lunes, 31 de diciembre de 2018

Misa de Martes 1 de Enero

LUNES 1

Santa María, Madre de Dios, Blanco Solemnidad en la Octava de la Navidad

Jornada Mundial de Oración por la Paz MR, p. 170 0 81); Lecc. I, p. 444; LH, semana II del Salterio

Otros santos: José María Tomassi, cardenal. Beato Luis (Lojze) Grozde, laico.

EL SEÑOR DE LA HISTORIA

Num 6, 22-27: Lc 2, 16-21
La fórmula de bendición que el Señor comunica a Moisés está cargada de augurios y buenos deseos. Dios como promotor y guardián de la paz para su pueblo. El protagonista y actor de todo cuanto ocurra en el ir y venir de los israelitas es el Señor. Nadie se confunda pensando que esta bendición pretende propagar la pasividad y la dependencia. Es algo más matizado y fino. Es la expresión confiada de una relación de humildad y certidumbre de quien se sabe hijo amado del Padre. La figura del guía, el guardián y el benefactor, están detrás de esta súplica. Dios al servicio de su pueblo. No se perfila una relación de dominio ni de control, sino de cuidadosa compañía. Es el mismo Dios que en el Evangelio de san Lucas se involucra en los viajes y desvelos de una familia y unos pastores para sostenerlos y auxiliarlos.

ANTÍFONA DE ENTRADA

Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.O bien: Cfr. Is 9, 1. 5; Lc 1, 33Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor, y se llamará Admirable, Dios, Príncipe de la paz, Padre del mundo futuro, y su Reino no tendrá fin.Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que por la fecunda virginidad de María diste al género humano el don de la salvación eterna, concédenos sentir la intercesión de aquella por quien recibimos al autor de la vida, Jesucristo, Señor nuestro, Él, que vive y reina contigo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Invocarán mi nombre y yo los bendeciré.

Del libro de los Números: 6, 22-27En aquel tiempo, el Señor habló a Moisés y le dijo: "Di a Aarón y a sus hijos: 'De esta manera bendecirán a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz'.

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIALDel salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8

R/. Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R/.Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. R/.Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R/.

SEGUNDA LECTURA

Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer.De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 4, 4-7Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos.Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama "¡Abbá!", es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Hb 1, 1-2

R/. Aleluya, aleluya.En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo. R/.

EVANGELIO Encontraron a Maria, a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

Del santo Evangelio según san Lucas: 2,16-27En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.CredoPLEGARIA UNIVERSAL:

Levantemos nuestra voz suplicante al Señor y —por la poderosa intercesión de la Madre de su Hijo—imploremos la misericordia divina en favor de todos los hombres:Para que los fieles, a imitación de María, mediten y conserven en su corazón lo que han oído del Hijo de Dios, roguemos al Señor.Para que los hombres de todas las razas y pueblos descubran que tienen un único Dios, Padre de todos, y nunca se comporten como enemigos unos de otros, roguemos al SeñorPara que llegue a la presencia del Señor el lamento de los que sufren a causa de las guerras, y pronto puedan experimentar el retorno de la paz a sus hogares y naciones, roguemos al Señor.Para que los que hoy nos hemos reunido para dedicar al Señor las primicias de este año nuevo, vivamos en paz todos sus días y podamos ver su final con salud y alegría, roguemos al Señor.Tu trono, Dios nuestro, permanece para siempre, y tus años no se acaban; escucha, pues, nuestras súplicas y bendice el año que hoy comenzamos: que nuestro trabajo cotidiano nos dé el pan de cada día, y que nuestras almas encuentren el alimento necesario para avanzar en el camino del bien y en la contemplación fiel de tu palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, que das origen y plenitud a todo bien, concédenos que, al celebrar, llenos de gozo, la solemnidad de la Santa Madre de Dios, así como nos gloriamos de las primicias de su gracia, podamos gozar también de tu plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO I DE SANTA MARÍA VIRGEN

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la *** de Santa María, siempre virgen. (Maternidad, Visitación, Natividad, festividad, conmemoración) Porque ella concibió a tu Hijo único por obra del Espíritu Santo, y sin perder la gloria de su virginidad, hizo resplandecer sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Hb 13, 8

Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que estos sacramentos celestiales que hemos recibido con alegría, sean fuente de vida eterna para nosotros, que nos gloriamos de proclamar a la siempre Virgen María como Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, pp. 592-593 (600-601).

Noticias del Papa

Esta es la última homilía del Papa Francisco en 2018
En su última homilía del año 2018 el Papa Francisco dedicó su reflexión al nacimiento del Niño Jesús de la Virgen María, la Madre de Dios cuya Solemnidad la Iglesia celebrará el 1 de enero.
A continuación el texto de la homilía pronunciada por el Santo Padre este 31 de diciembre en la Basílica de San Pedro:
Al final del año, la Palabra de Dios nos acompaña con estos dos versículos del apóstol Pablo (cf. Ga 4,4-5). Son expresiones concisas y densas: una síntesis del Nuevo Testamento, que da sentido a un momento “crítico”, como suele ser un cambio de año.
La primera expresión que nos llama la atención es «plenitud del tiempo». En estas últimas horas del año solar, en el que sentimos aún más la necesidad de algo que llene de significado el transcurrir del tiempo, dicha expresión tiene una resonancia especial. Algo o, mejor, alguien. Y este “alguien” ha venido, Dios lo ha enviado: es “su Hijo”, Jesús. Acabamos de celebrar su nacimiento: nació de una mujer, la Virgen María; nació bajo la ley, un niño judío, sujeto a la ley del Señor. Pero, ¿cómo es posible? ¿Cómo puede ser este el signo de la «plenitud del tiempo»?
Es cierto que por el momento aquel Jesús es casi invisible e insignificante, pero en poco más de treinta años desatará una fuerza sin precedentes, que todavía permanece y perdurará a lo largo de toda la historia. Esta fuerza se llama Amor. El amor da plenitud a todo, incluso al tiempo; y Jesús es el “concentrado” de todo el amor de Dios en un ser humano.
San Pablo dice claramente por qué el Hijo de Dios nació en el tiempo, y cuál es la misión que el Padre le ha encomendado: nació «para rescatar». Esta es la segunda palabra que nos llama la atención: rescatar, es decir, sacar de una condición de esclavitud y devolver a la libertad, a la dignidad y a la libertad propia de los hijos.
La esclavitud a la que se refiere el apóstol es la de la “ley”, entendida como un conjunto de preceptos a observar, una ley que ciertamente educa al hombre, que es pedagógica, pero que no lo libera de su condición de pecador, sino que, en cierto modo, lo “sujeta” a esta condición, impidiéndole alcanzar la libertad de hijo.
Dios Padre ha enviado al mundo a su Hijo unigénito para erradicar del corazón del hombre la esclavitud antigua del pecado y restituirle así su dignidad. En efecto, del corazón humano –como enseña Jesús en el Evangelio (cf. Mc 7,21-23)– salen todas las intenciones perversas, las maldades que corrompen la vida y las relaciones. Y aquí debemos detenernos, detenernos a reflexionar con dolor y arrepentimiento porque, también en este año que llega a su fin, muchos hombres y mujeres han vivido y viven en condiciones de esclavitud, indignas de personas humanas.
También en nuestra ciudad de Roma hay hermanos y hermanas que, por distintos motivos, se encuentran en esta situación. En particular, pienso en tantas personas sin hogar. Son más de diez mil. Su situación es especialmente dura en los meses de invierno. Todos son hijos e hijas de Dios, pero diferentes formas de esclavitud, a veces muy complejas, los han llevado a vivir al borde de la dignidad humana.
También Jesús nació en una condición análoga, pero no por casualidad o por accidente: quiso nacer de esa manera para manifestar el amor de Dios por los pequeños y los pobres, y lanzar así la semilla del Reino de Dios en el mundo. Reino de justicia, de amor y de paz, donde nadie es esclavo, sino todos hermanos, hijos del único Padre.
La Iglesia que está en Roma no quiere ser indiferente a las esclavitudes de nuestro tiempo, ni simplemente observarlas y socorrerlas, sino que quiere estar dentro de esa realidad, cercana a esas personas y a esas situaciones. Cercanía materna.
Al celebrar la divina maternidad de la Virgen María, quiero animar esa forma de maternidad de la Iglesia. Contemplando este misterio, reconocemos que Dios ha «nacido de mujer» para que nosotros pudiésemos recibir la plenitud de nuestra humanidad, «la adopción filial».
Por su anonadamiento hemos sido exaltados. De su pequeñez ha venido nuestra grandeza. De su fragilidad, nuestra fuerza. De su hacerse siervo, nuestra libertad. ¿Cómo llamar a todo esto, sino Amor? Amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, a quien esta tarde la santa madre Iglesia eleva en todo el mundo su himno de alabanza y de agradecimiento.
Extraído de Aciprensa

jueves, 27 de diciembre de 2018

MISA DEL DOMINGO 30/12/18

DOMINGO 30
La Sagrada Familia de Jesús, María y José

Blanco Domingo dentro de la Octava de Navidad Fiesta MR p 165 (180) / Lecc I, p. 252-254 y 251

Otros santos: Félix 1, papa. Beatos: Juan María Boccardo presbítero y fundador; Eugenia y Ravasco, fundadora.


¿POR QUÉ ME BUSCABAN?
1 Sam 1, 20-22. 24-28; 1 Jn 3, 1-2. 21-24; Lc 2,41-52
Dos narraciones semejantes, hermanadas por cierto aire de familia. Dos contextos diferentes sin duda, pero que nos presentan a dos familias que viven su experiencia de fe, arraigados en las tradiciones religiosas de Israel. En ambas encontramos la misma actitud de fondo, la de la gratitud hacia Dios. La fiesta de Pascua era la ocasión de celebrar el señorío de Dios, que había liberado a Israel de Egipto. En esa fiesta gozosa, Jesús afirmó su autonomía y se declaró vinculado preferentemente con Dios Padre, y solamente subordinado a sus padres de manera relativa. Desde ese gesto precoz, Jesús nos da una lección de sabiduría, enseñándonos a discernir entre dos bienes. En el libro de Samuel, encontramos a Ana, una mujer transfigurada por la maternidad, que vive tan agradecida con Dios, que le entrega a quien más ama, a su pequeño Samuel.
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2. 16
Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño recostado en un pesebre.
Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna recompensa en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo...,

LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Samuel quedará consagrado de por vida al Señor
Del primer libro de Samuel: 1, 20-22.24-28
En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: "Al Señor se lo pedí". Después de un año, Elcaná, su marido, subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual para honrar al Señor y para cumplir la promesa que habían hecho, pero Ana se quedó en su casa. Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.
Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: "Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Este es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida". Y adoraron al Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 83, 2-3.5-6.9-10
R/. Señor, dichosos los que viven en tu casa.

Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa. R/.
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón. R/.
Escucha mi oración, Señor de los ejércitos; Dios de Jacob. atiéndeme. Míranos, Dios y protector nuestro, y contempla el rostro de tu Mesías. R/.


SEGUNDA LECTURA
Nos llamamos hijos de Dios y lo somos
De la primera carta del apóstol san Juan: 3,1-2. 21-24
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos.
Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Col 3, 15. 16
R/. Aleluya, aleluya.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza.
O bien. Cfr. Hech 16, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que comprendamos las palabras de tu Hijo. R/.


EVANGELIO
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los doctores
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la tiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia". Él les respondió: "¿por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Jesucristo, el Señor, que, para santificar la familia, quiso compartir la vida de un hogar humano. Digamos: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para que el Señor, que quiso participar en la vida de familia en el hogar de María y José, mantengan en paz y armonía a todas las familias cristianas, roguemos al Señor.
Para que los novios sientan la presencia de Dios en la vivencia de su amor mutuo y se preparen santamente para su matrimonio, roguemos al Señor.
Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los hijos de los divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la muerte de sus familiares, roguemos al Señor.
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros familiares (con los miembros de nuestra comunidad), superando con bondad, comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos al Señor.
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras súplicas y haz que los padres y madres de familia participen de la fecundidad de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante ti y ante los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y te pedimos humildemente que, por la intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José, fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-III de Navidad pp. 488-490 (489-491).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne. p 592 (599).


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Estas dos lecturas sacuden nuestra conciencia cristiana en la medida que someten a revisión nuestra forma de vivir la fe. Tanto la familia de Samuel, como la familia del pequeño Jesús, habían aprendido a organizar su vida conforme al dinamismo de su fe religiosa. Sus alegrías y penas, sus ansias y triunfos los conectaban de manera sensata con el amor de Dios. La fe siempre estaba en contacto estrecho con la vida. Ni la doble moral, ni la discrecionalidad o la conveniencia, habían afectado para mal la vida de aquellos creyentes. La lección que de aquí resulta es que la vivencia genuina de la fe no produce personas fragmentadas, sino integras. La fe dinamiza todos los ámbitos de la existencia, humanizándonos, llenándonos de esperanza, empujándonos a vivir la vida de manera más generosa y solidaria con los predilectos de Dios: los más indefensos y vulnerables.

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

Papa Francisco anima a rezar esta oración ante el pesebre

“Señor Jesús, te confiamos nuestro espíritu, acógelo”, fue la oración que el Papa Francisco sugirió rezar ante Jesús Niño en el pesebre.

Con esa frase “le estamos pidiendo que nuestra existencia sea una buena vida según el Evangelio”, agregó el Santo Padre durante el Ángelus del 26 de diciembre de 2017, fecha en que también la Iglesia recuerda al primer mártir cristiano, San Esteban.
En esa ocasión, el Papa Francisco destacó la estrecha relación que existe entre la celebración de la Navidad y la festividad de San Esteban.
 
Al momento de su muerte, Esteban suplica a Jesús que acoja su espíritu. “Cristo resucitado, de hecho, es el Señor, y es el único mediador entre Dios y los hombres, no solo en el momento de nuestra muerte, sino que también en cada instante de la vida. Sin él no podemos hacer nada”, dijo el Santo Padre.

“Jesús es nuestro mediador y no solo nos reconcilia con el Padre, sino también entre nosotros. Él es la fuente del amor que nos abre a la comunión con los hermanos, eliminando todo conflicto y resentimiento”, agregó.

De igual forma, durante el Ángelus de este 26 de diciembre el Papa Francisco aseguró que San Esteban “imita fielmente el gesto de Jesús, es una invitación dirigida a cada uno de nosotros a acoger con fe de las manos del Señor aquello que la vida nos reserva de positivo y también de negativo”.
El Papa invitó a los fieles a “rezar con insistencia el Espíritu Santo para que derrame sobre nosotros el don de la fortaleza que sana nuestros miedos, nuestras debilidades, nuestras pequeñeces y alarga el corazón para perdonar, perdonar siempre”.

De este modo, el Papa invocó la intercesión de la Virgen y de San Esteban para que “su oración nos ayude a confiar siempre en Dios, especialmente en los momentos difíciles, y nos sostenga en el propósito de ser hombre y mujeres capaces de perdón”.

(PUBLICADO EN ACIPRENSA)

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Hoy muchos dan la vida por Jesús y no son noticia, dice el Papa Francisco

El Papa Francisco recordó que actualmente también hay mártires y no son noticia. Así lo indicó en un breve mensaje compartido este 26 de diciembre, fiesta de San Esteban, primer mártir de la Iglesia, a través de su cuenta de Twitter @pontifex.

“La Iglesia crece con la sangre de los mártires, hombres y mujeres que dan su vida por Jesús. Hoy hay muchos, pero no son noticia”, se lee en su cuenta de esta red social.

Previamente en el rezo del Ángelus el Santo Padre destacó que San Esteban imitó a Jesús hasta el punto del martirio y además “no maldice a sus perseguidores, sino que reza por ellos: dobló las rodillas y gritó a gran voz: ‘Señor, no los culpes por este pecado’”.
 
“Estamos llamados a aprender de él a perdonar, a perdonar, siempre -y no es fácil hacerlo, todos los sabemos- el perdón alarga el corazón, genera compartida, dona serenidad y paz”, insistió el Papa.
En otra ocasión, en la Audiencia General del 28 de junio, el Santo Padre aseguró que la esperanza cristiana es la fuerza de los mártires.

“Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, y aceptan deber morir sólo por fidelidad al Evangelio. El martirio no es ni siquiera el ideal supremo de la vida cristiana, porque sobre ello está la caridad, es decir, el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Lo dice bien el Apóstol Pablo en el himno a la caridad, es decir el amor hacia Dios y hacia el prójimo”, explicó el Papa.
 
Además, el Pontífice aseguró que actualmente hay “más de los mártires de los primeros tiempos” y rezó para que “Dios nos done siempre la fuerza de ser sus testigos. Nos done vivir la esperanza cristiana sobre todo en el martirio escondido de hacer bien y con amor nuestros deberes de cada día”.
En este sentido, el Papa Francisco dijo también en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta el 11 de diciembre que a los mártires que entraban al Coliseo cantando y rezó por los mártires de hoy “pienso en los valientes trabajadores coptos asesinados en la playa de Libia, degollados, que morían diciendo: ‘¡Jesús, Jesús!’. Tenían ese consuelo en su interior, alegría en el momento del martirio”.

De este modo, el Santo Padre resaltó que “el estado habitual del cristiano debe ser el consuelo, que no es lo mismo que el optimismo, no: el optimismo es otra cosa. Se habla de personas luminosas, positivas: la positividad, la luminosidad del cristiano es el consuelo”.

(PUBLICADO EN ACIPRENSA)


FELICITACIÓN DE DON MARIO


lunes, 24 de diciembre de 2018

NAVIDAD

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
Blanco Solemnidad con Octava , Misa de la Noche MR. p.162 (176) Lecc. I p. 427
Otros santos: Eugenia de Roma, mártir; Alberto (Adán) Chmielowski, fundador; Anastasia de Sirmio, virgen y mártir.
TAN FRÁGIL COMO UN BEBÉ
Is 9, 1-3. 5-6; Tit 2. 11-14; Lc 2, 7-74
La mirada atenta de Isaías supo abrirse camino en medio de tantas desgracias (invasiones y saqueos) producidas por el gobierno asirio en contra de Judá. La llegada de un descendiente de David en la familia real no le pasó desapercibida. En ese hecho cifró la esperanza de una renovación profunda de Israel: por fin se implementarían unas relaciones justas y apegadas a derecho. La alegría de todo el pueblo no dejaría lugar a dudas. La segunda narración nos entusiasma a nosotros que nos confesamos discípulos de Jesús. La alegría inicial que llenó de vitalidad a los pastores sigue animando la esperanza de muchos hombres y mujeres que se han encontrado con Jesús viviente. La natividad de Jesús ocurrió una sola vez como un acontecimiento histórico en una aldea de Judea, pero sigue aconteciendo en amorosa discreción en el corazón del verdadero creyente.
En este día de Navidad todos los sacerdotes pueden celebrar o concelebrar tres Misas, con tal que sean celebradas a su debido tiempo.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 2, 7
El Señor me dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.
O bien:
Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro salvador ha nacido en el mundo. Del cielo ha descendido hoy para nosotros la paz verdadera.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la claridad de Cristo, luz verdadera concede a quienes hemos conocido los misterios de esa luz en la tierra, que podamos disfrutar también de su gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Un hijo nos ha nacido
Del libro del profeta Isaías: 9, 1-3. 5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: "Consejero admirable", "Dios poderoso", "Padre sempiterno", "Príncipe de la paz"; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12.13
R/. Hoy nos ha nacido el Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R/.
Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. R/.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.

SEGUNDA LECTURA
La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.
De la carta del apóstol san Pablo a Tito: 2, 11-14
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 2, 10-11
R/. Aleluya, aleluya.

Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor. R/.
EVANGELIO
Hoy nos ha nacido el Salvador
Del santo Evangelio según san Lucas: 2,1-14
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con Maria, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a Maria el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito: lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: "No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre". De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo A las palabras: y por obra..., hay, que arrodillarse.
PLEGARIA UNIVERSAL
Exultantes en la fe unámonos, hermanos, a los cristianos de todo el mundo y oremos para que la salvación inaugurada con el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo llegue a todos los confines de la tierra:Para que los hijos de la Iglesia -que celebran hoy con alegría el misterio de la Navidad- renazcan a una nueva vida de justicia, de amor y de paz, roguemos al Señor.
Para que todos los hombres lleguen a conocer a Cristo, el Señor, y se reúnan alrededor del que ha venido a buscar y a salvar a los que estaban perdidos, roguemos al Señor.
Para que el Hijo de Dios -que ha querido compartir nuestra naturaleza humana- dé alegría a los que lloran, salud a los enfermos, ayuda a los moribundos y consuelo a los que en estas fiestas se sienten solos y tristes, roguemos al Señor.
Para que crezca en nuestras familias -reunidas en estas fiestas- la fe en Jesús, Hijo de Dios y Salvador nuestro, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, que por el misterio de la Navidad has querido compartir las fatigas y limitaciones de la familia humana, escucha las oraciones de tu Iglesia y haz que arraigue en nosotros la certeza de que la vida eterna consiste en conocer al Padre y en aceptarte a ti como su Enviado, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que la ofrenda de esta festividad sea de tu agrado, para que, mediante este sagrado intercambio, lleguemos a ser semejantes a aquel por quien nuestra naturaleza quedó unida a la tuya. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 1, 14
El Verbo se hizo hombre y hemos visto su gloria.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, Dios nuestro, que nos has concedido el gozo de celebrar el nacimiento de nuestro Redentor, haz que después de una vida santa, merezcamos alcanzar la perfecta comunión con él. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599).
Misa de la Aurora MR, p.163 (177) / Lecc. I p 430
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 2. 6; Lc 1, 33
Hoy brillará una luz sobre nosotros porque nos ha nacido el Señor; se le llamará tendrá fin.
Se die Gloria
ORACIÓN COLECTA
Concede, Dios todopoderoso, que, al vernos envueltos en la luz nueva de tu Palabra hecha carne, resplandezca por nuestras buenas obras, lo que por la fe brilla en nuestras almas. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mira a ni salvador que llega.
Del libro del profeta Isaías: 62, 11-12
Escuchen lo que el Señor hace oír hasta el último rincón de la tierra: "Digan a la hija de Sión: Mira que ya llega tu salvador. El premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Tus hijos serán llamados ‘Pueblo santo', 'Redimidos del Señor', y a ti te llamarán `Ciudad deseada, Ciudad no abandonada' ".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 96, 1. 6. 11-12
R/. Reina el Señor, alégrese la tierra.

Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. R/.
Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, con el Señor y bendigan su santo nombre. R/.

SEGUNDA LECTURA
Nos ha salvado por su misericordia.
De la carta del apóstol san Pablo a Tito: 3, 4-7
Hermano: Al manifestarse la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia. Lo hizo mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de la vida eterna. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 2, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. R/.
EVANGELIO
Los pastores encontraron a Maria, a José y al niño.
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 15-20
Cuando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: "Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado".
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a Maria, a Jose y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo. A las palabras: y por obra..., hay que arrodillarse.
PLEGARIA UNIVERSAL
Como en la Misa de Noche Buena.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que nuestras ofrendas sean dignas del misterio de la Navidad que hoy celebramos, para que, así como el que nació como hombre resplandeció él mismo como Dios, así también estas realidades terrenas nos conduzcan a la vida divina. Por Jesucristo, nuestro Señor Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Za 9, 9
¡Salta de alegría, hija de Sión! ¡Canta, hija de Jerusalén! Mira que ya viene tu Rey, el Santo, el Salvador del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, que al celebrar con fervorosa alegría el nacimiento de tu Hijo, lleguemos a conocer, llenos de fe, la profundidad de este misterio y amarlo con nuestra más ardiente caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599).
Misa del Día MR, p.164 (178) / Lecc: I p.432
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 5
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el imperio y su nombre será Ángel del gran consejo.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que de manera admirable creaste la naturaleza humana y, de modo aún más admirable, la restauraste, concédenos compartir la divinidad de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios.
Del libro del profeta Isaías: 52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión. Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97, 1.2-3ab. 3cd-4. 5-6
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.
De la carta a los hebreos: 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan, naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. R/.
EVANGELIO
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros
Del santo Evangelio según san Juan: 1, 1-18
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: "A éste me refería cuando dije: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo' ".
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo. A las palabras: y por obra..., hay que arrodillarse.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que sea aceptable ante ti, Señor, la oblación de la presente solemnidad, por la que llegó a nosotros tu benevolencia para nuestra perfecta reconciliación y nos fue concedido participar en plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 97, 3
Los confines de la tierra han contemplado la salvación que nos viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, que el Salvador del mundo, que hoy nos ha nacido, puesto que es el autor de nuestro nacimiento a la vida, también nos haga partícipes de su inmortalidad. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599)

Noticias del Papa

Caridad y servicio: El Papa explica cómo preparó la Virgen María la primera Navidad

La figura de María es la protagonista de la liturgia de este cuarto domingo de Adviento, 23 de diciembre, y así lo puso de relieve el Papa Francisco en su reflexión previa al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
“Fijemos la mirada en ella, que es modelo de fe y de caridad”, propuso el Pontífice, “y preguntémonos: ¿Cuáles eran sus pensamientos en los meses de espera? La respuesta la encontramos en el fragmento del Evangelio de hoy, en el que se narra la visita de María a su anciana pariente Isabel”.
Francisco destacó las palabras de Isabel a María: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá”.
“Es evidente –continuó el Santo Padre– el contraste entre María, que ha tenido fe, y Zacarías, el marido de Isabel, que no había creído en la promesa del ángel y que por ese motivo se había quedado mudo hasta el nacimiento de Juan”.
Este episodio evangélico “nos ayuda a leer con una luz particular el misterio del encuentro del hombre con Dios. Un encuentro que no se produce con asombrosos prodigios, sino más bien bajo el signo de la fe y de la caridad”.
De hecho, “María es bienaventurada porque ha creído: el encuentro con Dios es fruto de la fe. Zacarías, por el contrario, que no había creído, quedó sordo y mudo, para que pudiera crecer en la fe durante el largo silencio”.
La enseñanza es clara: “sin fe se permanece inevitablemente sordo a la voz consoladora de Dios, y se queda incapaz de pronunciar palabras de consuelo y de esperanza para nuestros hermanos”.
“La fe, a su vez, se alimenta de la caridad”. María, en vez de acudir rápidamente a ayudar a Isabel “se podría haber quedado en casa para preparar el nacimiento de su hijo. En cambio, se preocupa de los demás antes que de sí misma, demostrando con los hechos que ya es discípula de ese Señor que lleva en su vientre”.
De ese modo, “el evento del nacimiento de Jesús comenzó así, con un simple gesto de caridad. La caridad auténtica siempre es fruto del amor de Dios”.
“El Evangelio de la visita de María a Isabel nos prepara para vivir bien la Navidad, comunicándonos el dinamismo de la fe y de la caridad. Este dinamismo es obra del Espíritu Santo: el Espíritu de Amor que fecundó el vientre virginal de María y que la empuja a acudir al servicio de su pariente anciana”.
Se trata, concluyó el Papa, de “un dinamismo lleno de alegría, como se ve en el encuentro entre las dos madres, que es todo un himno de exultante alegría en el Señor, que realiza grandes cosas con los pequeños que se fían de Él”.
Extraído de Aciprensa

sábado, 22 de diciembre de 2018

DOMINGO 23

 Morado IV Domingo de adviento [Se suprime la Memoria de San Juan de Kant y, presbítero] Feria Mayor de Adviento, “O EMMANUEL” * “¡OH, EMMANUEL!”
MR, p.149 (165) / Lecc. I, p. 246

Otros santos: Ivo de Chartres, sacerdote y obispo; Margarita de Youville, religiosa y fundadora; Antonio de Santa Ana Galvao, presbítero.

DICHOSO LOS QUE CREEN 

Miq 5, 1-4; Heb 10, 5-10; Lc 1, 39-45 
La situación en que vivían los israelitas en tiempos de Miqueas era tan desoladora que resultaba muy difícil dar crédito al mensaje de esperanza del profeta. Los tiempos de las incursiones violentas de los soldados asirios y del pago de tributos que acortaban el pan en las mesas de la gente común, estaban por desaparecer. La tranquilidad estaba tocando a las puertas y se colaría en Judá a través de un jefe animoso, que Dios haría surgir en Belén. Miqueas no imaginaba una paz caída del cielo, sino una paz soportada en el esfuerzo, la vigilancia y la defensa del territorio por parte de la población. Cuando la joven María recién desposada, recibió el anuncio del ángel Gabriel, los tiempos adversos seguían ensombreciendo la vida de Israel. Ella no se dejó abatir por el desaliento, sino que acogió la pequeña oferta de esperanza que Dios le traía a su pueblo. Debía dar su sí para que se concretara aquella esperanza.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8 

Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra y germine el salvador. 
No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
De ti saldrá el jefe de Israel.
Del libro del profeta Miqueas: 5,1-4
Esto dice el Señor: "De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará, para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 79, 2ac.3c. 15-16. 18-19
R/. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R/.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R/.

SEGUNDA LECTURA
Aquí estoy, Dios mío para hacer tu voluntad
De la carta a los hebreos: 10, 5-10
Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos Hilos sacrificios por el pecado; entonces dije porque a mí se refiere la Escritura: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad". Comienza por decir: "No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado “siendo así que eso es lo que pedía la ley; y luego añade: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. R/.

EVANGELIO

¿Quién soy para que la madre de mi Señor venga a verme?
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llego tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, el auxilio del Señor, para que, apiadado del pobre y del oprimido, venga a salvar al mundo de sus males: Digamos confiadamente: (R/. Ven Señor Jesús.)Para que todos los fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo recibió María y como ella conserven sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.
Para que aquellos hermanos nuestros que han abandonado las prácticas cristianas, pero acudirán a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad descubran la buena noticia del Evangelio, no como un rayo fugaz en la noche, sino como luz permanente que ilumina y alegra toda la vida, roguemos al Señor.
Para que las fiestas del nacimiento del Señor, alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos en dudas e incertidumbres y colmen los deseos de quienes se sienten descorazonados y tristes, roguemos al Señor.
Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y honradamente, esperando la aparición definitiva del Señor, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que elegiste como templo de tu permanencia a María, la humilde hija de Israel, escucha nuestras plegarias y concédenos vivir siempre plenamente adheridos a tu voluntad, imitando la obediencia del Verbo, que vino al mundo a cumplir las Escrituras. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio II o I y de Adviento, MR pp. 485-487 (486-488).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14 
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todo poderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos tae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, MR, p 591 (598).

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Hace medio siglo teníamos ilusiones colectivas, abrigábamos alguna utopía en el corazón. La humanidad nueva, un destello del Reino de Dios, un nuevo proyecto sociopolítico, o todo junto, iría transformando nuestra añeja miseria. Ahora que nos acercamos a la tercera década del siglo XXI apenas si logramos que cada uno crea en sí mismo. Vamos caminando sin cohesión social, con mucha desconfianza y no poco desaliento. En esta hora complicada resulta difícil imaginar por dónde se manifestará la luz de la salvación. La aventura y el desafío de la fe nunca han sido una tarea sencilla. Los israelitas también parecían atrapados por un añejo pesimismo tanto en tiempos de Miqueas como en el primer siglo de nuestra era. Sin embargo, algunas personas caminaban a contracorriente de la historia. María e Isabel no habían enterrado su confianza en Dios. Dios les cumplió y sin hacer alarde, en María nos regaló esa gran esperanza llamada Jesús.

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...