sábado, 22 de diciembre de 2018

DOMINGO 23

 Morado IV Domingo de adviento [Se suprime la Memoria de San Juan de Kant y, presbítero] Feria Mayor de Adviento, “O EMMANUEL” * “¡OH, EMMANUEL!”
MR, p.149 (165) / Lecc. I, p. 246

Otros santos: Ivo de Chartres, sacerdote y obispo; Margarita de Youville, religiosa y fundadora; Antonio de Santa Ana Galvao, presbítero.

DICHOSO LOS QUE CREEN 

Miq 5, 1-4; Heb 10, 5-10; Lc 1, 39-45 
La situación en que vivían los israelitas en tiempos de Miqueas era tan desoladora que resultaba muy difícil dar crédito al mensaje de esperanza del profeta. Los tiempos de las incursiones violentas de los soldados asirios y del pago de tributos que acortaban el pan en las mesas de la gente común, estaban por desaparecer. La tranquilidad estaba tocando a las puertas y se colaría en Judá a través de un jefe animoso, que Dios haría surgir en Belén. Miqueas no imaginaba una paz caída del cielo, sino una paz soportada en el esfuerzo, la vigilancia y la defensa del territorio por parte de la población. Cuando la joven María recién desposada, recibió el anuncio del ángel Gabriel, los tiempos adversos seguían ensombreciendo la vida de Israel. Ella no se dejó abatir por el desaliento, sino que acogió la pequeña oferta de esperanza que Dios le traía a su pueblo. Debía dar su sí para que se concretara aquella esperanza.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8 

Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra y germine el salvador. 
No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
De ti saldrá el jefe de Israel.
Del libro del profeta Miqueas: 5,1-4
Esto dice el Señor: "De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará, para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 79, 2ac.3c. 15-16. 18-19
R/. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R/.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R/.

SEGUNDA LECTURA
Aquí estoy, Dios mío para hacer tu voluntad
De la carta a los hebreos: 10, 5-10
Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos Hilos sacrificios por el pecado; entonces dije porque a mí se refiere la Escritura: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad". Comienza por decir: "No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado “siendo así que eso es lo que pedía la ley; y luego añade: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. R/.

EVANGELIO

¿Quién soy para que la madre de mi Señor venga a verme?
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llego tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Pidamos, hermanos, el auxilio del Señor, para que, apiadado del pobre y del oprimido, venga a salvar al mundo de sus males: Digamos confiadamente: (R/. Ven Señor Jesús.)Para que todos los fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo recibió María y como ella conserven sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.
Para que aquellos hermanos nuestros que han abandonado las prácticas cristianas, pero acudirán a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad descubran la buena noticia del Evangelio, no como un rayo fugaz en la noche, sino como luz permanente que ilumina y alegra toda la vida, roguemos al Señor.
Para que las fiestas del nacimiento del Señor, alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos en dudas e incertidumbres y colmen los deseos de quienes se sienten descorazonados y tristes, roguemos al Señor.
Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y honradamente, esperando la aparición definitiva del Señor, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que elegiste como templo de tu permanencia a María, la humilde hija de Israel, escucha nuestras plegarias y concédenos vivir siempre plenamente adheridos a tu voluntad, imitando la obediencia del Verbo, que vino al mundo a cumplir las Escrituras. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio II o I y de Adviento, MR pp. 485-487 (486-488).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14 
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todo poderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos tae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, MR, p 591 (598).

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Hace medio siglo teníamos ilusiones colectivas, abrigábamos alguna utopía en el corazón. La humanidad nueva, un destello del Reino de Dios, un nuevo proyecto sociopolítico, o todo junto, iría transformando nuestra añeja miseria. Ahora que nos acercamos a la tercera década del siglo XXI apenas si logramos que cada uno crea en sí mismo. Vamos caminando sin cohesión social, con mucha desconfianza y no poco desaliento. En esta hora complicada resulta difícil imaginar por dónde se manifestará la luz de la salvación. La aventura y el desafío de la fe nunca han sido una tarea sencilla. Los israelitas también parecían atrapados por un añejo pesimismo tanto en tiempos de Miqueas como en el primer siglo de nuestra era. Sin embargo, algunas personas caminaban a contracorriente de la historia. María e Isabel no habían enterrado su confianza en Dios. Dios les cumplió y sin hacer alarde, en María nos regaló esa gran esperanza llamada Jesús.

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