viernes, 19 de noviembre de 2021

Catequesis del Papa Francisco sobre la importancia de San José para la Iglesia

El Papa Francisco dio comienzo este miércoles 17 de noviembre a un nuevo ciclo de catequesis en la Audiencia General, que celebró en el Aula Pablo VI del Vaticano, sobre la figura de San José y su importancia como patrono de la Iglesia Universal.

A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El 8 de diciembre de 1870, el beato Pío IX proclamó a san José patrón de la Iglesia universal. Ahora, 150 años después de aquel acontecimiento, estamos viviendo un año especial dedicado a san José, y en la Carta Apostólica Patris corde he recogido algunas reflexiones sobre su figura.

Nunca antes como hoy, en este tiempo marcado por una crisis global con diferentes componentes, puede servirnos de apoyo, consuelo y guía. Por eso he decidido dedicarle una serie de catequesis, que espero nos ayuden a dejarnos iluminar por su ejemplo y su testimonio. Durante algunas semanas hablaremos de san José.

En la Biblia hay más de diez personajes que llevan el nombre de José. El más importante de ellos es el hijo de Jacob y Raquel, que, a través de diversas peripecias, pasó de ser un esclavo a convertirse en la segunda persona más importante de Egipto después del faraón (cf. Gn 37-50).

El nombre José en hebreo significa “que Dios acreciente. Que Dios haga crecer”. Es un deseo, una bendición fundada en la confianza en la providencia y referida especialmente a la fecundidad y al crecimiento de los hijos. De hecho, precisamente este nombre nos revela un aspecto esencial de la personalidad de José de Nazaret.

Él es un hombre lleno de fe en su providencia: cree en la providencia de Dios, tiene fe en la providencia de Dios. Cada una de sus acciones, tal como se relata en el Evangelio, está dictada por la certeza de que Dios “hace crecer”, que Dios “aumenta”, que Dios “añade”, es decir, que Dios dispone la continuación de su plan de salvación. Y en esto, José de Nazaret se parece mucho a José de Egipto.

También las principales referencias geográficas que se refieren a José: Belén y Nazaret, asumen un papel importante en la comprensión de su figura.

En el Antiguo Testamento la ciudad de Belén se llama con el nombre de Beth Lehem, es decir, “Casa del pan”, o también Efratá, por la tribu que se asentó allí. En árabe, en cambio, el nombre significa “Casa de la carne”, probablemente por el gran número de rebaños de ovejas y cabras presentes en la zona.

Belén se menciona varias veces en la Biblia, ya en el libro del Génesis. Belén también está vinculada a la historia de Rut y Noemí, contada en el pequeño pero maravilloso Libro de Rut. Rut dio a luz a un hijo llamado Obed, que a su vez dio a luz a Jesé, el padre del rey David. Y fue de la línea de David de donde provino José, el padre legal de Jesús.

El profeta Miqueas predijo grandes cosas sobre Belén: «Mas tú, Belén-Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel» (Mi 5,1). El evangelista Mateo retomará esta profecía y la vinculará a la historia de Jesús como su evidente cumplimiento.

De hecho, el Hijo de Dios no eligió Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del clamor de las noticias y del poder del tiempo.

Sin embargo, Jerusalén era la ciudad amada por el Señor (cf. Is 62,1-12), la «ciudad santa» (Dn 3,28), elegida por Dios para habitarla (cf. Zac 3,2; Sal 132,13). Aquí, en efecto, habitaban los maestros de la Ley, los escribas y fariseos, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo (cf. Lc 2,46; Mt 15,1; Mc 3,22; Jn 1,19; Mt 26,3).

Por eso la elección de Belén y Nazaret nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios. Jesús no nace en Jerusalén con toda la corte… no: nace en una periferia y pasó su vida, hasta los 30 años, en esa periferia, trabajando como carpintero, como José. Para Jesús, las periferias y las marginalidades son predilectas.

No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios, que sigue manifestándose en las periferias geográficas y existenciales. El Señor actúa siempre a escondidas en las periferias, también en nuestra alma, en las periferias del alma, de los sentimientos, tal vez sentimientos de los que nos avergonzamos; pero el Señor está ahí para ayudarnos a ir adelante.

El Señor continúa manifestándose en las periferias, tanto en las geográficas, como en las existenciales.  En particular, Jesús va en busca de los pecadores, entra en sus casas, les habla, los llama a la conversión. 

Y también se le reprende por ello: “Pero mira a este Maestro —dicen los doctores de la ley— mira a este Maestro: come con los pecadores, se ensucia, va a buscar a aquellos que no han hecho el mal, pero lo han sufrido: los enfermos, los hambrientos, los pobres, los últimos.

Siempre Jesús va hacia las periferias. Y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia, es decir, esa parte un poco oscura que no dejamos ver, tal vez por vergüenza.

Bajo este aspecto, la sociedad de aquella época no es muy diferente de la nuestra. También hoy hay un centro y una periferia. Y la Iglesia sabe que está llamada a anunciar la buena nueva a partir de las periferias. José, que es un carpintero de Nazaret y que confía en el plan de Dios para su joven prometida y para él mismo, recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente.

Hoy José nos enseña esto: “a no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba, a mirar los ángulos, a mirar las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no quiere”. Nos recuerda a cada uno de nosotros que debemos dar importancia a lo que otros descartan. En este sentido, es un verdadero maestro de lo esencial: nos recuerda que lo realmente valioso no llama nuestra atención, sino que requiere un paciente discernimiento para ser descubierto y valorado. Descubrir lo que vale. 

Pidámosle que interceda para que toda la Iglesia recupere esta mirada, esta capacidad de discernir y esta capacidad de evaluar lo esencial. Volvamos a empezar desde Belén, volvamos a empezar desde Nazaret.

Quisiera hoy enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo o que viven situaciones de marginalidad existencial. Que puedan encontrar en san José el testigo y el protector al que mirar. A él podemos dirigirnos con esta oración, oración “hecha en casa”, pero que ha salido del corazón.

San José,

tú que siempre te has fiado de Dios,

y has tomado tus decisiones

guiado por su providencia,

enséñanos a no contar tanto en nuestros proyectos,

sino en su plan de amor.

Tú que vienes de las periferias,

ayúdanos a convertir nuestra mirada

y a preferir lo que el mundo descarta y pone en los márgenes.

Conforta a quien se siente solo

Y sostiene a quien se empeña en silencio

Por defender la vida y la dignidad humana. Amén.


(publicado en ACIPRENSA)

jueves, 11 de noviembre de 2021

Esta es la oración al Espíritu Santo que el Papa nos pide rezar

El Papa Francisco animó a rezar con confianza al Espíritu Santo para que nos ayude en nuestra debilidad y para ello propuso la bella oración de la liturgia de Pentecostés.

“Los animo a pedir con confianza al Espíritu Santo que ayude nuestra debilidad, lo podemos hacer con la oración que nos propone la liturgia del día de Pentecostés y que comienza así: ‘Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido. Luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo’. Nos hará bien recitarla frecuentemente, nos ayudará a caminar en la alegría y la libertad”, dijo el Santo Padre en la Audiencia General del miércoles 10 de noviembre.

Al concluir con su serie de catequesis sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas, el Papa destacó la enseñanza del apóstol que “genera en nosotros entusiasmo; nos sentimos impulsados a seguir en seguida el camino de la libertad, a ‘caminar según el Espíritu’, siempre caminar según el Espíritu nos hace libres”.

Sin embargo, el Papa advirtió que cuando “somos conscientes de nuestros límites, porque tocamos con la mano cada día lo difícil que es ser dóciles al Espíritu,” puede surgir “el cansancio que frena el entusiasmo. Nos sentimos desanimados, débiles, a veces marginados respecto al estilo de vida según la mentalidad mundana”.

Ante eso, el Santo Padre alentó a “invocar más a menudo al Espíritu Santo” y agregó que “podemos hacerlo con palabras sencillas, en los diferentes momentos del día”.

Además, el Papa Francisco sugirió que “podemos llevar con nosotros, quizá dentro de nuestro Evangelio de bolsillo, la bonita oración que la Iglesia recita en Pentecostés”, que es la secuencia al Espíritu Santo, porque “es una oración bellísima”.

“Pero si no tienes la oración o no consigues encontrarla, el núcleo de la oración es: ‘Ven’. Como la Virgen rezaba con los apóstoles el día que Jesús subió al Cielo, ellos estaban solos en el cenáculo pidiendo ‘ven, que viniera el Espíritu’. Nos hará bien rezarla a menudo”, afirmó el Papa.

“¿Cómo se invoca al Espíritu Santo? Porque yo sé rezar al Padre con el Padrenuestro, sé rezar a la Madre con el Ave María, sé rezar a Jesús con la oración de las llagas, pero al Espíritu ¿cuál es la oración del Espíritu Santo?”, preguntó el Papa.

En ese sentido, dijo que “la oración al Espíritu Santo es espontánea, debe nacer de tu corazón, tú debes pedir en los momentos de dificultad. ¡Ven Espíritu Santo! La palabra clave es esta: ven, ven; pero lo tienes que decir tú, con tu lenguaje, con tus palabras: ven porque estoy en dificultad, ven porque estoy en la oscuridad, ven porque no sé qué hacer, ven porque estoy por caer, ven, ven. Es la palabra del Espíritu, llamar al Espíritu”, invitó el Papa.

Finalmente, el Santo Padre señaló que “así, con la presencia del Espíritu nosotros salvaguardamos la libertad, seremos libres, cristianos libres, no apegados al pasado en el feo sentido de la palabra, no encadenados a prácticas, la libertad cristiana, lo que nos hace madurar. Nos ayudará a caminar en el Espíritu, en la libertad y en la alegría porque cuando viene el Espíritu Santo viene la alegría, la verdadera alegría”, concluyó el Papa.

(publicado en ACIPRENSA)

martes, 9 de noviembre de 2021

Papa Francisco alentó a confiar los “nudos de la vida” a la Virgen María



Con motivo de la coronación de la Virgen Desatanudos en Buenos Aires (Argentina), el Papa Francisco alentó a confiar los “nudos de la vida” a la Madre de Dios.

Fue el 8 de diciembre de 1996 cuando la Virgen Desatanudos arribó desde Alemania hasta la parroquia San José del Talar, santuario de Nuestra Señora que desata los nudos, en el barrio porteño de Villa Pueyrredón.

Con motivo de los 25 años de ese acontecimiento, el domingo 7 de noviembre la comunidad coronó la imagen de la Virgen Desatanudos, advocación mariana a la que el Papa Francisco tiene una especial devoción.

La Misa estuvo presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Mario Poli; concelebrada por el Obispo Auxiliar, Mons. Juan Carlos Ares; el párroco Ricardo Aloé, sacerdotes y fieles.

En una carta enviada con motivo de la celebración y leída por el Cardenal Poli, el Papa Francisco expresó que desde que llegó la Virgen Desatanudos a la parroquia “miles de peregrinos se acercaron a conocer su imagen, a confiarle sus intenciones, a dejar en sus manos tiernas de Madre los nudos de sus vidas”.

“Con una oración, con un gesto o simplemente con una mirada de amor hacia Ella, tantos hijos suyos han recibido la paz, el consuelo y la fortaleza, han renovado la fe y la esperanza, y se han reencontrado con la Misericordia, la ternura y la cercanía de Dios”, expresó el Santo Padre.

“En este Año Jubilar dedicado a San José, también le confiamos al Castísimo Esposo, nuestras vidas, para que nos regale la gracia de su fidelidad, de su humildad, y de su silenciosa perseverancia en la fe y en el abandono en la Voluntad del Padre”.

“En ella pongamos nuestra esperanza, para ser testigos fieles y humildes del Evangelio de la misericordia y la ternura de Dios”, alentó el Papa Francisco.

En su homilía, el Cardenal Poli reconoció que “la imagen de Nuestra Señora que desata los nudos representa a la Virgen Madre, atenta a los padecimientos de sus hijos. La Virgen, solícita, ayuda a sus hijos, misión que Jesús le encomendó desde la cruz ante el discípulo amado”.

Además de recorrer algunos pasajes bíblicos en los que destacó el amor, servicio y confianza de la Virgen María, recordó que fue Ella “testigo de un amor que llega al extremo”.

Al pie de la cruz y en adelante, la Virgen María estará “con el corazón abierto y dolorido para recibir a todos los hijos salvados por su amado Hijo. A partir de ese momento, María se pone entre su hijo y los hombres, en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos”.

“Ella ahora intercede en el Cielo por todos los que la reconocen como Madre. Ahora va Ella y le dice a Jesús continuamente: ‘Hijo, no tienen techo, no tienen trabajo, no tienen paz, no tienen salud, no tienen vida digna… cuidá a los niños, hijo…’. Cuando nos colocamos ante el ícono de Nuestra Señora que desata los nudos, Ella dice en el cielo: ‘Hijo, escucha a tus hijos’”.

El Cardenal Poli recordó que la coronación invita a que “Ella reine en nuestros corazones. Cada vez que venimos al santuario pedimos gracias materiales y espirituales, en circunstancias muy diversas. La Virgen no pregunta, solo mira y escucha. Y aprendió como su hijo a mirar y escuchar con el corazón. No con los sentidos”.

“Que en este acto de amor que le hacemos a la Virgen quede también en nuestro corazón su regalo”, concluyó el Arzobispo de Buenos Aires.

Luego de la homilía se coronó la imagen, seguida de aplausos, el repique de campanas y la entonación del canto “Bendita sea tu pureza”.

Al finalizar se repartieron estampas con la imagen coronada de la Virgen Desatanudos y se rezó la nueva oración donde se le proclama Reina.

(publicado en ACIPRENSA)

martes, 2 de noviembre de 2021

Fieles Difuntos: Vaticano renueva facilidades para ganar indulgencia plenaria en pandemia

Debido a la duración de la pandemia de coronavirus, la Penitenciaría Apostólica ha decidido extender a todo el mes de noviembre de 2021 las facilidades decretadas el 22 de octubre de 2020 para obtener la indulgencia plenaria en el Día de los Fieles Difuntos, que se celebra el próximo martes.

En virtud de un decreto aprobado el 27 de octubre por el Cardenal Mauro Piacenza, penitenciario mayor, se “confirma y extiende para todo el mes de noviembre de 2021 todos los beneficios espirituales ya concedidos el 22 de octubre de 2020, mediante el Decreto Prot. N. 791/20/I con el que, debido a la pandemia de Covid-19, se prorrogaban las Indulgencias Plenarias para los fieles difuntos para todo el mes de noviembre de 2020”.

El decreto del 22 de octubre de 2020 establecía que en aquellos lugares donde las medidas adoptadas para evitar los contagios de coronavirus dificulten la asistencia a los cementerios, se amplíe a todo el mes de noviembre las indulgencias plenarias para los fieles difuntos con motivo de la festividad del 2 de noviembre.

En ese sentido, la Santa Sede mantiene para este año que “la indulgencia plenaria para los que visiten un cementerio y recen por los difuntos, aunque sólo sea mentalmente, establecida por norma general únicamente en días concretos del 1 al 8 de noviembre, pueda ser transferida a cualquier otro día del mismo mes hasta que se acabe. Esos días, elegidos libremente por los fieles, también pueden ser independientes entre sí”.

Asimismo,“la indulgencia plenaria el 2 de noviembre, establecida con ocasión de la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos para los que visiten piadosamente una iglesia u oratorio y reciten allí el Padre Nuestro y el Credo, puede ser transferida no sólo al domingo anterior o posterior o al día de la solemnidad de Todos los Santos, sino también a otro día del mes de noviembre, libremente elegido por cada uno de los fieles”.

En el caso de “los ancianos, los enfermos y todos aquellos que por motivos graves no puedan salir de casa, por ejemplo, a causa de las restricciones impuestas por la autoridad competente para el tiempo de la pandemia”, pueden “obtener la indulgencia plenaria siempre que se unan espiritualmente a todos los demás fieles”.

Para obtener la indulgencia plenaria es requisito estar “completamente desapegados del pecado” y tener “la intención de cumplir cuanto antes las tres condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), ante una imagen de Jesús o de la Santísima Virgen María, recen oraciones piadosas por los difuntos”.

Oraciones que podrían ser “laudes y vísperas del Oficio de Difuntos, el Rosario mariano, la corona de la Divina Misericordia, otras oraciones por los difuntos más apreciadas por los fieles”.

Es válido también “la lectura meditada de alguno de los pasajes del Evangelio propuestos por la liturgia de los difuntos” o realizar “una obra de misericordia ofreciendo a Dios los dolores y las dificultades de su propia vida”.

Siguiendo el decreto de 2020, la Penitenciaría Apostólica invita también este año “a todos los sacerdotes a celebrar tres veces la Santa Misa el día de la Conmemoración de Todos los fieles Difuntos”.

Por último, en el decreto de este miércoles 27 de octubre de 2021, se termina señalando que “de la renovada generosidad de la Iglesia, los fieles tomarán ciertamente intenciones piadosas y vigor espiritual para dirigir su vida según la ley evangélica, en comunión filial y devoción al Sumo Pontífice, fundamento visible y Pastor de la Iglesia Católica”.

“Este decreto es válido para todo el mes de noviembre. No obstante, cualquier disposición en contrario”, concluye.

(publicado en ACIPRENSA)


Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...