miércoles, 24 de junio de 2020

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Consejos que te da el Papa Francisco para ser un buen padre
 
Al celebrarse este domingo 21 de junio el día del padre en varios países, estos son algunos consejos "para ser un buen papá" que dio el Papa Francisco en la Audiencia General del 4 de febrero de 2015.
 
En aquella oportunidad, el Santo Padre habló sobre el “aspecto positivo y decisivo de la figura del padre”.
 
A continuación los consejos.
1. Alegrarse con lo correcto
El Papa Francisco asegura que un padre no debe "vanagloriarse" de que su hijo sea como él, sino alegrarse cuando éste "aprenda de la rectitud y la sensatez".
 
"Esto será la mejor herencia que podrá transmitir al hijo y se sentirá henchido de gozo cuando vea que lo ha recibido y aprovechado”, acotó.
 
2. Educar con cariño
“El padre trata de enseñarle lo que el hijo aún no sabe: corregir los errores que aún no ve, orientar su corazón, protegerlo en el desánimo y la dificultad. Todo ello con cercanía, con dulzura y con una firmeza que no humilla”, precisa el Santo Padre.
 
3. Acompañar con paciencia
El Papa pide un acompañamiento constante, es decir, "estar presente en la familia, compartir los gozos y las penas con la mujer, acompañar a los chicos a medida que van creciendo".
 
"La parábola evangélica del Hijo pródigo nos muestra al padre que espera en la puerta de casa el retorno del hijo que se equivocó. Sabe esperar, sabe perdonar, sabe corregir. También hoy los hijos al volver a casa con sus fracasos necesitan a un padre que los espere, que los proteja, los anime, les enseñe cómo seguir por el buen camino. A veces tiene que castigarlo, pero nunca le da una bofetada en la cara", continúa Francisco.
 
4. Orar con confianza
“Muchas veces no admitirán los fracasos, los hijos, pero necesitan del padre como todos necesitamos acudir al único Padre Bueno, como dice el Evangelio, el Padre nuestro que está en los cielos”, indicó el Papa, haciendo alusión al diálogo con Dios a través de la oración.
 
5. Seguir a San José
Finalmente, el Santo Padre resaltó la importancia de pedir "al Señor que nunca falte en las familias la presencia de un buen padre, que sea mediador y custodio de la fe en la bondad, en la justicia y la protección de Dios, como lo fue San José”.
 
(publicado en ACIPRENSA)

miércoles, 17 de junio de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - DÍA DE LA CARIDAD


DÍA DE LA CARIDAD

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

 

Quisiera compartir con vosotros cuatro frases evangélicas que durante el día me vienen rumiando la cabeza, para poder penetrar en la fiesta que hoy celebramos:

 

-La primera sería lo que nos ha dicho la oración colecta; “Ho Dios que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tu pasión”, Señor tu pasión está en medio de nosotros, memorial de tu pasión.  Y vemos que el memorial de tu pasión ilumina nuestras pasiones, nuestra propia pasión, cuánta gente estos días está viviendo una gran, profunda y dolorosa pasión. Los enfermos amontonando hospitales, muchos muriendo solos, las familias angustiadas por qué no los pueden acompañar en ese momento supremo de la vida, cuántas personas viendo el futuro incierto, estoy en un ERTE, o me he quedado sin trabajo, quién me iba decir que iba a tener que ir a pedir ayuda a Cáritas.  Pues el Señor nos deja el memorial de una pasión que acoge nuestra pasión.  En la carta pastoral que os hemos escrito los obispos decíamos que ciertamente el dolor genera una cierta soledad en nosotros, sufrimos en el fondo solos, aunque los demás nos acompañen, pero es cierto que en el núcleo de esa soledad la pasión de Cristo penetra.  Algunos familiares que me han llamado estos días diciendo la tristeza que tenían, porque sus familiares morían solos les decía; “No estaban solos Cristo, estaba con ellos”, donde no alcanzamos nosotros Cristo si llega, de hecho nos ha dicho; “Quien come su cuerpo y su sangre vivirá por mí”, y en otro lado de la Escritura decía; “El Padre le amara y vendremos a él, haremos morada en él”, cuánto necesitamos escuchar estas palabras; “Ho Dios nos has dejado vivamente el memorial de tu pasión”, ya no estoy solo en mi pasión, tú me has acogido en tu propia pasión.

 

-La segunda lo habéis recordado en el hermoso diálogo que hemos tenido antes de la Eucaristía; “Amaos como yo os he amado”, si somos sinceros nos daremos cuenta, Señor soy incapaz de amar como tú me has amado, como mucho podré amar como a mí mismo, era la comparación del antiguo testamento; “Ama como a ti mismo”.  Pero el nuevo testamento nos dice; “Ama como yo os he amado”.  ¿Señor cómo nos has amado?, entregando mi vida hasta el fin, hasta el fondo, hasta el final; Señor no puedo, no puedo, por eso nos dice el Señor; “Yo voy a capacitarte para que ames de un modo nuevo, para que ames hasta lo que no es amable”. Decíais en el diálogo que hemos tenido, que a veces la amistad ayuda que ame a otro, pero el Señor nos dice; “No, ama hasta aquello que la gente le echa para atrás, aquello que no es bello, ni puede dar nada, ni es hermoso, que está deteriorado por el paso del tiempo, que ha hecho mella en su cabeza, en su relación social, a quien nadie quiere”; “Ama como yo os he amado”.   Ese es el sujeto de mi amor infinito, Señor no puedo, por eso; “Yo os doy mi cuerpo os doy mi sangre, porque yo voy a habitar en vosotros con una vida nueva”.  Por eso la caridad es mucho más que la solidaridad, porque nace del amor de Dios, Él nos capacita para amar de un modo nuevo, de un modo infinito. Recuerdo que la madre Teresa de Calcuta, la Santa de Calcuta, cuando alguna persona afamada, alguna actriz que venía a pasar un verano ayudando a la madre Teresa se escandalizaba, pero usted cómo puede amar a estas personas, tan degradadas, tan tremendamente venidas a menos, y ella decía; “La fuerza es la Eucaristía, por eso cada mañana recibo el don de Cristo, que me ayuda y me enseña a ser un don para los demás, para amar de un modo nuevo, donde la cultura del descarte que dice el Papa es incapaz de acoger en sí”.  “Amaos no como vosotros mismos, como yo os he amado, yo os capacito para amar de este modo nuevo”.

 

-Y por eso la tercera frase un poco desconcertante de Jesús nos decía; “A los pobres los tendréis siempre con vosotros”, y lo decía en el contexto de cuando aquella Santa Mujer atendiendo a su sepultura derramó sobre sus pies un frasco de alabastro, de perfume, que costaba 300 denarios, es decir, el denario era el sueldo de una jornada, es decir todo lo que se gana en un año lo había gastado en los pies de Jesús, y Judas se escandaliza, no podíamos haber vendido esto para los pobres, y Jesús le dice; “Los pobres los tendréis siempre con vosotros, porque los pobres los genera vuestro corazón egoísta, por eso habrá siempre pobres con vosotros”, porque el corazón sigue siendo egoísta si Cristo no lo sana.  Y por eso decimos; “La sangre derramada para el perdón de mis pecados”, para el perdón de tus pecados porque rehace en tu corazón, y cada generación tendrá que volver a recibir la sangre de Cristo para sanar ese corazón, por eso siempre habrá pobres, porque el corazón del ser humano será siempre egoísta si Cristo continuamente no lo sana.

 

Cuando estaba ahí escuchando la tertulia veía el Espíritu Santo que está en esta vidriera, y decía es el Espíritu Santo su luz continua la que nos ilumina, su gracia que en cada momento se derrama para cambiar el corazón, para que cuando sigan surgiendo pobres que siempre surgirán, yo los pueda atender y sacarlos de la pobreza por la gracia de Dios.  Y además no es cuestión de dinero, recuerdo que me invitaron las Siervas de Jesús hace tres o cuatro años, fui con el Vicario de Bilbao, con Antón Rey, a una cena de Navidad a cenar con las gentes que ellas dan el desayuno por las mañanas, y te das cuenta que la pobreza material no era quizá la más grave, veías su deterioro cognitivo, su deterioro social, la incapacidad de rehacer lazos con sus familias, decía comen, pero cuanta pobreza mucho más grande que no se soluciona con dinero, se soluciona con amor, se soluciona con compañía, con abrazo, con acompañar la vida, se soluciona con dar la vida, con dar el propio tiempo, no es solo cuestión de chequera; “Los pobres los tendréis siempre”, porque necesitan no solo los bienes materiales, necesitan amor, por eso dice Jesús; “No solo de pan vive el hombre”, de mucho más, de tu amor y del amor de Dios.

 

-Y por último nos ha dicho el Señor en el Evangelio de hoy varias veces; “Este es el pan que baja del cielo”. Escuchaba también en el diálogo no nos salvamos solos, de acuerdo, ni siquiera nos salvamos nosotros juntos, Dios nos salva, ni siquiera nosotros juntos, por eso es un pan que ha dicho el Señor; “Es un pan que vuestros padres no conocieron”, y es un pan que no amasaron con sus manos, es un pan que viene del cielo, es el pan que Dios da, que es su propia vida.  Es verdad que su vida unida al pan de la tierra, unida a la realidad humana, pero es el Hijo de Dios que asume nuestra carne, por eso es verdad que no nos salvamos solos, y es verdad que solos no nos salvamos juntos, es verdad que nos salvamos juntos con Dios; “Es el pan que baja del cielo”.  Y así termina también el último libro de la biblia, el Apocalipsis; “Es la Jerusalén que baja del cielo, donde la esposa y el espíritu dicen ven, ven a nosotros, Dios es la fuente de la salvación, porque Dios es la fuente del amor nuevo y Dios es la fuente de la vida”; “El que coma de este pan vivirá para siempre, quien no come de este pan no tiene vida”, no tiene vida plena, no tiene la vida que necesita nuestro corazón, que en el fondo es la vida de Dios, que es el amor que nuestro corazón necesita, mucho más que un amor meramente humano.

Por eso queridos hermanos y hermanas os dejo estas cuatro frases para meditar; “Ho Dios nos dejaste el memorial de tu pasión Señor, pero que don tan grande me haces”.  La segunda que hemos visto hoy; “Amaos como yo os he amado”, no simplemente como amáis vosotros, como yo os he amado, de qué modo tan entrañable te he amado, como te he recogido cuando estabas desahuciado de todo el mundo, ama así, porque mi sangre te capacita para amar así”.   “Los pobres siempre estarán con vosotros para que le sirvas y yo estoy en medio de ellos, yo me identifico con ellos”, para que los sirvas con el corazón, con toda tu vida.  Y la última; “El pan que baja del cielo”, no es un pan humano, no es un pan que procede de nosotros, es el don hermoso inefable de Dios.  Por eso decían los apóstoles y sería la oración que vamos a decir hoy; “Señor danos siempre de este pan”, que no nos falte nunca este pan, es lo que pedimos en el Padre Nuestro, danos hoy nuestro pan cotidiano, no solo el pan material que necesito para vivir, dame tu cuerpo y tu sangre que es la fuente de amor para mi vida.

 

Así lo pedimos esta tarde al Señor por intercesión de la Virgen María.

 

Que así sea.

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Corpus Christi 2020: El Papa afirma que “no podemos prescindir de la Eucaristía”

El Papa Francisco afirmó este domingo 14 de junio, durante la Misa por la Solemnidad del Corpus Christi, que “no podemos prescindir de la Eucaristía, es el memorial de Dios”.

El Papa, en su homilía pronunciada durante la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, señaló que “el Señor sabe que el mal y los pecados no son nuestra identidad; son enfermedades, infecciones. Y viene a curarlas con la Eucaristía, que contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad”.

Advirtió del peligro de olvidarse de la acción salvadora de Dios en la humanidad. Explicó que “memoria no es algo privado, sino el camino que nos une a Dios y a los demás. Por eso, en la Biblia el recuerdo del Señor se transmite de generación en generación, hay que contarlo de padres a hijos”.
 
De hecho, “la Sagrada Escritura se nos dio para evitar que nos olvidemos de Dios”. Pero hay un problema, apuntó el Pontífice: “¿Qué pasa si la cadena de transmisión de los recuerdos se interrumpe? Y luego, ¿cómo se puede recordar aquello que sólo se ha oído decir, sin haberlo experimentado? Dios sabe lo difícil que es, sabe lo frágil que es nuestra memoria, y por eso hizo algo inaudito por nosotros: nos dejó un memorial”.

Por eso, “no nos dejó sólo palabras, porque es fácil olvidar lo que se escucha. No nos dejó sólo la Escritura, porque es fácil olvidar lo que se lee. No nos dejó sólo símbolos, porque también se puede olvidar lo que se ve”.

“Nos dio, en cambio, un Alimento, pues es difícil olvidar un sabor. Nos dejó un Pan en el que está Él, vivo y verdadero, con todo el sabor de su amor. Cuando lo recibimos podemos decir: ¡Es el Señor, se acuerda de mí!”.

Ese es el sentido de las palabras de Jesús en la Última Cena: “Haced esto en memoria mía”. “Haced: la Eucaristía no es un simple recuerdo, sino un hecho; es la Pascua del Señor que se renueva por nosotros”.

“La Eucaristía nos trae el amor fiel del Padre, que cura nuestra orfandad. Nos da el amor de Jesús, que transformó una tumba de punto de llegada en punto de partida, y que de la misma manera puede cambiar nuestras vidas. Nos comunica el amor del Espíritu Santo, que consuela, porque nunca deja solo a nadie, y cura las heridas”.
 
Con la Eucaristía “el Señor también sana nuestra memoria negativa, que siempre hace aflorar las cosas que están mal y nos deja con la triste idea de que no servimos para nada, que sólo cometemos errores, que estamos equivocados”.

“Jesús viene a decirnos que no es así. Él está feliz de tener intimidad con nosotros y cada vez que lo recibimos nos recuerda que somos valiosos: somos los invitados que Él espera a su banquete, los comensales que ansía”.

El Papa Francisco finalizó su homilía invitando a seguir celebrando “el Memorial que sana nuestra memoria, la Misa. Es el tesoro al que hay dar prioridad en la Iglesia y en la vida”.

(PUBLICADO EN ACIPRENSA)

lunes, 15 de junio de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI


SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

 

Muchas cosas de nuestra fe nos pueden escandalizar, porque superan la capacidad de comprensión, Jesús lo dice en varias ocasiones; “Dichoso el que no se escandaliza de mí”.  El que no se escandaliza del modo de pensar de Jesús, es un modo de pensar distinto del mundano, donde los pobres, los últimos son los primeros, son los más importantes, como el principal es el que tiene que servir y ponerse a los pies de todos, el mismo misterio de la Encarnación, como es posible que Dios tome carne, nuestra propia carne.  Y este mismo escándalo de la Eucaristía, que ya precisamente San Juan en su capítulo siete, un capítulo largo, nos va mostrando como Jesús con gran paciencia va preparando a los discípulos para que comiencen a vislumbrar el Misterio de la Eucaristía, comienza dándoles de comer pan, pan natural, y luego les dice; “Me seguís porque yo os he dado de comer pan, pero es voy a dar un pan distinto”, y de repente les dice algo incomprensible; “Hay que comer mi carne”, y además San Juan no se ahorra, no habla de modo simbólico, dice sarx; carne, mi carne, y dice comer con el verbo érjomai, que es masticar la carne, no está hablando de una cosa puramente simbólica, un nuevo escándalo, de tal modo que San Juan no se corta al decir a partir de entonces ya muchos no andaban con Él; “Como nos va a dar de comer su carne”.  Por eso nos acordamos de lo que dice el Señor; “Dichoso el que no se escandaliza de mí”, o como diría San Pablo; “Predicamos a Cristo crucificado”, necedad para los griegos, escándalo para los judíos, pero para nosotros sabiduría de Dios.

 

Tenemos que estar prevenidos de cosas que pueden ser escandalosas, es el modo en que el Señor actúa, de modo tan contracultural, de modo tan distinto al pensamiento mundano. Por eso quisiera ofrecer como una breve reflexión de cada lectura:

 

La primera lectura del libro del Deutoronomio, Deutoronomio significa, otra vez la ley, por así decirlo, el rey manda escribir nuevamente la ley, los preceptos, es el último libro de los cinco primeros del Pentateuco, los primeros libros de la escritura, el quinto es el Deutoronomio.  Y la palabra central es como comenzaba; “Recuerda Israel”, yo lo distinguiría de repiensa, repensar en pasar por el pensamiento, recordar es pasar por el corazón, recuerda, pasa por el corazón la historia de tu vida, para que suscite amor en tu corazón y para que suscite fidelidad.  Y les ha descrito los cuarenta años del pueblo judío en el desierto, recuerda cómo te acompañe, de día en la nube, de noche en la columna de fuego to te iba guiando, recuerda cómo te di de comer cuando pasabas hambre en el desierto, recuerda cómo te dí de beber cuando pasabas sed, recuerda cómo te libre de las picaduras de las serpientes y los alacranes te sane de ellas, recuerda cómo te introduje en la tierra prometida.  Que importante es hacer memoria, que importante es pasar por el corazón a la aventura de amor que Dios hace con cada uno de nosotros.  También en estos momentos de dificultad, que es momento ciertamente de serpientes, de alacranes, de falta de pan, incluso dice más; “Mira que cuando fuiste probado, de este modo se conoce tu corazón”.  La prueba pone al descubierto el corazón, por ejemplo, pues estoy mal de dinero y me piden ayuda para los necesitados, cómo vamos a hacer hoy, pues el corazón cicatero dirá bueno pues yo necesito para mí, el corazón generoso dirá tengo poco pero lo comparto, cuando estoy con prisas tengo muchas que hacer y alguien me pide que le acompañe un rato, que lo escuche, pues también descubre mi corazón, el corazón cicatero dirá estoy muy ocupado no tengo tiempo para ti ya buscamos otro momento, pero el corazón sensible generoso dirá, aunque tengo mil cosas que hacer ya tendré tiempo a la noche, te escucho con paciencia.  La prueba pone al descubierto nuestro corazón, en estos momentos también de prueba pone al descubierto nuestro corazón, como reaccionamos ante el sufrimiento de los demás, ante las personas mayores que están solas, ante los enfermos en los hospitales, ante las personas que quedan sin trabajo, a una invitación a compartir tiempo y recursos, lo que somos, una prueba en nuestro corazón.  Recuerda como Dios te ha acompañado también en tu desierto, en tus hambrunas, en tus picaduras, en tus noches, Él te ha sostenido; “Recuerda Israel”.

 

El Evangelio diría algo que dice el Señor, algo tan importante; “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”, es curioso, un pan que viene del cielo pero que ha fecundado la tierra, porque va a dar de comer su propia carne, el hijo de Dios que toma nuestra carne y se ofrece como de alimento, y dice; “El que coma de este pan vivirá para siempre”, dirá un poco más adelante; “Si no coméis de la carne del Hijo del Hombre no tenéis vida en vosotros”, vida plena, si podéis tener una vida fisiológica, nuestro organismo funciona, podemos tener una vida social y el mundo camina, ciertamente con luces y también con sombras, con gente heroica y generosa, y también con hambrunas, guerras y violencias, no; “Yo hablo de una vida plena”, “Si no coméis mi carne y bebéis mi sangre no tenéis vida, porque viviréis por mí, porque yo habitaré en vosotros, viviréis de mi misma vida, os comunicaré mi misma vida”.  Y por eso los apóstoles decían; “Señor danos siempre de este pan”.  El Concilio Vaticano II dirá que; “El Sacramento de la Eucaristía es la fuente de dónde procede toda la vida cristiana, y es el culmen de la vida cristiana, porque nos unifica en Cristo y nos unifica entre nosotros mismos”.  Que es la tercera idea que nos decía San Pablo en la segunda lectura, ha dicho algo muy importante; “Nosotros que somos muchos, en Cristo formamos un solo cuerpo”.   Aparece con un doble movimiento, Jesucristo el Señor reparte su cuerpo para nosotros, se despedaza para nosotros, comparte y derrama su sangre en todo el universo, ¿para qué? para quienes se unan a ese cuerpo y esa sangre puedan ser reunidos en Él, puedan ser convocados en la unidad, en Él.

 

Ciertamente la diversidad de cada uno en la cromaticidad que es la vida humana, pero como una humanidad redimida, unificada, lavada, salvada por Cristo el Señor.  El otro día nos decían que es verdad que no nos salvamos solos, nos salvamos juntos, juntos con el Señor, que es el que nos da la vida y el que unifica nuestras vidas y nos estimula y sostiene, para que nos sirvamos con amor, con cariño, para que nos ayudemos mutuamente a salir de los momentos de dificultad como el que vivimos.

 

Por eso y termino condensando las tres palabras, es un día para recordar, pasar por el corazón todas las obras grandes que Dios ha hecho con cada uno de nosotros, es un día para acoger el pan de vida que viene del cielo pero que ha tomado carne de la tierra, que es la fuente de la vida, y es un día para darnos cuenta que este pan produce la unidad entre nosotros, el amor entre nosotros, el servicio mutuo.  Por eso hoy celebramos el día de Cáritas, quisiera agradecer a los dos mil voluntarios de Cáritas, a los cinco mil colaboradores de Cáritas, a todas las caritas diocesanas capilarizadas en la diócesis, que de modo muchas veces silencioso, sin salir en medios, ayudan cada día a dar lo mejor de sí mismos, para socorrer las necesidades del prójimo.  La coleta también de hoy, irá destinada ayudar a los que menos tienen, a ayudar a los que en estos momentos de modo más duro están sufriendo las consecuencias de esta crisis.  Que el pan de vida, el pan de Dios nos ayude a amarnos como el Señor nos ha amado.  Que la virgen María nos ayude.

 

Que así sea.

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

martes, 9 de junio de 2020

Homilía de D. Mario con motivo de la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote


FIESTA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

 

Hemos visto que Jesús ha entrado en el huerto que se llama Getsemaní, ya el nombre nos dice mucho, prensa de aceite, es decir el lugar donde el Ungido va a ser prensado, el Ungido, el Cristox, prensa de aceite, Getsemaní, el lugar donde va a ser prensado, donde va a asumir sobre si todos los sufrimientos.  Y os ha dicho Jesús; “Velad y orad para no caer en la tentación”.  Si os acordáis en el inicio del ministerio público a Jesús se le presentan tres tentaciones, y dice el evangelista que el demonio se retiró hasta su hora, esta es la hora, hasta que el Señor vuelve a plantarse ante Satanás y ante el mal.  Y cuando el habla del Buen Pastor también nos da una clave muy importante, porque Él dice; “Mirad a mí no me quitan toda la vida”, es decir la pasión no es un cúmulo de circunstancias impersonales donde uno se mete y no sabe cómo termina, dice; “No, a mi no me arrancan la vida, yo entrego la vida”, y por eso aparece este diálogo tan tremendo, Jesús entra en la prensa de aceite para ser prensado, entra con los discípulos más cercanos, que importante es entrar en el dolor acompañado, pero al final Él tiene que separarse unos pasos, porque en el fondo el dolor lo asumes solo.  Todos somos conscientes cuando llega el momento de dificultad en nuestra vida, aunque estemos acompañados y nos hace tanto bien estar acompañados, al final es uno solo el que se presenta ante la dificultad, aunque luego un ángel lo pueda acompañar, como diría la versión de San Lucas; “Se presenta el Señor”, y dice algo tan importante; “Padre pase de mí este cáliz, no se haga mi voluntad, sino la tuya”.  La voluntad del Señor cuál es, no entrar en la pasión, quien corta este tema es San Máximo el Confesor que dice; “Según la naturaleza de Jesús, Dios verdadero y hombre verdadero, quien quiere entrar el dolor, a quien le gusta el dolor, su humanidad le repulsa el dolor, pase de mí este cáliz si puede hacerse de otra manera, porque te amo estoy dispuesto a asumirlo, todo lo que me caiga, por amor”.

En la carta Pastoral conjunta que hemos hecho los Obispos sobre Bienaventuranzas en tiempos de Pandemia, hablábamos de la palabra sacrificio, sacrificio es precisamente el sufrimiento, el mal que se acoge por amor.  Los padres, nuestros padres cuanto se han sacrificado por nosotros, cuánto trabajo duro, cuantas estrecheces, cuantos problemas han asumido por amor a nosotros, hoy entenderemos el amor de Jesús, aunque Él como hombre verdadero le repugna el dolor, es capaz de asumirlo por amor.  Y por eso cuando llegan los discípulos no dice vamos a esperar que vengan a por nosotros, levantaos vámonos a la pasión, vamos a la pasión, el Señor no se retrae en la pasión la asume, no se haga mi voluntad sino la tuya, y es que la voluntad del Padre era la muerte de su Hijo; no, que padre va a querer la muerte de su hijo, no es la voluntad del Padre que su Hijo muera, la voluntad del Padre es precisamente su amor y su fidelidad por amor a nosotros, que sea capaz de restaurar, aunque le cueste, porque el Padre ve a su Hijo sufriendo de esa manera lo que nosotros hemos roto, lo que nosotros hemos defraudado.  Y por eso yo diría que el acto fundamental de la pasión es la lucha de la voluntad del Señor, la cruz va a ser la consecuencia de lo que ocurre en Getsemaní, es allí donde se debate el bien y el mal, es donde Satanás planta cara a Cristo, y le ofrece seguramente las mismas tentaciones que en el desierto, si eres hijo de Dios haz un milagro en la cruz, escapa de esto, envía a tus ángeles; San Pedro pensaba que era así, saco la espada para cortar la oreja a Malco, y Jesús le dice; “No, mi reinado es de otro modo, es el reinado del amor, de la misericordia, de la humildad, de la sencillez, de la mansedumbre. Estos días cuando os hacíamos esta carta pastoral de bienaventuranzas, que en el fondo no las entendemos bien, porque son paradójicas, bienaventurados los pobres, los humildes, los que lloran, los que tienen hambre; oiga déjeme de historias, bienaventurado el rico, el que tiene el estómago lleno, el que tiene de todo, es un tema paradójico, bienaventurados estos porque serán llamados hijos de Dios, porque heredaran la tierra, porque serán llamados misericordiosos. Y como lo podemos entender, porque precisamente quien vive las bienaventuranzas es Cristo, el Señor, Él es el pobre de espíritu, Él es el manso, Él es el pacífico, Él es el perseguido por el reino de los cielos, y con Él somos capaces de penetrar en las bienaventuranzas.  Y de este modo entendemos como Cristo es Sacerdote, porque por supuesto que Cristo no era sacerdote al modo de los fariseos, de los levitas, claro que no; es un sacerdocio nuevo, Verdadero Único Sacerdote, solo Él es el Sacerdote, porque une en su persona a las dos naturalezas la divinidad y la humanidad, puente perfecto para llegar a Dios a través de la propia humanidad, a través del velo de su carne, como dice la carta a los hebreos; “A través del cuerpo que se ofrece y que se entrega”.

 

Hoy que celebramos el día de los sacerdotes, yo quisiera traer a vuestra consideración simplemente cuatro palabras.  La congregación para el clero nos ha remitido un mensaje para el día de la santificación de los sacerdotes, que es el día del Sagrado Corazón, y nos dice que recordemos a los sacerdotes las palabras que el Papa escribió a los sacerdotes el año pasado, si os acordáis eran cuatro palabras, las palabras eran: dolor, gratitud, ánimo y alabanza. Yo quisiera simplemente una breve frase de cada una, que el Papa nos dirige a todos:

 

Dolor. En estos tiempos de pandemia hemos experimentado el dolor del pueblo, hemos experimentado el dolor de la muerte, de la separación, y experimentamos ahora el dolor de la pobreza, de la falta de trabajo, de la angustia ante el futuro, llamados a compartir el dolor del pueblo. Agradeceros porque habéis compartido y compartís el dolor de nuestro pueblo, lo queremos asumir como Cristo el Señor.

 

Gratitud. Sabemos que la vocación que hemos recibido no es una elección nuestra, alguien nos ha elegido; “No sois vosotros los que me habéis elegido soy yo quien os he elegido, yo os he elegido y os he enviado para que deis fruto”.  Un día pronunciamos un sí, que nació y creció en el seno de una comunidad cristiana, de la mano de esos santos que llama el Papa, de la puerta de al lado, que nos mostraron con fe sencilla, que valía la pena entregar todo por el Señor y su reino, y hermanos, sigue valiendo la pena entregarlo todo por el Señor y su reino.  Este servicio de gratitud lo hemos ofrecido en la Eucaristía por los hermanos que han fallecido, su vida siempre ha sido un don para nosotros.

 

Ánimo.  Que nuestro ánimo sacerdotal es fruto de la acción del Espíritu Santo.  Y el Papa dice que para tener ánimo no podemos desvincular las dos vinculaciones fundamentales, una, la identidad con Cristo, Cristo Jesús que nos llamó para estar con Él, para identificarnos con Él y para enviarnos a predicar; y la segunda vinculación, el vínculo con nuestro pueblo, no aislarlos de la gente y de sus comunidades, menos aún, no enclaustrarnos en grupos cerrados, que no tiene comunicación con lo que es el pueblo Santo de Dios, que camina en medio de las dificultades, de las esperanzas, de las promesas.

 

Alabanza. La palabra de María por excelencia; “Proclama mi alma la grandeza del Señor”.  Es imposible hablar de gratitud y ánimo sin contemplar a María, dejemos que sea la gratitud la que despierte esta alabanza a Diós, hoy de modo particular los hermanos que celebran sus aniversarios, y nos animen una vez más en la misión de ungir a nuestros hermanos, con oleo de alegría, con óleo de esperanza, a testimoniar la compasión y la misericordia que solo Jesús nos puede regalar.

 

Que estas palabras; gratitud, ánimo, alabanza, sean las que siempre caractericen nuestra vida y nuestro testimonio.

 

Que así sea

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

lunes, 8 de junio de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

 

En esta fiesta de la Santísima Trinidad y día de la vida contemplativa, quisiera compartir tres reflexiones y cada una con un pequeño resumen o corolario práctico, porque quizás hablar de Dios nos puede parecer como algo muy lejano, como dirían así coloquialmente, como hablar del sexo de los ángeles, pues mire yo estoy ahora con el coronavirus confinado, sin trabajo, con un HERTE, con los hijos que no sé qué van a hacer, bueno pues Dios me pilla como muy lejos, pero esto es una visión realmente corta, incluso errónea de la realidad.  

 

Hoy se nos recuerda que Dios es comunión de personas, comunión de amor, que nos ha creado por amor. Y quisiera exponer una consecuencia práctica de esto, Dios es comunión de personas, y nosotros somos imagen y semejanza de Dios, llamados a vivir en comunión de personas, y lo hemos echado de menos estos días cuando hemos vivido solos, o cuántas personas mayores que estaban solitas en sus casas, o en los hospitales, incluso muriéndose solos, y nos damos cuenta de que hay un déficit de humanidad, porque estamos hechos para la comunión, por ser imagen y semejanza de Dios, la soledad nos hace daño.  Como decía el libro del Génesis nada más empezar; “No es bueno que el hombre esté solo”, le hace daño, porque somos imagen y semejanza de Dios, cuánto tenemos que cuidar de los demás, huir de la soledad y ayudar a los que viven solos a salir de ella, porque la soledad daña.  Somos imagen de Dios comunión de personas, imagen de Dios comunión de amor.  No solo se trata de estar juntos, como las bolas de billar en la mesa, se trata de amarnos, es decir de entregarnos, los teólogos cuando explican cosas de Dios, siempre de modo muy deficiente porque, claro, comprender a Dios, nos dicen que las personas son relación, están dándose a las demás personas, amar significa darse, no solo estar juntos, darse, donarse, servir, preocuparse los unos de los otros.  Y además como digo, venimos de ese amor de Dios que es creador, el amor siempre genera vida, y todos tenemos la experiencia que cuando somos amados nuestra vida crece, vive como una especie de plenitud, como un gozo, una redundancia, nuestra vida crece en el amor, cuando no somos amados nuestra vida se empequeñece, se apaga; ¿por qué?, porque en último término somos imagen de Dios, por eso necesitamos estar juntos en comunión, por eso necesitamos amarnos, y por eso cuando somos amados y amamos nuestra vida se expande, Dios tiene todo que ver con nosotros, somos imagen suya.

 

Por eso la segunda idea es; como hemos visto que Moisés sale al encuentro del Señor, dice; “De madrugada se puso en camino a subir al Monte Sinaí, de madrugada nos está diciendo, lo primero lo más importante, que el Señor nos dejó los Diez Mandamientos, pero yo diría que hay un Mandamiento previo, cuando dice precisamente en la Escritura; “ Shemá Israel, escucha Israel, amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda la mente”, ese es el primer mandamiento, pero no porque alguien te mandé hacerlo, sino porque necesitas hacerlo, porque solo en Él se encuentra el sentido último de todo, la raíz de toda la existencia está en Él.  Moisés sube al monte con las tablas de la ley y dice que Dios se le revela, Dios se le muestra quién es, El Señor, Señor rico en clemencia, ten misericordia, en lealtad, un Dios que se inclina sobre nosotros con amor para abrazarnos, acogernos y llevarnos a una plenitud, y la respuesta conmovedora de Moisés; “Señor sé que somos un pueblo de dura cerviz, somos cabezones, pero acompáñanos, acompaña a tu pueblo, acompaña nuestra vida.  Y sería la petición de hoy; mira ese dichoso microscópico virus como nos ha zarandeado, como no ha descabalgado, acompáñanos, aunque somos un pueblo de dura cerviz, cabezones, tercos, pero Tú eres misericordia, lealtad, bondad, acompáñanos.

 

Y es lo que pedimos hoy, y no solo acompáñanos, porque así acompañándonos, revelándote cómo eres nos das vida, que es lo que nos ha dicho Evangelio de hoy, Jesús dice; “Yo he venido para que tengáis vida, la tengáis en abundancia”, dice; “Porque yo no he venido a juzgar al mundo, ni a condenar al mundo”, dice; “El mundo ya está condenado”, es decir; “El mundo se muere si no estoy yo, se muere”.   Es verdad que alargamos la vida, yo diría alargamos la vejez, vale, hasta 100 años, 150 vale y 200 que; “Yo he venido para que tengáis vida la que yo doy, no la vuestra que es pequeñita con minúscula, yo soy la vida mayúscula”, por eso se dirá en la Eucaristía; “Yo soy el pan de vida, quien no come de este pan no tiene vida en él, quien come de este pan vivirá para siempre”, por eso la Eucaristía es el Pan de Vida,   dirían los padres de la iglesia; “El fármaco de la inmortalidad”, todos queremos inventar ese fármaco que alarga la vida, ya hemos visto los antioxidantes que son capaces de controlar el cáncer, ahora investigamos contra el virus, genial, maravilloso, pero mi vida necesita más, infinitamente más; “Yo soy la vida, vengo para que tengáis vida, quien cree en mí, quien se agarra a mí, tiene vida”.

 

Y la tercera y última reflexión, hoy celebramos el día de la vida contemplativa.  La vida contemplativa nos recuerda que nuestra morada definitiva no es esta tierra, que tengamos cierta distancia de las cosas. Siempre recuerdo que Santa Teresa de Jesús, a sus monasterios los llamaba los palomares, donde la paloma se posa, pero tiene que volar, no es para estar en el palomar sino para volar al infinito.  Por eso hay que tener cierta distancia de las cosas, amar a la gente, amar a las personas, amar lo que hacemos, pero con cierta distancia, yo siempre pongo un ejemplo de los Obispos, gobiernan una iglesia, son por así decir el factótum de la iglesia, cuando te jubilas, esperando a ver si alguien te llama a dar un retiro, ya no eres nada, a ver si alguien te llama, en vuestro trabajo, factótum del trabajo, te jubilaste, cena, placa, despedida, agur; no pongamos el corazón, Señor que tenga la libertad hasta de ser Obispo, perdonar que haga referencias personales, porque llegará un día que estaré jubilado en mi casa a ver si las monjitas me llaman para que les dé un retiro.  Solo Dios es el centro último definitivo de la vida, las maletas siempre preparadas, por eso cuando llega la muerte, solo nos hace daño si nos roba lo que no hemos entregado todavía, entonces nos arranca y lleva un trozo de carne del corazón, siempre ligero de equipaje, si uno va entregando su vida, va entregando todo a Dios cuando llega ese momento lo tengo ya todo entregado, solo me queda entregarme ya definitivamente a Dios, que es la vida plena, la vida para siempre.  Por eso los monasterios contemplativos, a veces decimos, y para qué sirven las monjas hay metidas y qué harán todo el día, nos recuerdan que estamos aquí de paso, nos recuerdan que la plenitud es Dios, anticipan lo que es el cielo, anticipan lo que es la vida definitiva.

 

Por eso hoy pidamos al Señor, Señor que yo centre mi vida, ciertamente que ame lo que hago con pasión, ame a las personas, mis tareas, me entregue totalmente a ello, pero Señor el corazón siempre en ti, y el corazón es en lo que siempre va a estar, el corazón es lo que me genera vida, y lo que me enseña a amar, y lo que me enseña a darme, que eres Tú, aunque soy yo de dura cerviz acompaña mi vida, dame esperanza, que yo aprenda de ti a amar a los demás, y que después de este camino que pasa muy rápido, pueda descansar para siempre en ti, en la compañía de los Ángeles, la Virgen y los Santos, en la compañía de los  que he querido y los que me quieren, que junto a ti reposan para siempre.

 

Pedimos hoy al Señor que nuestra vida esté siempre sentada en el amor de Dios, que Él sea el sentido de todo.  Así lo pedimos hoy por intercesión de la Virgen María, rezando de modo particular por los monasterios de clausura y ayudándonos es lo que pueden, también estos días ellos han sufrido confinamiento, gracias a Dios no ha entrado en los monasterios de clausura el virus, pero han estado rezando por nosotros pendientes de nosotros, que el Señor les pague ese servicio y que nosotros también oremos por todos ellos.

 

Que así sea

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

VIDEO - ACERCARNOS A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


CARTA DE DON MARIO - JUNIO


“Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo” (1 Co 10, 17)

Jokatu daigun erantzukizunez
 

Estamos inmersos en esta dura travesía de la crisis sanitaria, económica y social causada por la Covid19. Tras dos meses de confinamiento, hemos iniciado la paulatina desescalada que no debe producir el relajamiento de las medidas de protección, ya que el virus todavía está presente entre nosotros. Pensemos no sólo en protegernos, sino también en cuidar y proteger a los demás. Recordemos la responsabilidad que cada uno tiene con respecto a los demás, porque no vivimos aislados, sino llamados a cuidarnos los unos a los otros porque, como dice San Pablo: “Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo” (1Co 10, 17).

Gotzainak Idazki Pastoral bateratua idatzi dogu

Los obispos de Navarra, Bilbao, San Sebastián y Vitoria hemos escrito una carta conjunta titulada “Bienaventuranzas en tiempos de pandemia” que quiere profundizar en las dimensiones diversas de nuestra vida personal, familiar, eclesial y social afectadas por esta situación. Con ella hemos pretendido ofrecer una “serena reflexión a la luz del misterio pascual de Cristo que ilumine las sendas por las que caminar. Necesitamos la luz de la esperanza que nos ayude a afrontar los desafíos presentes. También nos urge reflexionar sobre algunas cuestiones de fondo que se nos plantean en estas circunstancias” (n.1). En la medida en que vamos recuperando cierto grado de normalidad, podremos retomar las actividades que tuvimos que suspender o posponer cuando se decretó el estado de alarma.

`Aita Gurea´ zeozertxo aldatuta

Este mes de junio celebraremos la fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote, el jueves posterior a Pentecostés. Presentaremos en la catedral el nuevo misal en euskera, en su variante de Bizkaia para que pueda comenzar a utilizarse el día del Corpus Christi. Quisiera agradecer de corazón a quienes han trabajado apasionadamente la comisión de traducción de los textos litúrgicos de la diócesis dedicando tantísimo tiempo y esfuerzo. Así mismo, con la presentación del nuevo misal, también daremos a conocer la nueva versión del Gure Aita, donde la petición “no nos dejes caer en la tentación” ha sido traducida de un modo más acorde al texto original: “eta ez eiguzu itzi tentazinoan jausten”. Repartiremos miles de estampas en toda la diócesis para que podamos aprender la nueva traducción.

Abadeen ordenazinoen urteurrena, katedralean

Ese mismo día celebraremos también en la catedral los aniversarios de las ordenaciones sacerdotales de varios hermanos nuestros. Ya que quizás algunos no puedan asistir presencialmente por motivos de salud, retransmitiremos en directo la celebración en la web diocesana para que puedan unirse a nosotros y a los fieles que no puedan asistir. También junto a los demás presbíteros tendremos ocasión de renovar las promesas sacerdotales que no pudimos realizar en la Misa Crismal. Oremos por nuestros presbíteros y pidamos a Dios que cuide de ellos y les llene de los dones que necesitan para vivir con alegría y esperanza su vocación.

Eleizbarrutiko monastegien eta Karidadearen Eguna

 Pocos días después celebraremos el domingo de la Santísima Trinidad en la que hacemos memoria de la vida contemplativa, trayendo a nuestras celebraciones a los monasterios de la diócesis. El lema de este año es: “Con María en el corazón de la Iglesia”. La fiesta del Corpus Christi será ocasión de agradecer a Dios el don de su presencia eucarística. Es también el día de la caridad, que celebraremos bajo el lema “rayos de esperanza”. El don de Cristo en medio de nosotros, que nos capacita para ser don hacia los demás, se hace especialmente necesario en las circunstancias actuales. El mismo día del Corpus, por la tarde, conferiremos en la catedral el ministerio de acólito a un seminarista, Txomin. Oremos por él, por nuestro seminario y por las vocaciones al ministerio presbiteral.

Hartu daiguzan indarrak ikasturte barrirako!

La fiesta del Sagrado Corazón nos trae a la memoria el amor de Jesús por cada uno de nosotros. Él nos enseña a amar con un corazón nuevo, como el suyo. Es también una jornada para la santificación de los sacerdotes. El Papa nos pide que oremos en este día por la santificación de los sacerdotes y nos remite a algunas actitudes que deben animar nuestro ministerio: gratitud, misericordia, compasión, vigilancia y coraje. Y concluiremos el mes con la ordenación de Roberto Casas como diácono permanente, en la parroquia de San Vicente de Barakaldo. Se presentan tiempos difíciles en los que tenemos que hacer frente a desafíos de diversa índole que requieren de la ayuda de Dios la vivencia esforzada y continua de la caridad por parte de todos. El tiempo de verano nos ayudará en la medida de lo posible a retomar fuerzas para iniciar en septiembre con paz y fortaleza el nuevo curso. Pedimos a la Virgen María que nos acompañe en este tiempo y que podamos experimentar su compañía materna y aprender de su entrega generosa y fecunda. Con gran afecto.

 

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

jueves, 4 de junio de 2020

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Catequesis del Papa Francisco sobre el ejemplo de Abrahám, hombre de fe
 
El Papa Francisco reflexionó sobre el patriarca Abraham, quien escuchó y creyó en la voz del Señor y se convirtió en un “modelo del que cree y sigue con fe la voluntad de Dios, incluso cuando esa voluntad se revela difícil, y en muchos casos, incomprensible”.
 
“El Dios de Abraham se convierte en ‘mi Dios’, el Dios de mi historia personal, que guía mis pasos, que no me abandona; el Dios de mis días, el compañero de mis aventuras; el Dios Providencia. Yo me pregunto y os pregunto: ¿nosotros tenemos esta experiencia de Dios? ¿Mi Dios el Dios que me acompaña, el Dios de mi historia personal, el Dios que guía mis pasos, que no me abandona, el Dios de mis días? ¿Tenemos esta experiencia? Pensémoslo”, advirtió el Santo Padre.
 
A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco:
 
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
 
Hay una voz que de repente resuena en la vida de Abraham. Una voz que le invita a emprender un camino que suena absurdo: una voz que le incita a desarraigarse de su patria, de las raíces de su familia, para ir hacia un futuro nuevo, un futuro diferente. Y todo sobre la base de una promesa, de la que sólo hay que fiarse. Y fiarse de una promesa no es fácil, hace falta valor. Y Abraham se fió.
La Biblia guarda silencio sobre el pasado del primer patriarca. La lógica de las cosas sugiere que adoraba a otras divinidades; tal vez era un hombre sabio, acostumbrado a mirar el cielo y las estrellas. El Señor, en efecto, le promete que sus descendientes serán tan numerosos como las estrellas que salpican el cielo.
 
Y Abraham parte. Escucha la voz de Dios y se fía de su palabra. Esto es importante: se fía de la palabra de Dios. Y con esta partida nace una nueva forma de concebir la relación con Dios; es por eso que el patriarca Abraham está presente en las grandes tradiciones espirituales judías, cristianas e islámicas como el hombre perfecto de Dios, capaz de someterse a Él, incluso cuando su voluntad es difícil, si no incluso incomprensible.
 
Abraham es, por lo tanto, el hombre de la Palabra. Cuando Dios habla, el hombre se convierte en el receptor de esa Palabra y su vida, el lugar donde pide encarnarse. Esta es una gran novedad en el camino religioso del hombre: la vida del creyente comienza a concebirse como una vocación, es decir, como llamada, como un lugar donde se cumple una promesa; y él se mueve en el mundo no tanto bajo el peso de un enigma, sino con la fuerza de esa promesa, que un día se cumplirá. Y Abraham creyó en la promesa de Dios. Creyó y salió. sin saber adonde iba -así dice la Carta a los Hebreos (cf. 11,8). Pero se fió.
 
Leyendo el libro del Génesis, descubrimos cómo Abraham vivió la oración en continua fidelidad a esa Palabra, que periódicamente se aparecía en su camino. En resumen, podemos decir que en la vida de Abraham la fe se hace historia: la fe se hace historia. Todavía más, Abraham, con su vida, con su ejemplo, nos enseña este camino, esta vía en la que la fe se hace historia. Dios ya no se ve sólo en los fenómenos cósmicos, como un Dios lejano que puede infundir terror. El Dios de Abraham se convierte en "mi Dios", el Dios de mi historia personal, que guía mis pasos, que no me abandona; el Dios de mis días, el compañero de mis aventuras; el Dios Providencia. Yo me pregunto y os pregunto: ¿nosotros tenemos esta experiencia de Dios? ¿Mi Dios, el Dios que me acompaña, el Dios de mi historia personal, el Dios que guía mis pasos, que no me abandona, el Dios de mis días? ¿Tenemos esta experiencia? Pensémoslo.
 
Esta experiencia de Abraham está también atestiguada por uno de los textos más originales en la historia de la espiritualidad: el Memorial de Blaise Pascal. Comienza así: "Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos y de los sabios. Certeza, certeza. Sentimiento. Alegría. Paz. Dios de Jesucristo". Este memorial, escrito en un pequeño pergamino, y encontrado después de su muerte cosido dentro de un traje del filósofo, expresa no una reflexión intelectual que un hombre sabio puede concebir sobre Dios, sino el sentido vivo, experimentado, de su presencia. Pascal anota incluso el momento preciso en el que sintió esa realidad, habiéndola encontrado finalmente: la tarde del 23 de noviembre de 1654.No es el Dios abstracto o el Dios cósmico, no. Es el Dios de una persona, de una llamada, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Dios que es certeza, que es sentimiento, que es alegría.
 
"La oración de Abraham se expresa primeramente con hechos: hombre de silencio, en cada etapa construye un altar al Señor." (Catecismo de la Iglesia Católica, 2570). Abraham no edifica un templo, sino que esparce el camino con piedras que recuerdan el tránsito de Dios. Un Dios sorprendente, como cuando lo visita en la figura de tres huéspedes, a los que él y Sara acogen con esmero y que les anuncian el nacimiento de su hijo Isaac (cf. Jn 18, 1-15). Abraham tenía cien años, y su mujer noventa, más o menos. Y creyeron, se fiaron de Dios. Y Sara, su mujer concibió. ¡A esa edad! Este es el Dios de Abraham, nuestro Dios, que nos acompaña.
 
Así Abraham se familiariza con Dios, capaz también de discutir con Él, pero siempre fiel. Habla con Dios y discute. Hasta la prueba suprema, cuando Dios le pide que sacrifique a su propio hijo Isaac, el hijo de la vejez, el único heredero. Aquí Abraham vive su fe como un drama, como un caminar a tientas en la noche, bajo un cielo esta vez desprovisto de estrellas. Y tantas veces nos pasa también a nosotros, caminar en la oscuridad, pero con la fe. Dios mismo detendrá la mano de Abraham que ya está lista para golpear, porque ha visto su disponibilidad verdaderamente total (cf. Jn 22, 1-19).
 
Hermanos y hermanas, aprendamos de Abraham. Aprendamos a rezar con fe: a escuchar al Señor, a caminar, a dialogar hasta discutir. ¡No tengamos miedo de discutir con Dios! Voy a decir algo que parecerá una herejía. Tantas veces he escuchado gente que me dice: “Sabe, me ha pasado esto y me he enfadado con Dios”. - “¿Tú has tenido el valor de enfadarte con Dios?”- “Sí, me he enfadado”.- “Pero esa es una forma de oración”. Porque solamente un hijo es capaz de enfadarse con su papá y luego reencontrarlo. Aprendamos de Abraham a rezar con fe, a dialogar, a discutir, pero siempre dispuestos a aceptar la palabra de Dios y a ponerla en práctica. Con Dios aprendamos a hablar como un hijo con su papá: escucharlo, responder, discutir. Pero transparente, como un hijo con su papá. Así nos enseña a rezar Abraham. Gracias.
 
(publicado en Aciprensa)

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...