia.

Si falta la paz es porque falta el cuidado, la ternura, la capacidad de generar vida. Y, por lo tanto, hay que buscarla implicando mayormente —esta es la segunda palabra— a la mujer.

Porque la mujer cuida y da vida al mundo, es camino hacia la paz.

Por eso apoyamos la necesidad de proteger su dignidad, y de mejorar su estatus social como miembro de la familia y de la sociedad con los mismos derechos (cf. n. 24). También a las mujeres se les han de confiar roles y responsabilidades mayores.

¡Cuántas opciones que conllevan muerte se evitarían, si las mujeres estuvieran en el centro de las decisiones! Comprometámonos para que sean más respetadas, reconocidas e incluidas.

Finalmente, la tercera palabra: los jóvenes. Ellos son los mensajeros de la paz y la unidad de hoy y del mañana. Ellos son los que, más que otros, invocan la paz y el respeto por la casa común de la creación.

En cambio, las lógicas de dominio y de explotación, el acaparamiento de los recursos, los nacionalismos, las guerras y las zonas de influencia trazan un mundo viejo, que los jóvenes rechazan, un mundo cerrado a sus sueños y a sus esperanzas.

Así también, religiosidades rígidas y sofocantes no pertenecen al futuro, sino al pasado.

Pensando en las nuevas generaciones, se ha afirmado aquí la importancia de la instrucción, que refuerza la acogida recíproca y la convivencia respetuosa entre las religiones y las culturas (cf. n. 11).

En las manos de los jóvenes pongamos oportunidades de instrucción, no armas de destrucción. Y escuchémoslos, sin miedo a dejarnos interrogar por ellos. Sobre todo, construyamos un mundo pensando en ellos.

Hermanos, hermanas, la población de Kazajistán, abierta al mañana y testigo de tantos sufrimientos del pasado, con su extraordinaria multirreligiosidad y multiculturalidad nos ofrece un ejemplo de futuro.

Nos invita a construirlo sin olvidar la trascendencia y la fraternidad, la adoración al Altísimo y la acogida a los demás.

¡Vayamos adelante así, caminando juntos en la tierra como hijos del Cielo, tejedores de esperanza y artesanos de concordia, mensajeros de la paz y la unidad!

(PUBLICADO EN ACIPRENSA)

martes, 13 de septiembre de 2022

Discurso del Papa Francisco a autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático en Kazajistán

Este 13 de septiembre, en su primer día de viaje apostólico a Kazajistán, el Papa Francisco mantuvo el tradicional encuentro con las autoridades, representantes de la sociedad civil y el cuerpo diplomático. 

El Pontífice ha llamado a la paz y la concordia y ha enfatizado que, si San Juan Pablo II fue a Kazajistán “a sembrar esperanza inmediatamente después de los trágicos atentados del 2001”, su presencia en el país sucede “mientras está en curso la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania”.

A continuación, las palabras del Papa Francisco a las autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático en Kazajistán:

Señor Presidente de la República, distinguidos miembros del Gobierno y del Cuerpo diplomático, ilustres Autoridades religiosas y civiles, insignes Representantes de la sociedad civil y del mundo de la cultura, señoras y señores: 

Los saludo cordialmente, agradecido por las palabras que me ha dirigido el señor Presidente. Estoy honrado de estar aquí con ustedes, en esta tierra tan extensa como antigua, a la que vengo como peregrino de paz, en busca de diálogo y unidad. 

Nuestro mundo lo necesita con urgencia, necesita volver a encontrar la armonía. Armonía que en este país puede estar bien representada por un instrumento musical tradicional y característico, del que me han hablado: el dombra. 

Este constituye un emblema cultural y uno de los símbolos más importantes de Kazajistán, tanto que recientemente se le dedicó una jornada específica. Quisiera asumir el dombra como elemento en torno al cual articular lo que deseo compartir con ustedes.

Preparándome para este viaje supe que algunos modelos del dombra ya se utilizaban en la época medieval y que éste, a lo largo de los siglos, acompañó con música los relatos de sagas y obras poéticas, uniendo el pasado y el presente.

Símbolo de continuidad en la diversidad, acompasa por tanto la memoria del País, y evoca así la importancia, frente a los rápidos cambios económicos y sociales en curso, de no descuidar los vínculos con la vida de quienes nos han precedido, también por medio de esas tradiciones que permiten atesorar el pasado y valorar cuánto se ha recibido como herencia. 

Pienso, por ejemplo, en la hermosa costumbre aquí extendida de hornear, el viernes por la mañana, siete panes en honor de los antepasados. La memoria de Kazajistán, que el Papa Juan Pablo II al venir aquí como peregrino definió “tierra de mártires y creyentes, tierra de deportados y héroes, tierra de pensadores y artistas” (Discurso durante la ceremonia de bienvenida, 22.9.2001), lleva impresa una gloriosa historia de cultura, humanidad y sufrimiento. 

¿Cómo no recordar, en particular, los campos de prisioneros y las deportaciones en masa que han visto a tantas poblaciones oprimidas en las ciudades y en las vastas estepas de estas regiones? 

Pero los kazajos no se dejaron cautivar por esos atropellos; y de la memoria de la reclusión floreció la atención por la inclusión. 

Que, en esta tierra, transitada desde la antigüedad por grandes movimientos de pueblos, el recuerdo del sufrimiento y de las pruebas experimentadas sea un bagaje indispensable para encaminarse hacia el futuro poniendo en primer lugar la dignidad del hombre, de todo hombre, y de todo grupo étnico, social y religioso. 

Volvamos al dombra. Este se utiliza tocando sus dos cuerdas. 

También Kazajistán está caracterizado por la capacidad de proceder creando armonía entre “dos cuerdas paralelas”, las temperaturas tan rigurosas en invierno como elevadas en verano; la tradición y el progreso, simbolizadas por el encuentro de ciudades históricas con otras modernas, como esta capital. 

Sobre todo, resuenan en el país las notas de dos almas, la asiática y la europea, que tienen una permanente “misión de conexión entre dos continentes” (ÍD., Discurso a los jóvenes, 23.9.2001); “un puente entre Europa y Asia”, un “eslabón de unión entre Oriente y Occidente” (ÍD., Discurso en la ceremonia de despedida, 25.9.2001). 

Las cuerdas del dombra resuenan habitualmente junto a otros instrumentos de arco típicos de estos lugares. La armonía madura y crece en el conjunto, en la coralidad que hace armoniosa la vida social. 

“La fuente del éxito es la unidad”, recita un hermoso proverbio local. Si eso vale en todas partes, aquí de modo particular. 

Alrededor de ciento cincuenta grupos étnicos y más de ochenta lenguas presentes en el país, con historias, tradiciones culturales y religiosas variadas, componen una sinfonía extraordinaria y hacen de Kazajistán un taller multiétnico, multicultural y multirreligioso único, revelando su vocación peculiar, la de ser país del encuentro. 

Estoy aquí para subrayar la importancia y la urgencia de dicho aspecto, al que las religiones están llamadas a contribuir de modo particular; por eso tendré el honor de participar en el séptimo Congreso de Líderes de las Religiones mundiales y tradicionales. 

Oportunamente la Constitución de Kazajistán, al definirlo laico, prevé la libertad de religión y de credo. 

Una laicidad sana, que reconozca el rol valioso e insustituible de la religión y se contraponga el extremismo que la corroe, representa una condición esencial para el trato equitativo de cada ciudadano, además de favorecer el sentido de pertenencia al país por parte de todos sus elementos étnicos, lingüísticos, culturales y religiosos. 

Las religiones, en efecto, mientras desarrollan el rol insustituible de buscar y dar testimonio del Absoluto, necesitan la libertad de expresión. Y, por tanto, la libertad religiosa constituye el mejor cauce para la convivencia civil. 

Se trata de una necesidad grabada en el nombre de este pueblo, en la palabra “kazajo”, que evoca precisamente el caminar libre e independiente. 

La tutela de la libertad, aspiración inscrita en el corazón de todo hombre, única condición para que el encuentro entre las personas y los grupos sea real y no artificial, se traduce en la sociedad civil principalmente por medio del reconocimiento de los derechos, acompañados de los deberes. 

Desde este punto de vista, quisiera expresar aprecio por la afirmación del valor de la vida humana mediante la abolición de la pena de muerte, en nombre del derecho de todo ser humano a la esperanza. 

Junto a eso, es importante garantizar la libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión, para dar espacio al rol único y equitativo que cada uno ocupa en el conjunto. 

También en esto el dombra puede sernos de estímulo, ya que es principalmente un instrumento musical popular y, en cuanto tal, comunica la belleza de conservar el genio y la vivacidad de un pueblo. 

Eso es lo que se confía en primer lugar a las autoridades civiles, primeras responsables en la promoción del bien común, y se realiza de modo especial en el apoyo a la democracia, que constituye la forma más adecuada para que el poder se traduzca en servicio a favor de todo el pueblo y no sólo de unos pocos. 

Sé que se ha comenzado, sobre todo en los últimos meses, un proceso de democratización dirigido a reforzar las competencias del Parlamento y de las Autoridades locales y, en términos más generales, una mayor distribución del poder. 

Se trata de un camino meritorio y exigente que, ciertamente, no es breve y que requiere proseguir hacia la meta sin volverse atrás. En efecto, la confianza en quien gobierna aumenta cuando las promesas no terminan siendo instrumentales, sino que se cumplen efectivamente. 

Es necesario —en todas partes— que la democracia y la modernización no se queden sólo en palabras, sino que confluyan en un servicio concreto al pueblo: una buena política hecha de escucha de la gente y de respuestas a sus necesidades legítimas, de una constante implicación de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales y humanitarias, con una atención particular respecto a los trabajadores, los jóvenes y los sectores más débiles. 

Y también —todos los países del mundo lo necesitan— medidas para luchar contra la corrupción. 

Este estilo político realmente democrático es la respuesta más eficaz a posibles extremismos, personalismos y populismos, que amenazan la estabilidad y el bienestar de los pueblos. 

Pienso también en la necesidad de una cierta seguridad económica, que aquí al inicio del año ha sido pedida en regiones donde, no obstante, los ingentes recursos energéticos, se advierten diversas dificultades. 

Es un desafío que atañe no sólo a Kazajistán, sino al mundo entero, cuyo desarrollo integral está secuestrado por una injusticia difundida, que provoca una distribución desigual de los recursos. 

Y es tarea del Estado, pero también del sector privado, tratar a todos los integrantes de la población con justicia y paridad de derechos y deberes, y promover el desarrollo económico no en razón de las ganancias de unos pocos, sino de la dignidad de cada trabajador. 

Volvemos por última vez al dombra. Dirán que este Papa es un músico. Este une a Kazajistán con diversos países de la región y contribuye a difundir la cultura en el mundo. Espero que, del mismo modo, el nombre de este gran país siga siendo sinónimo de armonía y de paz. 

Kazajistán se configura como encrucijada de importantes intersecciones geopolíticas; lo que le da, por tanto, un rol fundamental en la atenuación de los conflictos. Juan Pablo II vino aquí a sembrar esperanza, inmediatamente después de los trágicos atentados del 2001. 

Yo llego aquí mientras está en curso la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania, mientras otros enfrentamientos y amenazas de conflictos ponen en peligro nuestra época. 

Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz, camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado. 

Por lo tanto, es cada vez más apremiante la necesidad de extender el compromiso diplomático en favor del diálogo y del encuentro, porque el problema de algunos es hoy problema de todos, y quien ostenta más poder en el mundo tiene más responsabilidad respecto a los demás, especialmente a los países más expuestos a las crisis causadas por la lógica del conflicto. 

Esto es a lo que se debería mirar, no sólo a los intereses que redundan en beneficio propio. Es la hora de evitar la intensificación de rivalidades y el fortalecimiento de bloques contrapuestos. 

Necesitamos líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar, y generen un nuevo “espíritu de Helsinki”, la voluntad de reforzar el multilateralismo, de construir un mundo más estable y pacífico pensando en las nuevas generaciones.

Y para hacer esto es necesario la comprensión, la paciencia y el diálogo con todos. Repito, con todos. 

Pensando precisamente en el compromiso global por la paz, expreso mi gran estima por la renuncia a los armamentos nucleares que este país ha emprendido con decisión; así como por el desarrollo de políticas energéticas y ambientales centradas en la descarbonización y la inversión en fuentes renovables, que la Exposición internacional de cinco años atrás puso de relieve. 

Junto a la atención por el diálogo interreligioso, son semillas concretas de esperanza plantadas en el terreno común de la humanidad, que a nosotros nos corresponde cultivar para las generaciones venideras; para los jóvenes, cuyos deseos es necesario considerar para tomar las decisiones de hoy y de mañana. 

La Santa Sede está cerca de ustedes en este itinerario; inmediatamente después de la independencia del país, hace treinta años, se establecieron las relaciones diplomáticas, y estoy contento de visitar el país en la proximidad de este aniversario. 

Aseguro que los católicos, presentes en Asia central desde tiempos antiguos, desean seguir testimoniando el espíritu de apertura y diálogo respetuoso que distingue esta tierra. Y lo hacen sin espíritu de proselitismo. 

Señor Presidente, queridos amigos, les agradezco la acogida que me han dispensado y que revela su bien conocido sentido de hospitalidad, además de tener la oportunidad de vivir estos días de diálogo fraterno junto a los líderes de muchas religiones. 

Que el Altísimo bendiga la vocación de paz y unidad de Kazajistán, país del encuentro. 

A ustedes, que tienen la responsabilidad prioritaria del bien común, y a cada uno de los habitantes de este país, les expreso mi alegría por estar aquí y la voluntad de acompañar con la oración y la cercanía todo esfuerzo por un futuro próspero y armonioso de este gran país. 

Raqmét! [¡Gracias!] ¡Que Dios bendiga Kazajistán!

PUBLICADO EN ACIPRENSA

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