lunes, 8 de junio de 2020

HOMILÍA DE DON MARIO - DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

 

En esta fiesta de la Santísima Trinidad y día de la vida contemplativa, quisiera compartir tres reflexiones y cada una con un pequeño resumen o corolario práctico, porque quizás hablar de Dios nos puede parecer como algo muy lejano, como dirían así coloquialmente, como hablar del sexo de los ángeles, pues mire yo estoy ahora con el coronavirus confinado, sin trabajo, con un HERTE, con los hijos que no sé qué van a hacer, bueno pues Dios me pilla como muy lejos, pero esto es una visión realmente corta, incluso errónea de la realidad.  

 

Hoy se nos recuerda que Dios es comunión de personas, comunión de amor, que nos ha creado por amor. Y quisiera exponer una consecuencia práctica de esto, Dios es comunión de personas, y nosotros somos imagen y semejanza de Dios, llamados a vivir en comunión de personas, y lo hemos echado de menos estos días cuando hemos vivido solos, o cuántas personas mayores que estaban solitas en sus casas, o en los hospitales, incluso muriéndose solos, y nos damos cuenta de que hay un déficit de humanidad, porque estamos hechos para la comunión, por ser imagen y semejanza de Dios, la soledad nos hace daño.  Como decía el libro del Génesis nada más empezar; “No es bueno que el hombre esté solo”, le hace daño, porque somos imagen y semejanza de Dios, cuánto tenemos que cuidar de los demás, huir de la soledad y ayudar a los que viven solos a salir de ella, porque la soledad daña.  Somos imagen de Dios comunión de personas, imagen de Dios comunión de amor.  No solo se trata de estar juntos, como las bolas de billar en la mesa, se trata de amarnos, es decir de entregarnos, los teólogos cuando explican cosas de Dios, siempre de modo muy deficiente porque, claro, comprender a Dios, nos dicen que las personas son relación, están dándose a las demás personas, amar significa darse, no solo estar juntos, darse, donarse, servir, preocuparse los unos de los otros.  Y además como digo, venimos de ese amor de Dios que es creador, el amor siempre genera vida, y todos tenemos la experiencia que cuando somos amados nuestra vida crece, vive como una especie de plenitud, como un gozo, una redundancia, nuestra vida crece en el amor, cuando no somos amados nuestra vida se empequeñece, se apaga; ¿por qué?, porque en último término somos imagen de Dios, por eso necesitamos estar juntos en comunión, por eso necesitamos amarnos, y por eso cuando somos amados y amamos nuestra vida se expande, Dios tiene todo que ver con nosotros, somos imagen suya.

 

Por eso la segunda idea es; como hemos visto que Moisés sale al encuentro del Señor, dice; “De madrugada se puso en camino a subir al Monte Sinaí, de madrugada nos está diciendo, lo primero lo más importante, que el Señor nos dejó los Diez Mandamientos, pero yo diría que hay un Mandamiento previo, cuando dice precisamente en la Escritura; “ Shemá Israel, escucha Israel, amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda la mente”, ese es el primer mandamiento, pero no porque alguien te mandé hacerlo, sino porque necesitas hacerlo, porque solo en Él se encuentra el sentido último de todo, la raíz de toda la existencia está en Él.  Moisés sube al monte con las tablas de la ley y dice que Dios se le revela, Dios se le muestra quién es, El Señor, Señor rico en clemencia, ten misericordia, en lealtad, un Dios que se inclina sobre nosotros con amor para abrazarnos, acogernos y llevarnos a una plenitud, y la respuesta conmovedora de Moisés; “Señor sé que somos un pueblo de dura cerviz, somos cabezones, pero acompáñanos, acompaña a tu pueblo, acompaña nuestra vida.  Y sería la petición de hoy; mira ese dichoso microscópico virus como nos ha zarandeado, como no ha descabalgado, acompáñanos, aunque somos un pueblo de dura cerviz, cabezones, tercos, pero Tú eres misericordia, lealtad, bondad, acompáñanos.

 

Y es lo que pedimos hoy, y no solo acompáñanos, porque así acompañándonos, revelándote cómo eres nos das vida, que es lo que nos ha dicho Evangelio de hoy, Jesús dice; “Yo he venido para que tengáis vida, la tengáis en abundancia”, dice; “Porque yo no he venido a juzgar al mundo, ni a condenar al mundo”, dice; “El mundo ya está condenado”, es decir; “El mundo se muere si no estoy yo, se muere”.   Es verdad que alargamos la vida, yo diría alargamos la vejez, vale, hasta 100 años, 150 vale y 200 que; “Yo he venido para que tengáis vida la que yo doy, no la vuestra que es pequeñita con minúscula, yo soy la vida mayúscula”, por eso se dirá en la Eucaristía; “Yo soy el pan de vida, quien no come de este pan no tiene vida en él, quien come de este pan vivirá para siempre”, por eso la Eucaristía es el Pan de Vida,   dirían los padres de la iglesia; “El fármaco de la inmortalidad”, todos queremos inventar ese fármaco que alarga la vida, ya hemos visto los antioxidantes que son capaces de controlar el cáncer, ahora investigamos contra el virus, genial, maravilloso, pero mi vida necesita más, infinitamente más; “Yo soy la vida, vengo para que tengáis vida, quien cree en mí, quien se agarra a mí, tiene vida”.

 

Y la tercera y última reflexión, hoy celebramos el día de la vida contemplativa.  La vida contemplativa nos recuerda que nuestra morada definitiva no es esta tierra, que tengamos cierta distancia de las cosas. Siempre recuerdo que Santa Teresa de Jesús, a sus monasterios los llamaba los palomares, donde la paloma se posa, pero tiene que volar, no es para estar en el palomar sino para volar al infinito.  Por eso hay que tener cierta distancia de las cosas, amar a la gente, amar a las personas, amar lo que hacemos, pero con cierta distancia, yo siempre pongo un ejemplo de los Obispos, gobiernan una iglesia, son por así decir el factótum de la iglesia, cuando te jubilas, esperando a ver si alguien te llama a dar un retiro, ya no eres nada, a ver si alguien te llama, en vuestro trabajo, factótum del trabajo, te jubilaste, cena, placa, despedida, agur; no pongamos el corazón, Señor que tenga la libertad hasta de ser Obispo, perdonar que haga referencias personales, porque llegará un día que estaré jubilado en mi casa a ver si las monjitas me llaman para que les dé un retiro.  Solo Dios es el centro último definitivo de la vida, las maletas siempre preparadas, por eso cuando llega la muerte, solo nos hace daño si nos roba lo que no hemos entregado todavía, entonces nos arranca y lleva un trozo de carne del corazón, siempre ligero de equipaje, si uno va entregando su vida, va entregando todo a Dios cuando llega ese momento lo tengo ya todo entregado, solo me queda entregarme ya definitivamente a Dios, que es la vida plena, la vida para siempre.  Por eso los monasterios contemplativos, a veces decimos, y para qué sirven las monjas hay metidas y qué harán todo el día, nos recuerdan que estamos aquí de paso, nos recuerdan que la plenitud es Dios, anticipan lo que es el cielo, anticipan lo que es la vida definitiva.

 

Por eso hoy pidamos al Señor, Señor que yo centre mi vida, ciertamente que ame lo que hago con pasión, ame a las personas, mis tareas, me entregue totalmente a ello, pero Señor el corazón siempre en ti, y el corazón es en lo que siempre va a estar, el corazón es lo que me genera vida, y lo que me enseña a amar, y lo que me enseña a darme, que eres Tú, aunque soy yo de dura cerviz acompaña mi vida, dame esperanza, que yo aprenda de ti a amar a los demás, y que después de este camino que pasa muy rápido, pueda descansar para siempre en ti, en la compañía de los Ángeles, la Virgen y los Santos, en la compañía de los  que he querido y los que me quieren, que junto a ti reposan para siempre.

 

Pedimos hoy al Señor que nuestra vida esté siempre sentada en el amor de Dios, que Él sea el sentido de todo.  Así lo pedimos hoy por intercesión de la Virgen María, rezando de modo particular por los monasterios de clausura y ayudándonos es lo que pueden, también estos días ellos han sufrido confinamiento, gracias a Dios no ha entrado en los monasterios de clausura el virus, pero han estado rezando por nosotros pendientes de nosotros, que el Señor les pague ese servicio y que nosotros también oremos por todos ellos.

 

Que así sea

 

X Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

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