miércoles, 15 de agosto de 2018

MISA DEL MIÉRCOLES 15/08/18; LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

La Asunción de La Santísima Virgen María

Blanco Solemnidad Misa del día MR, p.772 (800) / Lecc, II, p. 1107



UNA SERIE DE SEÑALES

Apoc 11, 19; 12, 1-6.10; 1 Cor 15. 20-27; Lc 1, 39-56


El lenguaje simbólico del Apocalipsis de san Juan incluye imágenes cósmicas como la luna y las estrellas; el enfrentamiento entre un dragón tan temible que dispone de poder (numerosos cuernos) para destruir y gobernar (las siete diademas) y una mujer a punto de dar a luz, que ni siquiera consigue mantener consigo a su recién nacido. Asistimos a un enfrentamiento por demás disparejo entre la fuerza excesiva y la debilidad extrema, que obliga a la mujer a huir al desierto. Este enfrentamiento no escapa a la mirada de Dios, quien envía a su mensajero, el ángel Miguel a socorrer a la mujer y al recién nacido. Hermosas imágenes que nos ayudan a comprender que María, la Madre del Señor es también madre de una Iglesia sufriente por causa de su fidelidad. Donde quiera que se mantenga una comunidad eclesial fiel a su vocación podrá entonar con entusiasmo su confianza en la inminente victoria de nuestro Dios.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ap 12, 1

Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que elevaste a la gloria celestial en cuerpo y alma a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos tender siempre hacia los bienes eternos, para que merezcamos participar de su misma gloria. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 11,19; 12, 16.10


Se abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se vio el arca de la alianza. Apareció entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y a punto de dar a luz y gemía con los dolores del parto.

Pero apareció también en el cielo otra figura: un enorme dragón, color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada una de sus siete cabezas. Con su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Después se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo, en cuanto éste naciera. La mujer dio a luz un hijo varón, destinado a gobernar todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue llevado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, a un lugar preparado por Dios.

Entonces oí en el cielo una voz poderosa, que decía: "Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mesías". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 44, 10bc. 11. 12ab.16


R/. De pie, a tu derecha, está la reina.


Hijas de reyes salen a tu encuentro. De pie, a tu derecha, está la reina, enjoyada con oro de Ofir. R/.

Escucha, hija, mira y pon atención: olvida a tu pueblo y la casa paterna; el rey está prendado de tu belleza; ríndele homenaje, porque él es tu Señor. R/.

Entre alegría y regocijo van entrando en el palacio real. A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra. R/.


SEGUNDA LECTURA

Resucitó primero Cristo, como primicia; después los que son de Cristo.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 20-27


Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos.

En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.

Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos.

El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte, porque todo lo ha sometido Dios bajo los pies de Cristo.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R/. Aleluya, aleluya.


María fue llevada al cielo y todos los ángeles se alegran. R/.

EVANGELIO

Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Exaltó a los humildes.

Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-56


En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".

Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.

Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.

Acordándose de su misericordia, viene en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Suba hasta ti, Señor, nuestra ofrenda fervorosa y, por intercesión de la santísima Virgen María, elevada al cielo, haz que nuestros corazones tiendan hacia ti, inflamados en el fuego de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

La gloriosa Asunción de la Virgen.


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

Porque hoy ha sido elevada al cielo la Virgen Madre de Dios, anticipo e imagen de la perfección que alcanzará tu Iglesia, garantía de consuelo y esperanza para tu pueblo, todavía peregrino en la tierra.

Con razón no permitiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro aquella que, de un modo inefable, dio vida en su seno y carne de su carne a tu Hijo, autor de toda vida. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 1, 48-49

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido el sacramento de la salvación, te pedimos, Señor, nos concedas que, por intercesión de santa María Virgen, elevada al cielo, seamos llevados a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne, MR, p. 601 (609).

El mismo día 15 de Agosto, no obstante que tenga precedencia la Solemnidad de la Asunción, vale la pena recordar a:

San Luis Bátis Sáinz, presbítero y mártir

Nació en San Miguel del Mezquital, Zac. el 13 de septiembre de 1870. Párroco de San Pedro Chalchihuites, Zac. Celoso sacerdote en todos sus ministerios, tuvo especial dedicación a los jóvenes infundiendo en ellos el espíritu de heroísmo cristiano para profesar su fe. El 15 de agosto de 1926, fue conducido: junto con sus más cercanos colaboradores en el apostolado, los laicos: Manuel Morales Salvador Lara Puente y David Roldán, al lugar conocido como "Puerto de Santa Teresa". El Sr. Cura Bátis y Manuel Morales fueron llevados fuera de la carretera para ser fusilados; entonces el sacerdote intercedió por Manuel, pero fue inútil. Los cuatro testigos de Cristo Rey fueron asesinados.

San Manuel Morales, laico y mártir

Nació en Mesillas, Zac., el día 8 de febrero de 1898. Cristiano de una pieza, esposo fiel, padre cariñoso con sus tres pequeños hijos, trabajador cumplido, laico comprometido en el apostolado de su parroquia y de intensa vida espiritual alimentada con la Eucaristía. Miembro de la Acción Católica de la Juventud Mexicana y presidente de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, El día 15 de agosto de 1926 al conocer la prisión del Sr. Cura Bátis se movilizó para ir a pedir su libertad. Apenas había reunido un grupo de jóvenes para deliberar, cuando la tropa se presentó y el jefe gritó: «¡Manuel Morales!». Manuel respondió: «Yo soy. A sus órdenes». Lo insultaron y comenzaron a golpearlo con saña. Junto con el Sr Cura fue conducido fuera de la ciudad, y al escuchar que su párroco pedía que le perdonaran la vida en atención a su familia lleno de valor y de fe le dijo: «Señor Cura, yo muero, pero Dios no muere. El cuidará de mi esposa y de mis hijos». Luego se irguió y exclamó: «¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!». Y el testimonio de su vida quedó firmado con su sangre de mártir.

San Salvador Lara, laico y mártir

Salvador, joven militante de la Acción Católica de la Juventud Mexicana, nació en el poblado de Berlin, Dgo., perteneciente a la parroquia de Súchil, el 13 de agosto de 1905. Salvador era alto y fuerte, aficionado a practicar el deporte de la charrería; educado y fino en el trato con todos, respetuoso y cariñoso con su madre viuda; íntegro y responsable como empleado en una empresa minera. Vivía su fe en la pureza de sus costumbres y en la entrega al apostolado. Cuando llegaron los soldados para apresarlo, junto con Manuel y David, respondió al ser llamado: «Aquí estoy». Orando en voz baja, Salvador recibió la descarga que abrió las heridas para que brotara su sangre de mártir y se descubriera su grandeza de cristiano, el 15 de agosto de 1926, tenía 21 años de edad.

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