viernes, 25 de mayo de 2018

MISA DEL DOMINGO 27/05/18

DOMINGO 27

La Santísima Trinidad

Blanco Solemnidad [Se omite la memoria de San Agustín de Canterbury, obispo] MR p. 447 (445) / Lecc. II, p. 196


EL DIOS CERCANO

Deut 4, 32-34.39-40; Rom 8 14-17; Mt 28, 16-20


La exhortación que dirige el libro del Deuteronomio apunta a convencer al lector de una certeza: Dios interviene en la historia de su pueblo, lo socorre, lo acompaña y se interesa constantemente de sus luchas y esperanzas. Así como acompañó el proceso deliberación de unos esclavos en Egipto, auxilia y se ocupa de los migrantes de todos los puntos cardinales. Dios es particularmente sensible a los lamentos de quienes enfrentan cualquier desgracia. Ese Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en cuyo nombre los discípulos de Jesús comenzarán la misión cristiana, quiere ser conocido para ser amado y, sobretodo, para manifestar su amor por todos los que lo invoquen. El amor de Dios es inagotable y abraza gustosamente a los que lo buscan. El camino cristiano incluye un tiempo de formación en el discipulado, un periodo de maduración en la fe, para aprender aguardar los mandamientos de Jesús.

ANTÍFONA DE ENTRADA

Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.
Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA 

PRIMERA LECTURA


El Señor es el Dios del cielo y de la tierra, y no hay otro.

Del libro del Deuteronomio: 4, 32-34.39-40


En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Pregunta a los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Que pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su Dios?

Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas muchos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 32, 4-5. 6.9. 18-19. 20.22


R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.


Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.

La palabra del Señor hizo los cielos y su aliento, los astros; pues el Señor habló y fue hecho todo; lo mandó con su voz y surgió el orbe. R/.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.


SEGUNDA LECTURA

Ustedes han recibido un espíritu de hijos en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 14-17


Hermanos: Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.

El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ap 1, 8

R/. Aleluya, aleluya.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá. R/.

EVANGELIO

Bauticen a las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL


Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima Trinidad, escúchanos. (R/. Santísima Trinidad, escúchanos.) 

Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del Universo, lleve el mundo a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.

Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a su condición de esposa amada, roguemos al Señor.

Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.

Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Dios altísimo, que has querido que en las aguas del bautismo llegáramos a ser hijos en tu Hijo único, escucha al Espíritu que nos hace clamar «Padre», y haz que, obedientes al mandato de tu Hijo, seamos anunciadores de la salvación que ofreces a todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

El misterio de la Santísima Trinidad

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 4, 6

Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos aprovechen, Señor, Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Siendo como somos actores y testigos de una sociedad muy marcada por los derechos de los individuos, y al mismo tiempo, cada vez menos sensible a la dimensión comunitaria, conviene recordar que, como discípulos de Jesucristo, aprendimos a llamar a Dios, Padre nuestro. Nuestra experiencia de fe no es un asunto desvinculado de la fe de los demás. Somos una comunidad de creyentes. Vivir la experiencia cristiana implica creer en la Iglesia, lo que equivale a decir creer dentro de la Iglesia, junto con otros hermanos y hermanas que se confiesan, igual que nosotros, discípulos de Jesús. La cohesión social está a la baja en nuestra sociedad. Los discípulos de Jesús estamos llamados a sumarnos a los proyectos que produzcan solidaridad y amor fraterno. Esas obras y esas iniciativas nos acreditarán como hijos del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, comunidad de vida y amor plenos.

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