martes, 5 de diciembre de 2017

MISA DEL DOMINGO 10 DE DICIEMBRE

DOMINGO 10 Nuestra Señora de Loreto o bien Traslación de la Santa Casa de Loreto
Morado II Domingo de Adviento MR, p. I136(152) / Lecc. I, p.128

Otros santos: Melquíades I, papa y mártir; Eulalia de Mérida, mártir.

AQUÍ ESTÁ SU DIOS
Is 40, 1-5. 9-11, 2 Pe 3. 8-14; Mc 1, 1-8
El Segundo Isaías está seguro de lo que anuncia: el tiempo de la desgracia y el sufrimiento ha terminado. No hay lugar para la aflicción, sino para la esperanza. El profeta entendió que su misión era consolar y animar a sus hermanos, atrapados en el trauma del destierro. La manifestación de la gloria de Dios era inminente. El tiempo de las sombras terminaba. Como Señor de la historia pondría en su lugar a los malvados y haría prosperar a sus fieles. De esa esperanza se hace portavoz Juan Bautista, que retoma las palabras de Isaías y en otro tiempo particularmente difícil marcado por la dominación romana y la división interna de Israel, los anima a abrir el corazón. Un mundo nuevo está por comenzar, no se levantará con espadas ni con murallas, sino que se cimentará en el interior de las personas. Quien se disponga a creer, será renovado por la fuerza del Espíritu. Quien se decida a reordenar su vida, recibirá el auxilio del Señor.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30
Pueblo de Sión mira que el Señor va a venir para salvar a todas las naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu corazón.
No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo, antes bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial, nos lleve a gozar de su presencia. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Preparen el camino del Señor.
Del libro del profeta Isaías: 40, 1-5. 9-11
"Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados".
Una voz clama: "Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán". Así ha hablado la boca del Señor.
Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: "Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R/.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R/.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. Lajusticia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R/.


SEGUNDA LECTURA
Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva.
De la segunda carta del apóstol san Pedro: 3, 8-14
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.
El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.
Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 3, 4. 6
R/. Aleluya, aleluya.

Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán la salvación de Dios. R/.


EVANGELIO
Enderecen los senderos del Señor
Del santo Evangelio según san Mareos: 1,1-8
Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: "Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos".
En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de conversión, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: "Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL
Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a nosotros con designios de paz, y presentémosle confiados nuestra plegaria. Digamos confiadamente: Ven Señor Jesús. (R/. Ven Señor Jesús.)Para que la Iglesia viva alegre, sin inquietarse por nada, y, llena de esperanza, crea que el Señor está cerca de ella, roguemos al Señor.
Para que nuestro tiempo, con la ayuda de Dios, goce de seguridad, de alegría y de paz, roguemos al Señor.
Para que el Señor, con su venida, conforte los corazones abatidos y fortalezca las rodillas que se doblan, roguemos al Señor.
Para que nuestra fe crea firmemente en los dones que Dios nos promete y, ayudados por la gracia divina, nos dispongamos a recibir los auxilios que él nos envía, roguemos al Señor.
Dios de todo consuelo y Padre de misericordia, que has prometido a los hombres, peregrinos en el tiempo, un cielo nuevo y una tierra nueva, escucha nuestras súplicas y habla al corazón de tu pueblo para que lleguemos, inmaculados e irreprochables, al día de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y ofrendas, y puesto que no tenemos méritos en qué apoyarnos, nos socorra el poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o III de Adviento. MR, pp. 484-486 (485-487).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 5, 5; 4, 36
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría que te viene de Dios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, MR. p. 591 (598).

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-Mirando detenidamente nuestro entorno advertimos muchas situaciones que nos desconsuelan: violencia criminal, corrupción, desempleo y crisis en numerosas familias. A ratos no sabemos ni por dónde empezar. Un creyente no puede darse el lujo de que le roben la esperanza. Dios está con nosotros, ofreciéndonos la fuerza del Espíritu para renovarnos. No se pueden consolidar los cambios urgentes que necesita nuestra sociedad y nuestras instituciones (El Estado mexicano, la Iglesia, nuestra familia) sin un cambio personal. Como nadie da lo que no tiene, es imposible practicar la corrupción y el abuso y estar al frente de una institución pública o de una familia. Resulta más cómodo señalar los fallos ajenos y posponer nuestra propia conversión. El bautismo es un compromiso y una promesa. Dios nos renueva interiormente, pero nosotros necesitamos responder de manera congruente. Dios se hace presente a través de personas dispuestas a vivir en sintonía con su proyecto salvador.

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