miércoles, 14 de junio de 2017

HOMILÍA DON MARIO EN URKIOLA (SAN ANTONIO DE PADUA)

AQUÍ OS DEJAMOS LA HOMILÍA DEL OBISPO DON MARIO EN URKIOLA, CON MOTIVO DE LA FESTIVIDAD DE SAN ANTONIO DE PADUA.


Homilía San Antonio de Padua 2017

Lecturas de la Misa del día (2Co 1, 18-22 y Mt 5, 13-18)


Queridos hermanos y hermanas.

1. Celebramos hoy la fiesta de San Antonio de Padua. Nació en Lisboa en el año mil ciento noventa y cinco, con el nombre de Fernando, en el seno de una familia pudiente.

2. Su familia le procuró una sólida educación en la escuela catedralicia local. Contrario a los deseos de su familia, Fernando ingresó en la Abadía Agustina de San Vicente en las afueras de Lisboa. Fernando estudió las Sagradas Escrituras y a los padres de la Iglesia. También estudió los clásicos latinos como Ovidio y Séneca.

3. En el verano de mil doscientos veinte recibió el hábito franciscano y comenzó a estudiar las enseñanzas de su fundador, Francisco de Asís. Adoptó el nombre de Antonio en honor de Antonio el Magno a quien estaba dedicada la ermita franciscana en la que él residía. Un año después fue enviado a una pequeña ermita en las montañas del pueblo de Montepaolo para que sirviera como sacerdote. Este fue uno de los períodos más felices de su vida. Por fin había pasado a vivir en la sencillez absoluta.

4. Al año siguiente la comunidad franciscana descendió al valle para asistir a las ordenaciones sacerdotales en la catedral de Forlí. Antonio se vio obligado a predicar cuando el predicador no pudo llegar. Todos quedaron maravillados con su sermón. Sus palabras transmitían el amor de Dios. Sus sermones invitaban a la conversión y al cambio de vida. A partir de entonces, viajó por todo el norte de Italia y el sur de Francia predicando allí donde la fe era débil y donde la gente había perdido la vida cristiana.

5. Era un predicador elocuente con una voz clara y fuerte. Tenía una atractiva sonrisa y una maravillosa memoria. Hacía del Evangelio el centro de su vida y de sus palabras. Fue llamado "Doctor Evangélico". Escribió sermones para todas las fiestas del año. Con el celo de un apóstol emprendió la tarea de reformar la moralidad de su tiempo combatiendo de forma especial la lujuria, la avaricia y la tiranía.

6. Falleció el trece de junio de mil doscientos treinta y uno. Tenía treinta y seis años. Su fama de santidad era grande entre su pueblo. Fue canonizado un año después. Fue proclamado doctor de la Iglesia en mil novecientos cuarenta y seis.

7. Como nos recuerda la primera lectura que hoy hemos proclamado: Jesús siempre ha sido un sí al Padre. Él nos enseña a vivir como verdaderos hijos e hijas de Dios. Precisamente el pecado es ser no a Dios. San Antonio de Padua quiso también ser siempre un sí a Dios. Enseñó a poner a Dios en el centro de la vida y vivir en su presencia como hijos queridos que viven en el amor del Padre y lo propagan allí donde se encuentran.

8. En el Evangelio, Jesús nos invita a ser sal de la tierra y luz del mundo. La sal es lo que impide la corrupción de los alimentos y lo que da sabor. Ser sal significa sembrar vida, rechazar lo que hace daño a las personas, apartar lo que genera muerte y corrupción.

9. La luz es lo que nos ayuda a reconocernos como hermanos. Nos ayuda a reconocer nuestros rostros y a reconocer el rostro de Dios presente en nuestra vida. La luz también nos muestra el camino por el que podemos caminar.  Cuánta luz necesitamos para no perdernos en el camino de la vida. Jesús es la luz que nos ilumina y el hermano que nos acompaña y fortalece. Iluminados por la luz de Dios, ahora también nosotros podemos ser luz para los demás. Que alumbre nuestra luz a toda la casa, nos pide Jesús en el Evangelio.

10. Esta luz son también las buenas obras, las obras de amor, de perdón, de paz, de misericordia. Somos luz cuando cuidamos de los demás, cuando ayudamos a los pobres, a los enfermos, a los inmigrantes, a los que no cuentan para la sociedad. Somos luz cuando sembramos perdón, reconciliación y paz. Somos luz cuando llevamos a Jesús a los que viven en el sufrimiento o caminan sin esperanza. El Señor nos envía como luz donde hay oscuridad. Nos encarga ser portadores de su luz y de su amor. Así lo hizo San Antonio de Padua con su vida y con su palabra. Hoy queremos aprender de él. A él nos encomendamos. Que seamos luz de Dios y sal contra la muerte y la corrupción en todos los lugares donde nos encontremos.

11. Que San Antonio y la Virgen María nos acompañen en el camino. AMÉN.


X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

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