martes, 30 de octubre de 2018

MISA DEL DOMINGO 04/11/18

Verde XXXI Domingo Ordinario [Se omite la Memoria de San Carlos Borromeo, obispo] MR p. 443 (441) / Lecc II, p. 185



UNA BINA INDISOLUBLE

Deut 6. 2-6; Heb 7, 23-28; Mc 12, 28-34


El libro del Deuteronomio hilvana una serie de adverbios de modo para enseñarnos el lugar privilegiado que debe ocupar Dios en nuestra vida. Israel no reconoce sino a un solo Dios y Señor y por eso mismo ha de amarle con absoluta intensidad: con toda el alma, con todas las fuerzas y de todo corazón. La estructura del libro del Deuteronomio está cargada de un aprecio y un respeto por el ser humano. Es una legislación humanista que antepone el valor de toda persona en particular la de los más débiles (viudas, huérfanos, forasteros) a la obediencia rigurosa de las normas. En ese sentido, la nueva síntesis que el Señor Jesús propone al Maestro de Israel, urgiéndole a amar por igual a Dios y al prójimo no es una absoluta novedad. El Señor Jesús, como afirmara san Agustín, hace patente lo que estaba latente en la Antigua Alianza.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 37, 22-23

No me abandones, Señor, Dios mío, no te alejes de mí. Ven de prisa a socorrerme, Señor mío, mi salvador.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, a cuya gracia se debe el que tus fieles puedan servirte digna y laudablemente, concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos tienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón.

Del libro del Deuteronomio: 6, 2-6


En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Teme al Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así prolongarás tu vida. Escucha, pues, Israel: guárdalos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques.

Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL 

Del salmo, 17, 2-3a. 3 bc-4. 47 y 51ab.


R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.


Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. R/.

Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. R/.

Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido. R/.


SEGUNDA LECTURA

Jesús tiene un sacerdocio eterno por que él permanece para siempre.

De la carta a los hebreos: 7, 23-28


Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesucristo tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por nosotros.

Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23

R/. Aleluya, aleluya.


El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Amarás al Señor tu Dios. - Amarás a tu prójimo.

Del santo Evangelio según san Marcos: 12, 28-34


En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?". Jesús le respondió: "El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos".

El escriba replicó: "Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: "No estás lejos del Reino de Dios". Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL


Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones y nos conceda el auxilio que necesitamos: Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre y aumenta nuestra fe. (R/. Escúchanos Padre, y aumenta nuestra fe.)

Para que Dios derrame en su Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza, que suscite numerosos y dignos ministros del altar y testigos celosos y humildes del Evangelio, roguemos al Señor.

Para que Dios infunda en el corazón de los gobernantes la voluntad de promover el bien de sus súbditos, a fin de que todos puedan desarrollarse debidamente y reinen en el mundo la justicia y la igualdad, roguemos al Señor.

Para que el Señor fortalezca a los moribundos que luchan en su último combate, los libre de las tentaciones y no permita que nosotros, al llegar la hora de abandonar este mundo, caigamos en manos del enemigo, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda a nuestros familiares y amigos el perdón de sus pecados, una vida próspera y el don de la caridad, roguemos al Señor.

Padre santo, Dios nuestro, el único que eres Señor, concédenos la gracia de estar siempre atentos, para que nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestro ser se rindan plenamente a tu palabra, el Evangelio de tu Hijo, el único sacerdote para siempre que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y nos obtenga la plenitud de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 15, 11

Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.

O bien: Jn 6, 57

Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, dice el Señor, así también el que me come vivirá por mí.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder y que, alimentados con estos sacramentos celestiales, tu favor nos disponga para alcanzar las promesas que contienen. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PARA NUESTRO TIEMPO.- Con justa razón se extrañan los analistas de una inexplicable combinación. Una sociedad que se confiesa cristiana en muy alta proporción padece altísimos índices de violencia y desigualdad. Si la fe es genuina, queda sin explicación alguna tanta violencia. Si la fe es puramente nominal y declarativa no puede servir como freno o barrera ante tanta barbarie. La única alternativa viable, al menos para los cristianos de buena voluntad, será conciliar estrechamente el amor a Dios con el amor al prójimo. Un amor que no es un sentimentalismo meloso, sino que fundamentalmente se debe traducir en un respeto permanente hacia la vida, la dignidad, el cuerpo, los bienes, la intimidad de toda persona. No caben excepciones: no se puede justificar el ajuste de cuentas ni el linchamiento de delincuentes comunes o criminales de alto rango; como tampoco se puede violentar a las mujeres por su forma de vestir, ni a los emigrantes por su color de piel. Dios se ha hecho carne en la vida de cada persona.

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