sábado, 22 de diciembre de 2018

NOTICIAS PAPA FRANCISCO

El Papa Francisco invita a dejarse sorprender por Jesús en esta Navidad


El Papa Francisco aseguró que “la Navidad trae cambios de vida inesperados y si nosotros queremos vivir la Navidad debemos abrir el corazón, estar dispuestos a las sorpresas, es decir, a un cambio de vida inesperado”.
Así lo dijo durante la Audiencia General de este miércoles 19 de diciembre en el Aula Pablo VI del Vaticano, dedicada a la Navidad.
En su catequesis, el Santo Padre recordó que en seis días será Navidad y alertó que la publicidad anima a intercambiar regalos nuevos para dar sorpresas. También interrogó si es esta la fiesta que le gusta a Dios y preguntó: “¿Cuál es la Navidad que querría Él, cuáles regalos y sorpresas?” y, por eso, animó a recordar la primera Navidad de la historia llena de sorpresas para “descubrir los gustos de Dios”.
En esta línea, el Papa explicó que la “Navidad es celebrar lo inédito de Dios, o mejor, es celebrar a un Dios inédito” que cambia lógicas y expectativas. De este modo, la Navidad es acoger las sorpresas del Cielo.
“La Navidad inaugura una época nueva, donde la vida no se programa, sino que se da; donde no se vive más para sí, en base a los propios gustos, sino para Dios; y con Dios, porque en la Navidad Dios es el Dios-con-nosotros, que vive con nosotros, que camina con nosotros”, afirmó.
Asimismo, el Santo Padre recordó que “la Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la sencillez sobre la abundancia, del silencio sobre el estruendo, de la oración sobre ‘mi tiempo’, de Dios sobre mi yo”.
En este sentido, el Papa Francisco exhortó a vivir la Navidad “como Jesús, venido para nosotros necesitados, y bajar hacia quien necesita de nosotros” y agregó que se requiere seguir el ejemplo de María y San José. “Como María: confiar, dóciles a Dios…, como José: alzarse para realizar lo que Dios quiere, incluso si no es según nuestros planes” afirmó.
“San José es sorprendente: en el Evangelio no habla nunca, no hay una palabra de San José en el Evangelio y el Señor le habla en el silencio, le habla en el sueño” explicó el Santo Padre quien añadió que “Navidad es preferir la voz silencio de Dios a los estruendos del consumismo”.
Guardar silencio
En este sentido, el Papa invitó en esta Navidad a “estar en silencio delante al pesebre”. “Date un poco de tiempo, ve delante al pesebre, quédate en silencio, y sentirás, verás la sorpresa”, exclamó.
Al finalizar, el Santo Padre alertó a no equivocarse de fiesta en la Navidad que no sea “solo una bella fiesta tradicional, donde al centro estamos nosotros y no Él. Por favor, ¡no mundanicemos la Navidad!”, pidió.


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Papa Francisco pide no ser “santos de estampita”, sino felices por la Navidad


“No tengan miedo a la santidad. Les aseguro, es el camino de la alegría”, exclamó el Papa Francisco a los empleados vaticanos con motivo del saludo de Navidad, en el que reiteró su llamado a no ser “santos de estampita”, sino “santos normales” que piden perdón por sus pecados y van hacia adelante, “listos a dejarse contagiar por la presencia de Jesús”.
El Pontífice hizo este llamado durante el discurso a los empleados del Vaticano, reunidos este 21 de diciembre en el Aula Pablo VI.
El Santo Padre acudió a este tradicional encuentro previo a la Navidad en el que saludó a numerosas personas y confió que le gusta saludar a las familias. “El premio es para la bisabuela, 93 años, con la hija que es abuela, con los padres y con los dos niños. Es bella la familia así. La familia. Ustedes trabajan para la familia, para los hijos. Es una gracia. ¡Cuiden a las familias!”, exclamó.
Tras desearles feliz Navidad a todos, el Papa explicó que “la Navidad es por excelencia una fiesta alegre, pero frecuentemente nos damos cuenta que la gente, quizá también nosotros mismos, atendemos tantas cosas y, al final, no hay alegría, o hay es muy superficial”.
Al explicar el motivo, el Pontífice citó al escritor francés Léon Bloy: “No hay más que una tristeza… aquella de no ser santos”. Por lo que recordó que “la alegría, está vinculada al ser santos. También la alegría de la Navidad. Pero el de ser buenos, al menos tener las ganas de ser buenos”, dijo.
De este modo, el Papa invitó a mirar el pesebre y ver quién es feliz. “¿Quién es feliz en el pesebre? La Virgen y San José están llenos de alegría: miran al Niño Jesús y son felices porque, después de mil preocupaciones, han recibido este regalo de Dios, con tanta fe y amor. Son ‘desbordantes’ de santidad y entonces de alegría”, remarcó.
“Ustedes me dirán: ¡por supuesto! Son la Virgen y San José. Sí, pero no pensemos que para ellos haya sido fácil: santos no se nace, se convierte, y esto vale también para ellos. Además, llenos de alegría son los pastores. También los pastores son santos, cierto, porque han respondido al anuncio de los ángeles, han ido inmediatamente a la gruta y han reconocido el signo del Bebé en el pesebre. No era obvio”, aseguró.
Asimismo, el Papa destacó que en algunos pesebres hay a menudo un pastor, joven, “que mira hacia la gruta con aire soñador, encantado: aquel pastor expresa la alegría sorprendida de quien acoge el misterio de Jesús con ánimo de niño”, y subrayó que “este es un rasgo de la santidad: conservar la capacidad de sorprenderse, de maravillarse delante a los dones de Dios, a sus ‘sorpresas’, y el don más grande, la sorpresa nueva es Jesús. La gran sorpresa de Dios”.
Además, mencionó que en algunos pesebres hay personajes con diversos oficios. “Y todos son felices ¿Por qué? porque están como ‘contagiados’ de la alegría del evento al cual participan, es decir al nacimiento de Jesús. Así también su trabajo es santificado por la presencia de Jesús, por su venida en medio a nosotros”, mencionó.
En esta línea, el Santo Padre recordó también el trabajo. “Naturalmente trabajar tiene siempre una parte de cansancio, es normal. Pero si cada uno reflexiona un poco en la santidad de Jesús, basta poco, un pequeño rayo, una sonrisa, una atención, una cortesía, un pedir perdón, entonces, todo el ambiente de trabajo es más ‘respirable’ ¿no es verdad?”, preguntó.
En ese sentido, abordó el ambiente de trabajo en el Vaticano y pidió “por favor, no hablen mal de los otros… recen por ellos, no hablen mal, porque eso destruye, destruye la amistad, la espontaneidad”. Francisco agregó que “una buena medicina para no hablar mal, es morderse la lengua. Cuando te vengan las ganas, muérdete la lengua, así no hablarás mal”.
Santidad en el Vaticano
De este modo, el Papa reconoció que también en los ambientes de trabajo existe “la santidad de la puerta de al lado” y aseguró que “también aquí en el Vaticano, cierto, yo puedo testimoniarlo, yo conozco a algunos de ustedes que son un ejemplo de vida, trabajan para la familia, y siempre con una sonrisa, con laboriosidad, sana, bella. ¡Es posible la santidad, es posible!”, insistió.
El Santo Padre recordó que es su sexta Navidad en el Vaticano y que ha conocido “diversos santos y santas que trabajan aquí”. “Santos y santas que viven la vida cristiana bien. Y si hacen algo feo, piden perdón, pero van hacia adelante. Se puede vivir así, es una gracia, es muy bello. Normalmente son personas que no aparecen, simples, modestas, pero que hacen tanto bien en el trabajo y en las relaciones con los otros. Y son personas alegres; no porque ríen siempre, no, sino porque tienen dentro una gran serenidad y saben transmitirla a los otros. ¿Y de dónde viene esta serenidad? Siempre de Él, de Jesús, el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Es Él la fuente de nuestra alegría, sea personal, sea en familia, sea en el trabajo”, explicó.
Al finalizar, el Papa les deseó “ser santos para ser felices”. “Pero no santos de estampita. Santos normales. Santos y santas de carne y hueso, con nuestro carácter, con nuestros defectos, también con nuestros pecados, pedimos perdón y vamos hacia adelante, listos a dejarse contagiar por la presencia de Jesús en medio a nosotros, listos para acudir a Él como los pastores, que vieron este evento, este Signo increíble que Dios nos ha dado. ¿Iremos a verlo? ¿O estaremos atendiendo otras cosas?”, concluyó.


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