sábado, 28 de diciembre de 2019

MISA DEL DOMINGO 29/12/19

Fiesta de La Sagrada Familia de Jesús, María y José

Blanco [Se omite la memoria de Santo Tomás Becket, obispo y mártir] MR p. 157 (180) / Lecc. I, p. 17



EL QUE RESPETA AL SEÑOR

Sir 3, 3-7. 14-17; Col 3, 12-21; Mt 2,13-15. 19-23


Honra a sus padres, sentencia el fragmento del Sirácide. El marco de la fiesta de la Sagrada Familia es más que oportuno para reafirmar la importancia de la familia. Para Jesús Ben Sirá, autor de este libro, no existen dudas. Quien respeta a Dios traduce ese respeto en cuidado y honra hacia sus padres. Jesús aprendió en la infancia a subordinarse a la voluntad de sus padres, el honor debido a su padre lo manifestó ejerciendo el mismo oficio de carpintero. El respeto hacia su madre lo mostró acatando su autoridad mientras permaneció en Nazaret. Cuando entendió que era oportuno atender a la vocación que su padre celestial le confiaba, se dispuso a vivir en libertad, predicando el reinado de Dios. Una familia es una comunidad de vida y de amor, que forma personas maduras. Si consideramos a Jesús como fruto de su educación familiar, hemos de inferir que provenía de una madre y un padre ejemplares.

ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2, 16

Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño recostado en un pesebre.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna recompensa en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo....

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El que teme al Señor; honra a sus padres

Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 3, 3-7.14-17


El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre ellos. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se debilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL


Del salmo 127, 1-2. 3. 4-5.

R/. Dichoso el que teme al Señor.



Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R/.

Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R/.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida". R/.

SEGUNDA LECTURA


La vida en familia, de acuerdo con el Señor

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 3,12-21


Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Col 3, 15. 16

R/. Aleluya, aleluya.


Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. R/.

EVANGELIO

Toma al niño y a su madre y huye a Egipto.

Del santo Evangelio según san Mateo: 2, 13-15. 19-23,


Después de que los magos partieron de Belen, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño ya su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño". Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y te pedimos humildemente que, por la intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José, fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-III de Navidad, pp. 491-495 (489-491).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38

Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 604 (599).

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La familia es el espacio indispensable para formarnos como personas. Nadie nace sabiendo convivir con los demás, tampoco traemos asimilados un manojo de valores y actitudes. Lo que somos y amamos lo vamos asimilando a través de lo que nuestros padres hacen y dicen. En un momento de la vida somos beneficiarios de la función ejemplar que cumplen nuestros padres; llegada la hora nos toca introducir a nuestros hijos al mundo futuro, cumpliendo a la vez una tarea de modelaje. La familia de Nazaret vivía en armoniosa relación. Esta conclusión no es algo gratuito. La entereza con la cual María enfrenta la existencia libre de su hijo Jesús, las adversidades que padeció al acompañarlo en el camino de la cruz así lo documentan. Jesús mismo, vivió como un hijo obediente al Padre y aprendió a entregar su vida sin resentimiento alguno. Esa capacidad extraordinaria de darse a los demás se fue moldeando en el día a día de su vida en Nazaret

jueves, 26 de diciembre de 2019

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

¿Crees que no tienes regalos para Jesús en Navidad? El Papa te tiene esta bella leyenda
 
Antes de culminar su homilía de la Misa de Navidad, el Papa Francisco compartió en la Basílica de San Pedro “una hermosa leyenda” para aquellos que se consideran pobres de corazón y piensan que no tienen nada que regalar a Jesús en esta noche.
 
“Una hermosa leyenda cuenta que, cuando Jesús nació, los pastores corrían hacia la gruta llevando muchos regalos”, empezó Francisco.
 
“Cada uno llevaba lo que tenía: unos, el fruto de su trabajo, otros, algo de valor. Pero mientras todos los pastores se esforzaban, con generosidad, en llevar lo mejor, había uno que no tenía nada”.
El Papa dijo que este pastor “era muy pobre, no tenía nada que ofrecer. Y mientras los demás competían en presentar sus regalos, él se mantenía apartado, con vergüenza”.
 
“En un determinado momento, San José y la Virgen se vieron en dificultad para recibir todos los regalos, sobre todo María, que debía tener en brazos al Niño. Entonces, viendo a aquel pastor con las manos vacías, le pidió que se acercara. Y le puso a Jesús en sus manos”.
 
“El pastor, tomándolo, se dio cuenta de que había recibido lo que no se merecía, que tenía entre sus brazos el regalo más grande de la historia. Se miró las manos, y esas manos que le parecían siempre vacías se habían convertido en la cuna de Dios. Se sintió amado y, superando la vergüenza, comenzó a mostrar a Jesús a los otros, porque no podía sólo quedarse para él el regalo de los regalos”, relató el Papa.
 
“Querido hermano, querida hermana: Si tus manos te parecen vacías, si ves tu corazón pobre en amor, esta noche es para ti. Se ha manifestado la gracia de Dios para resplandecer en tu vida. Acógela y brillará en ti la luz de la Navidad”, alentó el Santo Padre, que en su homilía recordó que Jesús nació en Belén para todos los hombres.
 
(Publicado en ACIPRENSA)

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Papa Francisco: Hay tinieblas en los corazones, pero más grande es la luz de Cristo
 
En su mensaje de Navidad, previo a la Bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad de Roma y al mundo) de este 25 de diciembre de 2019, el Papa Francisco recordó que la luz de Cristo “es más grande que las tinieblas”.
 
En su mensaje, pronunciado desde la logia de la Basílica de San Pedro del Vaticano, junto con el Cardenal Renato Raffaele Martino, Presidente Emérito del Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz, y del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes, y el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Apostólico, el Santo Padre reconoció que “hay tinieblas en los corazones humanos, pero más grande es la luz de Cristo”.
 
“Hay tinieblas en las relaciones personales, familiares, sociales, pero más grande es la luz de Cristo. Hay tinieblas en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero más grande es la luz de Cristo”.
 
El Papa rogó “que el Emmanuel sea luz para toda la humanidad herida. Que ablande nuestro corazón, a menudo endurecido y egoísta, y nos haga instrumentos de su amor. Que, a través de nuestros pobres rostros, regale su sonrisa a los niños de todo el mundo, especialmente a los abandonados y a los que han sufrido a causa de la violencia”.
 
En su mensaje, el Papa pidió paz en Oriente Medio, en concreto en Siria, en Líbano, en Tierra Santa, en Irak y en Siria. Pidió “que Cristo sea luz para tantos niños que sufren la guerra y los conflictos en Oriente Medio y en diversos países del mundo”.
 
“Que sea consuelo para el amado pueblo sirio, que todavía no ve el final de las hostilidades que han desgarrado el país en este decenio”. “Que sea apoyo para el pueblo libanés, de este modo pueda salir de la crisis actual y descubra nuevamente su vocación de ser un mensaje de libertad y de armoniosa coexistencia para todos”.
 
“Que el Señor Jesús sea luz para la Tierra Santa donde Él nació, Salvador del mundo, y donde continúa la espera de tantos que, incluso en la fatiga, pero sin desesperarse, aguardan días de paz, de seguridad y de prosperidad. Que sea consolación para Irak, atravesado por tensiones sociales, y para Yemen, probado por una grave crisis humanitaria”.
 
Además, el Santo Padre tuvo también palabras de esperanza “para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”.
Pidió que el Niño nacido en Belén “reanime al querido pueblo venezolano, probado largamente por tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el auxilio que necesita”.
 
Se acordó también el Pontífice de otro país afligido por la violencia, esta vez en Europa: Ucrania. “Que el Redentor del mundo sea luz para la querida Ucrania, que aspira a soluciones concretas para alcanzar una paz duradera”.
 
Asimismo, pidió por los pueblos de África, “donde perduran situaciones sociales y políticas que a menudo obligan a las personas a emigrar, privándolas de una casa y de una familia. Que haya paz para la población que vive en las regiones orientales de la República Democrática del Congo, martirizada por conflictos persistentes”.
 
Que Cristo “sea consuelo para cuantos son perseguidos a causa de su fe, especialmente los misioneros y los fieles secuestrados, y para cuantos caen víctimas de ataques por parte de grupos extremistas, sobre todo en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria”.
 
Finalmente, pidió “que, a través de nuestros brazos débiles, vista a los pobres que no tienen con qué cubrirse, dé el pan a los hambrientos, cure a los enfermos. Que, por nuestra frágil compañía, esté cerca de las personas ancianas y solas, de los migrantes y de los marginados. Que, en este día de fiesta, conceda su ternura a todos, e ilumine las tinieblas de este mundo”.
 
Tras finalizar el mensaje, el Papa presidió el rezo del Ángelus e impartió la Bendición Urbi et Orbi, que otorga la indulgencia plenaria a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a todos aquellos que siguieron la Bendición a través de los medios de comunicación siempre que se cumplan las condiciones establecidas por la Iglesia.
 
(Publicado en ACIPRENSA)

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El Papa en Navidad: Amen la Iglesia así no sea perfecta y sirvan al prójimo así no cambie
 
El Papa Francisco celebró este 24 de diciembre en la Basílica de San Pedro la Misa de la Solemnidad de la Natividad del Señor en la que señaló que así como Dios no esperó que fuésemos perfectos para amarnos, igual debemos hacer con el prójimo y con la Iglesia.
 
Jesús “no cambió la historia constriñendo a alguien o a fuerza de palabras, sino con el don de su vida. No esperó a que fuéramos buenos para amarnos, sino que se dio a nosotros gratuitamente”, señaló el Papa durante su homilía.
 
En ese sentido, añadió, “tampoco nosotros podemos esperar que el prójimo cambie para hacerle el bien, que la Iglesia sea perfecta para amarla, que los demás nos tengan consideración para servirlos. Empecemos nosotros. Así es como se acoge el don de la gracia. Y la santidad no es sino custodiar esta gratuidad”.
 
Ante los cardenales, obispos, sacerdotes y fieles congregados, el Pontífice también dijo que “la Navidad nos recuerda que Dios sigue amando a cada hombre, incluso al peor. A mí, a ti, a cada uno de nosotros, Él nos dice hoy: ‘Te amo y siempre te amaré, eres precioso a mis ojos’”.
 
“Dios –aseguró– no te ama porque piensas correctamente y te comportas bien; Él te ama y basta. Su amor es incondicional, no depende de ti. Puede que tengas ideas equivocadas, que hayas hecho de las tuyas; sin embargo, el Señor no deja de amarte”.
 
La gratuidad del amor de Dios se manifestó en el nacimiento Jesús en Belén hace más de dos mil años, dijo el Papa. “Mientras que aquí en la tierra todo parece responder a la lógica de dar para tener, Dios llega gratis. Su amor no es negociable: no hemos hecho nada para merecerlo y nunca podremos recompensarlo”, señaló.
 
“¿Cuántas veces pensamos que Dios es bueno si nosotros somos buenos, y que nos castiga si somos malos? Pero no es así. Aun en nuestros pecados continúa amándonos. Su amor no cambia, no es quisquilloso; es fiel, es paciente”, indicó Francisco.
 
En ese sentido, explicó que los pastores que fueron a adorar al Niño “no eran santos” y en ellos “también estamos nosotros, con nuestras flaquezas y debilidades”, y así “como los llamó a ellos, Dios también nos llama a nosotros, porque nos ama”.
 
“¡Ánimo, no hay que perder la confianza, no hay que perder la esperanza, no hay que pensar que amar es tiempo perdido! En esta noche, el amor venció al miedo, apareció una nueva esperanza, la luz amable de Dios venció la oscuridad de la arrogancia humana. ¡Humanidad, Dios te ama, se hizo hombre por ti, ya no estás sola!”, expresó.
 
En su homilía, el Santo Padre invitó a los católicos a acoger el don otorgado por Dios, poniendo “nuestra mirada en el Niño y dejémonos envolver por su ternura. Ya no tendremos más excusas para no dejarnos amar por Él: Lo que sale mal en la vida, lo que no funciona en la Iglesia, lo que no va bien en el mundo ya no será una justificación. Pasará a un segundo plano, porque frente al amor excesivo de Jesús, que es todo mansedumbre y cercanía, no hay excusas. La pregunta que surge en Navidad es: ‘¿Me dejo amar por Dios? ¿Me abandono a su amor que viene a salvarme?’”.
 
El Papa Francisco culminó su homilía narrando una leyenda sobre los pastores que fueron a adorar el Niño para afirmar que todas las personas se pueden sentir amadas por Dios, así se consideren pobres de corazón.
 
Culminada la Misa, el Santo Padre recorrió la basílica en procesión hacia el Nacimiento armado en su interior, donde fue colocada la imagen del Niño Jesús. Francisco estuvo acompañado de un grupo de niños, entre los cuales había dos menores de Venezuela.
 
(Publicado en ACIPRENSA)

viernes, 20 de diciembre de 2019

Lecturas del Domingo 4º de Adviento - Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (7,10-14):

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
 Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,1-7):

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (1,18-24), del domingo, 22 de diciembre de 2019
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.



Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del domingo, 22 de diciembre de 2019

La señal es un niño
      Después de estas semanas de preparación, ya estamos a punto de terminar el Adviento. Unos días más y es Navidad. Y las lecturas de hoy nos dan las últimas claves que nos permitan identificar al que viene, a nuestro salvador. Es importante que atendamos a esas claves no vaya a ser que después de tanta espera, nos despistemos y no nos enteremos cuando pase a nuestro lado.
      De nuevo, como en los tres domingos anteriores, el profeta Isaías nos da la clave. Nos cuenta una antigua historia de un rey que no confiaba en Dios y que aún así Dios le quiso dar una prueba de su presencia y de su fuerza. El rey gobernaba una ciudad sitiada, sometida al hambre y a la destrucción de la guerra. Pues bien, la señal que Dios le ofreció no era un milagro que rompiese las leyes de la naturaleza. Era una señal sencilla, corriente si se quiere, pero llena de esperanza. Cuando el rey pensaba que su reino se terminaba, que todo sería destruido, Dios le prometió que iba a nacer un niño de una virgen. El niño llevaría el nombre de Enmanuel, que, traducido, significa Dios-con-nosotros. Dios estaba invitando al rey a mirar más allá de las apariencias, a poner toda su confianza en Dios. Donde él veía una ciudad atemorizada, sitiada por un ejército enemigo, sometida al hambre y a la muerte, Dios iba a hacer nacer un niño de una virgen. Ese niño sería la promesa de Dios, el signo de la presencia salvadora de Dios allá donde el rey no veía ninguna posibilidad. Leída hoy esa lectura del profeta Isaías, la promesa se nos hace a nosotros. Nos va a nacer un niño. Ese va a ser el gran signo de Dios. Ese niño es y será el signo de la promesa de Dios, de su amor restaurador, reconciliador y salvador.
      Y de ahí al Evangelio, donde se nos cuenta otra historia. Esta vez más cercana y familiar. Los protagonistas son José y María. Son novios. Ya están comprometidos a casarse. Pero María está embarazada sin que hayan vivido juntos. José podía ser bueno pero no tonto. No quería organizar un escándalo pero tampoco quería cargar con lo que no era suyo. Entonces se produce lo inesperado: un ángel se le aparece en sueños y le hace entender que ese niño es el gran signo que el pueblo estaba esperando. Ese niño que estaba creciendo en el seno de María es el que había profetizado Isaías. Ese niño es ya “Dios-con-nosotros”. Dios ha hecho posible lo que para los hombres es imposible. Dios ha creado vida y esperanza para toda la humanidad en ese niño. 
      Este es el gran signo que esperamos. El nacimiento de un niño. Ahora sabemos que nuestro Dios está por la vida. Que defiende, promueve y crea la vida. El signo de su presencia es un niño, cualquier niño. Es la vida, cualquier vida. Ahora sabemos que cada signo de vida entre nosotros nos habla de la presencia de Dios. Es “Dios-con-nosotros”.

Para la reflexión
      ¿Qué signos de vida ves en torno a ti? ¿Qué haces para respetar la vida que te rodea, para cuidarla, promoverla? ¿Eres consciente de que toda vida es signo de la presencia de Dios?

jueves, 19 de diciembre de 2019

FELICITACIÓN NAVIDAD DE DON MARIO


El Papa exhorta a ancianos a donar su tiempo a los necesitados
 
El Papa Francisco alentó a las personas de la tercera edad convertirse en voluntarios para ayudar a los más necesitados y a hablar con los jóvenes.
 
Así lo indicó el Santo Padre este 16 de diciembre al recibir en el Vaticano a la Asociación Nacional de trabajadores ancianos con ocasión del 70º aniversario de fundación.
“Los ancianos en buena condición de salud pueden ofrecer alguna hora de su tiempo para ocuparse de personas necesitadas, enriqueciéndose así también a si mismos”.
 
En esta línea, el Santo Padre dijo que el voluntariado “es una experiencia que hace bien sea a quien la recibe, como también a quien lo hace. De hecho, el compromiso a favor de los otros permite contrarrestar la percepción de soledad, mejora la prestación cognitiva e incrementa el bienestar mental”.
 
En otras palabras, el Papa Francisco dijo que el comprometerse en el voluntariado promueve el llamado “envejecimiento activo” que contribuye a mejorar la calidad de vida.
Además, el Pontífice recordó que “el futuro de un pueblo supone necesariamente un diálogo y un encuentro entre ancianos y jóvenes para la construcción de una sociedad más juntas, más bella, más solidaria y más cristiana”.
 
“Los jóvenes son la fuerza del camino de un pueblo y los jóvenes revitalizan esta fuerza con memoria y sabiduría” dijo el Papa quien añadió que “la vejez es un tiempo de gracia en el cual el Señor nos renueva su llamada: nos llama a preservar y transmitir la fe, nos llama a rezar, especialmente a interceder; nos llama a estar al lado de quienes tienen necesidad”.
 
Por ello, el Santo Padre recordó que las personas ancianas en el plano social no deben ser consideradas “como un peso, sino por lo que son en verdad, es decir un recurso y una riqueza” porque “¡Son la memoria de un pueblo!”.
 
“Estamos llamados a construir con tenacidad una sociedad diferente, más acogedora, más humana, más inclusiva, que no necesita descartar a aquellos que son débiles en cuerpo y mente, de hecho, una sociedad que mide su propio ‘paso’ sobre estas personas”, advirtió el Papa.
 
En este sentido, Francisco agradeció a esta Asociación su trabajo en el campo de la promoción de las personas ancianas y los animó a ser en todo lugar “presencia alegre y sabia” porque “existe la necesidad de la sabiduría y de la experiencia de los ancianos para construir un mundo más respetuoso de los derechos de todos”.
 
(Publicado en ACIPRENSA)

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El Papa Francisco confía a jóvenes esta tarea para la Navidad
 
 
El Papa Francisco recibió este 16 de diciembre en el Vaticano a los jóvenes de la Acción Católica Jóvenes para las felicitaciones navideñas y les realizó una petición especial.
 
“Les doy una tarea para hacer en casa: en el día de la Navidad reúnanse en oración y, con el mismo asombro de los pastores, miren al Niño Jesús, que vino al mundo para traer el Amor de Dios, lo que hace que todas las cosas sean nuevas”, pidió el Santo Padre.
 
En esta línea, el Pontífice explicó que “Jesús, con su nacimiento, se hizo un puente entre Dios y los hombres, reconcilió la tierra y el cielo, recompuso a toda la raza humana en la unidad”.
 
Por ello, el Papa Francisco pidió a los pequeños a ser también ellos mismos “puentes allí donde viven” y les preguntó: “¿Se dan cuenta que es necesario construir puentes? ¿Qué es mejor? ¿Construir puentes o muros?” y los jóvenes le respondieron “puentes”.
 
“Hoy Él les pide también ser pequeños puentes, allí donde viven. Ya se dan cuenta que esto siempre es necesario. En ocasiones no es fácil, pero si estamos unidos a Jesús podemos serlo”, afirmó el Papa.
Por último, el Papa pidió “a María, la Madre de Jesús y Madre nuestra, acompañar su camino” y les recomendó aprender de la Virgen qué quiere decir la “Navidad”. “Ella y San José nos pueden enseñar verdaderamente cómo se acoge a Jesús, cómo se le adora y cómo se le sigue día a día”.
 
(Publicado en ACIPRENSA)
 
 
 
 

viernes, 13 de diciembre de 2019

Lecturas del Domingo 3º de Adviento - Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (35,1-6a.10):

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/.
 Ven, Señor, a salvarnos

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,7-10):

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (11,2-11), del domingo, 15 de diciembre de 2019
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,2-11):

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del domingo, 15 de diciembre de 2019

¿Qué es lo que va a venir?
      Las lecturas de este domingo nos ponen en pista de lo que va a venir. Tampoco es que os den una lista de las cosas que van a suceder o nos pinten el retrato robot del Mesías para que reconozcamos al enviado de Dios, en cualquier sitio donde lo encontremos. Pero algunas cosas sí que nos dicen. 
      Por lo pronto, la lectura del profeta Isaías nos hace abrir los ojos y sentirnos maravillados. Lo que va a venir, lo que va a suceder cuando él venga, no tiene parangón en la historia de la humanidad. Todo lo que el profeta conocía iba a cambiar radicalmente. Hasta el desierto iba a florecer. Hay que recordar que Palestina es una tierra rodeada de desiertos, así que el profeta sabía bien de lo que estaba hablando y de que eso era prácticamente imposible. Pero no sólo los desiertos van a florecer. El que viene nos quitará el temor y el miedo, devolverá la vista a los ciegos y los sordos volverán a oír. Dicho de otra manera, los que por el pecado habían quedado incapaces para comunicarse con el mundo, los que nos habíamos quedado sordos y ciegos ante el Dios que nos ama y nos invita a la salvación, recuperaremos esos sentidos y volveremos a ver y a oír al Dios que nos llama. Los liberados de todas las esclavitudes darán saltos de alegría y tendrán una dicha eterna reflejada en sus rostros. Eso es lo que va a suceder cuando venga el que está a punto de venir según el profeta. 
      El Evangelio repite las mismas ideas. Ante la pregunta de los discípulos de Juan Bautista a Jesús, éste responde: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído” y a continuación les dice casi al pie de la letra lo que decía la lectura del profeta Isaías. Pero con una diferencia importante. Donde el profeta utilizaba el futuro, Jesús usa el presente. Lo que el profeta anunciaba como algo que había que esperar, Jesús lo dice como algo que ya está sucediendo. No sólo eso. Jesús alaba a Juan Bautista. Ha sido, dice, el mayor de los profetas. Sin duda. Pero nos sorprende con su última frase: “Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él”. Parece que Jesús habla de un presente, algo que ya está sucediendo, que es de tal forma nuevo, que hasta la figura gigante de Juan Bautista queda apagada ante ello. 
      Y es verdad. Jesús tiene razón. El Reino ya está aquí. Dios ha abierto ya los oídos de los sordos y los ojos de los ciegos. Hoy sabemos que el Adviento es recuerdo de una espera que fue, pero que para nosotros ya es presente. Celebramos el aniversario de la llegada de Jesús. No estamos esperando a que venga, porque ya ha venido. Abrid los ojos y mirad a vuestros vecinos, amigos y familiares, veréis un hijo de Dios. ¿Qué otra cosa es el Reino?

Para la reflexión
      ¿Tengo los oídos y los ojos abiertos para ver la presencia del Señor que está cerca de mí, que vive en mi barrio y en mi familia? ¿Siento la alegría de su presencia salvadora en mi vida? ¿Cómo comunico esa alegría a los demás, a los que viven conmigo?

El Papa Francisco celebra hoy 50 años de ordenado sacerdote

El 13 de diciembre de 1969, solo cuatro días antes de cumplir 33 años de edad, el jesuita Jorge Mario Bergoglio, ahora convertido en el Papa Francisco, fue ordenado sacerdote por el Arzobispo Emérito de Córdoba (Argentina), Mons. Ramón José Castellano.
Aquel 13 de diciembre, hace 50 años, fue sábado, vísperas del tercer domingo de Adviento. En la liturgia de la Iglesia este día es conocido como el Domingo de Gaudete o Domingo de la Alegría, para muchos el sello del pontificado del Papa Francisco junto con la misericordia.
Según el libro “El jesuita: Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio”, Francisco descubrió su vocación al sacerdocio mientras estaba en camino a celebrar el Día de la Primavera. Cuando pasó por la iglesia del barrio de Flores para confesarse, recibió una especial inspiración del sacerdote que lo acogió entonces.
En otra oportunidad el Santo Padre contó que inicialmente su madre no apoyó su decisión de entrar al sacerdocio, a pesar de que ella era una católica devota. Sin embargo, cuando fue ordenado, ella aceptó su llamado y pidió su bendición al final de la ceremonia.
Jorge Mario Bergoglio prosiguió su formación como jesuita entre 1970 y 1971 en España. El 22 de abril de 1973 emitió sus profesiones perpetuas en la Compañía de Jesús.
Cuando regresó a Argentina sirvió como profesor en la Facultad de Teología de San José en la localidad de San Miguel (en las afueras de la ciudad de Buenos Aires), rector del Colegio y, a la edad de 36 años, fue designado provincial de Argentina de los jesuitas.

jueves, 12 de diciembre de 2019

ADORACIÓN EUCARÍSTICA - 12 DE DICIEMBRE


NOTICIAS - VIRGEN DE GUADALUPE




Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo".
De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.

De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba.

El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.

Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios.

(Publicado en ACIPRENSA)

lunes, 9 de diciembre de 2019

HOMILÍA DE DON MARIO - SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN


“El Seminario, misión de todos”

8 de diciembre de 2019

Día del Seminario

 

Queridos hermanos y hermanas.

En la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, celebramos también el día del Seminario. El lema escogido para este año es: “el seminario misión de todos”. Recordamos las palabras de los mártires de Cartago en la época Romana: “sin la Eucaristía no podemos vivir”. Efectivamente, la Eucaristía es el pan de vida. Como nos recuerda Jesús: “Si no coméis mi carne y no bebéis mi sangre no tenéis vida en vosotros” (Jn 6, 53). Y por eso, en el Padrenuestro rogamos a Dios: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. No sólo el pan material y tantos dones que necesitamos para vivir. Pedimos también el pan espiritual, el pan de vida para hoy y para la eternidad (cfr. Jn 6, 35).

Esta carne eucarística y este pan de vida nos llegan por medio del ministerio de los sacerdotes. En la última cena Jesús encomienda a sus apóstoles: “haced esto en memoria mía” (Lc 22, 19).  El Papa San Juan Pablo II nos recordaba que “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de confiada esperanza. (EdE 1).

Si la Iglesia vive de la Eucaristía, toda la Iglesia está concernida en que este misterio pueda ser habitualmente celebrado en todas las partes del mundo. Por eso, la oración que el Señor nos invita a realizar para que “el dueño de la mies envíe operarios a su mies” (cfr. Mt 9, 38) incumbe a toda la Iglesia. Todos sus miembros, cada uno según su propio carisma, debemos colaborar en suscitar las vocaciones al ministerio ordenado para que este sacramento sea siempre celebrado; cuidar su crecimiento y formación; y después, ya ordenados, acompañar y sostener su vida y ministerio.

El Papa Francisco se dirigía a unos seminaristas con estas palabras: El seminario es lugar y tiempo de discernimiento. Y esto requiere acompañamiento, como hace Jesús con los dos discípulos y con todos sus discípulos, especialmente con los Doce. Los acompaña con paciencia y sabiduría, y les enseña a seguir la verdad, desenmascarando las falsas expectativas que albergan en sus corazones” (discurso 24 noviembre 2018).

Como afirma el mensaje que ha dirigido la Conferencia Episcopal con ocasión de esta jornada: “Todos somos responsables de la pastoral de la llamada, de ser vehículo en manos de Dios para que otros puedan oír, sin miedo a equivocarse, la misión concreta que Dios ha puesto en sus manos. El sacerdocio es un ministerio indispensable en nuestra Iglesia. Dios llama a sus sacerdotes en determinados contextos humanos y eclesiales que los marcarán y caracterizarán; y Dios mismo envía a estos ministros ordenados al servicio del Evangelio de su Hijo. No tengamos miedo. Dios seguirá enviando obreros a su mies para que la apacienten según el corazón de Cristo”.

En este día del Seminario oremos por las vocaciones al ministerio sacerdotal. Que niños, jóvenes y adultos escuchen la llamada de Dios y sean ayudados a responder con generosidad. Oremos también por nuestros seminaristas y sus formadores. Que Cristo vaya modelando su corazón de buen pastor. Que sean servidores fieles y entregados a la porción del Pueblo de Dios que se les va a encomendar. Ayudemos al seminario con nuestra oración y cercanía. También colaboremos en sus necesidades materiales y económicas.

María, Madre de la Iglesia, nos acompañe en nuestro camino. A Ella encomendamos hoy de modo particular a nuestro seminario y a todos aquellos a quienes se dirige la llamada del Señor a compartir con Él este precioso ministerio de amor y servicio. Con gran afecto.

 

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

PREPARAMOS A CONCIENCIA EL CAMINO... PARA CELEBRAR DE VERDAD LA NAVIDAD

PREPARAMOS A CONCIENCIA EL CAMINO... PARA CELEBRAR DE VERDAD LA NAVIDAD
 
 

sábado, 7 de diciembre de 2019

Lecturas del Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (3,9-15.20):

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/.
 Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,3-6.11-12):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Lucas (1.26-38), del domingo, 8 de diciembre de 2019
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1.26-38):

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del domingo, 8 de diciembre de 2019

Homilía para el 2º domingo de Adviento:

¿Habrá justicia en este mundo?
      A veces la experiencia de la vida nos dice que no hay justicia y que nunca la habrá. Podríamos hacer aquí multitud de preguntas para las que probablemente no tendríamos más respuesta que un movimiento de cabeza manifestando una cierta desesperanza. ¿Por qué tantos jóvenes terminan envueltos en la violencia, las drogas y la delincuencia? ¿Por qué las bandas existen en nuestras calles? ¿Por qué a veces la justicia no se aplica del mismo modo en los barrios de la gente bien que en los barrios pobres? ¿Por qué en unos casos la ley se aplica con toda su dureza y en otros con una enorme comprensión? ¿Por qué hay hombres que no saben tratar a las mujeres, incluso a la suya, con el respeto que se merecen? ¿Por qué a unos –muy pocos– les toca una ración tan grande en la tarta de este mundo, a otros una ración tan miserable y a otros muchos no les toca nada? ¿Por qué? ¿Por qué? Algunos nos hablarían de los problemas sociales y políticos, culturales y humanos que son la causa de todos esos problemas, nos envolverían con palabras y largos discursos. Pero al final nos quedaría todavía ese último “¿por qué?” rondando por la cabeza. 
 Justicia ciega     El Adviento, el tiempo que estamos celebrando ahora en la liturgia y que nos invita a prepararnos para la venida del Señor, nos ofrece una respuesta. De alguna forma, comienza reconociendo la situación. La primera lectura, del profeta Isaías, nos habla de uno que va a venir. Es una rama del tronco de Jesé, un descendiente de David. Tendrá el espíritu del Señor para gobernar conforme a sus preceptos. No juzgará por las apariencias sino que hará justicia a los débiles y dictará sentencias justas. Decir todo eso es reconocer claramente que la justicia que ahora hay en nuestra sociedad no es buena. No llega a todos por igual. Pero, la lectura del profeta Isaías, reconociendo que la situación actual no es buena, nos invita a vivir en la esperanza. Porque va a haber un día en que sí va a haber justicia para todos. Un día en que termine la violencia y todos nos volveremos hacia el que tiene el espíritu del Señor. En él encontraremos la justicia que necesitamos.
      Pero es necesario un paso intermedio. Juan Bautista en el Evangelio nos lo recuerda. Es necesaria la conversión. Si esperamos al Señor, hay que empezar a preparar los caminos para su venida. Es decir, hay que vivir ya, aquí y ahora, como si Él estuviera ya aquí. Esa es la mejor preparación. Juan Bautista nos lo dice claramente: “Cambien su vida y su corazón”. Porque estaría muy mal quejarse de que no hay justicia al tiempo que practicamos la injusticia entre nosotros. Si no empezamos ya ahora a practicar la justicia, quizá es que, ¡ay!, en el fondo no la deseamos. 

Para la reflexión
      ¿Creo que este mundo es injusto? ¿En dónde veo la injusticia? ¿Contribuyo de alguna manera con mis actitudes y mi comportamiento a que siga habiendo injusticia? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué puedo hacer para promover la justicia en mi barrio, en mi familia, con mis amigos, en mi trabajo, en mi país?

Homilía para la solemnidad de la Inmaculada Concepción

De Eva a María
      La primera lectura y el Evangelio de esta fiesta ponen en relación a María con Adán y Eva, nuestros primeros padres, el símbolo primero de la humanidad. En ellos se ve cómo somos capaces de eludir la responsabilidad. Queremos ser libres pero no queremos rendir cuentas de lo que hacemos. Es como si prefiriésemos vivir toda la vida como niños o adolescentes inmaduros. Cuando en el relato del Génesis Dios pregunta a Adán y Eva qué ha sucedido, la respuesta de los dos es muy parecida. Los dos echan a la culpa a otro. “No sabían lo que hacían”, “fue la mujer que me diste por compañera” (y así, muy finamente, Adán le echa la culpa a Dios mismo de lo sucedido), “fue la serpiente”. Se trata de liberarse de la culpa. Y con la culpa se va la responsabilidad también. Y, de paso, la libertad. Porque la libertad es nada sin responsabilidad. 
      La actitud de María en el Evangelio de Lucas es muy diferente. Ante el saludo del ángel, María se siente perturbada. Pero eso no la lleva a decir que posiblemente el ángel estaba buscando a otra persona y que ella no era la elegida. María escucha, asume el desafío que la presencia del ángel presenta y responde (responder tiene mucho que ver con “responsabilidad” y, por tanto, con “libertad”) afirmativamente a su propuesta. En el momento del “sí” no es plenamente consciente de las consecuencias que comportará en el futuro su respuesta, pero el resto del Evangelio nos muestra a una mujer que sabe estar en los momentos más fundamentales de la vida de su hijo, que escucha su palabra y la guarda en el corazón, que le acompaña hasta en el momento de la cruz y que, más tarde, aparece, como una más, en medio de la comunidad cristiana. Todo un ejemplo de madurez, de responsabilidad, y, por tanto, de libertad. 
      María, al responder positivamente al anuncio del ángel, rompe una tendencia que todavía está presente en el corazón de muchos de nosotros: la de echar la culpa a otro, la de no querer asumir la responsabilidad que está inseparablemente unida al inmenso don que es la libertad. Al renunciar a la responsabilidad, renunciamos también a la libertad. Y nos quedamos reducidos a ser unos perpetuos niños.
      María representa a la nueva humanidad, hecha de hombres y mujeres libres y responsables, conscientes de que Dios ha puesto este mundo en nuestras manos y de que tenemos que cuidarlo y mejorarlo, que compartirlo con nuestros hermanos y hermanas. María es, así, fuente de esperanza. Es posible una humanidad nueva, es posible un mundo diferente, si acogemos, como ella lo hizo, el anuncio del Reino en nuestros corazones, si asumimos nuestra libertad con responsabilidad y madurez. 

Para la reflexión
      ¿Cómo vivo mi libertad? ¿Significa que puedo hacer lo que me dé la gana sin que me importen las consecuencias? ¿O asumo de forma responsable las consecuencias de mis decisiones? 

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...