viernes, 31 de mayo de 2019

VEN, ESPÍRITU DE AMOR




Queridos hermanos y hermanas.

1. Concluimos el curso pastoral con un mes lleno de celebraciones. El primer domingo de junio celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor, en que también conmemoramos el día de las comunicaciones sociales. La comunicación es un elemento intrínseco a la tarea evangelizadora. El Concilio Vaticano II le dedicó el decreto “Inter mirífica”, y los Pontífices sucesivos le han dedicado especial atención. Los medios de comunicación deben ser utilizados para edificar y promocionar la comunidad humana en los diversos campos de la economía, la política, la cultura, la educación y el ámbito religioso: “la sociedad tiene derecho a una información fundada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad” (Catecismo IC, 2494).

2. Así mismo, el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia defiende que el ser humano debe gozar de libertad de acceso a los medios de comunicación social, para lo cual se debe evitar cualquier forma de monopolio y de control ideológico (cfr. CDSI, 557). Así mismo, los medios de comunicación social pueden ser potentes instrumentos de solidaridad como consecuencia de una información verdadera y justa, así como la libre circulación de las ideas, que favorecen el conocimiento y el respeto del prójimo”. Debemos examinar detenidamente si estos principios fundamentales que dignifican el ámbito de la comunicación son los que realmente sostienen y alientan este ámbito fundamental en la situación actual.

3. En segundo domingo del mes celebraremos la solemnidad de Pentecostés, con la que concluimos el tiempo Pascual. Es el día de la efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia, la humanidad y el universo entero. Es el sello de amor de Dios para todos nosotros. El Espíritu Santo nos recordará de un modo nuevo todas las acciones de Dios, que son acciones de creación, redención, salvación, amor y misericordia. Será el día que también conmemoraremos la Acción Católica como la realidad del laicado asociado en la Iglesia.

4. El jueves posterior a Pentecostés celebraremos la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, en el cual damos gracias a Dios por los beneficios que nos concede por medio del ministerio de los sacerdotes. Precisamente el sábado siguiente, tendremos la ordenación de un nuevo presbítero diocesano, Alex Andreu. Demos gracias a Dios porque sigue suscitando vocaciones al ministerio sacerdotal. Continuemos en actitud de oración humilde y constante para que el Señor siga suscitando nuevas vocaciones, estimule la generosidad de los jóvenes y sostenga y aliente a los seminaristas y a los sacerdotes. El número de seminaristas con los que contamos es del todo insuficiente para atender las múltiples necesidades. Por eso os pido una particular atención a la promoción vocacional.

5. El tercer domingo del mes celebraremos la solemnidad de la Santísima Trinidad, día para orar por nuestros monasterios de vida contemplativa. Las monjas y monjes que habitan en ellos son verdaderos faros de luz y amor que nos recuerdan que nuestra vida en la tierra tiene su origen y su fin en el amor de Dios y que aquí estamos de paso hacia la morada definitiva. La vida contemplativa constituye la profecía y el testimonio de la realidad definitiva que nos aguarda al final de nuestra peregrinación en este mundo.

6. El cuarto domingo es la solemnidad del Corpus Christi. En ella profundizamos la presencia real y sacramental de Cristo en la Eucaristía. El amor exige presencia. Y ese Amor se ha quedado para siempre en el sacramento de la Eucaristía. También es el día de la Caridad y de Caritas como rostro de amor y servicio de la Iglesia hacia los pobres y necesitados.

7. Y concluiremos el último viernes del mes con la celebración del Corazón de Jesús. Es una fiesta que tuvo gran devoción y resonancia en Bilbao, desde la que partió hacia otros lugares por medio de la tarea evangelizadora de la Compañía de Jesús. Es una fiesta donde recordamos que el Señor nos ha amado no sólo con amor divino, sino también con amor humano. Y nos enseña a amar de un modo nuevo. Aprendamos de ese corazón a palpitar con Él y a amar al prójimo como Él nos ha amado. Como veis, nos aguarda un mes intenso. Aprovecho estas líneas para desearos un tiempo de verano en el que disfrutéis de la compañía de vuestros familiares y amigos, así como de la presencia de Dios que todo lo llena de luz y nos sostiene en el servicio generoso a los hermanos. Con gran afecto.


+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao

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