martes, 7 de enero de 2020

CARTA DE ENERO DE DON MARIO


Aquí estoy, envíame (Is 8, 6)

 

Urte barria modu berezian hasten jaku

Comienza el año con la celebración de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, ocho días después de la celebración del Nacimiento de Jesús en Belén. Este mismo día se celebra también su circuncisión y la imposición del nombre: Jesús, que significa Dios salva. Como clarificó el Concilio de Éfeso (año 431), presidido por el obispo San Cirilo de Alejandría, a María se le puede llamar con toda propiedad Madre de Dios, pues la relación maternal se dice de la relación entre personas y, en el caso de María es Madre de la Segunda Persona de la Santa Trinidad, el Hijo encarnado. Esta verdad de fe fue proclamada para rebatir la propuesta el obispo Nestorio, quien afirmaba que María sería en todo caso Madre de Jesús, pero de ninguna manera se le podría llamar Madre de Dios. La revelación plasmada en la fe que vivimos, una vez más, vuelve a desbordar los límites de la comprensión humana.

Bakea itxaropen- bide

En Bizkaia, con propiedad, llamamos a la Virgen María, Madre de Dios de Begoña. Providencialmente, esta realidad de ser Madre de Dios pertenece desde hace siglos a la fe sencilla de nuestro pueblo, que la invocan de esta cariñosa manera. Es un día en el que también celebramos la jornada mundial por la paz. El lema escogido por el Papa Francisco para este año es: “La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica”. En su mensaje, el Santo Padre nos recuerda que: “La paz brota de las profundidades del corazón humano y la voluntad política siempre necesita revitalización, para abrir nuevos procesos que reconcilien y unan a las personas y las comunidades. El mundo no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos, artesanos de la paz abiertos al diálogo sin exclusión ni manipulación. De hecho, no se puede realmente alcanzar la paz a menos que haya un diálogo convencido de hombres y mujeres que busquen la verdad más allá de las ideologías y de las opiniones diferentes”.

 

 

Fedearen argia jarraitzeak Jesusegaz bat egitea dakar

De esta entrañable fiesta de Jesús, de María y de la paz, nos encaminamos a la Solemnidad de la Epifanía del Señor, la fiesta que comúnmente llamamos de Reyes. El relato del Evangelio nos muestra a unos magos de Oriente que, guiados por la luz de la fe representada por la estrella, llegan hasta el portal de Belén para adorar al Niño Jesús que estaba con María, su madre, y con San José. Es la fiesta en que conmemoramos la manifestación de Jesús como salvador de todos, más allá de sus diferencias de razas, lenguas y naciones. Seguir la luz de la fe posibilita nuestro encuentro con Jesús en los acontecimientos de cada día. Ocasión para arrodillarnos y adorar a Dios hecho carne pequeña y humilde. La fe dispone nuestra mirada para percibirle presente entre nosotros y descubrirle en el servicio del prójimo en las situaciones quizás más corrientes y ordinarias de nuestra vida.

Abegikorrak izan eta topaketak erraztu

El transcurso del mes nos guiará hasta el octavario de oración por la unidad de los cristianos. El lema de este año es: “Nos trataron con una solicitud poco común” (Hch 28, 2). La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles que se utiliza en este año comienza con Pablo siendo llevado a Roma como prisionero (Hechos 27, 1ss). Pablo está encadenado, pero aun en la que se volverá una travesía peligrosa, la misión de Dios continúa a través de él. Meditando el texto percibimos que es muy necesaria la virtud de la hospitalidad en nuestra búsqueda de la unidad. Es un hábito que nos invita a una mayor generosidad para con los que pasan necesidad. Las personas que trataron con una solicitud poco común a Pablo y a sus compañeros no conocían aún a Cristo y, sin embargo, fue a través de su trato poco común que un grupo dividido se fue uniendo. Nuestra propia unidad cristiana se manifestará no solamente mostrando hospitalidad unos con otros, por muy importante que esto sea, sino también a través de encuentros cordiales con aquellos que no comparten nuestra lengua, cultura o religión.

 

Eskerrak emoteko eta parkamena eskatzeko sasoia

El comienzo de año siempre es ocasión para agradecer a Dios todos los dones recibidos durante el año que ha transcurrido. Para pedir perdón por todas las faltas y pecados que han oscurecido el amor y la entrega que debemos a Dios y a los demás. Y para ponernos a disposición del Señor para ser nuevamente enviados. Como hermosamente describe el libro de Isaías: “Entonces escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?”. Contesté: “Aquí estoy, envíame” (Is 6, 8). Enviados con la confianza puesta en Dios, salvados en su esperanza y sostenidos por su amor. Pedimos la protección de nuestra Madre la Virgen. Que Ella guíe nuestros pasos durante el año que acabamos de estrenar. Urte barri on! Con gran afecto.

 

+ Mario Iceta  Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

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