miércoles, 3 de enero de 2018

CARTA DE DON MARIO PARA LA CAMPAÑA MANOS UNIDAS 2018


Campaña Manos Unidas 2018

Comparte lo que importa

 


Queridos hermanos y hermanas.

 

Con el lema “Comparte lo que importa”, Manos Unidas vuelve a realizar un año más su campaña que tiene como objetivo acabar con el hambre en el mundo. Una tarea que está al alcance de la comunidad internacional, pero que tantos obstáculos encuentra en su realización. Como se nos recuerda en el contenido de esta jornada, compartir es una necesidad y realidad humana. El ser humano está constitutivamente vuelto hacia Dios y hacia los demás. Su vida está entretejida de relaciones que edifican su propio ser. Por eso, compartir es propio de la persona humana. No compartir lo importante de la vida sería encerrarnos en nosotros mismos e ir apagando nuestra realidad vital.

 

Para compartir necesitamos tener ojos nuevos, capaces de descubrir las necesidades de los demás. El amor es una luz que nos hace ver de un modo nuevo, profundo y humano. La Palabra de Dios es lámpara para nuestros ojos, que los capacita para ver en el prójimo el rostro de Dios y salir a su encuentro. Nosotros mismos tenemos carencias y necesitamos de la ayuda, la compañía, la donación de quienes nos rodean. El amor nos hace percibir las carencias de los demás e ir a su encuentro compartiendo nuestra vida con gestos concretos, con ayudas concretas, con una actitud de volcarnos hacia fuera de nosotros mismos en un encuentro recíproco que nos construye como personas y edifica un mundo realmente humano y fraterno.

 

La campaña de Manos Unidas nos estimula a compartir con los demás las llamadas de tantos hermanos que pasan necesidad en los diversos lugares de la tierra: hambrunas, catástrofes, guerras, personas sin techo, desplazados y refugiados, pobrezas endémicas, enfermedades, carencias de salud, educación, libertad, que golpean la dignidad humana. Manos Unidas presenta ante nosotros necesidades actuales que no admiten demora, que necesitan de unos ojos que descubran tantas carencias, un corazón misericordioso y unas manos que ayuden y tomen de sí mismo para socorrer al hermano necesitado.

 

Ante tantas miserias que golpean la dignidad humana es precisa la implicación personal. Cada uno puede aportar su grano de trigo que junto a otros muchos granos, son capaces de hacer granero generoso que dé de comer a tantas personas. Hay muchas formas de ayudar. Cada uno debe reflexionar ante Dios qué puede dar de sí: tiempo, oración, sacrificio, voluntariado, cooperación, ayuda material y económica… En esta campaña podemos descubrir los proyectos concretos que Manos Unidas nos presenta para que la ayuda sea concreta y eficaz.

 

Descubriendo estos proyectos podemos colaborar del modo que estimemos más oportuno y también podemos darlos a conocer para que otros se impliquen en esta hermosa tarea. Podemos juntos comprometernos con los más pobres de la tierra para que ellos también perciban, a través de nosotros, el amor de Dios que los ama y no los deja abandonados, y nuestro amor fraterno que no pasa indiferente ante el hermano que sufre. La fraternidad constitutiva que nos caracteriza, al ser todos hijos e hijas de un mismo Padre, nos impulsa a compartir con el hermano gozos y dificultades, éxitos y problemas, riquezas y pobrezas para hacer un mundo más justo y fraterno.

 

Como bien decía San Juan de la Cruz, “el alma que anda en amor ni cansa ni se cansa”. Es lo que pretendemos durante todo el año, no cansarnos de ayudar y compartir; vivir realmente en la verdad del amor que nos compromete con lo que importa. Es a lo que nos anima la campaña de Manos Unidas de este año. Pido a Dios que os bendiga y que premie vuestra generosidad y vuestro amor operativo en la respuesta generosa a la llamada de los pobres. Que María nos acompañe en este camino. Con gran afecto.

 

 

+ Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Alegría en el corazón de Dimas

Hemos entrado en Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar la Semana Santa, con la Pascua cristiana: el triunfo de Cristo, después de su...