martes, 29 de junio de 2021

Papa Francisco: Jesús quiere que los cristianos se la jueguen y den testimonio

El Papa Francisco advirtió de un riesgo que corren los cristianos: “dar pareceres y opiniones, tener grandes ideas y decir bonitas palabras, pero nunca jugándonosla”.

Durante el rezo del Ángelus este martes 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, que presidió desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice señaló que “Jesús quiere que nos la juguemos. ¡Cuántas veces, por ejemplo, decimos que nos gustaría una Iglesia más fiel al Evangelio, más cercana al pueblo, más profética y misionera, pero luego, en la práctica, no hacemos nada!”.

“Es triste ver que muchos hablan, comentan y debaten, pero pocos dan testimonio”, lamentó Francisco.

Por el contrario, “los testigos no se pierden en palabras, sino que dan frutos. No se quejan de los demás ni del mundo, empiezan por sí mismos. Nos recuerdan que Dios no ha de ser demostrado, sino mostrado; no anunciado con proclamas, sino testimoniado con el ejemplo”.

En ese sentido, San Pedro y San Pablo “dieron este paso y se convirtieron en testigos. No eran admiradores, sino imitadores de Jesús. No eran espectadores, sino protagonistas del Evangelio. No creyeron de palabra, sino con obras”.

“Pedro no hablaba de misión, ha vivido la misión, era pescador de hombres, Pablo no escribió libros cultos, sino cartas vividas, mientras viajaba y testificaba. Ambos gastaron su vida por el Señor y por sus hermanos. Y nos provocan”, aseguró.

El Santo Padre hizo esta reflexión a partir del Evangelio del día donde Jesús hace a sus discípulos dos preguntas centrales: “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?”; y a continuación: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.

El Papa explicó que “al mirar la vida de Pedro y Pablo, puede surgir una objeción: ciertamente fueron testigos, pero no siempre ejemplares: Pedro negó a Jesús y Pablo persiguió a los cristianos. Pero, aquí está el punto, también testimoniaron sus caídas”.

“San Pedro podría haber dicho a los evangelistas: ‘No escriban los errores que he cometido’. Pero no, su historia sale sin ambages de los Evangelios, con todas sus miserias. Lo mismo dígase de san Pablo, que en sus cartas habla de errores y debilidades”, afirmó.

Es en esa actitud “donde comienza el testigo: desde la verdad sobre sí mismo, desde la lucha contra su propia doblez y falsedad. El Señor puede hacer grandes cosas a través de nosotros cuando nos tiene sin cuidado defender nuestra imagen, pero somos transparentes con Él y con los demás”.

“A través de sus testigos, Pedro y Pablo, nos estimula a quitarnos las máscaras, a renunciar a las medias tintas, a las excusas que nos vuelven tibios y mediocres”, concluyó el Papa Francisco.

(publicado en ACIPRENSA)

HOGAR, DULCE HOGAR: PARA QUE SIGAN VIVIENDO COMO EN SU CASA


🔊‼️Ampliamos nuestra lucha‼️:  *Dignidad para nuestros familiares mayores con discapacidad intelectual*. Es un problema muy grave a nivel nacional con muchos retos. Queremos movilizar a toda España. 

*_Da tu apoyo y comparte_*:  https://www.change.org/vejezdignaDiscapacidadIntelectual 

 

_Más info en nuestra web:_ vejezdignadiscapacidadintelectual.com 

_Síguenos en redes sociales_ instagram y facebook: @vejezdignadi


 

domingo, 27 de junio de 2021

El Papa Francisco pide especiales oraciones por él

Al concluir el rezo del Ángelus dominical este 27 de junio ante numerosos fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco pidió que recen en forma especial por él en la próxima Solemnidad de San Pedro y San Pablo.

“Les pido que recen por el Papa. Recen de forma especial: ¡el Papa necesita sus oraciones! Gracias. Sé que lo harán”, indicó.

Después, el Santo Padre dio la bienvenida a todos los peregrinos de Roma, Italia y otros países “veo polacos, españoles, muchos están allí y allí”, añadió.

“Que su visita a las tumbas de los santos Pedro y Pablo fortalezca su amor a Cristo y a la Iglesia. Les deseo a todos un buen domingo. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la próxima”, concluyó el Papa.

En la Audiencia General del pasado miércoles 23 de junio, el Pontífice recordó la próxima Solemnidad de San Pedro y San Pablo, patronos de Roma.

En esta línea, el Papa invitó en esa ocasión a pedir al Señor, por intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo, “que nos ayude a abrirnos a su gracia, para poder ver, juzgar y actuar desde la verdad y la libertad que proceden del encuentro con Cristo”.

Por último, el Santo Padre esperó que “el ejemplo del celo misionero de San Pablo anime a cada uno a proclamar y vivir la verdad del Evangelio con alegría”.

(publicado en ACIPRENSA)

miércoles, 23 de junio de 2021

¿Spiderman con el Papa Francisco? Esta es la historia del encuentro viral

Los fieles que participaron este miércoles 23 de junio en la Audiencia General, celebrada en el Palacio Apostólico del Vaticano, fueron testigos de una escena inusual: un hombre vestido del popular personaje de Marvel, Spiderman, se encontraba entre los asistentes. El Papa Francisco, al finalizar su catequesis, se acercó a él, se saludaron y conversaron brevemente.

Pero, ¿quién es el hombre debajo del traje rojo y azul con el dibujo de la tela de araña característico del personaje de cómic? Se trata de Mattia Villardita, un joven italiano de 28 años que, vestido de Spiderman, visita a niños enfermos en hospitales de toda Italia.

En declaraciones a CNA, la agencia en inglés del Grupo ACI, Villardita explicó que “trato de aliviar algo del sufrimiento de los pacientes en el hospital”.

Como se puede apreciar en las fotografías del fotógrafo del Grupo ACI Pablo Esparza, y en las distribuidas por Vatican Media, y según confirmó él mismo a CNA, Villardita regaló una máscara de Spiderman al Santo Padre.

“Yo soy católico y estoy muy contento de la experiencia”, señaló. Asimismo, aseguró que el Papa Francisco ya sabía quién era y conocía su “misión”. “Me pidió que tomara muchas selfies con los niños en la plaza”, desveló de su conversación con el Papa, con quien habló sobre el sufrimiento de los niños y de sus familias del que es testigo a diario.

El año pasado Villardita fue nombrado Caballero de la Orden del Mérito de la República Italiana, un honor que le otorgó el presidente italiano por sus acciones como “héroe cotidiano”.

Villardita, el “Peter Parker” de la vida real, explicó a CNA que tiene un trabajo remunerado, pero que dedica su tiempo libre a visitar hospitales disfrazado.

Preguntado por el motivo por el que eligió al personaje de Spiderman, señaló que “ha sido mi personaje favorito desde que era un niño. Todo esto viene de una historia personal. Durante 19 años fui paciente del Hospital Pediátrico Gaslini de Génova debido a una malformación congénita”.

De niño, Villardita debió someterse a múltiples cirugías y pasó meses de recuperación en habitaciones de hospital.

“Esta experiencia me ayudó a comenzar a ayudar a otros pacientes y a sus familias”, aseguró. De esta manera, puso en marcha hace dos años un proyecto que, con el nombre de “Superhéroes en el Barrio”, reúne a un grupo de amigos suyos que, como voluntarios, se visten de personajes populares.

Como todo buen superhéroe, este fan de Spiderman no permitió que la pandemia de coronavirus lo detuviera. Durante el estricto confinamiento padecido en Italia puso en marcha un servicio de video llamadas para que los niños pudieran llamarle y conversar con el superhéroe.

Durante este tiempo, ha realizado más de 1.400 llamadas de video antes de regresar en persona a los hospitales en diciembre. El momento, aseguró, “fue una película muy, muy real”.

Publicado en ACIPRENSA

Traducido y adaptado por Miguel Pérez Pichel. Publicado originalmente en CNA.

JESÚS, EN VOS CONFÍO


 

martes, 22 de junio de 2021

Papa Francisco lamenta: “¡Cuántas veces dejamos al Señor en un rincón!”

 “¡Cuántas veces dejamos al Señor en un rincón, en el fondo de la barca de la vida, para despertarlo solo en el momento de la necesidad!”. Con esas palabras el Papa Francisco lamentó que en muchas ocasiones los fieles se olvidan del Señor, y sólo recurren a Él cuando se encuentran en dificultades.

Durante el rezo del Ángelus este domingo 20 de junio desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre afirmó que “el miedo nos hace ver las dificultades, los problemas complicados, y no mirar a Jesús”.

En su comentario del Evangelio del día previo al rezo del Ángelus, el Pontífice explicó la escena evangélica en la que Jesús y sus discípulos padecen una tempestad cuando navegaban por el mar de Galilea.

“La barca en la que los discípulos atraviesan el lago es asaltada por el viento y las olas y ellos temen hundirse. Jesús está con ellos en la barca, sin embargo, se queda en la popa durmiendo sobre un cabezal. Los discípulos, llenos de miedo, le gritan: ‘Maestro, ¿no te importa que perezcamos?’”.

El Papa explicó que “muchas veces también nosotros, asaltados por las pruebas de la vida, hemos gritado al Señor: ‘¿Por qué te quedas en silencio y no haces nada por mí?’. Sobre todo, cuando parece que nos hundimos”.

“Son muchos los momentos en los cuales nos sentimos en medio de una tempestad, nos sentimos casi acabados. En estas situaciones y en muchas otras, también nosotros nos sentimos ahogados por el miedo y, como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista lo más importante”.

Sin embargo, el Santo Padre insistió en que “en la barca, incluso si duerme, Jesús está, y comparte con los suyos todo lo que está sucediendo. Su sueño, por un lado, nos sorprende, y por el otro nos pone a prueba”.

Pero, en cualquier caso, “el Señor, está ahí, pendiente. Espera que seamos nosotros los que le impliquemos, le invoquemos, le pongamos en el centro de lo que vivimos. Su sueño nos provoca el despertarnos. Porque, para ser discípulos de Jesús, no basta con creer que Dios está, que existe, sino que es necesario involucrarse con Él, es necesario también alzar la voz con Él, gritarle a Él”.

En ese sentido, Francisco señaló que “la oración muchas veces es un grito: ‘Señor, sálvame’. Hoy es el Día del Refugiado. Muchos que vienen en barco, en el momento de hundirse, gritan: ‘Sálvame’. También en nuestra vida sucede lo mismo: ‘Señor, sálvame’, y la oración se convierte en un grito”.

“El Evangelio”, continuó explicando el Papa las Escrituras, “cuenta que los discípulos se acercan a Jesús, le despiertan y le hablan. Este es el inicio de nuestra fe: reconocer que solos no somos capaces de mantenernos a flote, que necesitamos a Jesús como los marineros a las estrellas para encontrar la ruta”.

“La fe comienza por el creer que no bastamos nosotros mismos, con el sentir que necesitamos a Dios. Cuando vencemos la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, cuando superamos la falsa religiosidad que no quiere incomodar a Dios, cuando le gritamos a Él, Él puede obrar maravillas en nosotros. Es la fuerza mansa y extraordinaria de la oración, que realiza milagros”.

Ante las súplicas de sus discípulos, Jesús “calma el viento y las olas. Y les plantea una pregunta, que nos concierne también a nosotros: ‘¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?’. Los discípulos se habían dejado llevar por el miedo, porque se habían quedado mirando las olas en vez de mirar a Jesús”.

“Y el miedo nos hace ver las dificultades, los problemas complicados, y no mirar a Jesús, que muchas veces duerme. También para nosotros es así: ¡cuántas veces nos quedamos mirando los problemas en vez de ir al Señor y dejarle a Él nuestras preocupaciones! ¡Cuántas veces dejamos al Señor en un rincón, en el fondo de la barca de la vida, para despertarlo solo en el momento de la necesidad!”, lamentó el Pontífice.

Por ello, el Papa Francisco finalizó animando a los fieles a pedir “hoy la gracia de una fe que no se canse de buscar al Señor, de llamar a la puerta de su Corazón”.

(publicado en ACIPRENSA)

jueves, 17 de junio de 2021

AUDIO - LA RECOMPENSA

 


El Papa concluyó su serie de catequesis sobre la oración con esta importante enseñanza

El Papa Francisco concluyó su serie de catequesis sobre la oración en la Audiencia General de este miércoles 16 de junio con el tema “la oración sacerdotal de Jesús” y advirtió que Cristo “no fue un filántropo que se hizo cargo de los sufrimientos y de las enfermedades humanas” sino que “fue y es mucho más”.

Después de saludar personalmente y bendecir a muchos de los fieles reunidos en el patio de San Dámaso del Vaticano, el Santo Padre alentó a recordar que Cristo ha rezado y continúa a rezar por cada uno de nosotros.

“Esto me parece lo más bonito para recordar… Recordar la gracia de que nosotros no solamente rezamos, sino que, por así decir, hemos sido ‘rezados’, ya hemos sido acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en la comunión del Espíritu Santo. Jesús reza por mí. Cada uno de nosotros puede colocar esto dentro del corazón, no lo olviden, también en los momentos más difíciles”, afirmó el Papa.

En esta línea, el Santo Padre reiteró que “ya somos acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en la comunión del Espíritu Santo. Hemos sido queridos en Cristo Jesús, y también en la hora de la pasión, muerte y resurrección todo ha sido ofrecido por nosotros”.

“Y entonces, con la oración y con la vida, no nos queda más que tener valentía, esperanza, y con esta valentía y esperanza, sentir fuerte la oración de Jesús e ir hacia adelante, que nuestra vida sea un dar Gloria a Dios en la consciencia que Él reza por mí al Padre, que Jesús reza por mí”, añadió el Papa.

Además, el Pontífice recordó que en esta serie de catequesis dedicada a la oración ha explicado “en varias ocasiones cómo la oración es una de las características más evidentes de la vida de Jesús. Jesús rezaba y rezaba mucho. Durante su misión, Jesús se sumerge en ella, porque el diálogo con el Padre es el núcleo incandescente de toda su existencia”.

De este modo, el Santo Padre señaló que “los Evangelios testimonian cómo la oración de Jesús se hizo todavía más intensa y frecuente en la hora de su pasión y muerte. De hecho, estos sucesos culminantes en su vida constituyen el núcleo central de la predicación cristiana” y añadió que “esas últimas horas vividas por Jesús en Jerusalén son el corazón del Evangelio no solo porque a esta narración los evangelistas reservan, en proporción, un espacio mayor, sino también porque el evento de la muerte y resurrección –como un rayo – arroja luz sobre todo el resto de la historia de Jesús”.

Por ello, el Papa indicó que Jesús “no fue un filántropo que se hizo cargo de los sufrimientos y de las enfermedades humanas: fue y es mucho más” y explicó que "en Él no hay solamente bondad: está la salvación, y no una salvación episódica –la que me salva de una enfermedad o de un momento de desánimo– sino la salvación total, la mesiánica, la que hace esperar en la victoria definitiva de la vida sobre la muerte”, explicó el Papa.

En este sentido, el Santo Padre subrayó que “en los días de su última Pascua, encontramos por tanto a Jesús, plenamente inmerso en la oración” y agregó que Cristo “reza de forma dramática en el huerto del Getsemaní, asaltado por una angustia mortal”.

Sin embargo, el Papa resaltó que Jesú en el huerto del Getsemaní reza “precisamente en ese momento, se dirige a Dios llamándolo ‘Abbà’, Papá” y añadió que “esta palabra aramea –que era la lengua de Jesús– expresa intimidad y confianza. Precisamente cuando siente la oscuridad que lo rodea, Jesús la atraviesa con esa pequeña palabra: ¡Abbà! Papá”.

“Jesús reza también en la cruz, envuelto en tinieblas por el silencio de Dios. Y sin embargo en sus labios surge una vez más la palabra ‘Padre’. Es la oración más audaz, porque en la cruz Jesús es el intercesor absoluto: reza por los otros, por todos, también por aquellos que lo condenan, sin que nadie, excepto un pobre malhechor, se ponga de su lado. Todos estaban contra él, o eran indiferentes, solamente ese malhechor reconoce el poder. Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”, advirtió el Papa.

En esta línea, el Santo Padre describió que “en medio del drama, en el dolor atroz del alma y del cuerpo, Jesús reza con las palabras de los salmos; con los pobres del mundo, especialmente con los olvidados por todos, pronuncia las palabras trágicas del salmo 22: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Él sentía el abandono y rezaba”.

“En la cruz se cumple el don del Padre, que ofrece el amor, es decir, se cumple nuestra salvación, y una vez más lo llama ‘¡Dios mío!’. ‘Padre, en tus manos pongo mi espíritu’. Todo, todo es oración en las tres horas de la Cruz”, indicó el Papa.

Por ello, el Santo Padre destacó que “Jesús reza en las horas decisivas de la pasión y de la muerte. Con la resurrección el Padre responderá a su oración. La oración de Jesús es intensa, la oración de Jesús es única, y también se convierte en el modelo de nuestra oración”.

“Jesús ha rezado por todos, también ha rezado por mí, por cada uno de ustedes. Cada uno de nosotros puede decir Jesús en la cruz ha rezado por mí, ha rezado. Jesús puede decirnos a cada uno: ‘He rezado por ti, en la Última Cena y en el madero de la Cruz’. Incluso en el más doloroso de nuestros sufrimientos, nunca estamos solos”, añadió el Papa.

Ante eso, el Santo Padre dijo de forma espontánea que “la oración de Jesús está con nosotros” y añadió: “Y ahora padre, que estamos aquí escuchando esto, ¿Jesús reza por nosotros? Sí, continúa a rezar, para que su palabra nos ayude a ir hacia adelante, para que podamos soportar el sol también, Él reza por nosotros”, afirmó.

Finalmente, el Papa dijo durante su saludo “a los fieles de lengua española, que hay muchos” el Santo Padre invitó a no olvidar que “Jesús no solo nos ‘amó’ primero, sino que también ‘rezó’ primero por nosotros”.

“Por eso, con nuestra oración y nuestra vida demos Gloria a Jesús, y vivamos seguros porque Él rezó, y reza, por cada uno de nosotros aún ahora delante al Padre”, concluyó el Papa.

(publicado en ACIPRENSA)

viernes, 11 de junio de 2021

Hoy fiesta del Sagrado Corazón de Jesús: En agradecimiento a nuestros Sacerdotes publicamos el siguiente artículo

Mons. Joseba Segura: “Queremos dar gracias a Dios por tanta coherencia que ha habido en la vida de muchos curas”

La basílica de Begoña acogió ayer la celebración anual de los aniversarios presbiterales de la Diócesis. Debido a la situación sanitaria, la Eucaristía fue el único acto que se celebró ya que la conferencia que habitualmente tiene lugar antes de la misa, así como la comida, no pudieron llevarse a cabo. Al final de la Eucaristía, los 15 homenajeados recibieron un detalle por su aniversario. El obispo electo de Bilbao, Mons. Joseba Segura, que presidió la celebración, en su homilía dijo a los presentes que la entrega "es necesaria hoy, lo ha sido en toda la historia de la Iglesia y lo va a seguir siendo en el futuro”.

“Algunos han insistido y tienen razón en que no hay vocaciones más importantes que otras”, señaló Mons. Segura “pero yo creo que los que estamos aquí podemos afirmar, en lo que hemos vivido durante años, que la vida sacerdotal, en la medida que está entregada realmente, es una vocación, un ministerio importante. Seguro que hay tareas que hay que realizar. Hay que superar, ciertamente, el clericalismo que tiene que ver con una manera de entender la vida de la Iglesia en la que el presbítero tenía responsabilidades, que ciertamente le han correspondido y le seguirán correspondiendo, pero nuestra Iglesia los ministros ordenados van a seguir siendo absolutamente centrales y necesarios y su aporte va a seguir siendo crítico para una comunidad que tiene como fuente y cumbre de la vida cristiana, la Eucaristía”.

Vocaciones

En cuanto a la situación de las vocaciones, señaló que, por un lado, aquí en Europa no hay vocaciones, pero en otros sitios sigue habiéndolas “yo sinceramente no me atrevo a interpretar el hecho de las dificultades que existen aquí en materia de vocaciones -que son dificultades particularmente intensas en el continente europeo- lo que puede significar respecto a la voluntad que tiene o no tiene el Espíritu respecto al ministerio presbiteral”. Prosiguió mostrando su convicción de que la Iglesia ha sido ministerial y va a seguir siendo ministerial “si me preguntan por qué y hasta qué punto puedo explicarlo, pues la verdad no lo puedo explicar con razones que puedan convencer a todo el mundo –ha dicho- lo que sí sé, es  que ha sido desde el primer momento y sigue siendo un elemento central de lo que somos como comunidad y como identidad específica que tenemos y que se va a mantener” e insistió en que el hecho de que eso sea cierto no significa que determinadas formas de vivir el sacerdocio, de vivir el ministerio y determinados modos de organización tengan que seguir exactamente como ha sido “porque sabemos que la historia de la Iglesia hay muchas cosas que han variado”.

Agradecimiento a los sacerdotes

Concluyó dando gracias a Dios “por la fecundidad de este servicio que hemos podido prestar. Hoy -dijo- no estamos aquí reunidos porque celebremos éxitos, porque no hay tantos que presentar desde muchos puntos de vista, hoy estamos aquí reunidos, en la medida que podemos decir con verdad que nuestra vocación ha sido fecunda, mas allá de los éxitos y los fracasos, tan relativos y tan difícil de interpretar a no ser que uno tenga mucha perspectiva de años; más allá de las inconsecuencias que indudablemente tenemos, porque hemos predicado muchas cosas que luego no somos capaces de vivir con la misma intensidad. Queremos hoy celebrar y dar gracias a Dios por tanta coherencia que ha habido en la vida de muchos curas, por la limpieza de corazón que existe, por la misericordia con la que se acercan a mucha gente y por la generosidad y la humildad de su servicio. Esa oportunidad de participar en el único sacrificio de Cristo tiene pleno sentido y queremos agradecérselo a Dios. Sabemos que Él es el único y eterno sacerdote, sabemos que lo que nosotros podamos hacer solamente va a ser buena noticia para el mundo y va a ser expresión de ese ministerio que Él quiso instaurar en la medida en que estemos profundamente unidos a Él. Que Dios nos ayude agradecidos en este día en el que celebramos a Cristo, fuente del sacerdocio de la Iglesia, del sacerdocio de los laicos, del sacerdocio también de los curas, nuestro y que Él nos siga bendiciendo, acompañando y también purificando. Ese deseo sincero que todos tenemos de entregarnos con verdad a este ministerio que se nos ha dado”.

jueves, 10 de junio de 2021

Corazón de Jesús: ¡Abrid las puertas a Cristo!



La foto que encabeza este artículo no es composición gratuita de su autor, sino imagen real fotografiada por él y vista cientos de veces. Por encima del letrero luminoso del autobús municipal 56 donde se lee “Sagrado Corazón”, puede distinguirse la estatua erigida en su honor, en 1927, al final de la Gran Vía de Bilbao; da nombre a la glorieta, una cabecera del recorrido. Desde sus 40 metros de altura, representa a Cristo que, con la mano izquierda junto a su Corazón, bendice con la otra al mundo entero. Hoy, este “enlace” podría simbolizar su bendición a cuantos embarcados en el autobús de la vida hacemos su travesía terrena. Es como si viajara con nosotros y dijese a cada uno: “No me quedo lejos, en las alturas, sino que te ofrezco mi compañía para hacer contigo el recorrido de tu vida”.

Cristo, Hijo eterno de Dios-Padre, al hacerse hombre nos ha revelado la inmensa dignidad de cada persona, ha compartido nuestra existencia y desea llevarnos a la parada final del viaje terreno: la casa del Cielo. Como ha recordado el Concilio Vaticano II, Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación (Const. Gaudium et spes, n. 22). Solo Él puede hacerlo porque con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre (Ibid.). Hace 21 siglos, Jesús tomó el autobús de nuestra vida y nosotros, hoy, hemos subido a su mismo vehículo.

Amó con corazón de hombre: aquí está todo sintetizado. La fiesta del Corazón de Jesús que celebramos los cristianos habla de la cercanía de Dios y de su amor humano por todos, como proclama la Iglesia: Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros (...) Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, (…) ‘es considerado como el (…) símbolo del amor con que el divino Redentor ama continuamente (…) a todos los hombres’" (Catecismo n. 478).

Aunque esta verdad interpele de modo directo a los cristianos, los valores que Cristo pregona y vivió plenamente son universales porque proclaman la dignidad de cada persona, más allá de la fe que se tenga o deje de tenerse. Son valores humanos que enriquecen si los traducimos en virtudes, so pena de quedarse en ideales muertos. El viajero terreno que fue Jesús los vivió y los ofrece a caminantes de todos los tiempos, para hacerlos vida propia. Los brinda con sencillez y dulzura, al decirnos: Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré (…), aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas (Mt 11, 29).

Merecen acogida porque nos va la vida en ello, y no solo esta de ahora, sino también la venidera y eterna. Se comprende que san Juan Pablo II, nada más ser elegido Papa, el 16 de octubre de 1978, pidiera al mundo entero: ¡Abrid las puertas a Cristo!, y seis días después lo volviera a proclamar en la Misa con que inició su Pontificado: ¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». Sus dos sucesores, Benedicto XVI y Francisco le han hecho eco. Por citar solo a Francisco, en su twitter del 22 de octubre de 2019, escribía: “Demos gracias a Dios por todo el bien realizado en el mundo y en los corazones mediante las palabras, las obras y la santidad de JuanPabloII. Recordemos siempre su llamamiento: “¡Abrid las puertas a Cristo!”.

El monumento del Sagrado Corazón en Bilbao, y su simbolismo, fue protagonista anticipado del llamamiento a abrir las puertas a Cristo, y no excluir su presencia y valores de nuestro vivir cotidiano. En efecto: a los dos años de instaurarse la República, en febrero de 1933, la corporación Municipal planteó, en una votación, derruir imagen y obelisco. Esto provocó reiteradas manifestaciones de protesta de numerosos ciudadanos, y un recurso contencioso-administrativo. Tres meses después, el 20 de mayo el intento de demolición quedó anulado. Buen ejemplo de sana ciudadanía y de laicididad -que no laicismo- para cualquier Estado que mire por la libertad y bien común de sus ciudadanos, sean creyentes de cualquier religión, agnósticos, ateos, o indiferentes. Ejemplo de vivísima actualidad y digno de seguir, para que cruces y símbolos cristianos no desaparezcan y menos aún, como ya ha sucedido, terminen arrojados en un estercolero.

Hasta el emplazamiento que acoge el monumento al Sagrado Corazón es como un grito silencioso -valga el oxímoron-, en defensa de la amable convivencia entre las personas y de respeto de símbolos y sentimientos religiosos, aunque no se compartan. El obelisco se eleva, justamente, en la glorieta donde confluyen como dándose la mano, dos grandes avenidas: una lleva el nombre del fundador de la Villa de Bilbao; la otra, el de un hijo nacido en ella, fundador de una conocida formación política. Y Cristo, Fundador -esta vez con mayúscula-, de la Familia de Dios en la tierra, bendice desde su altura y sin exclusivismos, a cuantos trabajen por el bien común y respeten la dignidad de la persona, al margen de sus libres opciones temporales del tipo que sean. Solo si esas opciones contradicen los valores opuestos a una sana antropología y laicidad, serán ellas mismas las que se excluyan porque, en su esencia, irían contra la dignidad del hombre: ya sean ataques contra su vida naciente en el seno materno, o en sus fases finales, agresiones físicas o verbales por discrepancias en cuestiones temporales, etc.      

Vale la pena hacer eco a la petición de Juan Pablo II para abrir a Cristo las puertas del corazón -o, al menos, a sus propuestas de vida-, y dejarle viajar con nosotros. Por lo demás, para los cristianos que ya lo hemos hecho, baste  recordar que el viaje dura toda la vida; y que siempre podremos abrirnos más y mejor a los requerimientos concretos de su amor infinito. 



      

(PUBLICADO EN EL CONFIDENCIAL DIGITAL)

miércoles, 9 de junio de 2021

ARTÍCULO - El «pater» de la familia más numerosa del Amazonas

El misionero bilbaíno Ignacio Doñoro está al frente del Hogar Nazaret, que acoge a más de 300 niños peruanos en vulnerabilidad


El día que uno de los chavales le llamó papá, le desconcertó. No supo cómo reaccionar. «Fue una bebé que recogí con dos meses y que no había conocido ni a su padre ni a su madre. Es la primera palabra que dijo y más adelante le tuve que explicar la verdad». Hoy de poco sirven los argumentos. Para los menores del Hogar Nazaret ubicado en el Amazonas peruano, Ignacio María Doñoro de los Ríos es su «papá». El misionero, ahora sí, lo acoge como un regalo: «Cuando decides ser sacerdote, optas por el celibato, por una entrega total a Dios. Él me ha traído hasta aquí y asumo esta paternidad, que es mucho más profunda que una biológica. Nace del sueño de crear hombres y mujeres capaces de amar y ser amados».

Así se explica este padre de familia numerosa de 57 años. O «pater», porque antes fue capellán castrense en Bosnia y Kosovo, pero también en la Comandancia de la Guardia Civil de Intxaurrondo. Hasta llegar a la región peruana de San Martín, Doñoro ya contaba con la experiencia de abrir casas para niños y jóvenes con dificultades en Tánger, Mozambique, Colombia y el Salvador. Ahora, el epicentro de su acción está en el Hogar Nazaret, que cuenta con seis casas, escuela de fútbol incluida, donde crecen más de 300 niños en situación de vulnerabilidad.

«No me siento cómodo hablando de cifras, porque podría parecer que estás tratándoles precisamente como un número. Un padre nunca hablaría así de sus hijos, cada uno tiene un rostro y un nombre. Cada hijo de esta casa es único, necesario e indispensable», apunta el presbítero. Este punto de partida es el que le lleve a romper con el imaginario del orfanato. «El Hogar de Nazaret se constituye desde y para el corazón de Cristo, porque, cuando atendemos a los últimos, a los desterrados, a los que nadie quiere, estamos atendiendo a Jesús. Esto es una familia. Es más, diría que es una familia sobrenatural, conformada por el Amor de Dios», explica desde una definición más bien tirando a teológica, que aterriza en lo concreto: «Contamos con un protocolo muy exigente para la recuperación de cada niño. Porque, en muchos de los casos, llegan completamente rotos y no vas a poder curar la enfermedad o la discapacidad con la que llegan, pero sí les puedes enseñar a vivir con dignidad, a abrazar el trauma», relata.

Desde ahí vincula lo humano y lo trascendental: «Nosotros ponemos los medios y nuestro ser y, la otra gran parte, es el milagro que Dios hace en cada uno». ¿La prueba del algodón de que las cosas marchan con cualquiera de los chavales que llevan un tiempo en Nazaret? «Es fácil, cuando te dicen: ‘Somos recontra felices, papá’». Tal es la labor que realiza este misionero bilbaíno que en enero recibió el Premio CEU Ángel Herrera a la Solidaridad y, sin buscarlo, se ha convertido en candidato al Princesa de Asturias a la Concordia.

El Hogar Nazaret no busca ser punto de destino, sino más bien de partida desde una acogida transitoria: «Los niños nacen de los árboles, tienen sus familias, aunque vengan de situaciones realmente complicadas. Por eso buscamos que en la medida de lo posible puedan volver, reintegrarse, pero, sobre todo, darles las herramientas para que puedan tener el futuro que se merecen», relata. «A la vez que damos calor a los menores, trabajamos con sus madres y abuelas. De poco sirve que hayas logrado salvar a un bebé que su madre se sentía abocada a abortarle, si luego no trabajas con esta mujer para que no vuelva a verse en la misma coyuntura y, a la vez, pueda mantener los lazos con su hijo».

Es así como este proyecto integral le ha permitido a Ignacio ver cómo algunos de los recién nacidos que tuvo entre sus brazos hoy tienen un trabajo, o se han casado a pesar de no haber tenido un referente familiar estructurado. «Incluso alguno ha llegado a la universidad, cuando no tenían nada a su favor para poder estudiar», expone orgulloso sobre el ambiente creado en el centro: «Los mayores ejercen de hermanos, tutores y acompañantes de los que van creciendo, sumiendo responsabilidades y creando vínculos. Son ellos los que marcan el espíritu de familia y van copiando comportamientos que les ayudan a crecer y madurar».

Cuando irrumpió la pandemia en Perú, el padre Doñoro admite que se quedó «paralizado», porque «el confinamiento fue de un día para otro e improvisamos una cuarentena que en nuestro caso ha durado meses, mientras veíamos que a nuestro alrededor moría mucha gente porque no había acceso ni a los hospitales ni al oxígeno». «Aparentemente solo había hueco para la resignación –recuerda–, pero desde ahí tuve claro que me tocaba jugar el mismo papel del padre de ‘La vida es bella’ y no podía permitirme que a los niños les llegara la pesadumbre que se estaba viviendo fuera», comparte el sacerdote.

Echando la vista atrás, confiesa que «ha sido el mejor año para el hogar»: «Me da vergüenza expresarlo así teniendo en cuenta el sufrimiento que ha causado el coronavirus, pero es cierto que, en nuestro caso, hemos recibido más ayudas que nunca». De hecho, las donaciones le han permitido comprar una propiedad de unas 70 hectáreas para poner en marcha una explotación agropecuaria para autoabastecerse y obtener ingresos de los excedentes. También ha sido un tiempo de estar en contacto con los niños, de una mayor oración personal y de reflexión para escribir «El fuego de María» (Nueva Era), el libro en el que relata todo lo vivido en estos años.

(publicado en LA RAZÓN)

jueves, 3 de junio de 2021

CORPUS CHRISTI - PARROQUIA

 


Corpus Christi: Papa Francisco alienta a que la Eucaristía sea apoyo en las dificultades

 Con ocasión de la próxima Solemnidad del Corpus Christi, el Papa Francisco animó a que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sea “un apoyo en medio de las dificultades”.

Así lo dijo el Santo Padre durante la Audiencia General de este miércoles 2 de junio que se realizó en el patio de San Dámaso del Vaticano.

“Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean para cada uno de ustedes una presencia y un apoyo en medio de las dificultades, un consuelo sublime en el sufrimiento de cada día y una prenda de resurrección eterna”, alentó el Papa.

Además, el Santo Padre invitó a encontrar “en la Eucaristía, misterio de amor y de gloria, esa fuente de gracia y de luz que ilumina los caminos de la vida”.

Para ello, el Pontífice rezó para que la próxima celebración de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo “profundice nuestra conciencia de la presencia real de Jesús entre nosotros en la Eucaristía”.

Finalmente, el Papa recordó que este mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús por lo que aconsejó pedir al Señor “que nos conceda tener un corazón orante, lleno de confianza y de audacia filial, así como la gracia de permanecer siempre unidos a Él y entre nosotros por la participación en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre”.

Corpus Christi

En el Vaticano, el Corpus Christi se celebra el jueves después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Mientras que en varias diócesis del mundo se traslada al domingo posterior a la Santísima Trinidad por una cuestión pastoral.

La Solemnidad del Corpus Christi fue establecida en 1246 por el Obispo Roberto de Thorete y a sugerencia de Santa Juliana de Mont Cornillon. Después del milagro eucarístico de Bolsena, a mediados del Siglo XIII, el Papa Urbano IV extendió esta celebración a toda la Iglesia Universal en 1264 con la bula “Transiturus”, fijándola para el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad.

Adoro te devote

Uno de los himnos eucarísticos más difundidos fue compuesto por Santo Tomás de Aquino en 1264 tras la petición del Papa Urbano IV.

A continuación, el texto del himno Adoro te devote:


Te adoro con devoción, Dios escondido,

oculto verdaderamente bajo estas apariencias.

A Ti se somete mi corazón por completo,

y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;

pero basta el oído para creer con firmeza;

creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:

nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,

pero aquí se esconde también la Humanidad;

sin embargo, creo y confieso ambas cosas,

y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás

pero confieso que eres mi Dios:

haz que yo crea más y más en Ti,

que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!

Pan vivo que das vida al hombre:

concede a mi alma que de Ti viva

y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno,

límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,

de la que una sola gota puede liberar

de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,

que se cumpla lo que tanto ansío:

que al mirar tu rostro cara a cara,

sea feliz viendo tu gloria.

Amén.

(publicado en ACIPRENSA)

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...