viernes, 10 de agosto de 2018

MISA DEL DOMINGO 12/08/18

Verde XIX Domingo del Tiempo Ordinario MR, p. 431 (429) / Lecc. II, p. 148



LA VIDA PERDURABLE

1 Re 19, 4-8; Ef 4, 30-5,2; Jn 6, 41-51


Entre las dos lecturas existe un motivo en común, el de la referencia al pan cotidiano. El profeta Elías enfrentó una persecución encarnizada por su fidelidad a Dios y tuvo que exiliarse, huyendo de la brutalidad de Ajab y Jezabel. Su confianza y su fortaleza estaban en grave riesgo. Dios le ofreció agua y pan, así consiguió ponerse de pie para superar su "noche oscura". El relato nos confirma una certidumbre fundamental. Dios siempre asiste por medio de señales a quienes confían en él. El diálogo evangélico por su parte, nos desvela una enseñanza clave de la vida cristiana. El Señor Jesús está convencido que los seres humanos nos afanamos por bienes y alimentos obsoletos y engañosos. Hay un pan que sacia nuestra hambre y hay otro muy distinto, que nos nutre y da respuesta a nuestros anhelos más profundos. Jesús tiene una cesta llena de este alimento que no perece. Quien da fe a sus palabras, comienza a rebasar la frontera de la frustración y se introduce a la vida plena.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19 22. 23

Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Con la fuerza de aquel alimento, caminó hasta el monte del Señor

Del primer libro de los Reyes: 19, 4-8


En aquellos tiempos, caminó Elías por el desierto un día entero y finalmente se sentó bajo un árbol de retama, sintió deseos de morir y dijo: "Basta ya, Señor. Quítame la vida, pues yo no valgo más que mis padres". Después se recostó y se quedó dormido.

Pero un ángel del Señor llegó a despertarlo y le dijo: "Levántate y come". Elías abrió los ojos y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y un jarro de agua. Después de comer y beber, se volvió a recostar y se durmió. Por segunda vez, el ángel del Señor lo despertó y le dijo: "Levántate y come, porque aún te queda un largo camino". Se levantó Elías. Comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9


R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.


Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.

Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.

Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R/.

Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R/.


SEGUNDA LECTURA

Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros.

De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 30-5, 2


Hermanos: No le causen tristeza al Espíritu Santo, con el que Dios los ha marcado para el día de la liberación final.

Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignación, los insultos, la maledicencia y toda clase de maldad. Sean buenos y comprensivos, y perdónense los unos a los otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo. Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima de fragancia agradable a Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 6, 51

R/. Aleluya, aleluya.


Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. R/.

EVANGELIO

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.

Del santo Evangelio según san Juan: 6, 41-51


En aquel tiempo, los judíos murmuraban contra Jesús, porque había dicho: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo", y decían: "¿No es éste, Jesús, el hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo nos dice ahora que ha bajado del cielo?".

Jesús les respondió: "No murmuren. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Éste es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL


Oremos, hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para que, acordándose de su promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido en su nombre. Digamos: escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)

Por la paz que desciende del cielo, por la unión de las Iglesias y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.

Por los que trabajan por el bien de los pobres, por los que ayudan a los ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos, roguemos al Señor.

Por los que están abatidos o sometidos a una prueba, por los que están en peligro, por el retorno de los extraviados y por la libertad de los encarcelados, roguemos al Señor.

Por los que en este momento están orando con nosotros, por los que han pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros hermanos difuntos, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras oraciones y guía a tu Iglesia peregrina en el mundo; sostenla con el alimento que da la vida eterna, para que, perseverando en la fe cristiana, llegue a contemplar el resplandor de tu rostro. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14

Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.

O bien: Cfr. Jn 6, 51

El pan que yo les daré, es mi carne para la vida del mundo, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Desde que comenzó esta cultura de la infantilización del género humano, terminamos creyendo que la felicidad se conseguiría en los anaqueles. Los aparadores de las tiendas departamentales nos robaron el corazón; el dinero plástico se nos repartió de manera engañosa, haciéndonos creer en un dogma tan superficial como falso. tú eres lo que compras". Cuando el ritmo de la vida obedece a las tendencias de moda, a los dictados de la mercadotecnia, nuestro horizonte personal termina achaparrándose. No solamente vamos perdiendo nuestro dinero, ocurre algo peor, vamos perdiendo lo más valioso: la vida. El mensaje de Jesús resulta convincente, no es una proclama demagógica Jesús vivió de manera discreta, disfrutó de la comida, la bebida y el cariño de sus amigos y seguidores. Conoció la bondad de su Padre, se apartó de la ruta comodina de los herodianos, arriesgó su seguridad, apartándose de su oficio remunerado y viajó sembrando esperanza por los poblados de Galilea.

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